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jueves, 29 de septiembre de 2016

No lean las Cartas marruecas, háganse un favor a ustedes y a España. Contra la frivolidad y noticias de nuestras lecturas, con anuncio de la próxima


La protesta literaria del editor que encontramos al final de las Cartas marruecas contiene -por humorística inversión, porque también hay un humor serio- la intención de Cadalso al escribirlas. Finge un sueño en el que los amigos le reprochan que intente darlas a conocer. Le critican que los aparte de la ligereza de las vidas para llevarlos a la meditación. Nunca suele ser del agrado mayoritario que un autor nos haga reflexionar seriamente sobre las cosas importantes. La mayor parte de nuestra vida y nuestro tiempo se ocupa de cosas circunstanciales y buscamos más en el arte el puro entretenimiento, el chiste fácil o la crítica amable que nos deje seguir luego con nuestra vida. En tiempos de Cadalso y hoy en día.:

Pero cosas serias, como patriotismo, vasallaje, crítica de la vanidad, progresos de la filosofía, ventajas o inconvenientes del lujo, y otros artículos semenjates, no, en nuestros días; ni tú debes escribirlas ni nosotros leerlas. Por poco que permitiésemos semejantes ridiculeces, por poco estímulos que te diésesmos, te pondrías en breve a trabajar sobre cosas totalmente graves.

Hoy, que parece que huimos de todo lo serio y lo grave nos lo tomamos a la ligera siempre, las emociones y los pensamientos los decantamos hacia el chiste y la gracieta escéptica, nos deberíamos plantear si no hacemos algo similar. Los amigos de Cadalso manifiestan su temor a que el autor sea capaz de publicar un volumen sobre Los elementos del patriotismo a poco que lo animen:

Si tal hicieras, esparcirías una densísima nube sobre todo lo brillante de nuestras conversaciones e ideas; lograrías apartarnos de la sociedad frívola, del pasatiempo libre y de la vida ligera, señalando a cada uno la parte que le tocaría de tan gran fábrica, y haciendo odiosos los que no se esmerasen en su trabajo.

Finge Cadalso hacer caso a la protesta de sus amigos y promete quemar todas las cartas para evitar esa tentanción de hacer pensar a la gente. Y es lo malo, que quizá es lo que desea la mayoría. No lean ustedes las Cartas marruecas. No las lean, háganse ese favor a ustedes y a la misma España de hoy, no vayamos a ser un país serio.

Es fácil encontrar buenas ediciones en papel de esta obra -uno de los clásicos de la literatura española-  dirigidas tanto a un público especializado como al público en general. En internet recomiendo dos: la reproducción fotográfica de la primera edición (1793) en la Biblioteca Nacional y una cuidada edición moderna alojada en el portal que la Biblioteca Vritual Miguel de Cervantes dedica al autor.

Noticias de nuestras lecturas

Carmen Ugarte escribe una interesantísima entrada sobre su especilidad, los refranes y proverbios, en la que analiza, sobre todo, la perspectiva ideológica con la que Cadalso pudo abordar esta cuestión.

Si hay una forma de demostrar la actualidad de las Cartas marruecas es hacer un comentario de la obra con la fina inteligencia de este que ha escrito Pancho, al que imagino escribiéndolo entre divertido y serio...

Mª Ángeles Merino levanta acta oficiosa e interesante de lo que ocurrió en la sesión del Club de lectura en su formato presencial, que tuvo lugar el pasado día 20. Hasta allí ha de ir el lector si quiere saber lo ocurrido...

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.

Anuncio de nuestra próxima lectura


En octubre leeremos la novela negra Queremos que vuelvan, primera obra del novelista burgalés Miguel Ángel Santamarina. Con una narración ágil y un argumento ambientado en la España de nuestros días, aborda algunos de los temas que han protagonizado nuestra España reciente. Podéis encontrarla en la librería Luz y Vida de Burgos (también en otras de esta ciudad) y a través de Amazón, que la sirve en pocos días, en este enlace. También allí está disponible en libro electrónico de inmediata descarga. Más información en la página del autor. Como recordarán los lectores habituales de La Acequia, tuve la fortuna de ser quien la presentara en Burgos. Al final de la lectura, el autor tendrá un encuentro con los lectores del club, abierto también al público general. Informaré del lugar y la hora en su momento.


En este enlace tenéis información del listado completo de obras que leeremos este curso y las condiciones para participar en el formato virtual del Club de lectura.

jueves, 5 de mayo de 2016

Comenzamos con Cicatriz, de Sara Mesa, y noticias de nuestras lecturas.


A veces una novela consigue sobresalir por encima de los muchos títulos publicados en una temporada en España. Se necesita no tanto una calidad determinada sino acertar con el tema, el enfoque narrativo, la editorial que sitúe el libro entre los lectores adecuados y dar con la clave de lo que lo que el circuito literario -iba a decir el mercado- espera como novedad, no como repetición de una fórmula de éxito. En el año 2013 ocurrió con Intemperie, de Jesús Carrasco (que leímos aquí en su día), que no parece haber sorprendido tanto con su segunda novela.

En el año 2015 sobresalió la novela que nos ocupará a lo largo de este mes, Cicatriz, de Sara Mesa (Anagrama), que tuvo unas cifras de venta superiores a lo habitual y un innegale impacto crítico y mediático. No me extrañaría que, con el tiempo, se hable de esta novela con similares expresiones a las que se usan para los primeros títulos de José Ángel Mañas (Historias del Kronen, 1994) o Ray Loriga (especialmente desde Héroes, 1993, hasta La pistola de mi hermano, 1997), en una línea que nos llevaría, directamente (a lo largo de estas entradas diré por qué) hasta Entre visillos de Carmen Martín Gaite (1957, que fue objeto de lectura aquí) o Nada de Carmen Laforet (1944, también leída en este club). Eso sí, cada uno en su tipo de novela, por supuesto, porque no todos tienen el mismo rango literario. Todos estos títulos, con sus muchas diferencias, tienen algo en común: llamaron la atención entre los críticos y los lectores por su registro literario, por adoptar un tipo de literatura que se despojaba de las características narrativas más en boga en su momento -lo que las hacía aparecer a veces como poco literarias- y por dar voz a unas circunstancias sociológicas concretas que no eran abordadas de esa manera por los autores más establecidos. No eran los únicos que lo hacían ni los primeros, pero sí los que acertaron con el momento editorial y llegaron a un público que se sintió identificado tanto con lo que se contaba como en la forma en la que se hacía.

Sara Mesa (Madrid, 1976) ha publicado con anterioridad tres novelas, un poemario y dos libros de relatos. En algunos de ellos ya estaban presentes los recursos y los ambientes de Cicatriz, pero es en esta en donde ha encontrado la forma adecuada de expresión para contar desde dentro las circunstancias mentales de los protagonistas, singularmente de Sonia, que establece una relación epistolar -usando para ello las formas modernas de comunicación, desde el chat hasta el correo electrónico, el SMS o el teléfono- con un extraño personaje, contradictorio a pesar de su forma tajante de expresarse, un tanto inverosímil -supongo que algo que busca conscientemente la autora- y manipulador. Estas relaciones rozan en momentos el acoso, en otros la dependencia emocional y crean en ambos unas ataduras emocionales que no les dejan muchas opciones para vivir fuera de esa relación, que se convierte en obsesiva. Y siempre ponen de manifiesto la dificultad que tienen ambos para relacionarse con el mundo de una manera sana y madura, que respete las convenciones marcadas por la sociedad. El desorden argumental con el que se cuenta la historia pone de relieve esta característica mental de los personajes, que se traslada al lector con los saltos temporales, el uso continuo de la elipsis, la forma en la que se trasladan los intercambios epistolares o los diálogos y el hecho de que el narrador omnisciente no tome partido por ninguna de las opciones, limitándose, en apariencia, a dar cuenta de los hechos, casi como un trascriptor.

Esta lectura nos acompañará hasta la primera semana de junio. Como siempre, las entradas correspondientes al club de lectura se publicarán los jueves y en ella recogeré las aportaciones de todos los que se suman habitualmente.


Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta analiza de forma excelente alguna de las claves narrativas de la obra de Sara Mesa. Un punto de partida interesante para comprender la novela.


Mª Ángeles Merino concluye el comentario de la tercera noche de Cadalso junto a su amiga Austri, que ha tenido pesadillas... menos mal que terminan en el Parral en primavera, para compensar.

Luz del Olmo termina su comentario-glosa en verso de la obra de Cadalso. Desde dentro, el protagonista llama a la amistad como única forma de salvarse del dolor.



Pancho regresa a Los pazos de Ulloa, de doña Emilia Pardo Bazán, lectura que nos ocupó hace unos meses y cuyos comentarios aún no había terminado. En esta entrada comienza a hacerse patente el poder de la casa sobre sus moradores.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace

jueves, 28 de abril de 2016

El verdadero significado de Noches lúgubres de Cadalso (amistad y filantropía) y noticias de nuestras lecturas.


Nadie es infeliz si puede hacer a otro dichoso, le dice Tediato a Lorenzo. Lo que parecía una relación desigual se ha trasformado en solo dos noches en amistad. Lo penoso de la situación de ambos les ha unido, especialmente tras conocer Tediato las circunstancias familiares de Lorenzo. Los dos usan esa palabra: amigo. Ya no importa tanto el pago que le reclamó Lorenzo a Tediato nada más encontrarlo en la primera noche. El concepto de amistad en el siglo XVIII se trasforma gracias a la ilustración. La amistad ha existido siempre, por supuesto, pero las ideas que trasformarán el mundo la afectan notablemente y aquí se ponen de manifiesto desde la misma forma de tuteo usada por Cadalso. Tediato y Lorenzo se han unido en la amistad porque se reconocen en el sufrimiento y en la desesperación, su dolor no puede tener remedio de ninguna manera. Sólo esa sensación de hermandad a partir de la amistad puede consolar algo:

hallarás en mí un desdichado que padece no sólo sus infortunios propios, sino los de todos los infelices a quienes conoce, mirándolos a todos como hermanos; ninguno lo es más que tú. ¿Qué importa que nacieras en la mayor miseria y yo en cuna más delicada? Hermanos nos hace un superior destino, corrigiendo los caprichos de la suerte que divide en arbitrarias clases a los que somos de una misma especie: todos lloramos..., todos enfermamos..., todos morimos.

Esta es una de las claves de la obra, no tanto el argumento más o menos truculento que tanto puede llamar la atención al lector en la primera lectura. Sea cual sea el primer motor de la escritura del texto -recordemos que la leyenda quiere que la obra se escribiera por el dolor de la pérdida de la amada-, desencadena en un canto a la hermandad entre los que sufren y a la amistad, muy apropiado para la filantropía como concepto ilustrado, que ve en la nueva realidad del ciudadano la solidaridad que faltaba en el mundo teocéntrico, establecido a partir de conceptos similares pero nunca idénticos: piedad, justicia divina, caridad. El ser humano debe buscar la filantropía independientemente de que haya un dios que lo castigue por no hacerlo o premie por hacerlo. He aquí la lectura final de esta obra, que nos sitúa en un ámbito ideológico concreto, muy interesante. Y que termina como debe hacerlo. No debe olvidársenos que Cadalso tuvo el suficiente tiempo para continuarla y no lo hizo, que la dejó en fragmento a propósito y que la cerró, significativamente con las palabras de Tediato: Andemos, amigo, andemos.

De la obra hay suficientes y acreditadas ediciones en papel. Además, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tenéisun magnífico portal dedicado al autor dirigido por Juan Antonio Ríos Carratalá, experto en la época. En él hallaréis una semblanza biográfica, una recopilación de estudios sobre el autor y su obra y una excelente edición digital de las Noches lúgubres a partir de la del Correo de Madrid (diciembre de 1789-enero de 1790) y una oportuna reproducción digital de la edición de Barcelona 1798 (que fue la primera edición en volumen).

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte escribe una última entrada sobre la obra llena de acierto en todo, desde la ilustración inicial hasta el comentario sobre el final abierto o cerrado. Más que recomendable.

Pancho comenta la tercera noche y completa su texto con los comentarios de las continuaciones que se escribieron en el siglo XIX, lo que atestigua el indudable éxito de la obra de Cadalso. Y por si sí o por si no, merece la pena llegar hasta el vídeo final de la entrada.

Entre Austri y Mª Ángeles Merino comentan la segunda noche de las Noches lúgubres, entre divertidas y asustadas por lo que se dice en ellas...

Luz del Olmo recrea en buen verso la noche segunda desde la voz de Tediato.




Con motivo de la celebración del cervantino día del libro varios de los amigos del Club de lectura han publicado entradas cervantinas que os recomiendo:  Gelu trae a su blog un artículo alusivo a la efeméride que escribiera José Sánchez Rojas; Edurne recupera un cervantino juego dulcinesco que ya había publicado en su blog antes; Mª Ángeles Merino da cuenta de una interesante lectura del Quijote que enlaza con la que aquí hicimos en su día; Cornelivs corre -y es literal- para llegar a Cervantes.



La próxima semana comenzamos con la lectura de Cicatriz, de Sara Mesa. El martes 3 tendremos la sesión habitual en el formato presencial de este club de lectura.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace

jueves, 21 de abril de 2016

Tediato, el melancólico de las Noches lúgubres y noticias de nuestras lecturas.


Por si tuviéramos alguna duda, el propio Tediato se define a sí mismo como melancólico al inicio de la Noche segunda. La adopción del género (novela dialogada) lo refuerza. Este monólogo con el que arranca esta segunda noche es un equivalente al monólogo interior de la narrativa del XX, pero al no disponer aún de ese recurso se torna teatral, muy adecuado para la época inicial del romanticismo. La melancolía ha sido abordada en la literatura y el arte tanto o más que en los tratados médicos. Hoy se encuentra descrita dentro de alguno de los varios tipos de depresión. Y así es Tediato, una persona racional que se ha roto por dentro y, por lo tanto, se encuentra solo frente a las debilidades de su carácter: no se alimenta, duerme durante el día, busca la soledad y el amparo de la noche, llora continuamente, discurre de forma aparentemente normal pero su mente está perturbada según las convenciones sociales y siente su pena como si fuera el primer hombre que la sufriera. Por sí mismo no puede encontrar remedio a su dolor más que el deseo de la muerte: soy el más infeliz de los hombres. En su estado, cuando el hijo del sepulturero le relata la penosa situación de su familia, solo puedo aconsejar a Lorenzo algo en consonancia con su estado de ánimo porque solo parece hallar la comunidad en el dolor puesto que incluso deja pasar la ayuda del único amigo que ha intentado acercarse, Virtelio:

Eres sepulturero... Haz un hoyo muy grande, entiérralos todos ellos vivos, y sepúltate con ellos. Sobre tu losa me mataré y moriré diciendo: Aquí yacen unos niños tan felices ahora como eran infelices poco ha, y dos hombres, los más míseros del mundo.

Es la salida propia de un hombre desesperado, que solo ve en la destrucción de todo la salida. No es una característica exclusiva del romanticismo, aunque en esa época se prestara más atención y se pudiera expresar por primera vez sin tantas ataduras morales.

De la obra hay suficientes y acreditadas ediciones en papel. Además, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tenéisun magnífico portal dedicado al autor dirigido por Juan Antonio Ríos Carratalá, experto en la época. En él hallaréis una semblanza biográfica, una recopilación de estudios sobre el autor y su obra y una excelente edición digital de las Noches lúgubres a partir de la del Correo de Madrid (diciembre de 1789-enero de 1790) y una oportuna reproducción digital de la edición de Barcelona 1798 (que fue la primera edición en volumen).

Noticias de nuestras lecturas

Pancho nos lleva, como él solo puede hacerlo, del Bernabeu a Mark Nnopfler para analizar las horas aciagas de Tediato...

Mª del Carmen Ugarte analiza los pormenores de la segunda noche de Tediato y todas las circunstancias que se le cruzan por el camino al protagonista de la obra de Cadalso...

Mª Luz Evangelio da su impresión tras leer detenidamente la obra de Cadalso y me gusta que su comentario se haga preguntas. Seguro que despierta la curiosidad por las Noches lúgubres a quien no se haya atrevido con ellas.

Mª Ángeles Merino sigue de paseo por Burgos junto a su amiga Austri para comentar la obra, el carácter de Tediato y las truculencias nocturnas del argumento.

Luz del Olmo poetiza el dolor de Tediado desde su propia voz. Una interesante propuesta, sin duda.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace

jueves, 14 de abril de 2016

Cuando el hombre moderno se rompe por amor (Tediato de las Noches lúgubres de Cadalso) y noticias de nuestras lecturas.

Es curioso cómo afronta la historia el autor al construir la figura de Tediato, el hombre que quiere desenterrar el cadáver de su amada. Tediato no cree en fantasmas ni vive en mundo gótico en el que las fuerzas sobrenaturales pujen por alterar el mundo de los vivos. No se engaña. Ni con las sombras que hacen temblar a Lorenzo, el sepulturero, que sabe identificar con prontitud:

TEDIATO.-  ¡Necio! Lo que te espanta es tu misma sombra con la mía, que nacen de la postura de nuestros cuerpos respecto de aquella lámpara. Si el otro mundo abortase esos prodigiosos entes, a quienes nadie ha visto, y de quienes todos hablan, sería el bien o el mal que nos traerían siempre inevitables. Nunca los he hallado; los he buscado.

Tediato es un hombre ilustrado, que no creería ni aún viendo un fantasma él mismo porque comprendería la razón de su procedencia:

TEDIATO.- Aún no creería a mis ojos. Juzgara tales fantasmas monstruos producidos por una fantasía llena de tristeza. ¡Fantasía humana, fecunda sólo en quimeras, ilusiones y objeto de terror! La mía me los ofrece tremendos en estas cirunstancias... Casi bastan a apartarme de mi empresa.
LORENZO.- Eso dices porque no los has visto; si los vieras, temblaras aún más que yo.
TEDIATO.- Tal ven en aquel instante, pero en el de la reflexión me aquietara. Si no tuviese miedo de malgastar estas pocas horas, las más preciosas de mi vida, y tal vez las últimas de ella, te contara con gusto cosas capaces de sosegarte...
Ni ver salir un bulto animado de la tumba en donde se enterraría a su amada le lleva a creer, sino a intentar razonar con valentía. Cadalso caracteriza a la perfección a Tediato en su conversación con el sepulturero. No es alguien que crea en seres sobrenaturales. Es un perfecto ejemplo de un ilustrado que ya no cree ni siquiera en la sociedad de los vivos:

No te canses, Lorenzo. Nada significan esas voces que oyes de padre, madre, hermano, hijo y otras tales; y si significan el carácter que vemos en los que así se llaman, no quiero ser ni tener hijo, hermano, padre, madre, ni me quiero a mí mismo, pues algo he de ser de todo esto.

El carácter de Tediato, por lo tanto, es otro muy distinto. Hombre de razón, ni siquiera puede apoyarse en la creencia en fantasmas para soportar el mal que le aqueja y del que somos testigos desde la primera frase que pronuncia en la obra. La desesperación por la pérdida de la amada le ha roto por dentro. En su desesperación nada puede darle consuelo porque su propia forma de pensar le ha dejado desarbolado ante el dolor y suelo puede buscar ya un único consuelo:

Pronto volveré a tu tumba, te llevaré a mi casa, descansarás en un lecho junto al mío; morirá mi cuerpo junto a ti, cadáver adorado, y expirando incendiaré mi domicilio, y tú y yo nos volveremos ceniza en medio de las de la casa.

Cadalso nos ha situado, de golpe, ante uno de los primeros problemas del ser humano en la modernidad. La falta de creencias le deja solo ante el sufrimiento provocado por la pérdida de un ser amado. Y lo hace con la intensidad de la emoción sincera. A muchos lectores hoy les parecerá infantil y excesiva, quizá porque ya no somos los primeros que nos enfrentamos sin creencias a este dolor sin saber dónde sostenernos o porque tengamos que revestir de rechazo o sarcasmo un dolor expresado de forma tan directa.

De la obra hay suficientes y acreditadas ediciones en papel. Además, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tenéisun magnífico portal dedicado al autor dirigido por Juan Antonio Ríos Carratalá, experto en la época. En él hallaréis una semblanza biográfica, una recopilación de estudios sobre el autor y su obra y una excelente edición digital de las Noches lúgubres a partir de la del Correo de Madrid (diciembre de 1789-enero de 1790) y una oportuna reproducción digital de la edición de Barcelona 1798 (que fue la primera edición en volumen).

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte nos regala una deliciosa y oportuna entradilla en la obra comenzando por valorar y situar en su contexto el periódico en el que se publicó por primera vez, para meterse luego entre tumbas e iglesias...

También para ver en su contexto adecuado esta primera edición del texto nos sirve esta oportuna entrada que escribe Luz del Olmo.

Myriam Goldenberg quiere y gravita con esta lectura, de forma sugerente para recrearla.

Paco Cuesta da con el tono adecuado para que podamos leer y comprender la obra: un ensayo breve pero bien enfocado el de su entrada. No os lo perdáis.

No os perdáis tampoco ni el tono intenso de la entrada ni las magníficas ilustraciones ni el vídeo final de Pancho, que parece dispuesto a ayudar a mover todas las lápidas que haya que mover por amor...

Mª Ángeles Merino -quizá para compensar que aquí no hay humor-, sueña, se lo cuenta a su amiga Austri y termina enredando a Óscar Esquivias en plena noche lúgubre de Cadalso...

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

jueves, 7 de abril de 2016

Por qué leer las Noches lúgubres de Cadalso y noticias de nuestras lecturas.

He tenido mis dudas a la hora de incluir esta obra de Cadalso entre las lecturas: un texto muy conocido de título pero poco leído, de un autor mal entendido casi siempre. Un texto que no se editó en vida del autor sino tras su muerte, cuya primera edición sale en una publicación periódica y que tarda en imprimirse en volumen independiente. Que, además, está incompleto y puede tenerse como una imitación sin más de los Nights thoughts de Edward Young (1742-1745) o declararse el arranque del romanticismo español. Un texto que en su día despertó desasosiego porque no se sabía bien cómo encuadrarlo ni qué era pero que fue devorado por los jóvenes románticos españoles de principios del siglo XIX.

Las Noches lúgubres de Cadalso debieron escribirse entre los meses finales de 1772 y los primeros de 1773. Por unas razones o por otras, Cadalso dejó incompleta la obra y eso, junto al argumento y los rumores sobre su vida y las relaciones con la actriz Ignacia Ibáñez (muerta en abril de 1771), la convirtieron en una especie de obra de referencia para los románticos españoles de las décadas siguientes. Tuvo éxito editorial y contó con continuaciones que completaban la parte que Cadalso dejó sin escribir. Durante mucho tiempo se dio por segura la leyenda que convertía el texto en un relato autobiográfico en el que el autor confesaba de forma literaria haber desenterrado el cadáver su amada para llevarlo a su casa. O haberlo intentado, al menos. Y esto pudo contribuir al éxito de la obra pero no a su entendimiento.

Deberíamos comenzar por ajustar mejor los tiempos. Hasta hace unas décadas se clasificaba sin ninguna duda a Cadalso como un ilustrado más y un neoclásico en lo artístico. Sin embargo, la aparición de un estudio fundamental de Russell P. Sebold (Cadalso, el primer romántico "europeo" de España, 1974) ajustó su personalidad con su tiempo. Cadalso tuvo una formación exquisita y dominaba varios idiomas. Siguiendo la moda entre los jóvenes ricos europeos de su época, tras finalizar sus estudios realizó viajes por el extranjero que le permitieron conocer de primera mano las nuevas manifestaciones artísticas y la sensibilidad que terminaría conociéndose como romanticismo. En sus obras podemos reconocer esa época de cambio: algunas tendrán la estructura y la forma del neoclasicismo pero contienen dentro ya la cosmovisión romántica y otras solo podrán ser entendidas dentro de esa nueva forma de mirar el mundo. De hecho, las Cartas marruecas contienen una visión de España y de lo español de raíz liberal y plenamente común con los planteamientos que darán lugar a la Constitución de Cádiz, por ejemplo. En la carta III escribe una síntesis de la historia española que podría haber firmado sin más cualquier liberal romántico del siglo XIX.

Tenemos aún demasiados prejuicios con lo que pretendieron aquel puñado de ilustrados españoles de finales del siglo XVIII. De hecho, cuando los leemos nos sorprende la modernidad y actualidad de sus planteamientos, que supieron dejar en evidencia los males de España, varios de los cuales son los mismos que padecemos hoy. Soy de los que participan de la corriente de opinión de que la historia de España se hubiera ahorrado tanta decepción y miseria como ha sufrido si se les hubiera hecho más caso. Si ese grupo de personalidades (Cadalso, Jovellanos, Moratín, Goya, Martínez Marina, Quintana, etc.) que estaban a la altura de los mejores pensadores y artistas europeos hubieran tenido mejor fortuna y se hubieran hallado con unos gobernantes mejores y una coyuntura social aceptable. Pero la historia vino como vino.

Cadalso merece que volvamos a él. Que sigamos el trascurso de su vida, azarosa y plena y con circunstancias que en otro país le hubieran llevado a ser todavía hoy un personaje muy popular y conocido. Y que leamos sus obras. En especial, Los eruditos a la violeta, en donde ridiculiza un tipo social que no ha dejado de estar de moda; las Cartas marruecas, una lección para comprender España desde una perspectiva pegada a Cervantes, la ilustración y el liberalismo. Y las Noches lúgubres, para comprender cómo supo entender la mente humana cuando se descompone víctima del sufrimiento por la pérdida de un ser querido y se adentra en la locura. Cadalso no la terminó: si hacemos caso a la leyenda, porque recuperó a tiempo la cordura y se dio cuenta de que no podía continuarla; si aceptamos la clasificación tradicional de las épocas culturales, porque la escribía antes de que hubiera llegado su tiempo, incluso en la forma en la que se mezclaba la novela dialogada con rasgos propios de una obra escenificable; yo pienso que la dejó sin terminar porque es una obra que no necesita ser terminada. El fragmentarismo es parte esencial de la estética romántica y la fuerza de su argumento (ese personaje que quiere desenterrar el cadáver de su amada, acostarse junto a ella y prender la casa entera) tanta que impulsa inevitablemente al lector a rechazarla en la primera página o a querer continuarla e inventarse su propio final.

De la obra hay suficientes y acreditadas ediciones en papel. Además, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tenéis un magnífico portal dedicado al autor dirigido por Juan Antonio Ríos Carratalá, experto en la época. En él hallaréis una semblanza biográfica, una recopilación de estudios sobre el autor y su obra y una excelente edición digital de las Noches lúgubres a partir de la del Correo de Madrid (diciembre de 1789-enero de 1790) y una oportuna reproducción digital de la edición de Barcelona 1798 (que fue la primera edición en volumen).

Noticias de nuestras lecturas

Confieso que he tenido que reescribir urgentemente mi entrada de hoy tras leer la primera que dedica Pancho a la lectura de la obra de Cadalso: a él os remito para que podáis leer una introducción acertada a la época, al autor y a la obra. Y remata con Bambino, que no es moco de pavo.

Coro Entreaguas redacta una entrada tan buena, oportuna y atractiva para comenzar esta lectura que solo os pido que no os la perdáis.



Mª Ángeles Merino da cuenta por extenso de lo ocurrido en el encuentro que los lectores tuvimos con Óscar Esquivias para celebrar esta lectura. Me ahorra el trabajo. Solo me resta dar las gracias al autor por acercarse y compartir con nosotros esa hora y media que duró el acto más la cena posterior.

Samuel Pérez Gutiérrez escribe su tercera entrada para dar cuenta de sus impresiones sobre el volumen de cuentos de Esquivias y el encuentro con el autor mantenido el pasado jueves.

Luz del Olmo nos ayuda a comprender mejor lo que se nos cuenta de la Yoli, uno de los personajes inolvidables de este libro de relatos.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.