La protesta literaria del editor que encontramos al final de las Cartas marruecas contiene -por humorística inversión, porque también hay un humor serio- la intención de Cadalso al escribirlas. Finge un sueño en el que los amigos le reprochan que intente darlas a conocer. Le critican que los aparte de la ligereza de las vidas para llevarlos a la meditación. Nunca suele ser del agrado mayoritario que un autor nos haga reflexionar seriamente sobre las cosas importantes. La mayor parte de nuestra vida y nuestro tiempo se ocupa de cosas circunstanciales y buscamos más en el arte el puro entretenimiento, el chiste fácil o la crítica amable que nos deje seguir luego con nuestra vida. En tiempos de Cadalso y hoy en día.:
Pero cosas serias, como patriotismo, vasallaje, crítica de la vanidad, progresos de la filosofía, ventajas o inconvenientes del lujo, y otros artículos semenjates, no, en nuestros días; ni tú debes escribirlas ni nosotros leerlas. Por poco que permitiésemos semejantes ridiculeces, por poco estímulos que te diésesmos, te pondrías en breve a trabajar sobre cosas totalmente graves.
Hoy, que parece que huimos de todo lo serio y lo grave nos lo tomamos a la ligera siempre, las emociones y los pensamientos los decantamos hacia el chiste y la gracieta escéptica, nos deberíamos plantear si no hacemos algo similar. Los amigos de Cadalso manifiestan su temor a que el autor sea capaz de publicar un volumen sobre Los elementos del patriotismo a poco que lo animen:
Si tal hicieras, esparcirías una densísima nube sobre todo lo brillante de nuestras conversaciones e ideas; lograrías apartarnos de la sociedad frívola, del pasatiempo libre y de la vida ligera, señalando a cada uno la parte que le tocaría de tan gran fábrica, y haciendo odiosos los que no se esmerasen en su trabajo.
Finge Cadalso hacer caso a la protesta de sus amigos y promete quemar todas las cartas para evitar esa tentanción de hacer pensar a la gente. Y es lo malo, que quizá es lo que desea la mayoría. No lean ustedes las Cartas marruecas. No las lean, háganse ese favor a ustedes y a la misma España de hoy, no vayamos a ser un país serio.
Pero cosas serias, como patriotismo, vasallaje, crítica de la vanidad, progresos de la filosofía, ventajas o inconvenientes del lujo, y otros artículos semenjates, no, en nuestros días; ni tú debes escribirlas ni nosotros leerlas. Por poco que permitiésemos semejantes ridiculeces, por poco estímulos que te diésesmos, te pondrías en breve a trabajar sobre cosas totalmente graves.
Hoy, que parece que huimos de todo lo serio y lo grave nos lo tomamos a la ligera siempre, las emociones y los pensamientos los decantamos hacia el chiste y la gracieta escéptica, nos deberíamos plantear si no hacemos algo similar. Los amigos de Cadalso manifiestan su temor a que el autor sea capaz de publicar un volumen sobre Los elementos del patriotismo a poco que lo animen:
Si tal hicieras, esparcirías una densísima nube sobre todo lo brillante de nuestras conversaciones e ideas; lograrías apartarnos de la sociedad frívola, del pasatiempo libre y de la vida ligera, señalando a cada uno la parte que le tocaría de tan gran fábrica, y haciendo odiosos los que no se esmerasen en su trabajo.
Finge Cadalso hacer caso a la protesta de sus amigos y promete quemar todas las cartas para evitar esa tentanción de hacer pensar a la gente. Y es lo malo, que quizá es lo que desea la mayoría. No lean ustedes las Cartas marruecas. No las lean, háganse ese favor a ustedes y a la misma España de hoy, no vayamos a ser un país serio.
Es fácil encontrar
buenas ediciones en papel de esta obra -uno de los clásicos de la
literatura española- dirigidas tanto a un público especializado como al
público en general. En internet recomiendo dos: la reproducción fotográfica de la primera edición (1793) en la Biblioteca Nacional y una cuidada edición moderna alojada en el portal que la Biblioteca Vritual Miguel de Cervantes dedica al autor.
Noticias de nuestras lecturas
Carmen Ugarte escribe una interesantísima entrada sobre su especilidad, los refranes y proverbios, en la que analiza, sobre todo, la perspectiva ideológica con la que Cadalso pudo abordar esta cuestión.
Si hay una forma de demostrar la actualidad de las Cartas marruecas es hacer un comentario de la obra con la fina inteligencia de este que ha escrito Pancho, al que imagino escribiéndolo entre divertido y serio...
Mª Ángeles Merino levanta acta oficiosa e interesante de lo que ocurrió en la sesión del Club de lectura en su formato presencial, que tuvo lugar el pasado día 20. Hasta allí ha de ir el lector si quiere saber lo ocurrido...
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.
Anuncio de nuestra próxima lectura
En octubre leeremos la novela negra Queremos que vuelvan, primera obra del novelista burgalés Miguel Ángel Santamarina. Con una narración ágil y un argumento ambientado en la España de nuestros días, aborda algunos de los temas que han protagonizado nuestra España reciente. Podéis encontrarla en la librería Luz y Vida de Burgos (también en otras de esta ciudad) y a través de Amazón, que la sirve en pocos días, en este enlace. También allí está disponible en libro electrónico de inmediata descarga. Más información en la página del autor. Como recordarán los lectores habituales de La Acequia, tuve la fortuna de ser quien la presentara en Burgos. Al final de la lectura, el autor tendrá un encuentro con los lectores del club, abierto también al público general. Informaré del lugar y la hora en su momento.
En este enlace tenéis información del listado completo de obras que leeremos este curso y las condiciones para participar en el formato virtual del Club de lectura.