Tom Hooper ha dirigido esta adaptación cinematográfica del famoso musical estrenado en 1980 basado en la novela que Víctor Hugo publicó en 1862. Ha conseguido un éxito de público y cuenta con ocho nominaciones a los premios Óscar de 2012.
Todo lo que ha contribuido a este éxito estaba ya en la historia original y en la comedia musical: un argumento lleno de conseguidos efectos destinados a despertar de forma eficaz las emociones en los receptores. Lucha contra la injusticia, caracteres nobles perseguidos por la desgracia y arrastrados al sufrimiento extremo ante una organización social que favorece la desigualdad y extiende la pobreza, los poderes públicos al servicio de esta injusticia, un puñado de idealistas que arriesgan su vida para conseguir una prometida revolución que mejore la condición de los miserables, sentimientos nobles que purifican las almas de aquellos que los sienten. El final no es tanto la consecución de aquello a lo que se aspira como la promesa de que llegará un tiempo en el que se logre si se persevera. Víctor Hugo construyó un texto perfecto dentro de los cánones de los folletines decimonónicos, que ha sostenido todas las versiones posteriores de la novela.
Hooper ha optado por una película efectista, extremando la visión de la mugre y la injusticia social -así, en la escena de degradación de la protagonista- pegando la cámara en primerísimos planos para hacerlo todo más patente, asifixiante incluso. El problema es que, de tanto pegar la cámara a la mugre y moverla para conseguir el efecto desasosegante, se pierde la perspectiva más amplia y la película resulta un tanto troceada y no encaja bien cada uno de los cuadros hasta el punto de que se llega a perder la historia de Jean Valjean en gran parte del metraje y, cuando reaparece es como encontrarse con alguien de otra historia.
A pesar de eso, tiene momentos excepcionales, como el inicio en los muelles o las escenas que suceden en las barricadas -lo mejor de la película- que hacen perdonar otros muy poco logrados -como los que rodean la muerte de Valjean o el suicidio de Javert.
Una película irregular también en los protagonistas, a pesar de sus candidaturas a premios diversos. Lo mejor, sin duda, las escenas corales.
Y una pregunta: ¿es necesario recrear la mugre para justificar la lucha social?