Suffragette (estrenada en España como Sufragistas, Reino Unido, 2015) está lejos de ser una buena película salvo en la ambientación y en el propósito. Su directora, Sarah Gavron, ha optado por una narración fácil y el guion de Abi Morgan no está exento de efectos melodramáticos que recuerdan el lado más convencional de la tradición cinematográfica y narrativa británica nacida a partir de Oliver Twist.
Consigue con eficacia captar la atención de un público predispuesto a aceptar de forma amable los hechos más truculentos de la narración de la lucha por el voto femenino ocurrida hace un siglo en el Reino Unido. Sirve tan solo como oportuno y necesario recuerdo de lo ocurrido en aquellos tiempos en los que la mitad de la población no existía para los sistemas parlamentarios y ni siquiera tenía consideración alguna para el resto de los países. Pero lo hace a partir de personajes planos y previsibles, de un esquema narrativo excesivamente convencional y sacado de la novela popular y de una división maniquea en los caracteres. Tampoco acompaña la interpretación de las actrices protagonistas, muy por debajo de sus personajes. Sin duda, era lo buscado también por Gavron, a la que parecen no interesar sus dramas interiores más que como paisaje. Es singularmente sorprendente la forma en la que se introduce a Meryl Streep como Emmeline Pankhurst, la fundadora del movimiento de suffragette. Aunque la actriz se haya sumado con entusiasmo al proyecto, la escandalosa manera en la que se desperdicia la oportunidad para darle profundidad y grandeza histórica a este personaje resulta chocante bien sea culpa de la propia actriz, del guion o de la directora. Aunque se haya optado por un personaje ficticio y secundario en la historia -la activista Maud interpretada por Carey Mulligan con eficacia- tal y como demandaba Lukács para la novela histórica, no cabe excusa para tratar un personaje como el de Pankhurst de esa manera tan superficial.
Las seguidoras de Pankhusrt dieron un paso más allá del sufragismo moderado anterior. Pasaron de las palabras a los hechos para forzar al gobierno británico a conceder el voto a las mujeres y realizaron acciones que fueron consideradas como desobediencia activa, algaradas callejeras y terrorismo bajo la premisa de que si la ley es injusta podemos desobedecerla. Uno de sus logros fue, sin duda alguna, conseguir la atención de los medios de comunicación, algo necesario para visibilizar el movimiento sufragista en tiempos modernos y forzar los pasos legales para otorgar el voto a las mujeres.
Una de las revoluciones más importantes de la modernidad ha sido la consideración de la mujer. Primero de forma teórica, reconociendo su igualdad como individuo. Luego, en la práctica, con medidas legales que le fueron otorgando derechos hasta el voto en los sistemas parlamentarios. Aún queda mucho que recorrer. Esta igualdad no se ha conseguido en todos los países del mundo y en aquellos en los que se ha obtenido teóricamente, en la práctica queda camino para su efectividad plena en todos los ámbitos de la vida y, sobre todo, en los roles convencionalmente otorgados por prejuicios culturales. Estos derechos ni siquiera han sido otorgados. Conviene recordar frecuentemente, como hace esta película, que la igualdad en derechos fue una conquista y no partía de una cesión directa. Es algo que ha ocurrido en todos los ámbitos en los que los que detentan el poder no quieren cederlo.
Esta película era necesaria aunque no sea buena. Es un buen documento para proyectar en los ámbitos educativos y en asociaciones de todo tipo y debatir sobre cuestiones de género, de la desigualdad social, de la legitimidad de la lucha fuera de la ley para cambiar una situación injusta, etc. Es un buen punto de partida para generar debate y conciencia de la historia, algo siempre necesario, pero aún debemos esperar para que aparezcan las películas que analicen en profundidad aquellos tiempos y con la intensidad artística que requieren. Un ladrillo necesario de un edificio imprescindible para comprender nuestra propia historia y el camino que aún nos queda por recorrer y en el que debemos todos encontrarnos.