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jueves, 12 de julio de 2018

Como ya nos podemos casar, esta noche, si quieres... El final de El pisito y noticias de nuestras lecturas


Por muy absurdo que pareciera la situación, Rodolfo se casa con doña Martina: todo conspiraba para que así sucediera. Cuando la sociedad juega a la hipocresía moral y no abre las puertas de la libertad siempre hay personas que se quedan atrapadas en tierra de nadie, como les sucede a Rodolfo y Petrita y otras que se aprovechan de sus esperanzas. Ni siquiera hay que tener grandes sueños para que la realidad te los mate: basta con querer formar una familia en un piso propio y tener vidas normales. Y en su camino por la grisura de la vida que les ha tocado vivir no encuentran nada noble a lo que agarrarse, sino supervivientes de la situación, pícaros y especuladores. La risa se nos ha ido congelando y hay un momento en El pisito en el que recurrimos a ella -inteligentemente provocada por Rafael Azcona en algunos golpes humorísticos- como un mecanismo para superar la angustia que nos provoca todo. En uno de los momentos más tristes de la narración, Rodolfo y Petrita bailan en las Cuevas de Sésamo y se dan cuenta de que su vida, ajustada a las normas sociales, les ha impedido ser felices: se deberían haber casado jóvenes, cuando aún se amaban de verdad y no tenían nada más que ese amor. Los catorce años de largo noviazgo -incluidos los años de matrimonio blanco de Rodolfo- han matado sus ilusiones y su amor y solo les ha dejado la rutina y la necesidad de casarse, una necesidad angustiosa y patética. Querían cumplir con lo que las normas sociales les deparaba y han encontrado la tristeza y una espera angustiosa. No dejan de ser culpables ellos mismos: a Rodolfo se le fue pasando la pasión y su carácter era el de un pacato; Petrita también es egoísta, quiere tener una vida estable y burguesa y no se deja arrastrar por sus sentimientos. Solo cuando ha conseguido lo que busca -un piso- accede: Como ya nos podemos casar, esta noche, si quieres...

En el fondo, la sociedad española retratada por Azcona es opresiva, gris e hipócrita porque todo el sistema moral en el que se basa lo propicia y las personas se mueven en ella procurando una felicidad que nunca podrán alcanzar de forma intensa y plena.

Noticias de nuestras lecturas



El pasado sábado día 7 de julio celebramos el último encuentro del club en el Palacio de la Isla de Burgos, sede del Instituto de la Lengua de Castilla y León. Fue un día estupendo e intenso que comenzó con la visita guiada al Palacio de la Isla (Gerardo Alameda fue un excelente guía y le agradezco sus atenciones, que consiguieron que todo resultara muy bien),  y prosiguió con la explicación de la exposición de retratos de escritores castellano leoneses del pintor Félix de la Vega, recientemente fallecido, y la sesión de comentario sobre El pisito de Rafael Azcona, lectura con la que se cierra el curso. La comida posterior contribuyó a cerrarlo todo como se debe. Incluso la fuerte tormenta que descargó sobre Burgos nos pilló en la sobremesa y nos ofreció un magnífico espectáculo natural. Agradezco al Instituto de la Lengua de Castilla y León que nos permitiera usar sus instalaciones para clausurar el curso: todo han sido facilidades, cariño y apoyo.


Tal y como figuraba en el programa, regalé un ejemplar de mi poemario piel a la primera persona que apareció vestida a la pamplonica. El ejemplar tenía un poema autógrafo e inédito que figurará en mi próximo libro. La ganadora resultó Sakura y me alegra mucho que el libro haya sido para ella: es la hija de Neftis Paloma, que ha interpretado con tanta sensibilidad como profesionalidad mis poemas con su danza, como muchos sabéis.


Y aquí los cuatro lectores que resultaron ganadores en el sorteo de los ejemplares del mejor libro escrito sobre la obra literaria de Rafael Azcona donados al club tan generosamente por su autor, Juan Antonio Ríos Carratalá.

Podéis acceder a una crónica más amplia en el excelente y completo texto que ha publicado Mª Ángeles Merino en su blog.

En próximas entradas del mes de julio daré a conocer los títulos que leeremos en el próximo curso.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace. Esta lectura de junio es la última del presente curso.

viernes, 6 de julio de 2018

Estamos como piojos en costura: razones para casarse por un piso y noticias de nuestras lecturas.


Tras la extraña e infructuosa entrevista con el casero, Rodolfo, en un arrebato colérico de los pocos que le permite su carácter indolente, exclamó que se casaría con la anciana doña Martina y heredaría el alquiler de su piso para después enviudar y casarse con Petrita. Esta se enfada con él y Rodolfo comienza un deambular por un Madrid que desvela ese interés por el segundo plano de la acción que tiene Azcona y que nos presenta, mejor que cualquier otra manera, la realidad de la sociedad madrileña y, por extensión, de la española.

El callista descuelga por la ventana una cesta para que en el bar de abajo la llenen de vino y queso; la Glorieta de Bilbao se antoja provinciana y ocupada por eternos opositores a Correos; la Gran Vía se figura cosmopolita y moderna y allí sueña Rodolfo con encontrarse con otra extranjera como la que estuvo a punto de ligarse tiempo atrás (como tope con una extranjera no se me va viva); su sombrero es recuperado por un barrendero con su escoba a cambio de aplastarlo contra un excremento de caballo (que la mierda trae suerte); en San Bernando se encuentra con un antiguo amigo que vive en provincias y que va de vez en cuando a la capital a desfogarse en los toros y a echar un polvo rapidito aprovechando la jaqueca de su mujer; el amigo, por supuesto, lo invita a gambas y cerveza y Rodolfo intenta sablearlo sin éxito; finalmente acabará su peregrinar en la calle del Limón porque no tiene más opción real en su vida que hacer las paces con su novia.

Petrita vive en una casa endemoniada, llena de gente, olores y gritos. Vive con Rosa, su hermana, y el marido de esta, Paco, un guardia municipal con sobrepeso que sufre de los pies. Y es allí en donde Rodolfo encuentra refuerzos inesperados para el descabellado plan de casarse con la anciana: Rosa está de nuevo embarazada y apoya la idea: estamos como piojos en costura. La mesa familiar es una puerta de madera colocada sobre la cama de matrimonio de la habitación con derecho a cocina. Todo conspira para que lo que parece una aberración deba hacerse:

Porque menuda ganga si os quedáis con el piso. Aparte, que mientras la vieja se muere se muere o no se muere, Petrita podía irse a vivir con vosotros, ¿no?

La necesidad derriba todos los frenos morales. E incluso el sentido común.
El próximo jueves terminamos con el comentario de El pisito.

Noticias de nuestras lecturas

Myriam Goldenberg nos regala dos cosas en su primera entrada sobre esta novela: un acertado análisis de la perspectiva del humor en la novela de Azcona y un muy buen diccionario de personajes, con su carácter. En su segunda entrega, analiza las relaciones entre los personajes y la forma de entenderlas. No os lo perdáis.

En una divertida y acertadísima entrada, Mª Ángeles Merino se desdobla con Austri para desdoblar Petritas: pasado y presente se dan la mano en una entrada que hace pensar. A ella os remito para salir del juego de palabras.

Para aquellos que duden sobre la textura real de la novelita de Azcona, recomiendo la entrada que le ha dedicado esta semana Luz del Olmo. Realidad hasta en el color del agua...

Os recuerdo:




viernes, 29 de junio de 2018

Te tienen agarrado por los sentimientos y no hay dios que se rebele: el retrato de una moral asfixiante en El pisito de Azcona y noticias de nuestras lecturas.


Basta con aumentar un punto el carácter para que salga la caricatura. Esta es una técnica que Azcona usa mucho en sus guiones cinematográficos y que en esta novela también encontramos. Pero solo un punto, porque nunca pierde el contacto con la realidad. Lo justo para que ese pequeño aumento en el retrato de personajes y situaciones revele los comportamientos habituales de las personas y de una sociedad completa, pero sin exagerar tanto que no podamos reconocer el tipo en lo que nos ocurre a diario, en nuestros propios comportamientos o en lo de quienes nos rodean. Este punto de más, junto al suceder de muchas cosas en primer y segundo plano del que hablábamos en la entrada anterior de esta lectura, es una exitosa estrategia narrativa del autor.

Con ese punto de más Azcona nos desvela una sociedad asfixiada por la moralidad hipócrita, en la que el catolicismo impuesto oficialmente sirve como excusa para controlar la vida de las personas. Todos deben acatar o fingir acatar esa moral, especialmente en lo referente al sexo y a la exagerada demostración exterior de comportamientos moralmente irreprochables.

Rodolfo y Petrita llevan catorce años de novios porque no pueden casarse y no pueden casarse porque no tienen acceso al bien escaso y caro de un piso. Como no pueden casarse, deben abstenerse de mantener relaciones sexuales, según las normas católicas impuestas en la sociedad franquista triunfante después de la guerra. Apenas unos besos a escondidas en el portal, algo de cintura para arriba al despedirse, o un rápido alivio con la mano derecha de ella cuando Rodolfo se excita demasiado. En esos catorce años, a Rodolfo le ha dado tiempo a enamorarse y desenamorarse. Quiere a Petrita pero siente más una responsabilidad hacia ella que amor, al pensar que si cortan el noviazgo ella no encontrará otro hombre porque ya es mayor para las convenciones del momento. El pelota de Honorio -que finge sumisión a su jefe cuando está delante y se muestra revolucionario a su espalda- tampoco pudo hacer nada con su mujer mientras fueron novios.

En la novela hay un capítulo magnífico en el que se muestra mejor que en otros la suma de las dos técnicas de las que hablo y el objetivo para lo que son usadas. En la visita a don Luis, el casero, Rodolfo y Petrita extreman su adecuación a la moralidad para conseguir que este les ceda el piso tras la muerte de doña Martina. Don Luis tiene fama de hombre católico y de derechas de toda la vida. Rodolfo y Petrita dicen todo lo que deben decir para convencerlo pero este se muestra como en realidad es y les niega el piso -tras meter el dedo en el culo a una gallina fugitiva para comprobar si ha puesto o no un huevo-: el dinero manda más que la moral. El primero, se tiene o no se tiene, la segunda hay que fingirla para mantener la jerarquía social y la estructura de poder. Como dice Hipólito:

Lo que quieren es gente casada y cargada de hijos; así te tienen agarrado por los sentimientos y no hay dios que se rebele. ¿Cómo se va a rebelar uno, cuando necesita el sueldo para mantener a la familia?

Veamos en las dos próximas semanas si Rodolfo y Petrita son capaces de salir de su apuro -sentimental, sexual y económico...

Noticias de nuestras lecturas

Luz del Olmo nos regala un delicioso relato autobiográfico: la memoria disparada por la novelita de Azcona. No os podéis perder esta joyita.



Pancho continúa con el comentario de Akúside de Ángel Vallecillo que nos ocupó hace unas semanas y llega aquí al núcleo ideológico del relato, que pone en evidencia todo pensamiento nacionalista. El encuentro de Axiámaco con los cios litas deja claro todos los males de estas corrientes de pensamiento: obsesión por la pureza, nula posibilidad de diálogo y anulación del individuo. Pancho cierra con un merecido homenaje a la recientemente fallecida Mª Dolores Pradera.

Final de curso del Club de lectura

Sábado 7 de julio.
Clausura del curso 2017-2018 y fiesta de despedida.

Este año el Club de lectura se clausura en un lugar muy especial. Con motivo de la exposición de la Galería de escritores modernos y contemporáneos de Castilla y León del pintor palentino Félix de la Vega, recientemente fallecido, el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua nos cede sus instalaciones en Burgos para celebrar nuestro fin de curso. Allí nos encontraremos para una visita cultural, celebrar nuestra reunión habitual, explicar las novedades del curso que viene y cerrar el año académico.

Esta actividad será gratuita y en abierto, hasta completar el aforo, con todos los que quieran acercarse a compartirla con los miembros del club de lectura.

Programa:

12:00 hs. Recepción y visita guiada al Palacio de la Isla, que fue sede del gobierno militar de Franco durante la guerra civil pero que tiene una amplia historia que conoceremos.

12:30: Visita a la exposición Galería de escritores modernos y contemporáneos de Castilla y León de Félix de la Vega y sesión académica con el comentario de El pisito de Rafael Azcona. Se presentarán las novedades del próximo curso en el club de lectura y se cerrará informalmente el año.

(Tras el acto académico se celebrará una comida a la que hay que apuntarse por los cauces habituales.)



Nota: dado el día de celebración del fin de curso, los participantes podrán acudir vestidos a la pamplonica. El profesor Pedro Ojeda regalará un ejemplar de su poemario piel ilustrado con un poema inédito de su próximo libro, al primero -miembro o no del club- que se presente vestido de dicha manera. La entrega del libro se cerrará con un fraternal abrazo.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace. Esta lectura de junio es la última del presente curso.

jueves, 14 de junio de 2018

Esto de nacer pobre es una cosa que se paga toda la vida. El inicio de El pisito de Rafael Azcona y noticias de nuestras lecturas


El inicio de El pisito es un ejemplo de la escritura de Rafael Azcona. El lector se encuentra ante una sucesión vertiginosa de información: acciones, tipos, ambientes, antecedentes de la historia. Esta información parece amontonarse de forma caótica y en ella predomina el costumbrismo derivado hacia el chiste: a las cinco de la mañana, los inquilinos de doña Martina proyectan la cacería del gato de la anciana. El callista Dimas Girondo, armado de un paraguas para ensartar al gato, pasa un saco al escribiente Rodolfo Gómez con el objetivo de dar caza al felino y arrojarlo al Manzanares para librarse de la costumbre que tiene de despertarlos a esas horas de la mañana, cuando salta sobre el orinal que su ama ha dejado al lado de la cama. La caza se frustrará, claro. Pero en el vértigo de la aventura doméstica sabremos todo: Dimas es un embaucador que vive de ilusiones; Rodolfo tiene hambre perpetua, casi cuarenta años y una novia desde hace más de catorce años con la que no puede casarse porque no tiene piso; ambos ambicionan quedarse con el piso de la anciana bien dejando que los adopte bien casándose con ella; doña Martina tiene más de ochenta años y un gato, además del codiciado pisito; el Madrid en el que viven es el verdadero Madrid de los años cincuenta, el de la imposible autarquía decretada por el aislamiento del régimen dictatorial de Franco, en el que se pasan necesidades de las que no se sale trabajando por mucho que se haga honestamente sino con el ingenio y el atajo y todo recuerda a la guerra civil... Rodolfo bebe el resto de la sopa de la cena para quitarse el hambre y rellena la cazuela con agua para que no se note.

En este vértigo perseguimos al gato, Dimas sale arañado y Rodolfo intenta que le limpien una mancha de su única corbata y suceden muchas cosas en primer y segundo plano (el lector debe estar atento a ese segundo plano en el que parece no ocurrir nada importante pero en el que está la clave de la historia). Es la confusión de la vida, amontonada.

Esta sensación de vida es lo primero que recibimos al entrar en la novela y se consigue por medio de este procedimiento: dar mucha información, mezclando lo relevante para la historia con lo irrelevante, lo dramático y lo cómico, porque ambas cosas son parte esencial de la vida misma. Rodolfo, nuestro protagonista, es un cualquiera, un comonosotros, que sabe que en la vida nada hay más importante que comer a diario. Su gran reflexión se produce tras quedarse dormido en la taza del baño:

De acuerdo; esto de nacer pobre es una cosa que se paga toda la vida, pero al menos cago a diario con toda felicidad.

Y esta es la forma de entrar en El pisito, empapándose en el engrudo de la realidad que Azcona nos presenta desde un costumbrismo lleno de humor para que nos resulte menos dura, pero sin esconderla, con lo que la sonrisa, en cuanto nos paramos a pensar un poco, se nos hiela en la boca.

A partir de aquí, preparémonos a saber cómo un casi cuarentón con novia formal desde hace catorce años, en una España llena de miseria y trampas para los que no son ricos, puede hacerse con el pisito con el que sueña para poder casarse.

Noticias e nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino se encuentra con Austri y juntas afrontan la lectura de esta novelita de Azcona, así que esto promete camino de los cincuenta. Por de pronto, nos deja una buena forma de introducirnos en la lectura, con todos los datos necesarios.

Mª Carmen Ugarte García ha dedicado dos entradas a la novela. En la primera, el texto de Azcona sirve para disparar sus propios recuerdos y nos regala un emotivo viaje a los años cincuenta. Y de propina, nos trae la imagen actual del edificio en el que el autor vivió en una habitación alquilada... La segunda entrada contiene un variado y oportuno surtido de temas: personajes, ambientes, comidas e incluso un interesante debate sobre si anotar refranes que nos parecen habituales es o no necesario... Ambas entradas para no perdérselas.

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jueves, 7 de junio de 2018

Por qué leer El pisito de Rafael Azcona y noticias de nuestras lecturas.


Leer El pisito de Rafael Azcona es un reto. Casi todas los españoles que tienen una determinada edad -que es la manera de decirnos mayores- han visto la película de igual título dirigida por Marco Ferreri estrenada en 1959. Algunos habrán visto la versión teatral de la película realizada por Pedro Olea en 2009. Como suele ocurrir en estos casos, habrá quien no pueda leer esta novela sin ponerles cara a los protagonistas, las caras de Mary Carrillo, José Luis López Vázquez, etc. Y quien se empeñe en mantener la ficción de que es una película de humor y una españolada. Esta ficción es una doble trampa al receptor que se acerca a la novela -a la película y a la obra de teatro- con la carga de la publicidad o de la calificación oficial que tiene el resultado de distorsionar la recepción y desactivar buena parte de la conciencia crítica. De hecho, algunas personas que conozco se aburren a la hora de ver El pisito porque esperan una película de reír y se encuentran con el humor que, a la vez, amarga. Y esto nada tiene que ver con que cualquiera de las versiones sea divertida, pero a la manera en la que se podía usar la sonrisa y la comicidad en algunos tiempos -incluso en los nuestros-, como arma defensiva de los individuos ante determinados momentos históricos y personales favorecidos por los sistemas de gobierno y como arma para poner en evidencia las situaciones más dramáticas por la vertiente del humor.

Además, sucede que Rafael Azcona retocó su novelita escrita en los cincuenta para su publicación en los años noventa, cuando ya no existía la censura que la habría amputado pero cuando aún permanecían muchas situaciones reconocibles en la sociedad española con las que él siempre jugó en sus escritos. Y con la conciencia de que aquel relato de los cincuenta había dado paso a una obra maestra del cine español. Todo eso es lo que hoy tenemos en El pisito.

Por todo lo dicho te pido que intentes acercarte a esta novela sin más, como si no hubieras visto la película pero sabiendo que la has visto (cosa imposible para aquellos que desprecian el cine español y no la han visto ni piensan verla). Si lo consigues te sorprenderá este juego de ida y vuelta a un pasado que es también presente en gran medida. Y te encontrarás con una forma muy personal de contar historias nuestras sin recurrir a la narrativa anglosajona o francesa, la forma de Rafael Azcona, uno de los que mejor han sabido contarnos en sus guiones de cine. He aquí el ejemplo: Rodolfo y Petrita viven una historia de amor como novios eternos hipotecada por culpa de no poder acceder a un pisito que les permita vivirla en condiciones -puesto que el sistema que les impide acceder a una vivienda, a su vez, les marca que es la única forma moral y adecuada de vivir su amor- y para ello deben recurrir a una solución ingeniosa que provoca una de las situaciones más trágicamente humorísticas de la historia de la literatura española. La solución a sus problemas de acceso a una vivienda digna que les permita casarse pasa porque Rodolfo contraiga matrimonio con una anciana y a la muerte de esta herede el contrato de alquiler de renta antigua que ella tiene. Quizá en las próximas entradas nos enteremos de que la ficción estaba muy próxima a la realidad de aquellos tiempos y de estos que nos ha tocado vivir.

Disfrutemos en las próximas semanas con la sorpresa que deparará Azcona a aquellos para los que solo lo crean un guionista de cine eficaz. Eso sí, preparémonos a que algo se nos mueva por dentro.

Noticias de nuestras lecturas



Pancho continúa con la lectura de Akúside, de Ángel Vallecillo: llega aquí a la metamorfosis del general Axiámaco cuando la tragedia que han desencadenado desde la sinrazón nacionalista le toca en su propia familia. Un pasaje lleno de resonancias legendarias y bíblicas. Culmina su entrada con un homenaje a Lorca.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace. Esta lectura de junio es la última del presente curso.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Cómo hacer de una comedia ácida una comedia estéril. Sobre la adaptación teatral de El Pisito de Azcona por Pedro Olea


Vista de nuevo en Madrid, ahora en los Teatros del Canal, El Pisito, adaptación teatral de Juanjo Seoane y Bernardo Sánchez del guión escrito por Rafael Azcona para la película de igual título dirigida por Marco Ferreri e Isidoro M. Ferry (1959), me sigue dejando un gusto de insatisfacción. No ha mejorado con su paso por provincias, sino que ha reafirmado su carácter.

Rafael Azcona, a quien el cine español debe tantas obras maestras, escribió, recién llegado a Madrid en los años cincuenta, una novelita a partir de un hecho ocurrido en Barcelona y publicado en la prensa nacional: un joven se había casado con una anciana para heredar, a la muerte de la mujer, el derecho a seguir ocupando su piso de renta antigua. La novela se publicó en 1957 con el título de El pisito. Novela de amor e inquilitano. Azcona la reescribió al final de su vida y hoy contamos con una excelente edición en Cátedra (2005) más que recomendable. El guión que el propio Azcona escribiera para la película de 1959 es una pieza maestra del género. Y la película una de las mejores de la historia del cine español sin discusión alguna.

No así esta versión teatral. Es loable que Pedro Olea haya querido mantener la época en la que suceden los hechos (el Madrid de la postguerra), pero las historias deben decir algo al espectador actual: en eso consiste el trabajo dramatúrgico. Este montaje rebaja toda la acidez de la fuente original, la sordidez minuciosamente diseccionada por Azcona de un mundo controlado por especuladores y lleno de hipocresía social, que ahoga económica y moralmente. Tanto que la única salida para una joven pareja es acceder a que el novio se case con una anciana solo con el objeto de obtener un piso para vivir. Es muy difícil hacer lo que hacía Azcona con su escritura: una comedia que hacía reír y apretaba el estómago al mostrar lo duro de la vida; una crítica durísima a una sociedad sometida férreamente por la dictadura franquista y la moral imperante jugando con el límite de la inteligencia para evitar la rígida censura.

Al convertir El pisito en una comedia amable se pierden demasiadas claves. Al dejarla tal cual en la postguerra sin ningún guiño a la actualidad, es incomprensible el problema de partida: los novios, ya de edad avanzada, no pueden consumar sexualmente su relación al no poder casarse y ese es el motivo que les empuja, ante la imposibilidad de acceder a una vivienda por sus propios medios, a la solución del matrimonio de conveniencia. El espectador pasa el tiempo riéndose con algunos de las muchas situaciones cómicas pero no puede sentirse identificado de verdad con el problema de fondo, a pesar de la actual situación de crisis que tantos paralelismos podría haber otorgado. Los actores ejecutan sus papeles con corrección -mejor Asunción Balaguer, correcta Teté Delgado y un tanto afectado de guiños televisivos Pepe Viyuela- pero sin entusiasmo: ni ellos mismos logran creerse la verdad del conflicto.

Si el conflicto de partida resulta un tanto increíble hoy, si se reduce la ácida visión sobre la sociedad que contenía el texto de partida,  el planteamiento de El pisito según el montaje de Pedro Olea no pasa de ser un homenaje a Azcona en el que no está Azcona entero.

martes, 25 de marzo de 2008

Ha muerto Rafael Azcona

El pasado lunes, a los 81 años, ha muerto Rafael Azcona. A él le debemos gran parte de los mejores guiones del cine español de los últimos cincuenta años, desde El pisito (1958). Ha muerto, sin duda alguna, uno de los grandes nombres de la cultura española del siglo XX, tan inteligente que consiguió parecer un pseudónimo de sí mismo. Que la tierra le sea leve.