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miércoles, 27 de diciembre de 2017

Me asomo a la ventana y pasa un ángel, de Eduardo Fraile Valles


No debería haber pasado tan desapercibido este libro de Eduardo Fraile Valles publicado en marzo pasado (Me asomo a la ventana y pasa un ángel, Difácil, 2017). En él encontramos el mundo poético del autor, todo aquello que constituye el tronco más firme de su literatura, en especial de la última década, la que se abre con dos poemarios excepcionales, sorprendentes e innovadores y que ya ocupan un puesto singular en la poesía actual española: Quién mató a Kennedy y por qué (2007), premio Fray Luis de León, y La chica de la bolsa de peces de colores, accésit del Jaime Gil de Biedma (2008). Siguieron Y de mí sé decir (2011), Ícaro & Co. (2012), Retrato de la soledad (2013) e In memoriam (2014). Esta serie de obras (Apuntes del natural) de intencionado trazo proustiano se cierra con Perlas ensangrentadas (2017) pero no podría entenderse completa sin el libro que aquí comento.

Me asomo a la ventana y pasa un ángel recoge parte de los textos escritos desde 2012 y publicados en el blog personal del autor, los 48 primeros también como columnas en la edición castellanoleonesa del diario La Razón. Se estructura en tres partes que componen un juego con el título del periódico en el que arrancaron para culminar una frase paródica cervantina: La Razón..., de la sinrazón..., ...que a mi razón se hace.

Aquí está la indagación en la memoria de un escritor que ha construido un relicario cívico y muy humano de temas que regresan una y otra vez, a veces como prosa y en ocasiones como versos. Es difícil definir la frontera entre ambas formas porque sus poemas tienden a la narración (una forma de narrar cotidiana que se trasforma sin casi quererlo en una épica biográfica despojada de la heroicidad de las epopeyas clásicas para buscar la heroicidad individual de la vida) y la prosa guarda en él siempre vocación de poema por el magnífico manejo del ritmo.

Y así se suceden: el paraíso de la infancia poblado de personajes e imágenes; los espacios míticos (el barrio de Bilbao en Madrid en el que trascurren sus primeros años y al que regresa para ver las rosas que crecen en el jardín que estaba junto a su casa, el pueblo de Castrodeza con la libertad del verano interminable de la infancia y el final del paraíso que significaba septiembre, la ciudad de Valladolid con su complejidad de espacio adulto que se reduce a un puñado de calles para poder dominarlo), los objetos (su afición por las máquinas de escribir, una manera de entender su decisión de ser escritor), el arte (especialmente, Velázquez y su tratamiento de la luz: El kilómetro cero de mi corazón es la sala ovalada del Museo del Prado donde están Las Meninas de Velázquez) y la literatura, en la que se concreta todo.

La literatura es lo que explica la propia búsqueda de la memoria y ahí está Proust pero también Cervantes y una continua investigación sobre el mismo ejercicio de la escritura. Pero todos estos temas se podrían reducir a uno, presente de forma obsesiva, el tiempo. Pocos autores contemporáneos cuentan tan bien el tiempo como Eduardo Fraile. Un tiempo que es el biográfico, también el de una generación entera de españoles, explicado todo por la referencia continua a En busca del tiempo perdido. Los textos, desde luego, pueden entenderse y disfrutarse sin esta referencia literaria, puesto que el autor trabaja con elementos muy cotidianos y reconocibles (el verano en el pueblo, las calles de la ciudad, la enfermedad del padre, las tiendas de ultramarinos, los amores imposibles), a veces como pequeños microrrelatos -mejor, como fragmentos de un único texto que se ordena solo en la introspección continua- pero se iluminan y tersan toda su belleza en lo literario, como sucede, por ejemplo, en Estación en Tansonville (referencia directa a Proust pero también a la editorial que mantiene el autor).

Eduardo Fraile ha encontrado el secreto de su magdalena proustiana: el narrador moja una magdalena en una taza de té... y ahí empieza todo. No es el recuerdo. No. Es la resurrección. No, no debería haber pasado desapercibido este libro que ayuda a comprender el proyecto arriesgado y brillante que ha ocupado a Eduardo Fraile durante diez años.

El libro cuenta con un prodigioso prólogo de Óscar Esquivias, a la altura del libro (La Anunciación).




jueves, 7 de abril de 2016

Por qué leer las Noches lúgubres de Cadalso y noticias de nuestras lecturas.

He tenido mis dudas a la hora de incluir esta obra de Cadalso entre las lecturas: un texto muy conocido de título pero poco leído, de un autor mal entendido casi siempre. Un texto que no se editó en vida del autor sino tras su muerte, cuya primera edición sale en una publicación periódica y que tarda en imprimirse en volumen independiente. Que, además, está incompleto y puede tenerse como una imitación sin más de los Nights thoughts de Edward Young (1742-1745) o declararse el arranque del romanticismo español. Un texto que en su día despertó desasosiego porque no se sabía bien cómo encuadrarlo ni qué era pero que fue devorado por los jóvenes románticos españoles de principios del siglo XIX.

Las Noches lúgubres de Cadalso debieron escribirse entre los meses finales de 1772 y los primeros de 1773. Por unas razones o por otras, Cadalso dejó incompleta la obra y eso, junto al argumento y los rumores sobre su vida y las relaciones con la actriz Ignacia Ibáñez (muerta en abril de 1771), la convirtieron en una especie de obra de referencia para los románticos españoles de las décadas siguientes. Tuvo éxito editorial y contó con continuaciones que completaban la parte que Cadalso dejó sin escribir. Durante mucho tiempo se dio por segura la leyenda que convertía el texto en un relato autobiográfico en el que el autor confesaba de forma literaria haber desenterrado el cadáver su amada para llevarlo a su casa. O haberlo intentado, al menos. Y esto pudo contribuir al éxito de la obra pero no a su entendimiento.

Deberíamos comenzar por ajustar mejor los tiempos. Hasta hace unas décadas se clasificaba sin ninguna duda a Cadalso como un ilustrado más y un neoclásico en lo artístico. Sin embargo, la aparición de un estudio fundamental de Russell P. Sebold (Cadalso, el primer romántico "europeo" de España, 1974) ajustó su personalidad con su tiempo. Cadalso tuvo una formación exquisita y dominaba varios idiomas. Siguiendo la moda entre los jóvenes ricos europeos de su época, tras finalizar sus estudios realizó viajes por el extranjero que le permitieron conocer de primera mano las nuevas manifestaciones artísticas y la sensibilidad que terminaría conociéndose como romanticismo. En sus obras podemos reconocer esa época de cambio: algunas tendrán la estructura y la forma del neoclasicismo pero contienen dentro ya la cosmovisión romántica y otras solo podrán ser entendidas dentro de esa nueva forma de mirar el mundo. De hecho, las Cartas marruecas contienen una visión de España y de lo español de raíz liberal y plenamente común con los planteamientos que darán lugar a la Constitución de Cádiz, por ejemplo. En la carta III escribe una síntesis de la historia española que podría haber firmado sin más cualquier liberal romántico del siglo XIX.

Tenemos aún demasiados prejuicios con lo que pretendieron aquel puñado de ilustrados españoles de finales del siglo XVIII. De hecho, cuando los leemos nos sorprende la modernidad y actualidad de sus planteamientos, que supieron dejar en evidencia los males de España, varios de los cuales son los mismos que padecemos hoy. Soy de los que participan de la corriente de opinión de que la historia de España se hubiera ahorrado tanta decepción y miseria como ha sufrido si se les hubiera hecho más caso. Si ese grupo de personalidades (Cadalso, Jovellanos, Moratín, Goya, Martínez Marina, Quintana, etc.) que estaban a la altura de los mejores pensadores y artistas europeos hubieran tenido mejor fortuna y se hubieran hallado con unos gobernantes mejores y una coyuntura social aceptable. Pero la historia vino como vino.

Cadalso merece que volvamos a él. Que sigamos el trascurso de su vida, azarosa y plena y con circunstancias que en otro país le hubieran llevado a ser todavía hoy un personaje muy popular y conocido. Y que leamos sus obras. En especial, Los eruditos a la violeta, en donde ridiculiza un tipo social que no ha dejado de estar de moda; las Cartas marruecas, una lección para comprender España desde una perspectiva pegada a Cervantes, la ilustración y el liberalismo. Y las Noches lúgubres, para comprender cómo supo entender la mente humana cuando se descompone víctima del sufrimiento por la pérdida de un ser querido y se adentra en la locura. Cadalso no la terminó: si hacemos caso a la leyenda, porque recuperó a tiempo la cordura y se dio cuenta de que no podía continuarla; si aceptamos la clasificación tradicional de las épocas culturales, porque la escribía antes de que hubiera llegado su tiempo, incluso en la forma en la que se mezclaba la novela dialogada con rasgos propios de una obra escenificable; yo pienso que la dejó sin terminar porque es una obra que no necesita ser terminada. El fragmentarismo es parte esencial de la estética romántica y la fuerza de su argumento (ese personaje que quiere desenterrar el cadáver de su amada, acostarse junto a ella y prender la casa entera) tanta que impulsa inevitablemente al lector a rechazarla en la primera página o a querer continuarla e inventarse su propio final.

De la obra hay suficientes y acreditadas ediciones en papel. Además, en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes tenéis un magnífico portal dedicado al autor dirigido por Juan Antonio Ríos Carratalá, experto en la época. En él hallaréis una semblanza biográfica, una recopilación de estudios sobre el autor y su obra y una excelente edición digital de las Noches lúgubres a partir de la del Correo de Madrid (diciembre de 1789-enero de 1790) y una oportuna reproducción digital de la edición de Barcelona 1798 (que fue la primera edición en volumen).

Noticias de nuestras lecturas

Confieso que he tenido que reescribir urgentemente mi entrada de hoy tras leer la primera que dedica Pancho a la lectura de la obra de Cadalso: a él os remito para que podáis leer una introducción acertada a la época, al autor y a la obra. Y remata con Bambino, que no es moco de pavo.

Coro Entreaguas redacta una entrada tan buena, oportuna y atractiva para comenzar esta lectura que solo os pido que no os la perdáis.



Mª Ángeles Merino da cuenta por extenso de lo ocurrido en el encuentro que los lectores tuvimos con Óscar Esquivias para celebrar esta lectura. Me ahorra el trabajo. Solo me resta dar las gracias al autor por acercarse y compartir con nosotros esa hora y media que duró el acto más la cena posterior.

Samuel Pérez Gutiérrez escribe su tercera entrada para dar cuenta de sus impresiones sobre el volumen de cuentos de Esquivias y el encuentro con el autor mantenido el pasado jueves.

Luz del Olmo nos ayuda a comprender mejor lo que se nos cuenta de la Yoli, uno de los personajes inolvidables de este libro de relatos.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

jueves, 31 de marzo de 2016

Un frullato proustiano en Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias y noticias de nuestras lecturas, con anuncio de la próxima


No todos, pero muchas de los relatos de esta colección se explican a partir del recuerdo de una experiencia sucedida en la infancia, adolescencia o juventud de sus protagonistas. En ella está la clave de su comportamiento e incluso de su desorientación (andarás perdido por el mundo). Incluso cuando el relato no se narra desde la voz del protagonista sino desde la de un personaje que se convierte en narrador testigo (es el caso de ese delicioso cuento titulado El arpa eólica).

No debería distraernos en esto un ingenioso y hábil juego técnico del autor por el cual el relato adquiere el tono narrativo propio de la época o el lugar en el que sucede. Esta construcción lleva esos relatos a un interesante nivel metaliterario que no pesa en la lectura pero que quien los reconoce agradece: El joven de Gorea parece un relato oriental a la manera de la tradición persa o Tagore, El príncipe Hamlet de Mtsensk una narración al estilo de los grandes maestros rusos, La última víctima de Trafalgar un relato de Agatha Cristie trufado de humor, La casa de las mimosas tiene un aire a lo Nabokov, El arpa eólica recupera el relato de terror gótico del siglo XIX en el que no falta ni la carta reveladora, etc. Esta es una de las marcas más interesantes del estilo de Óscar Esquivias.

En esta línea, esta huella del pasado (a veces se trata de un pasado muy próximo a los hechos porque los protagonistas pueden ser jóvenes) adquiere tonos proustianos, algo con lo que juega el propio autor con muchísimo humor, como en el caso de la almóndiga de El misterio de la encarnación:

donde mastico desganadamente una proustina almóndiga (y aquí termina, oh, almóndiga, tu papel en este relato)

En este mismo relato se dispara el recuerdo inicial con un sonido. El protagonista es músico, intérprete de oboe:

jugando, he hecho un frullato que ha sonado exactamente como aquel timbre de mi infancia.

Estos protagonistas han quedado marcados por las circunstancias de su vida en la infancia o en la adolescencia, el despertar al sexo y sus temores y descubrimientos -muchas veces inesperados para el propio narrador-, el complejo peso de una educación tradicional en una ciudad de provincias que choca con su orientación sexual o su forma de entender la vida. A veces es lo contrario, la ausencia de una educación clara y vivir una infancia en la que las figuras del padre o la madre si no han estado ausentes, lo parecen. De ahí que muchos emprendan la huida. A otra casa, aunque esté tan cerca de la familiar que no parezca huida, a otra ciudad o incluso a otro tiempo (en La casa de las mimosas quien narra está ya fuera de aquel tiempo que parece legendario). Pero siempre hay un hilo que los devuelve a esa situación que les hizo perderse por el mundo. A ellos o a amigos que los marcaron y en los que se ven reflejados de una u otra manera.

Noticias de nuestras lecturas

Hoy ha tenido lugar el encuentro de los lectores con Óscar Esquivias en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos para comentar Andarás perdido por el mundo. Del acto, organizado por el Club de lectura de La Acequia y la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, daré cuenta la próxima semana. Esta entrada de hoy, por razones obvias, ha sido escrita con anterioridad y su publicación programada.

Luz del Olmo sigue con su manera de llevar un poco más allá los cuentos de este libro, recreándolos de nuevo para apreciar otros matices...

Sor Austringiliana hace travesuras con el libro de Óscar Esquivias. Ya verás cómo acabamos todos en el Purgatorio...

Sobre las madres de los relatos de Esquivias escribe una entrada más que intersante Mª Ángeles Merino, que no os debéis perder.

Pancho escribe un comentario preciso sobre El arpa eólica, uno de esos cuentos que no debería pasar desapercibido en esta colección.

Samuel Pérez Gutiérrez publica una entrada que de por sí es un texto narrativo de altura -y no lo digo solo porque se localice en la montaña-. Incluye comentario de los cuentos.

Próxima lectura en el Club de lectura

 
Tal y como descubrirá quien se aventure por ambos títulos, por una curiosa casualidad no buscada, el último de los cuentos de Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias (El arpa eólica), conecta de alguna manera con nuestra próxima lectura, las Noches lúgubres de José Cadalso. Revisitamos uno de los textos fundacionales del romanticismo europeo para sorprendernos con su actualidad, con el vigor de su lenguaje y con la modernidad de sus propuestas, además de comprobar que el amor puede llevar a la locura... Hay suficientes ediciones en el mercado, pero también tenéis una gratuita y muy fiable en el excelente Portal que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes dedica al autor en este enlace. Nos ocupará el mes de abril.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Encuentro de los lectores con Óscar Esquivias


Óscar Esquivias en la Peña Amaya (Burgos), por Gabriel Villamil, fotografía publicada en El Norte de Castilla. Tomada del perfil de Facebook del autor.

Mañana jueves día 31 de marzo, a las 20:15 celebraremos el encuentro de los lectores con Óscar Esquivias en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos para comentar Andarás perdido por el mundo. El acto, organizado por el Club de lectura de La Acequia y la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, está abierto a todos los interesados.Entrada libre hasta completar el aforo. Os esperamos.

jueves, 24 de marzo de 2016

Lo cotidiano en Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias. Encuentro con el autor y noticias de nuestras lecturas


Óscar Esquivias siempre ha tenido buen pulso para narrar de forma atractiva lo cotidiano (Viene la noche es un ejemplo prodigioso), cosas que podríamos vivir cualquiera de los lectores pero que leídas en sus relatos parecen extraordinarias sin dejar de tener tono realista. O cosas extraordinarias que parecen poder ser vividas por cualquiera. Incluso cuando aborda temática que raya en lo fantástico como en La ciudad del Gran Rey -y digo intencionadamente que parece fantástica y no que lo sea- o como en el cuentecillo El joven de Gorea de esta colección, una deliciosa fábula de tono oriental. Así nos atrapa, por ejemplo, en La última víctima de Trafalgar -en el que hay un guiño cómplice con quien esto escribe-. Este relato comienza en las dependencias de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Burgos y juega siempre entre lo cotidiano y lo extravagante y excepcional que se hace verosímil gracias a esta cualidad del autor de mirarlo todo a través de la lupa del realismo.

Quiero detenerme en un detalle de El príncipe Hamlet de Mtsensk para explicarlo. El relato comienza de una manera en la que podríamos creernos en un clásico arranque de novela rusa (en varios de los relatos juega con los estilos narrativos propios de los lugares en los que ambienta la acción y son reconocibles los homenajes intelegintemente usados para llevarlos luego al propio estilo de Esquivias) hasta que el protagonista sube a su casa y tiene que cambiar su ropa al ensuciarse la que llevaba y elige una camiseta de manga corta con una viñeta de Tintín, unos pantalones vaqueros y unas zapatillas de deporte. Aquí se produce el aviso al lector que este debe entender: todo se ha trasformado para explicarlo a partir de un elemento tan cotidiano como lo que elige un joven ruso para ir a ensayar un concierto, rompiendo la ilusión de cierta carga literaria inicial. El cuento ya solo puede sorprendernos cambiando de dirección varias veces más pero siempre con un fuerte sentido de la unidad del conjunto.

La casa de las mimosas es otro ejemplo de esto mismo. Podríamos pensar hallarnos en un relato a lo Nabokov que se va deshilachando pronto por los giros de la historia que nos descubre la voz narradora. Asi sucede con la presentación en este relato de la actriz Greta Garbo, casi como una gris secretaria personal sin ninguna gracia. Esquivias la salva de lo cotidiano a través del arte, como otros personajes tendrán ese impulso a través de la música. Distinto el caso del dramaturgo y director de escena que protagoniza Temblad, filisteos, que por mucho que se empeñe siempre estará muy por debajo de lo que él mismo quisiera ser. Esquivias, en este cuento, usa la ironía sabia con cierto tipo de concepción del arte contemporánea para rebajar a cotidiano lo que se quiere vestir como extraordinario.

Encuentro de los lectores con Óscar Esquivias
Óscar Esquivias en la Peña Amaya (Burgos), por Gabriel Villamil, fotografía publicada en El Norte de Castilla. Tomada del perfil de Facebook del autor.

El próximo jueves día 31, a las 20:15 celebraremos el encuentro de los lectores con Óscar Esquivias en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos para comentar Andarás perdido por el mundo. El acto, organizado por el Club de lectura de La Acequia y la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, está abierto a todos los interesados. Entrada libre hasta completar el aforo. Os esperamos.

Noticias de nuestras lecturas

Sobre el arpa eólica y Mambo escribe una interesante entrada Mª Luz Evangelio dando cuenta de su experiencia receptora de ambas. Me ha gustado especialmente lo de la experiencia cotidiana, que coincide, en parte, con lo digo arriba. Y si queréis saber por qué le sugiere a Johnny Deepp, aquí tenéis la respuesta.

Si queréis saber cómo se las gasta la vecina de arriba, la que baila, y se le rebela al propio Esquivias dándole la réplica, el enigma os lo resuelve divertida e irónica Mª Carmen Ugarte.

Myriam Goldenberg nos hace disfrutar con la relación de la escritura de Esquivias con la música, una constante de su obra que aquí se centra en Berlioz. Una delicia

Sobre La casa de las mimosas escribe Pancho una interesantísima entrada que señala una de las características de la narrativa de Esquivias, su capacidad para soprender al lector cuando piensa saber de qué va el cuento.

Ni corta ni perezosa nos mete un San José en la piscina Mª Ángeles Merino que, en su conversación con su amiga Austri, le busca la cara B a la historia del Curso de natación escrita por Esquivias...

Luz del Olmo se pone a dar vueltas a los finales de los cuentos de Esquivias y tanto les da que acaba generando otros...

Y por todo lo alto comienza en el Club Samuel Pérez Gutiérrez llevándose el libro de Esquivias a la montaña tras un periplo que comienza en la Sala Polisón...


El próximo jueves concluyo la serie de comentarios de la colección de cuentos de Esquivias a partir del día 7 de abril comentaremos las Noches lúgubres de Cadalso, una obra interesante y de recomendable relectura desde una óptima moderna. Seguro que sorprenderá a muchos, incluso a aquellos que creyeron leerla en su día y a los que invitaré a entenderla de otra manera. Nos ocupará hasta el jueves 21. El 28 lo dedicará a cuestiones cervantinas para después encarar la recta final del curso.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

jueves, 17 de marzo de 2016

Un mundo entero en una piscina (sobre la creación de vidas en Andarás perdido por el mundo) y noticias de nuestras lecturas.


Hay algo que siempre ha caracterizado la narrativa de Óscar Esquivias: la capacidad para crear en un espacio reducido un mundo entero. Cuando corta de forma sincrónica un retazo de vida en esa medida espacio temporal están presentes todos los hilos y también todos los silencios porque usa con maestría la elipsis narrativa. Esto sucede, notablemente, en sus cuentos y también en la colección que comentamos estas semanas.
 
En El Chino de Cuatroca es especialmente visible. El narrador nos presenta, condensada, una historia que ocurre en las calles que van a dar a la madrileña glorieta de Cuatro Caminos pero que nos lleva hasta Ecuador, que nos traslada a otras formas de vivir completamente diferentes a las del lector, a un cruce de personajes heterogéneos entre los que el protagonista aprende a moverse siempre en proceso de adaptación sin lograrlo. En el cuento hallamos la nostalgia de un país que no se conoce, de un tipo de vida que no se ha disfurtado, de la lucha diaria por sobrevivir, de cierta solidaridad pero también comportamientos carentes de ella. El amor, el desamor, la supervivencia, la injusticia de un modelo social, la inadaptación a la que conduce, todo en unas pocas páginas en las que el narrador nos ha ganado desde el inicio por su carácter cargado de cierta ingenuidad, como un aprendiz de pícaro que no quiere serlo.

Pero hay un cuento en la colección que no me gustaría que pasara desapercibido por su tamaño. Me refiero a Curso de natación. Toda una vida y una forma de ser se condensa en la afanosa entrega del protagonista dando brazadas para aprender a nadar. Y en la frase final, aparentemente descriptiva pero que esconde toda una vida en un renglón, que viene a truncar todo el mundo imaginado en los metros de una piscina.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte escribe un magnífico comentario del cuento protagonizado por la Yoli. Lo enraíza con lo lingüístico pero también con lo personal y lo ideológico. Para no perdérselo.

Mª Luz Evangelio comenta la focalización a través del niño en el cuento La casa de las mimosas y nos da una pista de interpretación para El joven de Gorea. A su entrada remito.

De la mano de su amiga Austri, Mª Ángeles Merino comenta Lolo Galerón, el poeta de la Florida compartiendo las emociones y los paisajes del niño narrador. Y lo documenta exahustivamente, eso sí que es un valor añadido para leer esta entrada.

Luz del Olmo sigue con su recreación-interpretación de los cuentos de este volumen. Aquí, desde El joven de Gorea hasta El príncipe Hamlet, ni más ni menos.

Divertida, interesante y bien ilustrada es la entrada de Myriam Goldenberg para comentar la virginidad y embarazo de la Yoli y de quien narra su historia por mucho que se haya ido a Italia... No os lo perdáis.

Sobre El príncipe Hamlet de Mtsensk escribe Pancho una deliciosa entrada, llena de fino humor en alusiones y con acierto sobre la técnica narrativa de Esquivias desde el primer párrafo. Y si acaba con Sabina, además, miel sobre hojuelas...

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

jueves, 10 de marzo de 2016

y nos permitíamos algunas licencias, como beber alcohol, fumar porros o dejar a los niños durante un rato sin vigilancia o cómo se introduce la ruptura de la armonía en Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias y noticias de nuestras lecturas.


Algunos de los cuentos de Óscar Esquivias suelen trascurrir de forma poco alarmante, sin grandes truculencias, jugando magistralmente entre lo que ocurre en la narración directa y lo que se esconde y aflora poco a poco. La voz narradora desgrana los acontecimientos casi como en un diario sin grandes alardes de lo que se vive, una confesión de algo que parece no tener relevancia y que entra en los cánones de lo correcto y admisible por la sociedad bien pensante. Sin embargo, el lector debe estar atento a las pistas que van sembrando el giro final, siempre sorprendente. Ismael, el primero de este libro de relatos, que de cierta manera conecta con su anterior colección titulada Pampanitos verdes, es un ejemplo. La vida de los catequistas contada por el joven narrador trascurre en un hilo previsible y lo que narra puede aparacer en cualquier hoja parroquial. Todo es lo que parece ser durante las primeras páginas. Pero de pronto, como si no fuera importante, hay un elemento que no cuadra, extraño con el tono que había llevado el relato hasta ese momento:

Esa noche nos saltábamos las estrictas reglas del campamento y nos permitíamos alguna licencia, como beber alcohol, fumar porros (Bernardo siempre llevaba una china encima) o dejar durante un rato a los niños sin vigilancia para ir a bañarnos desnudos en las gélidas aguas de algún río montuno (a cuenta de esto, en cierta ocasión yo casi pillé una pulmonía en el Pedroso).

Después, el relato recupera la normalidad pero el lector atento ha quedado descolocado por la extrañeza que, en principio, puede explicar por la juventud de los protagonistas. Pero en ese mundo conservador de una ciudad de provincias en la que nada parece cambiar y en la que el empeño es recuperar la tradición belenística en Navidad y viajar a Roma para celebrar el Año Nuevo recibiendo la bendición papal, se ha introducido ya un elemento rupturista que poco a poco irá creciendo hasta alcanzar su máximo nivel en el final del relato, que desarma la hipocresía que impone el silencio de un mundo que ya no es tan correcto -según las normas sociales tradicionales- como parecía. La evolución de Ismael es solo la objetivación de todo ello porque Ismael es el único que se ha atrevido a buscar la sinceridad en su vida. Eso sí, fuera de la rutina cotidiana del barrio natal y la ciudad en la que parece que nada cambia.


Noticias de nuestras lecturas

Carmen Ugarte comienza su segunda entrada sobre Andarás perdido por el mundo alabando la presentación de este volumen de cuentos para detenerse en el cuento dedicado al personaje del tío Lolo y su sobrino, uno de los que más centrarán la atención de los lectores para comentar después El Chino de Cuatroca, uno de los textos que más llamarán la atención de los lectores. Lo contextualiza e ilustra con un interesante reportaje fotográfico, imprescindible todo para comprender mejor el cuento.

Sobre el cuento de El Chino de Cuatroca también escribe una entrada prodigiosa Pancho que recomiendo, incluidos los comentarios a ella de sus lectores, todos muy sugerentes...

Myriam Goldenberg analiza con su penetración habitual la personalidad de Edison Gutiérrez, el protagonista del mismo relato y se identifica con él de la manera que el lector verá.

Luz del Olmo escribe varios microrrelatos sobre los cuentos de Óscar Esquivias: a la vez, homenaje y creatividad. Para no perdérselo.

Mª Luz Evangelio comenta con intensidad y por lo breve sus impresiones -que me parecen totalmente acertadas- de la lectura del segundo y tercer relato de esta colección. El tercero, además, le supone cierta identificación con el protagonista. 

Mª Ángeles Merino vuelve a soprendernos. Comenta el libro en diálogo con una amiga y paseándose por Gamonal. Desde allí aborda las cuestiones generales y los espacios de los cuentos. No os lo perdáis.
 
Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

jueves, 3 de marzo de 2016

Andarás perdido por el mundo, de Óscar Esquivias y noticias de nuestras lecturas.


Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias (Burgos, 1972) contiene catorce cuentos ya publicados por su autor con anterioridad (desde el año 2010 hasta el 2015), recogidos aquí en un volumen armonioso y cuidadosamente editado (qué magnífica la fotografía de Asís G. Ayerbe en la cubierta) tras corregirlos. Era necesario. La dispersión de estos relatos y alguno de los lugares de publicación los hacían inencontrables para el lector no especializado. Por otra parte, puestos en limpio y ofrecidos juntos ofrecen un aire común en cuanto a los personajes, el estilo y la temática que viene bien al conjunto dotándolo de una complicidad que agradece quien los lee. Los lectores habituales de Esquivias reconocerán al autor en cada uno de ellos: personajes un tanto desorientados que no viven esta condición como tragedia personal necesariamente, un uso del idioma brillante, giros argumentales sorprendentes pero bien preparados en la arquitectura del cuento, un ritmo muy cuidado en el planteamiento, espacio para lo que no se dice en el texto como parte sustancial de los relatos, cierto componente biográfico de todo un sector generacional de España, el amor por la música. Y un elemento que casi es un sello del autor y que no suele prodigarse en los narradores españoles: el humor.

El volumen se cierra con una Nota del autor clarificadora. En ella nos da la raíz del título, una cita bíblica que hace referencia a la maldición que Yavé dejó caer sobre Caín tras matar a Abel y negarlo: Andarás errante y perdido por el mundo o errante y vagabundo sobre la tierra, según las traducciones  (Génesis 4.12). Yavé condena a Caín a vagar por el mundo, pero no lo fulmina y protege su vida. La historia sagrada es bien conocida. Caín se refugia en el país de Nod, al oriente del Edén, y allí nacen sus descendientes. En el fondo, la humanidad tiene ese rasgo cainita y puedo llevarlo como drama permanente o como oportunidad de un cierto renacimiento. Hay muchas interpretaciones sobre el significado del pasaje pero a mí siempre me ha interesado esa condición de desterrado del ser humano. El arte y la literatura lo ha tratado muchas veces y de muchas maneras y a esa línea en la que están Demian de Herman Hesse, el motivo usado por Antonio Machado en su obra o Caín de José Saramago, se incorpora ahora Esquivias con sutileza y humor. El autor no ve en esa maldición divina un castigo sino una oportunidad, casi una definición de sí mismo: 

siempre me ha gustado perderme y andar a mi aire por el mundo.A menudo pienso que mi casa podría estar en cualquier sitio y es raro que visite un lugar en el que no me imagine feliz viviendo allí para siempre, da igual que sea un pueblo de la Bucovina, una colonia periférica de la Ciudad de México, la calle 3-34 de Gamonal, una colina de Estambul o la Via Garibaldi de Turín: hasta un submarino o una cápsula espacial me parecen lugares atractivos y perfectamente habitables (siempre que tengan libros y música, claro).

Y mucho de eso hay en los relatos que componen este libro, ambientados en diferentes partes del mundo. Es la línea vertebral que construye un volumen dándolo a la vez unidad y variedad, cosa no siempre fácil en este tipo de colecciones.Óscar Esquivias es uno de los autores de cuentos más interesantes del panorama español, con un estilo muy personal y reconocible. Sus dos anteriores libros de relatos (La marca de Creta y Pampanitos verdes) llamaron merecidamente la atención tanto de la crítica como del público.

Los más antiguos seguidores de este Club de lectura saben que, desde que leímos y comentamos aquí la trilogía dantesca (Inquietud en el Paraíso, La ciudad del Gran Rey y Viene la noche), nos habíamos prometido regresar a él en cuanto fuera posible. Al final de la lectura tendremos un encuentro con el autor en Burgos abierto a todo el público, previsiblemente en la tarde del jueves 31 de marzo. Informaré oportunamente. Mientras tanto, durante los próximos jueves comentaremos aquí las cuestiones esenciales de estos relatos. Que no son catorce, en realidad, sino quince, porque en la citada Nota del autor Esquivias nos regala un breve cuento que explica y cierra todo el conjunto de forma brillante y que invito a los lectores a no perderse.

Noticias de nuestras lecturas

Aviso a los lectores: alguna de las entradas que aquí relaciono cuentan con la intervención de Óscar Esquivias en suculentos comentarios.
Pancho comienza el comentario de la obra alabando -y con razón- el volumen como objeto agradable desde la fotografía de la portada -extraordinaria, obra de Asís G. Ayerbe- y el tacto del papel. Después pasa al primero de los cuentos, Ismael, en el que aprecia trazo cervantino y valentía del autor para dejar desde el inicio claros los focos del libro.

Luz del Olmo narra cómo asistió a la presentación madrileña del texto y deja reflejo fotográfico de la dedicatoria. Seguro que se atreverá comentando alguno de los relatos. Ya lo hace con el título de la colección.

Mª Ángeles Merino nos da todo lo necesario para arrancar con ganas este libro: enlace con la lectura anterior, resumen de la presentación en Burgos del volumen y primeros comentarios sobre los hilos de continuidad y los matices de los catorce cuentos. Más no se puede pedir.

Myriam Goldenberg hace un exquisito y completo comentario del primero de los cuentos, Ismael. De absoluta y recomendable lectura.

Mª Luz Evangelio se estrena en nuestro club de lectura con el comentario del primer relato del volumen con todo el acierto porque pone las preguntas en los elementos esenciales de la estrategia narradora del autor.

Mª del Carmen Ugarte nos regala una pieza maravillosa, entre crónica de la presentación en Madrid y análisis de la personalidad de los presentadores y el presentado. No os pedáis esta entrada de ninguna manera...

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

jueves, 25 de febrero de 2016

El Alcalde de Zalamea hoy, noticias de nuestras lecturas y aviso de la próxima.


Aunque Calderón deje todo cerrado dentro de la ortodoxia ideológica y teológica en El alcalde de Zalamea y defienda la sociedad estamental, no puede evitar el reflejo de una época en la que ciertos valores modernos comienzan a agrietar el sistema, singularmente, el poder del dinero que subvierte el orden establecido.

En la primera jornada aparece un claro precedente del figurón, el hidalgo don Mendo, acompañado de su criado Nuño. El hidalgo es un personaje ridículo que viene a tomar parte de la función del gracioso de la comedia barroca pero sin su baja extracción social. Calderón nos presenta en él a los hidalgos empobrecidos que poblaban España con su hambre y su vanidad y que tanto juego dieran en la literatura crítica desde el escudero de El Lazarillo. Su requerimiento amoroso es ridículo pero es aprovechado por el autor para reflejar una realidad social cuando Nuño le dice que tendría fácil la solución de su hambre si se casara con Isabel. El criado no ve más que ventajas porque el hidalgo comería y Pedro Crespo vería hidalgos a sus nietos. Sin embargo, el carácter de don Mendo no puede llevarle al matrimonio porque él representa la caricatura del hidalgo español orgullos de su sangre y que no está dispuesta a mezclarla con el dinero. Sabemos que la realidad española era muy diferente porque estos matrimonios eran frecuentes. No lo desaprobaba Calderón directamente al hacer ridículo a don Mendo precisamente por lo contrario, por su manía de nobleza y así lo convierte en una especie de doble cómico de don Álvaro.

También hay una sutil crítica moderna a la obligatoriedad de dar alojamiento en las casas particulares a los soldados porque esta obligación no se extendía ni a los hidalgos ni a los ricos que pudieran pagar la exención. Otros aspectos modernos los observamos en algunos matices del personaje Isabel y en la posibilidad de un respetuoso diálogo no exento de admiración mutua entre Pedro Crespo y don Lope. No menos moderna es la libertad a la hora de dictar justicia que tienen las villas libres, como Zalamea.

Curiosamente, la mejor respuesta a los desórdenes modernos establecidos por los nuevos tiempos la da Pedro Crespo. Él sabe qué estamento social le corresponde y, por lo tanto, no quiere subvertir el orden con algo que le sobra, el dinero:

¿qué gano yo en comprarle
una ejecutoria al rey
si no le compro la sangre?

Para hacer más poderosa esta defensa del orden estamental en boca de un villano rico como Pedro Crespo, en contra de la habitual compra de hidalguías de aquellos tiempos bien a través de ejecutorias bien a través de matrimonios desiguales, Calderón introduce la teología (el alma como ámbito que corresponde solo a Dios) y dos motivos procedenes de la tragedia griega. Por una parte, la soberbia de don Álvaro -similar a la hibris clásica-, por otra, la aparición del rey Felipe II como un auténtico deus ex machina que sanciona finalmente el conflicto reestableciendo el orden propio de la sociedad estamental.

Si quitamos, desactivamos o reducimos estos tres elementos, los sacamos del contexto ideológico en el que se producen, es fácil adaptar la obra a nuestros tiempos, modernizarla y hacer un montaje de El alcalde de Zalamea revolucionario, radicalmente moderno y hasta feminista. Ya no sería Calderón, claro. Y no estaríamos ante el mismo conflicto dramático.

ay suficientes ediciones disponibles en el mercado en papel y en formato electrónico. Os recomiendo aquellas que vengan acompañadas de prólogo y notas a pie de página. En Internet podéis encontrar una fiable y gratuita en el Portal que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes dedica al autor en este enlace.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino resume la sesión presencial del club que tuvimos el pasado martes, con lo que me ahorra los detalles. Y, además, termina la comida...

Mª del Carmen Ugarte aborda el estudio del refrán Dádivas quebrantan peñas en la obra. Y tiene razón al hacerlo no solo porque sea un tema recurrente en el teatro clásico: sigue tan de actualiad que una dádiva te abre cualquier puerta...


Brujona gallega llama Pancho a doña Emilia al proseguir con la lectura de Los Pazos de Ulloa. Y yo, ahora que no nos oye doña Emilia, no dejo de darle la razón.

Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.

Anuncio de la lectura del mes de marzo


Ya está disponible en librerías Andarás perdido por el mundo, volumen de cuentos de Óscar Esquivias (Ediciones del Viento, 2016). Será el título que leamos y comentemos durante el mes de marzo. Esquivias es uno de los autores más importantes para este Club de lectura y le debemos un encuentro que cuando abordamos su trilogía dantesca no pudimos tener. Lo compensaremos y el autor se reunirá con nosotros en una fecha que anunciaré más adelante. Como siempre, este encuentro, organizado por el Club de lectura, será abierto a todos los que nos quieran acompañar.

miércoles, 16 de julio de 2014

Presentación en Burgos de Echo al fuego los restos del naufragio, mi diario poético para tiempos de crisis


Mañana jueves 17, a las ocho de la tarde, presento en Burgos mi nuevo poemario, Echo al fuego los restos del naufragio, un diario póetico para tiempos de crisis. Me acompaña Óscar Esquivias y habrá sorpresa final a dos voces. Será un placer contar con la presencia de todos aquellos que os podáis acercar al Museo del Libro Fadrique de Basilea que tan amablemente ha cedido sus instalaciones para este acto. Espero que podamos compartir una hora llena de literatura, amistad y solidaridad. Como mañana dedico mi entrada al Club de lectura, daré cuenta de la presentación el viernes.

Echo al fuego los restos del naufragio, mi diario poético para una crisis ha sido publicado, con fotografías de Javier García Riobó, por SBQ Solidario dentro de la colección El brut de los corazones solidarios. Lo recaudado se destinará a los proyectos de la ONG SBQ como donación (información sobre sus actividades, en este enlace).

Para hacerte con un ejemplar del libro y que te lo remitamos por correo postal debes notificarlo, como hasta ahora, en la página de Facebook (en este enlace) creada para el proyecto, enviarme un mensaje privado en mi perfil de Facebook (en este enlace) o un correo electrónico a la dirección: pedro.ojeda.escudero[arroba]gmail.com. 

También podrás hacerte con un ejemplar en la presentación del libro.

Los ejemplares solicitados hasta ahora ya están siendo distribuidos. Si ya lo has encargado te llegará en los próximos días. Si quieres saber el estado de tu envío, ponte en contacto con nosotros de la forma mencionada en el párrafo anterior.

domingo, 6 de julio de 2014

Presentación en Burgos de Echo al fuego los restos del naufragio, mi diario poético para tiempos de crisis (Museo del Libro, 17 de julio a las ocho de la tarde)


El próximo jueves 17 de julio, a las 20:00 horas, en el Museo del Libro Fadrique de Basilea de Burgos (Travesía del Mercado, 3) presento Echo al fuego los restos del naufragio, mi diario poético para tiempos de crisis. Me presentará el escritor Óscar Esquivias, al que agradezco su cariñoso gesto. Quiero agradecer también al Museo del Libro, que tanto hace por la promoción de la cultura en Burgos, las facilidades dadas para esta presentación y su acogida. Y animar a todos los interesados a acudir.

La literatura anda siempre entre el disfraz y la desnudez, un hermoso juego entre ambas. La poesía profundiza más en esa verdad aunque siempre ponga como pantalla el arte y la técnica. Presentar ante el público un libro como este en el que hay tanto de mí mismo, en el que he volcado tantas emociones y pensamientos, en el que he condensado la vivencia de una crisis personal pero también mi mirada hacia una crisis social como la que atravesamos, es una experiencia intensa y emocionante. Espero poder compartirlo con todos vosotros.


Echo al fuego los restos del naufragio, mi diario poético para una crisis ha sido publicado, con fotografías de Javier García Riobó, por SBQ Solidario dentro de la colección El brut de los corazones solidarios. Lo recaudado se destinará a los proyectos de la ONG SBQ como donación (información sobre sus actividades, en este enlace).

Para hacerte con un ejemplar del libro y que te lo remitamos por correo postal debes notificarlo, como hasta ahora, en la página de Facebook (en este enlace) creada para el proyecto, enviarme un mensaje privado en mi perfil de Facebook (en este enlace) o un correo electrónico a la dirección: pedro.ojeda.escudero[arroba]gmail.com. También podrás hacerte con un ejemplar en la presentación.

Los ejemplares solicitados hasta ahora ya están siendo distribuidos. Si ya lo has encargado te llegará en los próximos días. Si quieres saber el estado de tu envío, ponte en contacto con nosotros de la forma mencionada en el párrafo anterior.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Las dos cartas iniciales de La estafeta romántica como ejemplo de la técnica epistolar en Benito Pérez Galdós y noticias de nuestras lecturas


Las dos cartas iniciales de La estafeta romántica son un prodigio de habilidad narrativa. En ellas se condensa todo el tono que quiere dar Galdós a este episodio. A la altura de 1899, cuando Galdós lo redacta y publica, el novelista es dueño de una intención clara en estas novelitas. Su pretensión de dar cuenta de la historia de España del siglo XIX no ha cambiado, pero sí se han modificado sus entusiasmos iniciales. Pasada la Revolución de la Gloriosa, en medio de la Restauración y abocado el país a una decadencia que supone su pérdida de peso internacional, a Galdós le ha decepcionado la burguesía que debería haberse encargado de la modernización del país: aquella burguesía revolucionaria ha fracasado, en buena medida, y no ha cambiado suficientemente ni las estructuras socioeconómicas ni las mentales de la nación. De ahí que estos elementos burgueses que aparecen en la serie a la que pertenece La estafeta romántica sean vistos desde un ángulo menos heroico: este heroísmo irá depositándose cada vez más en el pueblo. A esto se suma la crítica que realiza Galdós de los excesos románticos, a los que ve fruto de impulsos infructuosos que desgastaron a una generación idealista sin conseguir unos avances concretos.

Mucho de eso hay en la elección de las dos mujeres que se escriben estas dos primeras cartas. Alejadas de todo heroísmo y todas las veleidades políticas, ambas hablan, fundamentalmente, de "su asunto" que no es otro que la preocupación por los jóvenes, su estabilidad emocional y la forma de concertarles la boda que a ellas les gustaría, siempre en beneficio de la familia, claro.Estas dos cartas facilitan el acceso a la novela a aquellos lectores que no hayan leído los episodios anteriores de la serie. Se nos informa de los datos más relevantes para que podamos comprender las circunstancias en las que se encuentran los protagonistas, con un resumen rápido de los antecedentes. A doña María Tirgo y a la marquesa de Sariñán, a la altura de febrero de 1837, lo que verdaderamente les intersa es saber cómo está Demetria y si Fernando Calpena puede suponer o no una molestia que tuerza los planes que tienen para ella. Galdós sabe adentrarse en el carácter de estas dos mujeres. Sabe captar muy bien Galdós la mentalidad de este tipo de mujeres cuya preocupación fundamental son esas circunstancias familiares y a las que las cosas del mundo les llega como telón de fondo. Su edad y su carácter práctico, además, las hacen criticar tanto los romanticismos de los jóvenes como las calaveradas de los mayores. Pertenecen a una burguesía acomodada -incluso ennoblecida- conservadora, que no quiere más sustos que los naturales de la vida, que ya les parecen mucho. Y así van, en sus cartas, hablando de todo pero centrándose, sobre todo, en las estrategias que les procuren el final feliz de sus planes. Hasta en ese ir y venir de las cartas y en lenguaje, Galdós sabe captar el espíritu de esa clase social.

Noticias de nuestras lecturas

La estafeta romántica de Benito Pérez Galdós

Myriam introduce la lectura y anuncia los objetivos de sus entradas al analizar la obra desde el punto de vista de los personajes femeninos y las relaciones sentimentales. Excelente aperitivo.

Paco Cuesta analiza con fineza extraordinaria el motivo del suicidio de Larra en la obra.

No os perdáis la entrada de Pancho sobre los pasajes de la obra en los que se relata la muerte y el entierro de Larra. Quiero llamaros la atención sobre las ilustraciones que elige.

Mimosa también se lanza a una oportunísima aportación: las conexiones entre Larra, Werther y Fernando Calpena, que aclaran muchas cosas.

Juega inteligentemente nuestra Mª Ángeles Merino con un diálogo epistolar con nuestro Fernando Calpena, a ver si pone los pies en la tierra el pobre.

Intemperie de Jesús Carrasco

Mª Ángeles Merino continúa narrando desde dentro del niño la historia de esta novela, lo que da otra perspectiva al texto. Llega ahora a su encuentro con el tullido.

Gelu publica su aportación a nuestra lectura de este libro, fijándose en algunos fragmentos y resaltando la altura poética de alguno de ellos.

La ciudad del Gran Rey de Óscar Esquivias

Esta novela de Esquivias -al que tendremos que volver tarde o temprano en el Club de lectura-, compite en una lista de las mejores novelas distópicas. Hay que recordar que fue una de las primeras novelas que comentamos en el club de lectura. Podéis verlo en este enlace.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 28 de junio de 2012

El mapa del nuevo mundo


EL MAPA DEL NUEVO MUNDO
  
Pedro Ojeda Escudero

DISCURSO PRONUNCIADO EN LA CEREMONIA DE GRADUACIÓN DE LA PROMOCIÓN DE LA LICENCIATURA EN HUMANIDADES DE LA UNIVERSIDAD DE BURGOS EL 28 DE JUNIO DE 2012.
 
Sr. Vicerrector, Sra. Vicedecana, compañeros, alumnos, amigos:


Visto desde España, el mundo parece haber perdido la pausa para la reflexión oportuna y modificar, a tanta velocidad, aquello que había regido sus principios y normas desde hace unas décadas, que somos incapaces no solo de comprender lo que está ocurriendo sino también de reaccionar adecuadamente. Damos la impresión de estar desbordados por los acontecimientos.  Todo nos parece improvisado, inexplicable. Quizá porque en Europa hemos vivido en una isla de bienestar y libertad que no se correspondía con lo que sucedía en el resto del mundo y la demostrada fragilidad del sistema financiero que la sostenía y la incapacidad de nuestros gobernantes para preveer sus consecuencias nos han traído hasta aquí: perdemos terreno en lo que se había conseguido y nos abocamos hacia situaciones que creíamos superadas en el pasado. Hemos sido tan cicateros a la hora de exportar nuestro modelo y permitir que otros países se incorporaran a él decididamente, que ahora nos atemoriza el mero pensamiento de que seamos más parecidos a ellos que a nosotros. Ni siquiera guardamos la esperanza de que todo el sacrificio sirva para hallarnos en un futuro mejor a corto plazo. Y si a una sociedad le quitan la esperanza se convierte en una sociedad triste y desorientada hasta que consigue encontrar un motor ideológico que la renueve, un proyecto hacia el que ir aunque sea –siempre lo es- por confrontación con otros modelos.

Ante esta situación, la mayor parte de la gente reacciona como si se hubieran extraviado todas las cartas de navegar y los mapas dibujados por la paciencia de los antiguos cartógrafos. Quizá alguien tenga el mapa secreto y haya decidido ya los pasos que debemos dar trazándonos previamente los caminos que quiere que sigamos. Pero nosotros no lo conocemos y ni siquiera podemos confiar ya en aquellos que nos dicen cuál debe ser nuestro siguiente paso.

Óscar Esquivias, antiguo alumno de esta casa, en La Ciudad del Gran Rey, la segunda parte de su excelente trilogía sobre Burgos, cuenta que los viajeros a lo que parece el Purgatorio y, con toda seguridad, no es más que la vivencia delirante de la guerra civil y una metáfora sobre la historia cuando se introduce en ella la crueldad y la sinrazón, imagina una ciudad en la que el mapa urbano cambia de trazado de forma inexplicable. Los expedicionarios se desorientan con facilidad: reconocen Burgos, que aparentemente abandonaron al final de Inquietud en el Paraíso, pero son incapaces de ir de un lugar a otro puesto que el mapa de la ciudad se modifica completamente a sus espaldas. Hasta que conozcan el secreto por el que conseguirán orientarse, actuarán con temor y reaccionarán de forma hostil ante un mundo que no comprenden, que es y no es el suyo, encastillándose en un piso alto del pasaje de La Flora con el miedo de los que se piensan en territorio enemigo.

Algo de eso ocurre hoy. Vivimos la última fase de un choque cultural amplificado por los efectos de la crisis económica que arrastramos desde hace unos años y parece no solucionarse a pesar de todas las medidas que se toman. No nos engañemos, es un fin de ciclo. El mundo cambia y el tipo de sociedad que habíamos construido en los últimos decenios en Europa, singularmente en España, como culminación de un sistema nacido en el siglo XV, se viene abajo. Como en todos los cambios históricos, la mayoría de la gente se halla desorientada y reacciona a la defensiva. Se encastilla en los restos de lo que había regido su vida hasta ese momento, moviéndose con hostilidad contra todos aquellos que parecen amenazarlo y pretendiendo que todo siga con una apariencia de normalidad aunque para ello tengamos que romper las bazas de solidaridad y sacrificar a los que están a nuestro alrededor en aras de un supuesto bien común que exige esos sacrificios de los más débiles. Qué importa lo que les ocurra a los demás si yo puedo mantener mi forma de vida o, al menos, que no se vea muy deteriorada, se suele pensar. Buscamos, dentro de nuestras características como individuo, aquellas que nos hagan pertenecer al grupo menos afectado por las medidas que se toman: no somos griegos, no somos pensionistas, no somos funcionarios, no somos desempleados, no somos desalojados de nuestras casas por el impago de la hipoteca, no somos autónomos que tengan que cerrar su pequeño comercio, no somos mineros, no somos jóvenes sin trabajo ni sueldo digno, no somos de los que tienen que emigrar obligatoriamente fuera de España para resolver su vida.

Pero vengamos a vosotros.

Hace unos años decidisteis matricularos en una carrera que ostenta el nombre de Licenciatura en Humanidades. En vuestra promoción ya conocíais las amenazas que la rodeaban: una carrera a extinguir y desprestigiada en la sociedad actual, que parece engrandecer solo la tecnología y tan poco las creaciones del espíritu del ser humano. A estas amenazas se le han sumado las que la crisis económica ha puesto encima de la mesa.

Sin embargo, os matriculasteis y habéis perseverado: aquí estáis hoy, celebrando la graduación, el final con buen éxito de vuestros esfuerzos académicos. Os conozco desde el primer curso, he tenido la suerte, el honor, de ser vuestro profesor en varias asignaturas de mi especialidad, la literatura española. Y hoy os agradezco con todo mi cariño el que me hayáis elegido como padrino de vuestra promoción. No solo con cariño: para mí es una gran responsabilidad despediros de las aulas universitarias.

Os conozco y sé que, en contra de los expedicionarios de la novela de Esquivias no os habéis refugiado con temor en ningún lugar inaccesible para los demás, ni habéis actuado de forma poco solidaria, ni habéis dicho que vosotros no sois los otros. Aun os recuerdo en las movilizaciones contra la penúltima reforma universitaria: llenasteis la Facultad de vuestra presencia activa. También os recuerdo defendiendo la causa de las Humanidades: no solo como una profesión sino como debe ser, una forma de entender el mundo. Lo habéis hecho de una manera en la que, como vuestro padrino, puedo decir que habéis sido más constantes y habéis estado más acertados que la misma institución que os ha acogido. Hoy, que os graduáis, puedo reconoceros que yo he aprendido mucho de vosotros y que me he sentido apoyado en los malos momentos que todos pasamos. Gracias. Os podemos haber enseñado historia, arte, lengua, literatura, pero vosotros nos habéis enseñado a mirar el mundo con los ojos limpios y el corazón generoso. Sin gente como vosotros no tendría sentido la Universidad.

No sé si sois conscientes, estoy seguro de que sí lo sois, de que en vuestro currículum lleváis la semilla de aquello que debe mejorar el mundo. Hoy, que tanto se habla de macroeconomía, recortes presupuestarios, contención del déficit público, reducción del estado de bienestar y otras cuestiones que parecen muy alejadas de aquello que habéis estudiado en la Licenciatura de Humanidades, debéis tener la convicción de que sin un verdadero peso de lo humanístico el mundo no podrá avanzar. En contra de lo que os dirán muchos, debéis estar orgullosos de haber elegido esta licenciatura porque la historia nos ha enseñado que los grandes cambios que se han producido siempre se han diseñado por y para el ser humano y que este diseño ha venido siempre producido por las ideas, por el saber y las necesidades que habéis estudiado en esta carrera.

Precisamente, gran parte de la desorientación que sufrimos en el mundo actual viene dada por olvidarnos de que las humanidades son algo más que ese ocio de parque temático al que han querido reducirlas en los últimos años. Quizá esa reducción de la importancia de lo humanístico esconda la raíz del problema, la causa verdadera de esta crisis: hay quien quiere rebajarnos a meros números en la producción de bienes de consumo y echar abajo todos los valores humanos que no acompañen el resultado económico. Así entienden muchos, en exclusiva, la productividad, ignorando que la verdadera productividad no se halla en un libro de cuentas.

Para evitarlo, esta carrera, con la revisión de los fenómenos culturales de nuestro pasado y presente, os ha preparado para una tarea imprescindible: pensar el mundo y actuar sobre sus circunstancias con criterio. Esa es vuestra misión a partir de ahora, sea cual sea vuestro desempeño profesional. No dejéis de pensar, no dejéis de actuar con el espíritu crítico con el que os he visto llenar este edificio y que es lo más universitario que habéis podido aprender en estos años. Y para ello, como sabéis, debéis pensar de forma individual y colectiva, de manera constante y venciendo todas las incertidumbres y desánimos fomentados por los acontecimientos que nos rodean. No es tarea fácil. 

Vamos terminando.

Elena, Silvia, Mercedes, Jimena, Eduardo, María, Adriana, Alazne, Rubén, Jorge, Roberto, Mónica, Víctor, os conozco bien a cada uno de vosotros: sé que sois solidarios, que no vais a dejar que el mundo sea inhóspito y que alguien nos trace un secreto mapa de nuestros caminos, imponiéndonos el sendero. Sé que os reconocéis en los otros.

Desde hace mucho tiempo no había la sensación que ahora tenemos: el mapa del mundo está por trazar. Vosotros conocéis los mapas anteriores gracias a vuestros estudios. Conocéis bien los pasos que hemos dado desde aquellos primeros habitantes de la sierra de Atapuerca hasta que pisamos la Luna o derribamos un muro que parecía sólido. Sabéis las causas, las manifestaciones artísticas y las grandes creaciones literarias que explican la forma en la que se han trazado esos mapas.

Y ahora estáis en una nueva frontera, similar a muchas de las que ha pasado la humanidad. Alguien podrá levantar los puentes que os ayuden a cruzarla, pero la idea de hacerlo, de decidir el lugar del puente y dar ese primer paso y descubrir los nuevos trazados y explicarlos solo puede deberse a aquellos que comprendan al ser humano desde lo más profundo, como vosotros, después de haber estudiado las claves que lo han traído hasta aquí.

Una vez allí, en el nuevo territorio, no actuéis con temor, no os refugiéis en lo que ha constituido una estructura histórica que ahora se desmorona. Vuestra tarea es otra y más alta: combatir a aquellos que quieran aprovecharse de las convulsiones de todo cambio histórico, denunciar con criterio y conocimiento los fraudes que nos querrán vender como verdad –como la única verdad posible-, corregir los errores que nos han traído hasta aquí y salvar lo que deba ser salvado del pasado, demostrar que la historia de la humanidad no puede seguir adelante sin los conocimientos humanísticos, poner de relevancia que estos no son solo productos para el ocio o las teorías de despacho, sino que actúan sobre el mundo para hacerlo mejor, más solidario, más abierto, menos agresivo.

Porque todos somos griegos. Porque todos somos mineros.

Confío en vosotros. Sois lo mejor que tenemos.