Hoy todo el día ha sido un juego de espejos. Todo comenzó en clase con Patsy Kensit y Rita Hayworth. De Beltenebros de Muñoz Molina a Pilar Miró para terminar en Charles Vidor. No es mal camino. Hay días que se presentan así y te arrastran y te quedas prendado definitivamente de una canción y de una secuencia en la que una mujer te arrebata el ánimo para siempre y ya no eres libre y juegas las vidas que te quedan sin saber bien cuál será la última bala que rompa el espejo definitivo.Y qué importa si en el juego apuestas todo y no va más. Cuando he regresado tenía la sensación de no saber qué imagen abría la puerta de casa y en qué local había olvidado la vida.