Gominolas para los patos (Béjar, sbq, 2011), de Hugo Izarra con ilustraciones de Matt Sesow es el primer volumen de un proyecto, El brut de los corazones solidarios (que nace desde SBQ Solidario) cuyo impulsor, Luis Felipe Comendador, define como "una colección de textos intensos que indagan sobre el hombre con sus causas y efectos, donados en calidad de copy left por sus autores para atender causas solidarias [de lesa humanidad, por qué no decirlo] pequeñas y a la vez grandísimas. Todo desde la convicción de que el mundo no se arregla solo con posturas colectivas y grandilocuentes, sino que se precisan empeños chiquititos que aúnen pocas voluntades para ir creando una red cooperativa que vaya creciendo con naturalidad y siempre dentro de la posibilidad individual y voluntaria".
El proyecto editorial, en sí mismo, es ya un tesoro: de propósito y de realización. Este primer volumen está cuidadosamente editado tanto en los textos como en las ilustraciones. Se cuida la calidad del producto como solo puede hacerse desde el cariño por lo que se tiene entre manos. Sirve, sin duda, como una excelente carta de presentación ideológica, como lo define Comendador. En este caso, por tan solo 10 euros puede colaborarse en algo grande y pequeño a la vez: la causa de Jamir Alexander, un muchacho peruano de cuatro años con retraso psicomotriz y condición económica humilde (los interesados deben ir a este enlace para hacerse con el libro y, aunque allí mismo puede descargase gratis su contenido, recomiendo comprar este pequeño tesoro).
Con ser mucho lo comentado, no lo es todo. Gominolas para los patos es un poemario excelente. Hugo Izarra poetiza la soledad y la incomunicación y sus consecuencias. Lo hace usando como escudo la ironía y lo cotidiano para protegerse del sentimentalismo, con agudeza en el uso de las imágenes y en la ruptura de las expectativas tradicionales de la forma poética:
Pido perdón a los mosquitos
que murieron estrellados
contra el cristal de
mi parabrisas,
y a las mujeres que
me amaron, y yo amé,
en mayor o menor medida.
Esa misma mirada, con un humor que salva de la desolación completa de la mirada -quizá como único rescate posible ante la decepción absoluta- se aplica al mundo entero, como metáfora de nuestra sociedad:
Alquilo mundo.
Cinco continentes y baño.
Buenas vistas. Céntrico.
Posibilidad de reforma.
Piscina comunitaria.
(Clasificados.)
No falta tampoco esa misma reflexión aplicada a la condición del poeta (Algunos poetas suben al cielo sin chaqueta y otros no, Claves para parecer poeta) y se condensa en el último poema del volumen, que contiene las recomendaciones del poeta A las generaciones venideras como forma única de salvación, es decir, de supervivencia:
No os creáis nada
de lo que os digan.
Y lo más importante de todo:
No os enamoréis jamás.
El proyecto editorial, en sí mismo, es ya un tesoro: de propósito y de realización. Este primer volumen está cuidadosamente editado tanto en los textos como en las ilustraciones. Se cuida la calidad del producto como solo puede hacerse desde el cariño por lo que se tiene entre manos. Sirve, sin duda, como una excelente carta de presentación ideológica, como lo define Comendador. En este caso, por tan solo 10 euros puede colaborarse en algo grande y pequeño a la vez: la causa de Jamir Alexander, un muchacho peruano de cuatro años con retraso psicomotriz y condición económica humilde (los interesados deben ir a este enlace para hacerse con el libro y, aunque allí mismo puede descargase gratis su contenido, recomiendo comprar este pequeño tesoro).
Con ser mucho lo comentado, no lo es todo. Gominolas para los patos es un poemario excelente. Hugo Izarra poetiza la soledad y la incomunicación y sus consecuencias. Lo hace usando como escudo la ironía y lo cotidiano para protegerse del sentimentalismo, con agudeza en el uso de las imágenes y en la ruptura de las expectativas tradicionales de la forma poética:
Pido perdón a los mosquitos
que murieron estrellados
contra el cristal de
mi parabrisas,
y a las mujeres que
me amaron, y yo amé,
en mayor o menor medida.
(El amor es crueldad accidental.)
Esa misma mirada, con un humor que salva de la desolación completa de la mirada -quizá como único rescate posible ante la decepción absoluta- se aplica al mundo entero, como metáfora de nuestra sociedad:
Alquilo mundo.
Cinco continentes y baño.
Buenas vistas. Céntrico.
Posibilidad de reforma.
Piscina comunitaria.
(Clasificados.)
No falta tampoco esa misma reflexión aplicada a la condición del poeta (Algunos poetas suben al cielo sin chaqueta y otros no, Claves para parecer poeta) y se condensa en el último poema del volumen, que contiene las recomendaciones del poeta A las generaciones venideras como forma única de salvación, es decir, de supervivencia:
No os creáis nada
de lo que os digan.
Y lo más importante de todo:
No os enamoréis jamás.