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jueves, 2 de marzo de 2017

La novela que es Patria de Fernando Aramburu y la novela que no es, noticias de nuestras lecturas y anuncio de la próxima


Casi al final de la novela, Xabier acude al hotel María Cristina de San Sebastián. Se celebran unas Jornadas sobre Víctimas del Terrorismo y Violencia Terrorista, organizadas por el Colectivo de Víctimas del Terrorismo en el País Vasco. El personaje no era muy dado a estos actos, entre otras cosas porque a las víctimas llega a pesarles psicológicamente ser eso, víctimas, a todas las horas, aunque no puedan negarlo ni negárselo: Por la mañana, víctima; por la tarde, víctima; por la noche, víctima. A ese acto sí acude porque encuentra en el listado de participantes al juez que dictó sentencia en el caso del asesinato de su padre. Cuando entra, le toca el turno a un escritor del que no nos da el nombre. El escritor habla de la novela que le ha crecido como una necesidad, del relato de los tiempos de violencia etarra que se enlaza también con su biografía:

- A fin de cuentas yo también fui un adolescente vasco y estuve expuesto como tantos otros chavales  de mi época a la propaganda favorecedora del terrorismo y a la doctrina en que este se fundamenta. Pues bien, he pensado muchas veces al respecto y creo haber encontrado la respuesta. [...] Escribí, pues, en contra del sufrimiento inferido por unos hombres a otros, procurando mostrar en qué consiste dicho sufrimiento y, por descontado, quién lo genera y qué consecuencias físicas y psíquicas acarrea a las víctimas supervivientes.

En los fragmentos de este discurso que se reproducen está gran parte de la base ideológica y narratológica de la novela, tanto la condena a los crímenes cometidos en nombre de una patria sostenida con la violencia como el espíritu del relato: Escribí sin odio contra el lenguaje del odio y contra la desmemoria y el olvido tramado por quienes trantan de inventarse una historia al servicio de su proyecto y sus convicciones totalitarias. Quien desee conocer el espíritu que anima esta novela debe leer con calma estas páginas porque en ellas encontrará, gracias al recurso metaliterario, tanto la esperanza hacia lo bueno del ser humano como la huida del patetismo y de la toma de opciones políticas en la novela.

Desde que se publicó, Patria ha gozado del éxito de ventas y del aprecio de los lectores no solo porque haya contado con el apoyo publicitario suficiente para convertirlo en una de las novelas más vendidas de las últimas décadas en España como afirman algunos maliciosos, sino porque ha encontrado el tono requerido por estos tiempos. Patria busca la esperanza, la forma más adecuada de curar las heridas provocadas en la sociedad vasca por el terrorismo etarra. Y lo hace huyendo de las grandes palabras y de los personajes históricos, de grandes declaraciones y de venganzas, de retóricas políticas y oscuridad en la narración. Centra la acción en personas normales, con vidas normales y sentimientos comunes. Cualquiera de los lectores puede reconocerse en ellos. Se equivocan aquellos críticos que piden otra cosa a Patria. Esta novela es la narración que ha escrito Fernando Aramburu, no la que les corresponde escribir a otros. Ha encajado en los sentimientos mayoritarios de una sociedad necesitada de seguir adelante pero sin olvidar a los que sufrieron. Las épocas duras del terrorismo etarra han dado otras obras literarias (también en el cine, teatro y en las artes plásticas) y seguirán apareciendo más en el futuro, como es lógico. Pero Patria tendrá siempre una posición privilegiada porque ha contado la historia de los acontecimientos desde los sentimientos que podemos hallar en las familias normales, esas con las que nos cruzamos todos los días en nuestro caminar por las calles. Y lo ha hecho con un tono narrativo acertado, dando una pluraridad de focalizaciones que cubren gran parte de las posiciones sociológicas, apostando por el realismo narrativo sin truculencias y acertando incluso con los aspectos más costumbristas.


Noticias de nuestras lecturas

El próximo viernes 10 de marzo tendremos la sesión presencial del Club de lectura para comentar la novela de Aramburu. Los participantes han sido convocados de la manera habitual.

Concluye Luz del Olmo sus aportaciones sobre la novela de Aramburu hablando de dos personajes secundarios, los únicos a los que el autor no salva...

Mª Ángeles Merino, con la ayuda de su amiga Austri y la compañía de los recuerdos de su estancia en el País Vasco en los tiempos narrados por Aramburu, aborda el comentario del personaje de Gorka, un secundario que significa muchas cosas en esta novela.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. 


Seminario de Literatura y danza


El curso pasado, la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos y el Club de lectura de La Acequia inauguramos nuestro Seminario de Literatura y danza con el ballet Don Quijote como parte de las conmemoraciones del cuarto centenario del fallecimiento de Cervantes. Continuamos con la idea, que tendrá próximas ediciones. 

El viernes día 10 de marzo veremos y comentaremos El sombrero de tres picos, el ballet de Manuel de Falla con coreografía de Léonide Massine estrenado en Londres en 1919 con un rotundo éxito. Los decorados y figurines eran obra de Pablo Picasso. El ballet está basado en la novela de igual título de Pedro Antonio de Alarcón, publicada en 1874. El acto tendrá lugar en el Salón de actos de la Facultad de Humanidades y Comunicación de la Universidad de Burgos (antiguo Hospital Militar) y dará comienzo a las 19:00 horas. Entrada libre hasta completar el aforo.

El sábado 11 tendrá lugar un seminario de ballet clásico de nivel intermedio al que hay que apuntarse según instrucciones del cartel que copio arriba.


Nuestra próxima lectura

Durante el mes de marzo leeremos A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España, de Manuel Chaves Nogales. Los nueve relatos que componen el libro son considerados por muchos como la mejor obra literaria sobre la guerra civil española. Parten de acontecimientos presenciados por el autor y en ellos se encuentra una denuncia clara de la brutalidad de la guerra sea cual sea el bando que los cometiera. Fueron escritos entre 1936 y 1937 y publicados en Chile en 1937. Declarado republicano y antifascista pero combativo también con los errores cometidos por la izquierda, Chaves Nogales se exilió en París y de allí marchó a Londres para escapar del avance de las tropas alemanas. Su nombre figuraba en los listados de la Gestapo.

Pancho se adelanta -y hace bien, que yo prolongué una semana más a Patria- y comienza el comentario de A sangre y fuego. Lo hace por derecho y sin pararse en nada. Excelente entrada que nos ayuda a comprener las razones para leerlo.

Durante el resto del curso leeremos:
-Media vida, de Care Santos (abril).
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo).
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio).

Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.

jueves, 23 de febrero de 2017

Los motivos del gudari en Patria de Fernando Aramburu y noticias de nuestras lecturas.


Cada cierto número de páginas, Aramburu da paso en la novela a la voz interior de Joxe Mari. En ellas vemos marcada una evolución muy frecuente de los miembros de ETA. Joxe Mari pasa por una radicalización ideológica en la adolescencia, influido por el ambiente de una localidad pequeña, la cuadrilla de amigos y la intervención oportuna de algunas personas que empujan a los jóvenes más radicales hacia la integración paulatina en la banda terrorista (el encargado de regentar la herriko taberna, el sacerdote independentista). El peso del grupo, la simpatía popular y la exaltación que provocan las acciones violentas hacen el resto en la mente de un joven poco reflexivo. Joxe Mari se reconoce poco dado a la política y más como hombre de acción y maneja de forma rudimentaria las consignas habituales sobre la opresión del estado español, el conflicto histórico y otras cuestiones. Esta progresiva fanatización le lleva a aumentar la intensidad de su participación hasta que tiene que huir a Francia, ingresar en ETA e integrarse en un comando. Apenas se relatan los atentados en los que participa. Interesa más a Aramburu pegarse a la mente del terrorista y darnos sus razones mostrando el cambio a través de los recuerdos que le vienen a la cabeza en la soledad de la prisión en la que cumple condena. La novela huye de la opción de construir la historia desde dentro del pensamiento del joven en exclusiva: es una voz más que junto a la del resto de personajes construye un puzle complejo que, como hemos dicho, no pretende contar lo acontecido en el País Vasco desde los grandes acontecimientos sino desde la intimidad familiar y los conflictos que surgen en ella.

De vez en cuando a Joxe Mari le asaltan dudas pero el vértigo de la acción y los riesgos que corre más la inercia a la que le empuja su ideología radical le impiden tener tiempo para desarrollarlas. Hay una pausa brutal en su evolución psicológica. El autor no escatima  en el relato ninguna de las prácticas de tortura que se debieron utilizar en la lucha contra la banda terrorista por parte de las fuerzas de seguridad del estado en aquellos años duros y un tanto oscuros para la democracia: privación de sueño, acciones que provocan la desorientación en el preso, golpes, aislamiento, ahogamiento en agua o en bolsas de plástico, aplicación de descargas eléctricas, etc. Tras la condena por sus delitos de sangre se inicia una larga etapa de la vida de Joxe Mari que lo enfrenta a la soledad y al pensamiento como nunca le había ocurrido antes. Resiste durante años aunque poco a poco se va quebrando su firmeza, sobre todo al darse cuenta de que él ha perdido su juventud por una causa que, en realidad, no importaba a la mayoría de la población vasca que sigue haciendo su vida normal. Sobre todo, tras el comunicado de renuncia a la lucha armada por los dirigentes de ETA. Tras ese paso en el que se resquebraja su convencimiento ideológico, el desenlace se produce rápido (sabe el autor que de lo contrario el relato perdería fuerza), empujado por las circunstancias familiares. De hecho, a partir de ese momento, su evolución es igual de rápida también en la parte emocional de aceptación de cosas personales ante las que antes se manifestaba radicalmente opuesto. Como si una puerta hubiera abierto el resto.

Aramburu permite la honestidad a Joxe Mari como no lo hace con el sacerdote del pueblo, por ejemplo (este cura resulta uno de los pocos personajes repulsivos de la novela). En su proceso vital los pasos se van dando sin hipocresía alguna y sin intentar sacar ventaja personal de cada uno de ellos. El respeto al gudari y sus motivos -aunque no se esté de acuerdo con ellos- es una de las cuestiones mejor diseñadas por el autor en Patria. Por eso mismo, su madre le acompañará en todo momento en el camino. Miren tiene muy claro desde el principio que acompañará a su hijo en ese proceso la lleve donde la lleve.

Terminaremos el próximo jueves con el comentario de esta novela de Aramburu.

Noticias de nuestras lecturas

La semana pasada no di cuenta, por error, de la segunda entrada de Miguel Ángel Santamarina sobre la novela de Patria. Aquí aborda la forma de conectar con la memoria del lector y la condición plástica de su lenguaje. En su tercera entrada, cuenta la razón por la que le cuesta seguir la lectura a partir del asesinato del Txato contada en la novela. No dejéis de leer esta entrada porque habla de muchas cosas que llevamos dentro.

Myriam Goldenberg nos lleva, en su magnífica entrada, a una de las cosas que están en el seno de la novela de Aramburu: la ruptura del tiempo detenido (que ya estudiamos aquí como cláve narrativa) mediante el proceso de los encuentros que contribuyan a reparar y superar el trauma. No os la podéis perder.

Mª Ángeles Merino, con la ayuda de su amiga Austri, continúa con su relato de lo que acontece en Patria al hilo de sus recuerdos pesonales en el País Vasco de los años del terrorismo. Y con ello refuerza una de las circunstancias más importantes de esta novela: su recepción despierta los recuerdos personales de los lectores. Una de las grandes funciones de la literatura es esta, precisamente, la de una especie de catarsis colectiva a partir de la memoria.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.  

Durante el resto del curso leeremos:
-Patria, de Fernando Aramburu (febrero).
-sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales (marzo).
-Media vida, de Care Santos (abril).
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo).
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio).

Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.

jueves, 16 de febrero de 2017

El Movimiento de Liberación Personal del personaje Gorka de Patria de Fernando Aramburu y noticias de nuestras lecturas.


Ante el ahogo que provoca la situación creada por la radicalización ideológica y la tensión social -como ya dijimos, bien recreada por Aramburu en Patria con la narración de los mismos hechos una y otra vez adoptando diferentes perspectivas-, algunos personajes necesitan una vía de escape para no terminar asfixiados. La vida en un ambiente pequeño y violento como el que se narra en la novela es angustiosa. De pronto, alguien te señala y las personas te dejan de saludar por la calle, los amigos te desconocen y se hace un vació de silencio en tu vida, que cambia bruscamente. La primera salida que se busca es la negación de los hechos: hay un error o esto pasará. Pero no pasa. Cuando la localidad es pequeña todo el mundo se conoce y acabas percibiendo hasta la falta de aire. Sucedió en realidad: durante décadas, empresarios, políticos e intelectuales tuvieron que vivir en silencio o acabaron marchándose del País Vasco. El ambiente en las familias no contribuye a mejores soluciones. Marcadas por la dificultad en la expresión de las emociones y viviendo en un ambiente de opresivo silencio ante el temor que alguien pudiera delatar su falta de conformidad con la lucha armada.

En la novela se registran casos de salida de la angustia desde dentro de la radicalización. Koldo, compañero de Joxe Mari en la lucha callejera y compañero suyo en el refugio francés, terminará marchándose a México y reinsertándose en la sociedad. Miren se lo dice a su hijo en prisión cuando este le cuenta alguna de las veces que ha querido dar el paso para salir de ETA: Ahí anda Koldo, tan tranquilo con su mujer mexicana y sus hijos en el pueblo.

Arantxa o Nerea se marchan del pueblo buscando su forma personal de escapar de la situación opresiva, sin que tengan demasiada fortuna en los caminos que emprenden entre otras cosas porque no dejan de sentirse marcadas por el núcleo familiar y la tragedia personal y social que se vive en la novela.

Pero será un personaje secundario, Gorka, hijo de Miren y Joxian y hermano de Joxe Mari quien mejor exprese esta necesidad de respirar un aire más libre. Lo que le diferencia de su pueblo es mucho: aficionado a la lectura y la escritura, tímido y reservado, no encaja en el mundo rudo y tópicamente varonil de la cuadrilla ni en el silencio cómplice o cobarde (el país de los callados, lo llama). Es consciente de que si se queda en el pueblo acabará como su hermano sin ser como él y decide construirse su propio Movimiento de Liberación Personal, como lo llama, buscando trabajado en la capital y separándose de sus amigos y familia.Quizá algo de eso hay también en la propuesta final del libro, que no desvelaremos por razones obvias.
Os recuerdo que durante todo el mes de febrero seguiremos con el comentario de esta novela cada jueves.

Noticias de nuestras lecturas

De forma muy unamuniana, Mª Carmen Ugarte hace que el personaje de Joxian se le aparezca a Fernando Aramburu tras una presentación de Patria y le pida una cosa concreta. No se olvida ni de regalarle una bolsa de tomates de su huerta. No os podéis perder esta entrada.

Myriam Goldenberg realiza un sólido análisis de las características psicológicas de los miembros de la familia de Bittori y Txato, por una parte, y de la familia Miren y Joxian. Cierra este trabajo con las relaciones entre ambas familias y sus cambios a partir del asesinato de Txato.

Luz del Olmo escribe sobre las relaciones entre las dos madres y su personalidad.

Mª Ángeles Merino se encuentra con su amiga Austri en mitad de la lluvia. Ante un café comentan una de las partes sustanciales de la novela: la construcción de una situación de terror que conduce a la tragedia de forma inevitable.


Pancho termina el comentario de La española inglesa, la novela ejemplar cervantina que nos ocupó aquí hace unas semanas. No sé cómo, pero termina con Bryan Adams este excelente comentario que comienza señalando la carrera de obstáculos en la que consiste la trama y el final feliz...

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.  

Durante el resto del curso leeremos:
-Patria, de Fernando Aramburu (febrero).
-sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales (marzo).
-Media vida, de Care Santos (abril).
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo).
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio).

Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog. 

jueves, 9 de febrero de 2017

El tiempo detenido en Patria de Fernando Aramburu y noticias de nuestras lecturas.


Patria se construye a partir del perspectivismo. Ninguno de los varios personajes de las dos familias a los que se pega el narrador para reflejarnos sus monólogos interiores, su visión de los acontecimientos, las acciones que realizan y sus diálogos, tienen todas las piezas de la historia porque todas ellas están condicionadas por su carácter. Cada uno tiene su perspectiva, su forma de enfocar las cosas y su manera de afrontarlas. Ya dije, en mi anterior entrada, que el narrador no las enjuicia. Pero el perspectivismo no es objetividad, por supuesto: el autor ha diseñado la trama y a los personajes y tiene todo el derecho a hacerlo porque Patria es una novela, no un reportaje ni una crónica, cosa que conviene recordar ante algunas reacciones tanto entusiastas como críticas que ha suscitado. Por eso mismo, la historia sucede en un pueblo no identificado y con personajes no extraídos de la realidad aunque tanto el espacio como los personajes puedan tener similitudes con otros sí existentes.
Patria es lo que Aramburu ha querido que sea y las reacciones de los lectores se posicionan ante esto. Hago esta advertencia porque la novela aborda un tema que todavía hoy puede inquietar a algunos lectores -de diferentes ideologías- y parece ser que Aramburu debiera ser un espíritu puro. En absoluto. La virtud del autor en esta novela es dotar a la historia de una polifonía de voces que puede recoger un abanico muy amplio de posiciones ideológicas y emocionales ante los hechos narrados, el terrorismo etarra y la actuación de los sectores sociales que lo defendía o, al menos, lo aceptaban explícita o implícitamente con sus acciones o con su silencio y también la reacción no siempre legal ni asumible democráticamente de las fuerzas policiales y quienes, a su vez, la comprendían. Entre ambos extremos, Aramburu teje con todo acierto un cuadro social en el que las personas normales tienen que vivir con sus contradiciones y situaciones biográficas particulares. Este es el mayor acierto sociológico de Patria, perfectamente logrado técnicamente, porque pienso que Aramburu ha sabido captar la posición mayoritaria de la sociedad ante unos acontecimientos tan brutales como los que se narran. No gustará, desde luego, a los que todavía se encuentren en posiciones de absoluto enfrentamiento -cosa también recogida en la propia novela.

La polifonía de voces y el perspectivismo consiguen uno de los mayores logros narrativos de Patria, que es el uso del tiempo. Este parece detenido. Desde su presente, los personajes vuelven continuamente al pasado para recordar los mismos hechos una y otra vez pero cada uno desde su memoria. El lector, así, va construyendo una sensación de realidad verosímil en la que nadie tiene toda la razón ni todos los hilos de la historia. Cuando Bittori regresa a su pueblo quiere conocer todas las partes de  la historia del asesinato de su marido que ignora. Y el motor de esta acción suya no es la venganza sino el mismo afán de conocimiento, de completar las piezas que no conoce y que le obsesionan. Lo mismo le ocurre al lector. Desde el uso de la perspectiva en Cervantes en el Quijote hay un tipo de novelas que usan este recurso y a él se adscribe Aramburu. Poco a poco se reconstruye la historia con el regreso a los mismos lugares y tiempos de cada uno de los personajes, cada uno con su razón. Una historia como tantas otras de las acontecidas en el País Vasco en el último medio siglo, porque ya vimos que otro de los aciertos de Aramburu era situarse en el nivel de la calle, de la vida normal, no el de los grandes titulares de prensa ni de los libros de historia.
Con este efecto, el autor consigue crear la sensación buscada en el lector, reflejando un espacio físico y temporal pequeño, cerrado, del que no han podido escapar ni aquellos que pusieron quilómetros de alejamiento ni distancia emocional. Esta circularidad solo puede romperse proponiendo un final que lo quiebre y permita salir de él para buscar alguna forma de seguir adelante en la vida cotidiana de quienes han sufrido los hechos narrados, pero no seré yo quien lo desvele.

Os recuerdo que durante todo el mes de febrero seguiremos con el comentario de esta novela cada jueves.

Noticias de nuestras lecturas

El novelista Miguel Ángel Santamarina se incorpora con el club al comentario de la novela y cuenta sus impresiones en el arranque de la lectura de Patria. Como escritor señala los aciertos del estilo de Aramburu, como persona nos habla del aguacero que nos empapó a todos.

Mª Carmen Ugarte expresa su opinión sobre la forma en la que personas famosos abordan la novela (de Vargas Llosa a Rajoy), echa en falta la opinión sobre la misma de otros sectores de la población vasca y va de Patria a la poesía... Una recomendable entrada que te hará pensar.

Luz del Olmo escribe su comentario parcial de la novela desde la emoción que le provoca como lectora alguna de las circunstancias narradas. Esperamos a su prometido comentario cuando la tenga más avanzada.

Myriam Goldenberg realiza un aporte que no podéis dejar de consultar: el análisis experto de la psicología de cada uno de los personajes. Muy útil para compreder el juego de perspectivas.

Mª Ángeles Merino recupera a Austri para comentar el inicio de la novela de Aramburu, que ilustra de forma muy oportuna. Sigue, también, con sus toques personales ante esta historia, con lo que consigue situarnos ante nuestros propios recuerdos de aquellos tiempos.



Pancho arraca con fuerza su comentario de La española inglesa, que vimos aquí hace unas semanas. Atrapa, como la hace la novela: desde su interpretación del inicio hasta la canción que propone como ilustración audiovisual...

Gelu aporta el comentario que realizara Sánchez Rojas sobre Rinconete y Cortadillo. Muy útil y bien ilustrado.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos.  

Durante el resto del curso leeremos:
-Patria, de Fernando Aramburu (febrero).
-A sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales (marzo).
-Media vida, de Care Santos (abril).
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo).
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio).

Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog. 

jueves, 2 de febrero de 2017

Desde el hogar. Las madres en el inicio de Patria de Fernando Aramburu y noticias de nuestras lecturas.


En los capítulos iniciales de Patria, Fernando Aramburu mezcla la voz del narrador con las de Bittori y Miren (a lo largo de la novela habrá otras voces, pero este detalle técnico lo abordaremos más adelante). Estos dos personajes femeninos corresponden a las madres de las dos familias con las que el autor nos introduce en la historia. Como es sabido, el 20 de octubre de 2011 la banda terrorista ETA comunicó el cese de la lucha armada y ese es el momento elegido por Aramburu para arrancar su novela. No lo hace desde la gran política o los personajes históricos que pasarán a las crónicas en las que se relaten estos acontecimientos sino que busca dos núcleos familiares que, cada uno a su manera, sufrieron las consecuencias y se encuentran, de pronto, ante una nueva situación. El marido de Bittori, Txato, fue asesinado por la organización terrorista. El hijo de Miren milita en ella y lleva años en prisión cumpliendo condena. A través de los recuerdos de ambas, el lector conoce que las familias eran muy amigas hasta que a Txato le comenzaron a llegar cartas de extorsión exigiendo el pago de lo que se llamó impuesto revolucionario y su nombre apareció en pintadas callejeras amenazantes y Joxe Mari, el hijo de Miren, dio el paso para entrar en ETA. En ese momento comenzaron las diferencias en las que poco a poco se va adentrando la novela pero no queremos desvelar aquí. El proceso de aislamiento social de la familia de Bittori y de radicalización de Miren está muy bien relatado por el autor a través de pequeños detalles y, sobre todo, del lenguaje. Con estas dos familias retrata el autor una buena parte de lo que ocurrió en el País Vasco durante esos años y las reacciones posteriores al comunicado de ETA porque en su seno tampoco hay posiciones tajantes. Cada miembro de las dos familias tiene su forma de pensar y ha vivido los sucesos de una manera. Estos matices son lo esencialmente importante porque gracias a ellos contamos con un cuadro muy completo de la sociedad vasca.

Aramburu cuenta la historia reciente desde el núcleo familiar y pegado a las voces femeninas de las dos madres: su intimidad y las del resto de narradores. El narrador no juzga sus acciones ni sus ideas, describe, da cuenta de los diálogos y da paso a lo que cada uno piensa. Cada una de ellas tiene opción para contar su visión de los acontecimientos: Bittori desde el dolor de viuda y Miren desde el dolor de madre de un hijo encarcelado. El lector se pregunta de vez en cuando si ambas hubieran optado por posiciones contrarias si las circunstancias lo hubieran sido. Es lo mismo que se plantea Bittori al pensar en su antigua amiga como madre de un etarra. Esta focalización desde las familias del conflicto terrorista se amplía con las circunstancias que la vida les ha deparado: enfermedades, desengaños, etc. Con esto, la descripción de los personajes através de los que hacen y piensan o de lo que otros piensan de ellos, el uso del lenguaje, la forma de pegar la narración a lo cotidiano y a los detalles pequeños, Aramburu consigue dotar a la novela de verosimilitud y naturalidad. Y esta es una de las virtudes técnicas de Patria: el relato de la historia desde las vivencias que cualquiera de los lectores podría reconocer dentro de sí mismo tanto si las ha sufrido como si no.

Os recuerdo que durante todo el mes de febrero seguiremos con el comentario de esta novela cada jueves.

Noticias de nuestras lecturas

del Carmen Ugarte comenta Patria desde dentro, imaginándose cómo sería la recepción de la obra por parte de quienes la viven de la mano del autor. Excelente propuesta: desde los cambios físicos iniciales hasta el comentario final sobre el hijo.

Myriam Goldenberg anuncia su participación en esta lectura, con un perfecto plan de publicaciones sobre los temas que quiere tratar. Para seguir la pista

Mª Ángeles Merino introduce su lectura de Patria hablando del autor y de su forma de concebir la novela pero con algo más. Nos regala el testimonio de una maestra burgalesa que trabajó unos años en el País Vaso y a la que la lectura le ha abierto el recuerdo. No podéis perderlo.

Paco Cuesta afronta el comentario de la novela desde su calidad para dejar testimonio de un tiempo vivido. Os recomiendo esta entrada para comprender la trascendencia de esta narración.


Pancho va del patio de Monipodio a Porta, uno de los raperos más famosos de España, para terminar su comentario de Rinconete y Cortadillo, que nos ocupó en enero en el club. Y todo desde bien adentro del ambiente y los personajes de ese patio cervantino que quizá pudo haber tenido continuidad...

Gelu nos facilita el comentario de Sánchez Rojas a La española inglesa. Una recomendable lectura.



Kety terminó enganchándose a la propuesta de lectura de las Cartas marruecas de Cadalso que hicimos aquí hace unos meses. Aquí tenéis los párrafos que ha resaltado de la obra.

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Durante el resto del curso leeremos:
-Patria, de Fernando Aramburu (febrero).
-A sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales (marzo).
-Media vida, de Care Santos (abril).
-Brillante, de Luis Ángel Lobato (mayo).
-Pasos en la piedra, de José Manuel de la Huerga (junio).
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