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viernes, 3 de abril de 2020

La solidaridad, Eladio Orta en Isla Canela y una golondrina. La constancia de saberse vivo.


He oído a un experto advertir sobre las consecuencias que tendrá para nuestra vista este período sin horizonte que se ha llenado de pantallas digitales y mirada corta. He oído a otro contar los problemas para nuestra salud del sedentarismo obligado. Los psicólogos advierten el desgaste que supondrá el aislamiento o la soledad. Los sociólogos explican los problemas de la dependencia de las redes sociales de internet. Todos ellos echan una mano con sus consejos y recomendaciones: es la fortuna de estar comunicados. Sería peor salir a la calle y jugar con nuestra salud o la de los demás. No habría suficiente policía si determináramos abrir la puerta de casa y tomar las plazas. Sin embargo, seguimos confinados. Solo para algunos es una obligación que llevan mal, para la mayoría es la voluntad de respeto al otro y un rasgo de generosidad: es lo más importante que podemos hacer ahora, la mejor manera de sentirnos parte de esta historia y colaborar para solucionar la epidemia cuanto antes. A diferencia de otras pandemias, en esta tenemos la información suficiente para controlarla, aunque se tarde unos meses, pero se necesita más que nunca que actuemos con la solidaridad que ha distinguido a la humanidad en casi toda su historia. Aunque no lo parezca en algunos momentos, la historia de la humanidad es una historia de éxito, progreso y libertad consciente. Solo aquellos que se creen en posesión de la verdad de manera fanática son capaces de negarlo. Esta es la primera epidemia verdaderamente global. No porque otras no afectaran a la humanidad entera, sino porque en esta somos conscientes y hay una rápida comunicación de una parte a otra, incluso en contra de la opacidad o el menosprecio de algunos líderes políticos. En el mundo hay diferentes regímenes y aunque manifestaron sus divergencias al inicio, la realidad de este virus se termina imponiendo. Incluso a los países con menos recursos llegan las noticias y la información, aunque su situación económica y sanitaria no augura nada bueno en las próximas semanas. En lo que no seremos iguales será en lo que ocurra cuando salgamos del confinamiento. La historia enseña que de situaciones similares se suele salir mal y con graves diferencias. Veamos en esta.

Me acuerdo hoy del poeta Eladio Orta, en su parcela de Isla Canela. Resistió a la presión urbanizadora del entorno y acertó. Y hoy goza de luz y aire y tierra. Eladio es necesario por muchas cosas más que como poeta, es necesario sobre todo para recordarnos que para hacer aquello que queremos hacer basta con proponérselo. Y lo que muchos entendieron como renuncia a eso que se conoce como calidad de vida hoy se demuestra en luz y aire y tierra. Está confinado en su pequeño trozo de tierra y puede mirar hacia donde está el mar. Me imagino a Eladio haciendo su vida como siempre en esa parcela junto a la marisma, con el cabello despeinado y su mirada sabia.

Asomado a la ventana veo pasar una golondrina.

Comienza a invadirme la melancolía. Recuerdo que mi padre, cuando ya no podía salir de casa porque el cáncer había hecho estragos con él, caminaba de un lado a otro del pasillo durante quince minutos varias veces al día. Cuando no pudo solo, se apoyaba en los hombros de mi madre (¡mi madre, cuánto amor y entrega!). Qué constancia de saberse vivo.

lunes, 29 de julio de 2019

Eladio Orta


En Isla Canela, junto a la parcela de Eladio Orta, hay un terreno en el que han varado bañeras.  Estamos en la marisma y esos artefactos parecen yates desorientados de quién sabe qué sueño. Al fondo, el horizonte se recorta con las torres de los hoteles de veraneo. Por ahora, la marisma parece la frontera frágil de lo auténtico y esas bañeras están listas para emprender el viaje. Quizá sean los botes salvavidas que haya que usar cuando la especulación urbanística la cruce.

Eladio Orta es una persona auténtica y coherente como pocas he conocido. Como escritor, escribe lo que dice y dice lo que piensa sin importarle demasiado resultar irreverente o fuera del canon. En él esto no es postura como en otros, que escriben por parecer pero no por ser. Lo he visto hablar igual con el alcalde, con un camarero, con uno de los muchos poetas que lo buscan y con cualquiera que se encuentra en la calle. Mira siempre de frente y sus afectos y emociones las lleva escritas en la piel, por lo que le resulta imposible mentirlas, cosa que según pienso ni le interesa. Sus libros corren entre los muchos que lo apreciamos y va siendo un secreto a voces. Escribe directo, sin andarse en rodeos, para proclamar sus pensamientos, que siempre están de parte de los que han perdido el relato de la historia, de la tierra que ama. Resultará incómodo a muchos, pero nunca falso y siempre pone al lector ante el espejo porque él es el primero que lo practica cada día. O a quien lo escucha leer, porque es tan personal leyendo que aún recuerdo escucharle recitar un poema mío en la Casa Grande de Ayamonte y pensar que era suyo y no mío. Siempre que lo veo lo abrazo y beso porque sé que es quien podrá embarcarme en un sueño cuando se hayan derribado todos los límites de la naturaleza para invadirla. Especialmente, esa frontera interior que nos lleva siempre a lo que nunca deberíamos haber perdido.

En uno de sus poemas tontos se definió mejor que cualquier estudio que se escriba sobre él: 

no elegí nacer en la sal y la arena
en las retamas y el fango

pero si nací en la sal y la arena
en las retamas y el fango

debo defender la sal y la arena
las retamas y el fango

Uno debe saber siempre de dónde es para no olvidarse.

sábado, 2 de julio de 2016

Presentación de piel en Ayamonte

En el recital de ayer. Fotografía de José Luis Rúa.

Anocheció lentamente durante mi presentación ayer de piel en el patio del centro cultural la Casa Grande de Ayamonte. Previamente se había celebrado la inauguración de la  exposición de Antonio Garrido en la Sala de las Tinajas, pero de eso hablaré mañana en este espacio. Quiero dar cuenta hoy de mis emociones durante la presentación del poemario. De este ya he hablado en otras ocasiones y del acto puede hallarse una detallada reseña de José Luis Rúa en Huelva Ya.es y Huelva24.com, acompañada de sus magníficas fotografías.

Ayamonte debía ser una parte del circuito de presentaciones de este libro porque algunos de sus poemas se escribieron allí y hay mención expresa a sus marismas. Con piel he pretendido varias cosas pero también la vivencia del paisaje y de sus gentes. Y fueron las personas que pudieron acudir ayer al patio de la Casa Grande las que hicieron muy especial este acto. De la mano eficaz y cariñosa de José Luis Rúa (que me presentó) todo es más fácil, desde luego. Cualquier cosa que uno pudiera plantearse él ya la había solucionado previamente. Su capacidad de promover la cultura de la zona es algo sobradamente conocido por todos.

Quiero agradecer la presencia del alcalde de Ayamonte, Alberto Fernández, que abrió el acto de forma cercana y lleno de impulso por su tierra, y de la concejala de Cultura, Gemma Martín, que siempre puso a mi disposición ese maravilloso edificio que es la Casa Grande. A todo el personal de este centro cultural del Ayuntamiento de Ayamonte y, en especial, a Juan José Castellano, quiero manifestar mi reconocimento por todas las facilidades dadas para que pudiera celebrarse con éxito el acto de presentación y recital desde el primer día que acudí para interesarme sobre esta posibilidad hasta ayer por la noche, prestándose a solucionarlo todo con eficacia y cariño.

Anochecía en el patio de la Casa Grande mientras me acompañaban el tenor Francisco Javier Vera (todo un descubrimiento para mí y que emocionó a los presentes) con su actuación al inicio y como cierre y los poetas Estrella García (que leyó con la suavidad y hermosura de su carácter el poema que le repartí intuyendo que correspondería a su forma de entender la poesía), Augusto Lourido (que puso delicada y nostálgica voz a un poema que escribí en Praia Verde), Antonio Cabrita (que además de participar en este acto ha traducido mis poemas permitiéndome leerlos y escucharlos en esa lengua tan amada) y Eladio Orta.  Eladio recitó uno de los poemas del libro haciéndolo tan suyo que voy pensando que fue él quien lo escribió sin que yo lo supiera, lo que es todo un honor para mí.

Se hizo de noche pero el ambiente que se había creado en el patio de la Casa Grande era tan especial que prolongamos durante mucho tiempo la estancia en el vino español que se ofreció después. Y allí se habló de proyectos, de literatura, de arte, de cultura, de solidaridad (siempre recuerdo que piel, editado por los Libros del Consuelo para SBQ apoya los fines solidarios de esta organización) pero, sobre todo, de amistad. Que es lo que finalmente importa siempre. Gracias a todos los que asistieron al acto hasta llenar el patio de la Casa Grande, gracias a todos los que lo hicieron posible y sigamos adelante en todo tipo de proyectos.

Cartel de la presentación, obra del artista y diseñador gráfico Antonio Garrido.
Alberto Fernández, alcalde de Ayamonte, durante el discurso de recepción. Fotografía de José Luis Rúa.
José Luis Rúa en la presentación. Fotografía tomada de su muro de Facebook.
Con Alberto Fernández. Fotografía de José Luis Rúa.
José Luis Rúa durante la presentación del libro.
 Foto de Calamanda, que tuvo el detalle de acercarse desde Jerez para esta presentación
 como antes había acudido a las de Córdoba y Sevilla. 

Foto de Estrella García.
Foto de Calamanda.
Foto de Calamanda.
El tenor Francisco Javier Vera. Foto de Calamanda.
La poeta Estrella García recitando el poema de la página 27 de piel.
El poeta Augusto Lourido recitando en portugués el poema de la página 51 de piel.
El poeta y traductor Antonio Cabrita recitando el poema de la página 44 de piel.
Eladio Orta recitando con la inestimable ayuda del poeta  Juan José Domínguez.
El poeta Eladio Orta recitando el poema de la página 59 de piel.
 

El tenor Francisco Javier Vera en el cierre de la velada.
Una foto para el recuerdo, con todos los Poetas del Guadiana que pudieron acercarse a la presentación
y a los que agradezco su cálida acogida. (Todas las últimas fotografías son de José Luis Rúa.)

viernes, 24 de junio de 2016

piel en Ayamonte


Y llegó la hora de presentar mi poemario piel en Ayamonte.  Será dentro de una semana, el próximo viernes 1º de julio. De la mano de José Luis Rúa Nacher, al que debo la acogida y el impulso de organizarlo todo con entrega y generosidad, y con la presencia de los poetas Estrella García, Eladio Orta, Antonio Cipriano Cabrita y Pedro Oliveira Tavares. Antonio ha traducido algunos poemas de mi libro al portugués, con la colaboración de Pedro Oliveira Tavares y ambos los recitarán. Supongo que se comprenderá que esté emocionado por este gesto. Contaremos con la voz lírica de Francisco Javier Vera. Quiero agradecer también las facilidades dadas por el Área de Cultura de Ayamonte, que cede ese maravilloso centro cultural que es la Casa Grande. El cartel de la presentación es un diseño de uno de los mejores ilustradores y diseñadores gráficos actuales en España, Antonio Garrido, que ha sabido captar la esencia del libro. Tiene todo el sentido que haya sido él el autor del cartel: el mismo día se inaugura su exposición en la Casa Grande (en la Sala de las Tinajas), que invito a ver porque sorprenderá.

Tengo mucha suerte con la acogida de este libro desde que el pasado mes de diciembre lo presentara en Candelario. No solo porque en él estén presentes los paisajes y las personas que me han acompañado en los últimos años o por el cariño de los lectores, las reseñas críticas o el clima que se crea en cada presentación (siempre diferentes) sino también porque ha crecido con la colaboración, reescritura y recreación en otras artes: música, danza, pintura, grafismo... Y, sobre todo, porque no podemos olvidar el fin fundamental que ha pretendido, que es la colaboración en ese proyecto solidario de SBQ impulsado por el editor, Luis Felipe Comendador (más información de todo ello en esta etiqueta de mi blog).

Mi intención primera era haber cerrado hace varios meses el circuito de presentaciones de este libro, pero dada la acogida se prolongará hasta noviembre para dar paso después a otros proyectos. Y no podía dejar de llevar el libro a Ayamonte porque parte del libro se escribió allí, entre sus marismas y playas, paseando por las calles del casco histórico y tomando esta ciudad como punto de partida hacia la vecina Portugal. Por eso mismo también me emociona el gesto de los dos amigos y poetas portugueses, que me dejarán escuchar mis poemas -ya suyos- en su lengua.

El acto tendrá lugar en la Casa Grande de Ayamonte el viernes 1 de julio a las nueve y media de la noche. La entrada es libre hasta completar el aforo y al final se ofrecerá un vino de la Ribera de Duero burgalesa junto a un queso artesano castellano.