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jueves, 14 de julio de 2016

Balance de un curso de lecturas o cómo disfrutar leyendo juntos


El pasado martes tuvimos la última reunión, por el presente curso, del club de lectura en su formato presencial. Como saben los seguidores de este espacio, este club, que nació de forma virtual en este blog en el año 2008 con la lectura del Quijote (la primera lectura colectiva completa de la novela cervantina que se ha hecho nunca usando los recursos de la web 2.0), pasó pronto a contar con un formato presencial mantenido por la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos. Desde entonces han sido muchos los títulos a razón de uno por mes durante el curso y agradables los momentos de encuentro. Con este club no solo hemos leído sino también viajado y mantenido encuentro con escritores en abierto a todos los interesados.

El presente curso lo inauguramos en septiembre con El tiempo incinerado, diario de Diego Fernández Magdaleno, que se encontró con los lectores en una inolvidable sesión en la que no faltó la música, como corresponde a uno de los mejores pianistas contemporáneos. Volvimos a Miguel de Cervantes con algunas de sus Novelas ejemplares, aprovechando la conmemoración del cuarto centenario de su fallecimiento y seguimos con El mudejarillo de José Jiménez Lozano, Los Pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán, El alcalde de Zalamea de Pedro Calderón de la Barca, Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias, las Noches lúgubres de José Cadalso, Cicatriz de Sara Mesa, para terminar con El doncel de don Enrique el Doliente de Mariano José de Larra.

Aprovechando el año cervantino, hemos viajado a Alcázar de San Juan y Campo de Criptana, en donde mantuvimos un encuentro con el novelista Jaime Covarsí, que nos presentó su novela Confesiones del apócrifo Cervantes, una interesante narración en el que el autor del Quijote echa su cuarto a espadas. Explico, para quienes no sigan habitualmente este club, que en él se alternan autores vivos con autores clásicos.

Pienso que ha sido un año intenso, lleno de buenas lecturas, encuentros con autores tan interesantes como Diego Fernández Magdaleno y Jaime Covarsí, títulos y géneros diferentes. Algunos habrán gustado más y otros menos, a unos y a otros, pero en conjunto ofrecen una variedad que siempre es de agradecer cuando nos enfrentamos a una lista de lecturas.

De todo ello queda constancia consultando este enlace (las entradas se recuperan de forma inversa a su publicación) o visitando la columna de la derecha de este blog.

Lo mejor que tiene es que nada de esto es obligatorio y que puede ser complementario con cualquier otra lectura que nos apasione. Agradezco mucho a los lectores del formato presencial su constancia, su presencia activa y sus ganas de seguir impulsando las actividades de este club hasta donde nos lleve. Y también, por supuesto, a los muchos seguidores de este espacio virtual, tanto a los que lo hacen de forma silenciosa como a aquellos que dejan constancia escrita en comentarios o entradas en sus propios blogs o en los muros de Facebook.


Como este club es independiente de cualquier interés editorial o comercial y la participación de todos es desinteresada, se explica bien que la razón primera que tenemos es leer juntos sin que esto impida las lecturas que cada uno -según el tiempo del que disponga- realice, pero de esto hablaré en mi entrada del próximo jueves, en la que también daré el listado de los primeros títulos del próximo curso. Acepto sugerencias y anuncio que para el próximo curso habrá novedades que considero interesantes.

Noticias de nuestras lecturas


Paco Cuesta lleva a cabo un feliz balance de la lectura de El doncel de don Enrique el Doliente, en el que está todo lo esencial para poder comprender la novela. No te pierdas esta entrada.

Mª Ángeles Merino reseña aquí la última reunión del club por el presente curso. Una reunión tranquila y al aire libre, para despedirnos hasta septiembre.

Agradezco que se me hagan llegar sugerencias de lecturas para el próximo curso. Recordad que leeremos en común diez títulos -uno al mes-, alternando autores vivos con clásicos, siempre en español. Podéis dejar vuestras sugerencias como comentario a esta entrada, a través de correo electrónico o en mi muro de Facebook o en el del Club de lectura (os invito a seguirlo a través de este enlace).
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace

jueves, 7 de julio de 2016

Una mujer joven que lee el Amadís de Gaula y noticias de nuestras lecturas


Quizá mi pasaje preferido de la novela de Larra es cuando se nos describe a Elvira como lectora. Sucede en el capítulo VII, cuando ya hemos visto explotar el conflicto de la ambición de don Enrique de Villena e intuimos el volcán amoroso que devora a Macías y a Elvira:

Sentóse cerca de la lumbre, después de haber dado las oportunas disposiciones para que durante la noche no faltasen sus dueñas del lado de la condesa, y púsose a leer un manuscrito voluminoso, que entre otros muchos y muy raros tenía don Enrique de Villena, por ser libro que a la sazón corría con mucha fama y ser lectura propia de mujeres. Era éste el Amadís de Gaula. (...)  El carácter de Elvira simpatizaba no poco con las ideas de amor, constancia eterna y demás virtudes caballerescas que en aquel libro leía; hubiera dado la mitad de su existencia por hallarse en el caso de la bella Oriana, y aun no le faltaba a su imaginación ardiente un retrato de Amadís cuya fe la hubiera lisonjeado más que nada en el mundo; era éste un mancebo generoso de la corte de Enrique III, a quien había conocido desgraciadamente después que a Fernán Pérez de Vadillo. Habíase casado, en verdad, ciegamente apasionada del hidalgo; pero desde su boda hasta el punto en que la encuentra nuestra historia, se había ensanchado considerablemente el círculo de sus ideas. Fernán Pérez, por el contrario, era siempre el mismo que en otro tiempo había cautivado sin mucho trabajo el inocente corazón de la niña Elvira; pero ésta no era ya la amante que se había prendado de Fernán Pérez; su carácter se había desarrollado de una manera prodigiosa, y un foco de sensibilidad y de fogosas pasiones creado nuevamente en su corazón, había producido en su existencia un vacío de que ella misma no se sabía dar cuenta.

En este pasaje Larra juega con dos cosas que lleva a la época de Macías pero que él conoce en su tiempo y que algunos asocian con los detalles autobiográficos que parece contener esta narración. En primer lugar, la mujer -y, en especial, la mujer joven- se había convertido en una lectora asidua de novelas. Ya lo era antes -mucho antes de lo que se suponía-, pero lo será con mayor intensidad a partir del siglo XIX. En segundo lugar, vincula la lectura con el despertar de la insatisfacción de la joven Elisa. Ella ha crecido, ha cambiado, lo que no ocurre con su esposo. Este carácter de la mujer insatisfecha está en el germen de gran parte de la narrativa del siglo XIX y Larra lo trata en esta novelita histórica como un sello de modernidad.

Son muchas las veces que el trovador Macías ha sido tratado en la literatura. Se conoce poco de él con certeza y creció la leyenda sobre su figura, su obra (un puñado de poemas escritos posiblemente entre 1340 y 1370, muy del gusto del amor cortés de la época) su vida y, sobre todo, su muerte. Los versos que se conservan -en especial los del Cancionero de Baena- y las primeras notas biográficas (Rodríguez del Padrón, por ejemplo) nos hablan de un caballero enamorado que cometió la osadía de enamorarse de quien no debía y traspasar las normas del amor cortés que permitían cortejar sin ser imprudente. La leyenda hace que muera a manos del marido ultrajado según los códigos morales que regían y que el trovador y su amada se conviertan en ejemplo de amor desgraciado e imposible. La leyenda fue recogida y tratada por diversos autores hasta que llegó a manos de Larra. En el teatro, por Lope de Vega (Porfiar hasta morir) y Bances Candamo (El español más amante y desgraciado Macías). Es de suponer que Larra conocía ambas cuando en 1833 escribe su Macías, drama histórico en cuatro actos y en verso, obra que no se estrenará por problemas con la censura hasta 1834, convirtiéndose en uno de los primeros dramas históricos románticos españoles.

Hay diferencias y similitudes en la forma en la que Larra aborda la leyenda de Macías en sus dos versiones. Como obra de teatro, Macías pone su foco en el drama amoroso y su choque brutal contra unos códigos morales con los que la sociedad impide la libertad de amar. Larra no se atreve a dar el salto total al formato nuevo del drama romántico y eso condiciona la obra, aunque no el mensaje fundamental que pone sobre la escena. Como  novela histórica, El doncel de don Enrique el doliente desarrolla más la historia del trovador enamorado, los conflictos entre los personajes y las intrigas en la acción. Pero, sobre todo, se extiende en un elemento: la ambición de poder de don Enrique de Villena, que irrumpe en la historia pasonial y la tensiona más. El doncel es esto, sobre todo, un choque brutal entre los jóvenes que sienten como románticos y una sociedad marcada por las luchas de poder. Pierden aquellos, claro.

(El próximo jueves haremos el balance final del curso y anunciaré las lecturas del próximo, en el que habrá algunas variaciones en el formato que espero sean del interés de todos.)

De esta novela hay suficientes ediciones en el mercado y tenéis una buena edición digital de acceso y descarga gratuita en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Con este título damos por terminado el curso.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino da un acertado tono poético a su entrada de esta semana para comentar el concepto trágico del amor romántico que hallamos en la novela de Larra. No te lo pierdas.

El próximo martes tendremos la reunión mensual del Club de lectura en Burgos, en esta ocasión también para clausurar el curso y hablar del siguiente. Será ante un café o una cerveza en una terraza veraniega. Los habituales recibirán un mensaje con el lugar y la hora. Aquellos interesados en acudir, pueden escribirme un correo electrónico aunque no pertenezcan al formato presencial del club y les hago llegar la información.

Comienzo a recoger sugerencias de lecturas para el próximo curso. Recordad que leeremos en común diez títulos -uno al mes-, alternando autores vivos con clásicos, siempre en español. Podéis dejar vuestras sugerencias como comentario a esta entrada, a través de correo electrónico o en mi muro de Facebook o en el del Club de lectura (os invito a seguirlo a través de este enlace).

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace

jueves, 30 de junio de 2016

Una loca en la plaza de Arjonilla y noticias de nuestras lecturas.


El final de la novela es dramático: no podía ser de otra manera, dada la cosmovisión romántica. Cuando todo se opone al triunfo del amor, el mundo no puede ser regido por la bondad. Por eso, Larra había buscado una época histórica convulsa, llena de guerras civiles en Castilla y ambiciones desmedidas. La cordura no puede regir en esa sociedad y acaba destrozando a los individuos con los que se identifican los románticos, los individuos cuyo comportamiento busca la armonía con los sentimientos más nobles. Todo conspira para que no pueden alcanzar la felicidad. En las época negras son los individuos más sensibles los que sufren y su sufrimiento explica ese tiempo de la mejor manera.

El último capítulo sirve de epílogo amargo. Se nos da cuenta de cómo ya el amor imposible definitivamente y solo la locura y la muerte puede salvar de tanta amargura, que se traspasa al lector sin ahorrarle la crueldad de la mofa que hace la sociedad de quien sufre. No hay compasión, solo sarcasmo. Esta visión romántica de la sociedad no puede ser más amarga.

(El próximo jueves daré por cerrada la lectura de esta novela y dedicaré algún jueves más al balance del presente curso y el anuncio de las lecturas del próximo, en el que presentaré algunas variaciones en el formato que espero sean del interés de todos.)
De esta novela hay suficientes ediciones en el mercado y tenéis una buena edición digital de acceso y descarga gratuita en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.  Con este título damos por terminado el curso.

Noticias de nuestras lecturas

Luz del Olmo lee los primeros cinco capítulos de la novela de Larra y los comenta con las claves de su significado. Entrada muy recomendable para comprender la narración.

Mª del Carmen Ugarte se despide del presente curso del club de lectura con una entrada que abre una vía interesante de entrada en esta novela a partir del modelo cervantino.

Gelu no resiste a la tentación y cae en ella, incorporándose también a la lectura final de este curso... y con un enlace a un vídeo que tenéis que ver.

Mª Ángeles Merino cuenta la historia desde Elvira, dándole otra manera de comprenderla, como hace siempre desde sus secundarios...


¿Quieres saber que hace The Who junto a Torrente Ballester? Vete a esta entrada de Pancho sobre La saga / fuga de J.B., lectura que nos ocupó hace meses, y de paso sabrás por qué lo cotidiano vence siempre cualquier incidencia histórica...

Comienzo a recoger sugerencias de lecturas para el próximo curso. Recordad que leeremos en común diez títulos -uno al mes-, alternando autores vivos con clásicos, siempre en español. Podéis dejar vuestras sugerencias como comentario a esta entrada, a través de correo electrónico o en mi muro de Facebook o en el del Club de lectura (os invito a seguirlo a través de este enlace).
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jueves, 23 de junio de 2016

Nadie puede más que su destino: Macías entra en escena en El doncel de don Enrique el doliente de Larra y noticias de nuestras lecturas.


Jaime, el paje de don Enrique de Villena, es el encargado de anunciar su visita al misterioso caballero negro que había entrado en el alcázar de Madrid e interrumpido la apacible jornada de caza. Sus quince años le perdonan su ingenuidad. Es él quien desbarata la estrategia narrativa planteada por el narrador de mantener oculto el nombre del misterioso caballero y nos descubre que se trata de Macías. El caballero se conmociona al oír el nombre de Elvira en la boca del adolescente y comprobar que ella no se ha olvidado de él:

-Paje, óyeme: nadie en el mundo pudiera haberme hecho más feliz con menos palabras; tú has renovado ideas que yo debiera haber abandonado hace mucho tiempo; pero nadie puede más que su destino. Si en tu vida has sospechado alguna cosa del mal que padezco, calla como la tumba; si nada has sospechado, nada preguntes, nada inquieras. Sobre todo, vuelvas o no al lado de Elvira, júrame no abrir tu boca para decir que me has visto en Madrid; toma -añadió quitándose un anillo que en el dedo pequeño traía-, toma, y éste te recordará la obligación en que quedas conmigo, y que el doncel de Enrique III no olvida jamás a las personas que una vez quiso bien. Ahora parte y calla. Nada has oído, nada has visto.

La forma de presentar a Macías proviene de la novela popular cuya estrategia copia la novela histórica romántica dado su objetivo de llegar al mayor número posible de lectores y, en especial, a los jóvenes cuyas emociones había liberado definitivamente el romanticismo. La presencia del personaje principal de la narración -el doncel de Enrique III- se había anunciado primero con el misterio -es un caballero negro, como en los mejores relatos de misterios medievales- y por las consecuencias de sus acciones, siempre enérgicas y rápidas -el final anticipado de la montería, los efectos en el ánimo de Elvira- y luego por el propio estado anímico del personaje antes de que sepamos su nombre y condición. Larra nos lo muestra desasosegado, con un gran dolor interior que arrastra desde hace tiempo, condenado a no conocer la felicidad y estar siempre en la acción para evitar el pensamiento. Macías es un joven melancólico y el prototipo del romántico. De ahí su dolor y su resignación fatal -está lejos de ser una resignación cristiana-:

«No; el infeliz Macías te probará el exceso de su amor en el mismo exceso de su silencio; él será eternamente desdichado, pero jamás tendrá valor para perturbar tu felicidad.»

Además, su aparición se ha dilatado estratégicamente hasta que conozcamos el carácter de su oponente, don Enrique de Villena, ambicioso de poder y sin escrúpulos, y el del ayudante de este, Ferrus, no menos falto de escrúpulos y adulador. Frente a ellos, Macías resplandece ante el lector. El de Villena y Macías son diferentes incluso en la fisonomía y carácter. Frente al primero, Macias aparece como un joven temendamente atractivo:

Su color era moreno, sus cabellos negros como el azabache; sus ojos del mismo color, pero grandes, brillantes y guarnecidos de largas pestañas; una sola vez bastaba verlos para decidir que quien de aquella manera los manejaba era un hombre generoso, franco, valiente y en alto grado sensible. Un observador más inteligente hubiera leído también, en su lánguido amartelamiento, que el amor era la primera pasión del joven. Su frente ancha, elevada y espaciosa, y su nariz bien delineada, denunciaban su talento, su natural arrogancia y la elevación de sus pensamientos. Ornábale el rostro en derredor una rizada barba que daba cierta severidad marcial a su fisonomía; su voz era varonil, si bien armoniosa y agradable; su estatura gallarda.

Larra enfrenta a ambos en el capítulo sexto. En un lado, un personaje de la alta nobleza y del otro, un oscuro y pobre doncel del rey. La diferencia entre ambos es social pero sobre todo moral: Macías se indigna ante la criminal proposición del conde de hacer desaparecer a su esposa para que él pueda aspirar sin problemas al cargo de Maestre de Calatrava. Aquí nace otro de los motivos recurrentes de la literatura romántica: la nobleza auténtica no se origina en el linaje sino en las acciones de cada individuo. Un cambio sustancial de concepto.

Ya tenemos, pues, todos los elementos necesarios para desarrollar el conflicto.

De esta novela hay suficientes ediciones en el mercado y tenéis una buena edición digital de acceso y descarga gratuita en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.  Con este título damos por terminado el curso.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte analiza con sutileza algunas de las características básicas de este tipo de narraciones históricas de la época romántica a la que pertenece El doncel. Entrada más que recomendable.

Austri se hace María en la entrada de esta semana de Mª Ángeles Merino y nos cuentan la historia desde la perspectiva femenina... que tanto debió atrapar a las lectores de la época romántica.

El próximo jueves publicaré la última entrada de esta lectura y en julio será un buen momento de hacer balance del curso y comenzar a preparar el siguiente, para el que pienso algunas novedades.


La desmitificadora entrevista a Jesualdo Beldaña (otro J.B.) ocupa toda la entrada de esta semana de Pancho. Desmitificadora y excelente juego narrativo de Torrente... Para leer con calma y disfrutarla.

Comienzo a recoger sugerencias de lecturas para el próximo curso. Recordad que leeremos en común diez títulos -uno al mes-, alternando autores vivos con clásicos, siempre en español. Podéis dejar vuestras sugerencias como comentario a esta entrada, a través de correo electrónico o en mi muro de Facebook o en el del Club de lectura (os invito a seguirlo a través de este enlace).
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jueves, 16 de junio de 2016

Razón de estado: el conflicto entre lo personal y el poder en El doncel de don Enrique el doliente y noticias de nuestras lecturas.


Tras la contextualización histórica, Larra lanza la narración de forma vertiginosa para buscar rápidamente el conflicto de partida de su historia. Centra estas primeras páginas en don Enrique de Villena, que es descrito hasta el capítulo IV de una forma muy teatral: primero, con la relación de los acontecimientos protagonizada por Ferrus y Fernán Pérez de Vadillo que contribuye a poner en situación al lector; segundo, con la acción más que con las palabras del propio don Enrique quien, tras recibir una visita inesperada que le anuncia la llegada de un caballero negro, interrumpe bruscamente la montería en la que se entretenía y acude a uña de caballo al alcázar de Madrid, que estaba siendo construido por Enrique III.  Allí conversan, en la intimidad de sus aposentos, la esposa de don Enrique, doña María de Albornoz, y Elvira. Y aquella plantea rápidamente el conflicto: es infeliz porque sufren de amor y la causa es la ambición de poder desmedida del de Villena: ¡maldita razón de estado!, exclama. Sus palabras y temores se confirman. Su esposo viene a pedirle el divorcio. Aunque ella cree que es porque existe otra mujer, en el capítulo IV -que se desarrolla en la legendaria cámara en la que, según la creencia popular, don Enrique de Villena desarrollaba conjuros mágicos y experimentos propios de la alquimia-, sabremos la razón. Dado que el maestre de Calatrava acaba de morir, Villena debe desprenderse de su mujer lo antes posible porque es incompatible el cargo al que aspira con su condición de casado.

Este conflicto entre la razón íntima y la razón de Estado es clave en el romanticismo. Los sentimientos se cruzan con el deber o las ambiciones de poder y desestabilizan la vida de todos los individuos que se cruzan con ellas. Hay una radical incompatibilidad entre ambas cuando se desatan las pasiones negativas y los románticos sitúan exactamente en ese punto el conflicto histórico que termina afectando a cada uno de los personajes.

De esta novela hay suficientes ediciones en el mercado y tenéis una buena edición digital de acceso y descarga gratuita en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.  Con este título damos por terminado el curso.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte propone una lectura ciertamente interesante de la novela de Larra desde la perspectiva de género y desde la biografía del propio autor. Más que recomendable.

Mª Ángeles Merino se adentra entre las pelusas de los chopos para comentar el arranque de la novela de Larra, fijándose en la construcción inicial de los personajes. No os perdáis las ilustraciones.

Pancho sigue padaleando esta novela de Torrente Ballester que nos ocupó hace tiempo en nuestra lectura. A pequeños sorbos: ya dije en su día que era la mejor forma de disfrutarla. Haciéndolo así nos encontramos ahora con otro JB que se ríe con sorna de todo lo que les ocurre en aquella provincia que no existe pero sí existe. Quizá la más real de todas...

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jueves, 9 de junio de 2016

La nueva forma de entender el mundo como raíz de El doncel de don Enrique el doliente de Larra,noticias de nuestras lecturas y un autorretrato quijotesco de Adrián.


Larra fue un hombre decididamente partidario del concepto de civilización de su tiempo. Sus grandes preocupaciones, manifestadas en sus escritos -sobre todo en los artículos políticos y costumbristas sobre la España de su tiempo- se originaban, sobre todo, en las reticencias que determinadas fuerzas tradicionalistas oponían al desarrollo completo de esa civilización moderna, lo que provocaba confusión y conflicto. Aunque sin llegar nunca a establecer un planificado proyecto político -como tampoco lo llegó a escribir como crítico o escritor-, siempre apostó por abrir las puertas a la modernidad. De hecho, mucha parte de su frustración como hombre público y pensador se ocasionó al comprobar que España no le acompañaba al ritmo y por el camino que él creía conveniente.

En El doncel de don Enrique el doliente, Larra parte de la confrontación del mundo de la civilizada Europa del siglo XIX con el pasado que reconstruye en la narración:

nuestra nación, como las demás de Europa, no presentaba a la perspicacia del observador sino un caos confuso, un choque no interrumpido de elementos heterogéneos que tendían a equilibrarse, pero que por la ausencia prolongada de un poder superior que los amalgamase y ordenase, completando el gran milagro de la civilización, se encontraban con extraña violencia en un vasto campo de disensiones civiles, de guerras exteriores, de rencillas, de desafíos, y a veces de crímenes, que con nuestras extremadas instituciones mal en la actualidad se conformarían.

En el fondo, aunque parece negarlo, Larra propone un camino para su presente. La España de su tiempo estaba igualmente instalada en el conflicto. Hay algo necesario en una época de transición convulsa como la que le tocó vivir a su generación: buscar en la historia momentos similares -aunque no sean idénticos- en los que poder proponer el drama que supone para los individuos y las sociedades no llegar a espacios de entendimiento civilizado. El civilizado siglo XIX parece proponer otra forma de solucionar esos conflictos. El choque entre los tiempos convulsos del pasado en el que la historia aún no podía aceptarlas y las nuevas maneras de entender el mundo, las relaciones personales y la libertad, protagonizan en realidad estas revisiones literarias del pasado. Gustaron, aparte de que tuvieran más o menos calidad literaria, porque extremaban las dificultades para llevar a cabo lo que sentían los que ya eran modernos en una época aún regida por muchas condiciones del pasado. Era una forma de explicar lo que a tantos les estaba ocurriendo.
De esta novela hay suficientes ediciones en el mercado y tenéis una buena edición digital de acceso y descarga gratuita en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.  Con este título damos por terminado el curso.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino comienza la lectura de la novela de Larra y la sitúa ante las preocupaciones del propio autor y de su época y la necesaria revisión de la historia. No os perdáis las ilustraciones.


Pancho culmina su comentario de la novela de doña Emilia Pardo Bazán que nos ocupó hace unos meses. Y lo hace en una entrada excelente tanto en su punto de arranque como en la conclusión. No os perdáis la forma de ilustrarla.



Tras ello, Pancho retorna a La saga/fuga de J.B. de Torrente Ballester, que leímos aquí en 2014 pero en la que sigue encontrando fuente de inspiración. Llega ahora a una de las cosas que más me hicieron disfrutar de la novela: las disquisiciones literarias y lingüísticas. Una buen dosis de humor gallegosalmantino...

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Autorretrato quijotesco de Adrián
Como saben los lectores habituales de este blog, este club nació con una aventura: la primera lectura colectiva completa del Quijote que usaba los recursos de la web 2.0. Aquí quedó aquella locura como la única guía de esta novela en abierto y gratuita para consulta de los intersados. Además, cualquiera puede unirse, comentar y aportar ideas. Como Adrián, alumno mío en el Grado de español de la Universidad de Burgos, que se ha lanzado a leer el Quijote y se ha hecho un autorretrato quijotesco como los que se publicaron durante aquellos meses de lectura gozosa. ¡Qué grande, Adrián! A ver si alguien se anima a seguir tu ejemplo y me remite nuevos autorretratos de lectores cervantinos.


 

jueves, 2 de junio de 2016

El doncel de don Enrique el doliente de Mariano José de Larra, la literatura histórica en el romanticismo y noticias de nuestras lecturas.


En la época romántica se produce una revisión completa de la historia. En España este revisionismo lo ocupa todo: todas las épocas históricas y ámbitos. Era necesario. Las alteraciones ocurridas en el siglo XVIII que llevan a la aparición del liberalismo, los episodios revolucionarios (el más importante, pero no el único, la Revolución Francesa), la caída del Antiguo Régimen, etc., habían trasformado en muy pocas décadas no solo el panorama político europeo sino también y sobre todo, la forma de entender el mundo y la manera de explicar el pasado para comprender el presente y lanzar una propuesta de proyecto histórico diferente de la que predominaba hasta ese momento. Hay cambios sustanciales en todos los espacios conceptuales pero el más significativo es que la historia y el individuo ya no necesitaba explicarse por la intervención de Dios. Intervenían ahora en exclusiva las pasiones humanas y el conflicto entre la sociedad y el individuo exento de teología.

Desde el principio, esta nueva forma de entender el mundo y explicar el pasado se traslada a la literatura. Contribuye mucho el nuevo concepto de Nación. Si la manera de entenderse como nación o país o comunidad era diferente, había que explicar todo lo ocurrido en el pasado también de manera diferente. Los nacionalismos exigían comprender las leyendas y los pasajes más importantes de la historia de otra forma. Incluso inventando el pasado o forzando su interpretación -es condición innata de cualquier nacionalismo-. Y los escritores -muchos de ellos también hombres públicos dedicados a la política o la prensa- se pusieron a la tarea. De ahí el auge de la literatura histórica. De hecho, en gran medida, el romanticismo es un movimiento historicista tanto como lo es de retrato de costumbres contemporáneas para estudiar el proceso de cambio que se estaba llevando a cabo.

Novelas, dramas, poesía narrativa, artes plásticas, ópera, etc. Todo se vio inundado de obras de contenido histórico. Los europeos necesitaban comprenderse de acuerdo a las nuevas ideas que habían trasformado el mundo. Porque esta es otra de las características de su literatura histórica: se iba al pasado para comprender el presente, no para entender el pasado en sí mismo. Aunque hay cierta tendencia a la reconstrucción arqueológia de una época, siempre se busca manifestar en ella las pulsiones, los deseos y las ideas nuevas. Cuando los escritores españoles viajan a la Edad Media buscan en ella identificar la España nueva y a los españoles del siglo XIX. Este anacronismo de partida era necesario. No debe expulsarnos de estas obras porque debemos ser muy conscientes siempre de que cuando hablan de un conflicto histórico o personal en el siglo XV, por ejemplo, están hablando de ellos mismos. Casi una condición de su manera de entender la literatura histórica.

Lo veremos en esta obra de Larra a lo largo de este mes de junio.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte comienza su comentario sobre la novela de Larra impulsándose desde la recreación medieval hasta el cementerio de neumáticos incendiados cerca de Madrid o la tala salvaje de árboles...


El pasado martes 31 se celebró la habitual sesión del Club de lectura en su formato presencial. Como era de esperar, allí se trasladaron las muy diferentes impresiones sobre la novela Cicatriz de Sara Mesa que se han podido apreciar también en este formato virtual. Algunos lectores manifestaron que la novela les había gustado, que la trama les había hecho pensar y posicionarse, mientras que otros solo habían podido terminar la novela para poder comentarla. Hubo un consenso general en que la novela no terminaba de cuajar toda la arriesgada propuesta inicial y que en ella había una especie de esbozo de una buena novela. Esta división de opiniones motivó una de las sesiones presencial del club de lectura más vivas y con más intervenciones diferentes. Algunas de ellas trasladaron, de forma muy interesante, las situaciones vividas por los protagonistas a la vida real cotnemporánea.

Una crónica-resumen de esa sesión puede encontrarse en el blog de Mª Ángeles Merino en este enlace.


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