El pasado 11 de noviembre falleció Carlos Edmundo de Ory en Thezy-Glimont (Francia). La España que le tocó en suerte tanto en lo histórico como en lo estético, su apuesta por la vanguardia en un momento en el que todos huían de ella y su marcha a Francia a mediados de la década de los cincuenta, le apartaron del gran público, en especial de aquellos que sólo leen lo que está de moda, pero dejó siempre honda huella en varias promociones de escritores, sobre todo en aquellos que no se encontraban satisfechos con el cultivo único de la poesía social y otras corrientes del momento como el clasicismo. Pero había que apartarse de los caminos trillados para encontrarlo.
Fundó el Postismo, que muchos ven como el broche de las vanguardias de entreguerras, pero yo prefiero ver como el inicio anticipado de la postmodernidad, de ahí que fuera reivindicado en los años setenta. El movimiento no tuvo éxito pero dejó una significativa huella para quien quisiera entenderla. Más adelante lanzó el manifiesto del Introrrealismo, una reflexión artística sobre el ser humano al final de la modernidad.
Lo conocí gracias a la publicación de Metanoia. Antología de poemas en 1978. Aun conservo aquel ejemplar. Es curioso, leído hoy, es más actual que la obra de aquellos que estaban de moda en su tiempo.
Contiene su obra una honda mirada sobre el artista y la poesía, con juegos irónicos y alturas dolorosas. De aquella primera lectura se me quedaron dos poemas escritos en Chosica (Perú) el 20 de febrero de 1958 que, en su día, fueron publicados como uno solo:
CELOSÍA CRISTATA
Querría echarme al suelo y dormir para siempre
Me arrastro sobre la tierra como un montón de estiércol
Nada puede hacerse con mis heces
Cada semana lloro menos los domingos
Llorando por las calles menos en verano
Busco este mes las patas de un caballo
para agarrarme a ellas y llorar todo el año
ARROJADME UN ATAÚD NEGRO
Volvamos a la tierra
Bastante expuse mi esqueleto a la risa de las lechuzas
cuando encerrado bajo llave en el sueño
huí hacia el más allá
Soy una perla caída en el fango
Estoy cansado cansado querría estar muerto
Graniza nieva sopla el viento
Estoy frío como el frío
Los ríos corrientes de mi cerebro se han congelado
Que la tierra le sea leve.
Me arrastro sobre la tierra como un montón de estiércol
Nada puede hacerse con mis heces
Cada semana lloro menos los domingos
Llorando por las calles menos en verano
Busco este mes las patas de un caballo
para agarrarme a ellas y llorar todo el año
ARROJADME UN ATAÚD NEGRO
Volvamos a la tierra
Bastante expuse mi esqueleto a la risa de las lechuzas
cuando encerrado bajo llave en el sueño
huí hacia el más allá
Soy una perla caída en el fango
Estoy cansado cansado querría estar muerto
Graniza nieva sopla el viento
Estoy frío como el frío
Los ríos corrientes de mi cerebro se han congelado
Que la tierra le sea leve.