
Hoy La Acequia no puede traer más noticia que ésta, que puede demostrar definitivamente que el autor del Lazarillo de Tormes, la primera novela moderna de la literatura universal, fue Diego Hurtado de Mendoza. La novela se publicó de forma anónima y desde el inicio se han propuesto diferentes autorías.
No he podido aun leer A vueltas con el autor del Lazarillo, el libro en el que Mercedes Agulló da cuenta de su descubrimiento, pero sólo la noticia de que un documento de este tipo se encuentre entre los papeles de Hurtado de Mendoza es importante para avalar la autoría de alguien que ya fue mencionado desde 1607 como el verdadero autor de esta novelita que revolucionó la forma de narrar: es difícil de rechazar una prueba de este tenor, más aun cuando existían ya otros sólidos indicios. Prometo reseña completa.
La verdad es que, de ponerse de acuerdo la crítica al respecto y aceptar la trascendencia del hallazgo de dicho documento, se haría justicia a una de las personalidades más interesantes de aquella apasionante época de la historia y la cultura española. Militar, diplomático, con una gran cultura, escritor -en el mejor ejemplo del cortesano renacentista-, fue un ejemplo de todo lo que potencialmente significaba España la primera mitad del siglo XVI.
Su autoría daría nueva luz a muchas de las cosas señaladas en el Lazarillo por la crítica, desde el estilo (la construcción del realismo psicológico del personaje protagonista), la mirada aguda a la realidad social de un reino que acababa de salir de las convulsiones de la rebelión de los comuneros (su hermana, María Pacheco, con la que tenía una excelente relación, fue la mujer del cabecilla comunero Juan de Padilla y dirigente ella misma de la rebelión), la crítica certera de las cuestiones más externas de la religiosidad católica sin romper con la ortodoxia y coincidiendo con la extensión del erasmismo en España, la mirada humanística, la reutilización del material folklórico, etc.
Todo ello llevado a cabo por un personaje perteneciente a una de las familias más importantes de la nobleza española, magnífico escritor, de gran formación y con una experiencia biográfica intensa: no todo lo que sucedía en este estamento en la primera mitad del siglo XVI es tan fácil de explicar como algunos pretenden y a él pertenecieron algunas de las más interesantes y contradictorias personalidades del momento. Sólo dos nombres bastarían para demostrarlo: el mismo Diego Hurtado de Mendoza y Garcilaso de la Vega.

Nota impertinente al margen: A pesar de sus detractores, la Wikipedia es un ejemplo de lo que se puede hacer hoy en Internet para facilitar la información más actual y el debate inicial sobre cualquier tema, que debe completarse después con estudios monográficos (como sucede con los manuales y enciclopedias tradicionales en papel).
Desde que las primeras noticias sobre este descubrimiento saltaron a los medios de comunicación hasta el momento en el que escribo esta nota se han redactado 19 versiones de la entrada sobre el autor según fue extendiéndose la noticia y apreciando la recepción crítica. Todas estas versiones están disponibles en el historial del artículo (herramienta básica para poder afirmar cualquier cosa sobre un artículo de la Wikipedia y que debemos usar como se debe hacer con la fecha de edición de las enciclopedias impresas en papel -aun colea la falsa acusación de plagio que se produjo hace poco con la necrológica de Edward Schillebeeckx escrita por Juan José Tamayo por no tener en cuenta este aspecto-).
En resumen, los cambios introducidos en el artículo de la Wikipedia van desde la referencia a que algún testimonio del siglo XVII señalaba a Hurtado de Mendoza como autor del Lazarillo hasta que es el autor de la obra. Por el medio, la sugerencia de que el estudio de Mercedes Agulló lo señalaba como autor. Finalmente, se ha optado por una entrada menos tajante y, siguiendo lo afirmado por la misma Agulló, se apunta su autoría porque el decubrimiento confirma una de las hipótesis más válidas desde el siglo XVII. Es lo más correcto para una enciclopedia en el estado actual de la cuestión: el libro de Agulló acaba de salir y en la investigación debe darse opción al debate científico, que se producirá, sin duda, durante los próximos meses.
Igual de cauta es la redacción actual de la entrada sobre El Lazarillo, que se limita a afirmar que el descubrimiento avala la hipótesis de que Hurtado de Mendoza sea el autor (su historial, aquí).
Supongo que la cuestión aun dará más vueltas en los próximos meses hasta que se asiente el consenso crítico al respecto, pero me alegro de que la Wikipedia actúe con esta rapidez y honestidad.
No he podido aun leer A vueltas con el autor del Lazarillo, el libro en el que Mercedes Agulló da cuenta de su descubrimiento, pero sólo la noticia de que un documento de este tipo se encuentre entre los papeles de Hurtado de Mendoza es importante para avalar la autoría de alguien que ya fue mencionado desde 1607 como el verdadero autor de esta novelita que revolucionó la forma de narrar: es difícil de rechazar una prueba de este tenor, más aun cuando existían ya otros sólidos indicios. Prometo reseña completa.
La verdad es que, de ponerse de acuerdo la crítica al respecto y aceptar la trascendencia del hallazgo de dicho documento, se haría justicia a una de las personalidades más interesantes de aquella apasionante época de la historia y la cultura española. Militar, diplomático, con una gran cultura, escritor -en el mejor ejemplo del cortesano renacentista-, fue un ejemplo de todo lo que potencialmente significaba España la primera mitad del siglo XVI.
Su autoría daría nueva luz a muchas de las cosas señaladas en el Lazarillo por la crítica, desde el estilo (la construcción del realismo psicológico del personaje protagonista), la mirada aguda a la realidad social de un reino que acababa de salir de las convulsiones de la rebelión de los comuneros (su hermana, María Pacheco, con la que tenía una excelente relación, fue la mujer del cabecilla comunero Juan de Padilla y dirigente ella misma de la rebelión), la crítica certera de las cuestiones más externas de la religiosidad católica sin romper con la ortodoxia y coincidiendo con la extensión del erasmismo en España, la mirada humanística, la reutilización del material folklórico, etc.
Todo ello llevado a cabo por un personaje perteneciente a una de las familias más importantes de la nobleza española, magnífico escritor, de gran formación y con una experiencia biográfica intensa: no todo lo que sucedía en este estamento en la primera mitad del siglo XVI es tan fácil de explicar como algunos pretenden y a él pertenecieron algunas de las más interesantes y contradictorias personalidades del momento. Sólo dos nombres bastarían para demostrarlo: el mismo Diego Hurtado de Mendoza y Garcilaso de la Vega.

Nota impertinente al margen: A pesar de sus detractores, la Wikipedia es un ejemplo de lo que se puede hacer hoy en Internet para facilitar la información más actual y el debate inicial sobre cualquier tema, que debe completarse después con estudios monográficos (como sucede con los manuales y enciclopedias tradicionales en papel).
Desde que las primeras noticias sobre este descubrimiento saltaron a los medios de comunicación hasta el momento en el que escribo esta nota se han redactado 19 versiones de la entrada sobre el autor según fue extendiéndose la noticia y apreciando la recepción crítica. Todas estas versiones están disponibles en el historial del artículo (herramienta básica para poder afirmar cualquier cosa sobre un artículo de la Wikipedia y que debemos usar como se debe hacer con la fecha de edición de las enciclopedias impresas en papel -aun colea la falsa acusación de plagio que se produjo hace poco con la necrológica de Edward Schillebeeckx escrita por Juan José Tamayo por no tener en cuenta este aspecto-).
En resumen, los cambios introducidos en el artículo de la Wikipedia van desde la referencia a que algún testimonio del siglo XVII señalaba a Hurtado de Mendoza como autor del Lazarillo hasta que es el autor de la obra. Por el medio, la sugerencia de que el estudio de Mercedes Agulló lo señalaba como autor. Finalmente, se ha optado por una entrada menos tajante y, siguiendo lo afirmado por la misma Agulló, se apunta su autoría porque el decubrimiento confirma una de las hipótesis más válidas desde el siglo XVII. Es lo más correcto para una enciclopedia en el estado actual de la cuestión: el libro de Agulló acaba de salir y en la investigación debe darse opción al debate científico, que se producirá, sin duda, durante los próximos meses.
Igual de cauta es la redacción actual de la entrada sobre El Lazarillo, que se limita a afirmar que el descubrimiento avala la hipótesis de que Hurtado de Mendoza sea el autor (su historial, aquí).
Supongo que la cuestión aun dará más vueltas en los próximos meses hasta que se asiente el consenso crítico al respecto, pero me alegro de que la Wikipedia actúe con esta rapidez y honestidad.