Mostrando entradas con la etiqueta Todo lo que era sólido. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Todo lo que era sólido. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de febrero de 2014

Del paraíso a la tragedia en Dejar las cosas en su sitio de Laura Castañón y noticias de nuestras lecturas.


El relato de la historia familiar de Aida nos lleva del paraíso a la tragedia. Por una parte, en lo social e histórico, el pueblo de Bustiello en el que se desarrolla la acción que trascurre en el pasado, fundado por el segundo marqués de Comillas, don Claudio López Bru, se regía por un ideario capitalista católico, proteccionista y paternalista. Los trabajadores de la Hullera Española tenían en él unas comodidades y ventajas de las que no gozaban otros mineros de la zona. El marqués supo gestionar la situación durante décadas e incluso transigir con ciertas novedades.

Este tipo de nuevas poblaciones -o incluso de barrios enteros en las afueras de las ciudades- se extendieron por toda España a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX y solían ordenar un territorio cerrado con casas para el personal técnico y los obreros, enfermería, tiendas de ultramarinos, lugares de diversión y una capilla. A veces -depende del tamaño- contaban también con escuela. Todo ello muy cerca de la fábrica o los pozos mineros. El objetivo era doble: crear un entorno agradable que facilitara la integración de toda la familia del trabajador en la empresa con la clara intención de que se sintiera parte de ella y considerara su bienestar ligado al éxito de la misma; construir un entorno cerrado y autosuficiente, que cohesionara como grupo jerarquizado a todos los que habitaban en él y que facilitara también tanto su formación como su adoctrinamiento y control. Este tipo de poblados han dejado su huella por toda la geografía peninsular, fueron imitados en las colonias franquistas y todavía hoy son reconocibles en la ordenación urbana.

En Dejar las cosas en sus días, Bustiello está magníficamente descrito y explica esta parte inicial del relato: es un lugar cerrado, controlado, alejado de la conflicitividad social y que pudo mantenerse más o menos al margen de la revolución asturiana. Sin embargo, la guerra civil terminará con él y quedará en aquellos que vivieron allí como un recuerdo de un tiempo que ya no puede repetirse precisamente porque la historia externa se introdujo definitivamente en el lugar cerrado. La muerte del marqués y de Benito Montañés contribuyen a este aspecto.

Por otra parte, los hechos familiares acontecidos en Bustiello tienen igual devenir del paraíso al infierno de la vida. En este caso el paso se explica por la misma evolución biográfica del grupo de niños que nacen en la casa de Montañés: del paraíso de la infancia a la incertidumbre de la adolescencia y la vida a partir de la juventud. Los conflictos personales, la madurez sexual, los intereses de terceras personas y la irrupción de los conflictos históricos convierten la infancia en un paraíso perdido que la única superviviente recuerda siempre con la conciencia de ser la última de la familia.

La misma Aida, en el tiempo presente de la novela, se encuentra herida por esa misma circunstancia. De su infancia sabemos poco en esta novela, pero su presente le ha llevado a un mundo de soledad. Su intento de reconstruir la historia familiar, la relación que mantiene con Bruno -tanto por el recuerdo de los Estudio 1 como por el secreto que esconde su identidad- y el regreso final a Bustiello ponen de relieve precisamente eso mismo, la pérdida de un paraíso al que se intenta regresar de alguna manera. O, al menos, comprender las claves perdidas de su esencia.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino desentraña las claves de la estructura poliédrica de la novela de Laura Castañón en su última entrada.

La tercera entrega de Pancho sobre Dejar las cosas en sus días nos evidencia la firme trabazón de espacios, personajes y tiempos de la novela.

Luz del Olmo, en su primera entrada sobre la novela, aborda la técnica por la que la autora nos propone lo que inicialmente parecen dos historias en una.


La última entrada de Pancho sobre Todo lo que era sólido llega a lo mejor de esta obra: las propuestas de mejora, que todos deberíamos grabar en la memoria.


Novena entrada de Gelu referida a nuestra lectura de La estafeta romántica. Retrata una España en la que nadie se creía a nadie.

Martes, 25 de febrero
Encuentro en Burgos con Laura Castañón


Laura Castañón, la autora de Dejar las cosas en sus días, novela que nos ocupa en este mes de febrero, estará con nosotros en la próxima reunión del Club de lectura presencial. Celebraremos un coloquio con la autora para debatir sobre su novela.. Con este motivo, ampliamos la convocatoria y, además de a los miembros del club presencial, invitamos todos los lectores y seguidores de La Acequia y a  cuantos estéis interesados. El coloquio tendrá lugar el martes 25 de febrero, a las 16:30 en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos. Entrada libre hasta completar el aforo.

Coordinador y moderador: Pedro Ojeda Escudero
Organiza: Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos
Colaboran: Instituto Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Burgos y Editorial Alfaguara.

Formas de seguir el Club de lectura virtual


A partir de ahora, hay dos formas de seguir el Club de lectura virtual de La Acequia. Ambas gratis y abiertas a todos. En el bloghttp://goo.gl/E3RGwb y en Facebook: http://goo.gl/PIB1sd.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 13 de febrero de 2014

Dejar las cosas en sus días, una historia de secretos y noticias de nuestras lecturas


Dejar las cosas en sus días es una historia de historias. Todos los personajes tienen la suya propia, sin perjudicar por ello a la acción principal. Cada uno tendría su relato breve si la autora quisiera: Laura Castañón ha pretendido retratar la vida en su riqueza múltiple. Y todos esos personajes guardan secretos. En el fondo, la novela -que ya vimos cómo se construye, en gran medida, como metanarrativa- es el intento de descifrar esos misterios que cada uno guarda. Algunos solo serán revelados para el lector, no para los personajes. El lector se engancha, sin duda, a ese caminar narrativo para descifrarlos. Algunos intuye -la autora tampoco los esconde demasiado, con lo que facilita el natural descubrimiento sin trucos engañosos finales- y confirma páginas más adelante en relatos cruzados. La mayoría de los secretos serán descubiertos por relatos de los personajes, que se confiesan, otros por la escritura secreta de un diario. Uno de ellos, el que más impacto tendrá en el presente de la protagonista, a través de la última tecnología.

Pero es tarea de los propios personajes y del tiempo -del transcurrir natural del tiempo pero también de la enfermedad o de la ideología o la necesidad- el ocultar esos secretos, no desvelarlos porque suponen lugares oscuros del pasado. Se han acostumbrado a vivir amputados de esa parte de su pasado. Incluso alguno de los personajes ha vivido toda su vida bajo otra identidad.

De ahí la relavancia que tiene la tarea de Aida como protagonista investigadora y escritora. destapar las capas de esos secretos para reconstuir la historia de su familia. Alguno de ellos puede herirla profundamente. Pero hay otra faceta no menos importante en la novela: ese proceso de reconstruir la historia a pesar de los secretos camina directamente hacia las facetas más dolorosas de la memoria colectiva española del siglo XX. La búsqueda del abuelo de Aida en las zanjas donde reposan los represaliados por el franquismo es todo un símbolo. Memoria histórica y mermoia personal se dan la mano.

Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta concreta en una magnífica entrada, dos claves de lectura de esta novela de Laura Castañón: las historias de unos personajes nos llevan a otras y todo se hace metáfora en el juego de desmemoria y memoria.

Mª Ángeles Merino analiza una clave técnica de la novela: la construcción de la ficción a partir de la realidad más documentada. No os perdáis las ilustraciones.

Pancho analiza la forma en la que la autora usa del correo electrónico para interesar al lector y hacer avanzar la acción de la novela. Magníficas las fotografías con las que ilustra su comentario.

Encuentro en Burgos con Laura Castañón


Laura Castañón, la autora de Dejar las cosas en sus días, novela que nos ocupa en este mes de febrero, estará con nosotros en la próxima reunión del Club de lectura presencial. Celebraremos un coloquio con la autora para debatir sobre su novela.. Con este motivo, ampliamos la convocatoria y, además de a los miembros del club presencial, invitamos todos los lectores y seguidores de La Acequia y a  cuantos estéis interesados. El coloquio tendrá lugar el martes 25 de febrero, a las 16:30 en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos. Entrada libre hasta completar el aforo.



Coordinador y moderador: Pedro Ojeda Escudero
Organiza: Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos
Colaboran: Instituto Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Burgos y Editorial Alfaguara.



En su comentario de la obra de Muñoz Molina, Pancho nos lleva a una de las raíces del deterioro de nuestra cultura democrática: la falta de verdadero debate, de cultura del intercambio de ideas y del pacto. Más necesario que nunca.



Gelu publica su octava entrada sobre La estafeta romántica, en la que se percibe esa mezcla galdosiana de intimidad, vida e historia.
Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 6 de febrero de 2014

La técnica narrativa de Dejar las cosas en sus días de Laura Castañón y noticias de nuestras lecturas.


No hay que dejarse engañar porque Dejar las cosas en sus días sea la primera novela de Laura Castañón. En la biografía de la autora hay tanta relación con la literatura que toda esa experiencia se muestra con pulso firme en esta obra. Desde la primera opción de técnica narrativa. la novela es el fruto de la escritura de la protagonista de la misma, Aida. Este proceso metaliterario es uno de los grandes aciertos iniciales. Una historia que vemos construirse, como un puzle, delante de nosotros a partir de recuerdos, lectura de diarios y correos electrónicos, fotografías, escritura, etc.

Aida, periodista en Gijón, indaga en la historia de su familia y reúne y anota -el detalle de la moleskine es suficientemente significativo como motivo- todo el material que le ayude a comprender sus raices pero también su presente. El lector asiste con interés a este proceso que se le presenta, a la manera de Javier Cercas en Soldados de Salamina, en un doble camino temporal: el presente de Aida y sus circunstancias sentimentales, laborales y familiares y el pasado que investiga para reconstruir la historia familiar. No pueden entenderse uno sin el otro. Este doble proceso temporal termina juntándose, al final, de la manera más insospechada. Gracias a la tercera persona narrativa -no es Aida quien cuenta la historia sino un narrador omnisciente-, la autora deja la narración en un punto en el que el lector cuenta con más información que los personajes. Con esto consigue que el receptor se interese no solo por lo que se le va contando sino también por el futuro de esos personajes con los que ha conseguido empatizar.

Gracias a esto, el lector queda atrapado desde las primeras páginas por el argumento. La historia, además, cuenta con el interés derivado de cada uno de los incidentes que se narran en esta historia familiar. Laura Castañón toca temas esenciales del pasado: la conflictividad social de las primeras décadas del siglo XX en el entorno de la minería asturiana, la II República y la Guerra Civil, la vida familiar de la burguesía del momento, el caciquismo, etc. Pero lo hace desde el núcleo de las emociones puesto que lo que le interesa es contar el desarrollo personal de la vida de los personajes que aparecen. Esta es la conexión fundamental con el presente, en el que también aparecen temas como la Memoria histórica, los inicios de la crisis económica, etc.

Dejar las cosas en sus días no es una novela histórica, aunque no dejen de aparecer los grandes conflictos de la historia española del siglo XX, sino una novela de conflictos humanos, de secretos, de amores y sentimientos, de frustraciones, de renuncias y logros personales a partir de las decisiones que a veces se imponen por las circunstancias que rodean a los personajes y a veces son tomadas voluntariamente por ellos.


Noticias de nuestras lecturas

Encuentro en Burgos con Laura Castañón



Laura Castañón, la autora de Dejar las cosas en sus días, novela que nos ocupa en este mes de febrero, estará con nosotros en la próxima reunión del Club de lectura presencial. Celebraremos un coloquio con la autora para debatir sobre su novela.. Con este motivo, ampliamos la convocatoria y, además de a los miembros del club presencial, invitamos todos los lectores y seguidores de La Acequia y a  cuantos estéis interesados. El coloquio tendrá lugar el martes 25 de febrero, a las 16:30 en la Sala Polisón del Teatro Principal de Burgos. Entrada libre hasta completar el aforo.

Mª Ángeles Merino, en su primera entrada sobre la novela, nos presenta a la autora y a la obra en su temática esencial. Un buen aperitivo para abrir boca. 

Pancho también nos proporciona buenas razones para seguir leyendo, desde la portada, prolegómenos y primeras situaciones. No os perdáis las ilustraciones.

Paco Cuesta comienza su lectura de la novela desde una perspectiva que coincide con la del título de la novela y para ello aborda el asunto del marqués de Comillas que fundó Bustiello, el lugar en el que trascurre gran parte de la novela.

 



Luz del Olmo nos trae un prólogo a la edición francesa del poemario de Neruda publicada en 1961, que puede resultar de interés para algunas claves de lectura.

Purificación (Pamisola) comenta con todo acierto el poema número 15, que, de tan leído, corre el riesgo de no ser comprendido si no hacemos como ella, pararnos en cada verso.


Pancho continúa su excelente trabajo sobre Todo lo que era sólido. Llega aquí al momento de las costumbres nacionales y los pocos elementos que deberían ser incuestionables en España incluso en tiempos de crisis. Las ilustraciones, magníficas.


Sépitma entrega de Gelu sobre La estafeta romántica. Como siempre, tras una acertada selección de fragmentos que por sí solos ilustran ya su resumen de la obra, resalta el reflejo de la sociedad decimonónica que hace Galdós en los Espisodios.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.



jueves, 30 de enero de 2014

Balance final de la lectura de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada y noticias de nuestras lecturas, con anuncio de la próxima.

Diseño de Rita para la lectura del poemario de Neruda

Leer los Veinte poemas de amor y una canción desesperada en estas semanas me ha deparado pocas sorpresas con respecto a lo que me esperaba. Constato que Neruda acertó en aquel poemario publicado en 1924: nos presentó, desde Chile, quizá por su misma condición de joven poeta desde un punto alejado de los circuitos más estables de la poesía de su tiempo, una expresión amorosa que recogía y ampliaba el modernismo de Rubén Darío tanto en el tratamiento del amor desde la carnalidad misma hasta su ritmo y estructura métrica que ya predecía la ruptura con lo tradicional. Escribió Neruda los poemas desde el núcleo mismo de una concepción del modernismo que parte del romanticismo vitial. Por eso las contradicciones -contradicciones aparentes- entre el feroz deseo de que el amor salve al yo poético con la exaltación de la necesidad de la pasión y la felicidad entre los amantes y la inevitable angustia de la tristeza cuando no se tiene el amor o se ha perdido. Sabemos que  después Neruda evolució tanto en la perspectiva personal como en la poética en su tratamiento del amor.En el poemario también está algo imprescindible para la poesía de la modernidad: lo metapoético, la propia reflexión sobre la poesía hilada con el tema amoroso. La escritura como hecho conceptual está inevitablemente presente. También está algo que lastra un poco, visto desde hoy, el acercamiento a su poesía: hay demasiada torrentera de expresiones, una cierta tendencia a la retórica misma. Sin embargo, nada puede oscurecer la brillante oportunidad de su publicación y el feliz hallazgo de un buen puñado de versos y alguno de los poemas, que han pasado ya a la historia literaria.

No he podido terminar de montar el recitado del resto de los poemas, lo haré en próximas entregas.

Noticias de nuestras lecturas


Campurriana se une a nuestra lectura del poemario de Neruda. Siento que se me pasara informar de su entrada en su día. En ella podréis ver cómo nos marcan las lecturas hechas en el momento justo de nuestra vida.

Paco Cuesta encuentra la inteligente forma definitiva de dejarse llevar por la poesía de Neruda. Imprescindible.

Mª Ángeles Merino comenta el poema 19, con unas ilustraciones que son una glosa al mismo poema. Os invito a ver esta entrada.

Gelu comenta el poema 12 de Neruda y completa la información biográfica que nos ayuda a comprenderlo.


Excelente la nueva entrada que publica Pancho sobre Todo lo que era sólido de Muñoz Molina, que nos ocupó en diciembre. Toca dos temas interesantes del libro: la comparación con los EE.UU. y la necesidad de dar testimonio de lo vivido. No menos interesante e imprescindible es la que dedica a la que podríamos pensar la verdadera causa de todo: el olvido de lo que éramos.

 

Gelu continúa con sus entradas sobre La estafeta romántica de Galdós, aquí para seleccionar y comentar las cartas XX y XXI. Buena oportunidad para engancharse a esta lectura que hicimos el año pasado.

Anuncio de la lectura del mes de febrero


En el mes de febrero leemos la novela de Laura Castañón Dejar las cosas en sus días, una magnífica saga familiar que atrapará al lector tanto por lo que cuenta como por la forma en la que lo hace. En este enlace podéis encontrar su página oficial en Facebook, con toda la información necesaria. La autora está al tanto de esta lectura y participará en la reunión de febrero del Club de lectura presencial, en Burgos. Todos aquellos seguidores de La Acequia estáis invitados a participar en ese acto, que se anunciará oportunamente.


Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 16 de enero de 2014

Cruje en ti mi ansiedad última. Angustia y entrega en los Veinte poemas de amor de Neruda y noticias de nuestras lecturas.



Diseño de Rita para la lectura del poemario de Neruda

En Veinte poemas de amor y una canción desesperada predomina un romanticismo de la angustia. El amor es un episodio milagroso de sublime entrega precedido de tristeza y seguido de melancolía y desesperanza. El poeta viene de la soledad y la tristeza y marcha hacia ella de forma inexorable. El encuentro amoroso es apenas un breve momento que se da en una naturaleza en ebullición constante -uno de los más llamativos valores del poemario son las imágenes de la naturaleza para la expresión del contexto amoroso, de la amada y de la pasión. Por eso, al ser consciente de la brevedad del amor, el poeta lo vive de forma angustiosa: Última amarra, cruje en ti mi ansiedad última, dice en el poema 8. Todo se encamina, de forma inevitable, hacia el crepúsculo. De ahí los insistentes tintes de dolor permanente y la necesidad ansiosa de encontrar el cuerpo de la amada y entregarse a él en ese breve momento que dura el amor (Entre los labios y la voz algo se va muriendo, dice el poema 13). De ahí también la necesidad de fijar con urgencia el sentimiento -la pulsión amorosa, la tristeza, la soledad y la angustia- con la palabra poética. Pero es precisamente esa intensidad de la entrega la que provoca más dolor. El poeta sabe que la intensidad de la entrega es recompensa espléndida pero también semilla larga de dolor futura: Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido (poema 20). A pesar del largo proceso doloroso que implica el amor en este poemario, el poeta no se arrepiente de su experiencia sino que incurre en cierta morbosa delectación del sufrimiento: mi alma no se contenta con haberla perdido (poema 20). Este dolor que provoca de forma inevitable el mismo sentimiento que da la felicidad máxima, la angustiosa vivencia de la experiencia amorosa, es una de las claves que más atrapan de este poemario. Y cuando el poeta debe marchar, encaminarse hacia el resto de su vida (Es la hora de partir. Oh abandonado, canción desesperada), va cargado de ese dolor pero el lector intuye que en el poemario se nos ha cantado un amor de esos que destrozan por dentro a quien lo vive.


Recitado del Poema 1:



Recitado del Poema 2:



Recitado del Poema 3:



Recitado del Poema 4:



Recitado del Poema 5:



Recitado del Poema 6:


En las dos próximas entregas del Club de lectura del mes de enero completaré el recitado de los poemas.

 Noticias de nuestras lecturas


Kety sigue con su homenaje en verso a Neruda, ahora con una inspiración a partir del poema 12.

Gelu ilustra con todo acierto el poema 18 y recupera una antigua entrada suya sobre Neruda que recomiendo leer. Todo aqui.

Paco Cuesta comenta de forma tan acertada el poema 5 -uno de los mejores del poemario- que no se puede pedir más. Imprescindible.

Mª Ángeles Merino comenta e ilustra el poema 7: descubre por qué el poeta es un náufrago que encuentra breve refugio en los ojos amados.

Luz del Olmo nos regala unos versos de gran belleza escritos a partir del poema 13 de Neruda. 


Pancho, en su novena entrada sobre Todo lo que era sólido, aborda la devastadora actuación megalómana de nuestros políticos -que todos consentimos- y su internacionalización paleta.... Inmejorables las ilustraciones, tan apropiadas. En su décima entrada, dos claves más: la falta de cultura del diálogo y la desmesura de los años de la opulencia. Tampoco hay que perderse las fotografías.

Antonio Aguilera escribe su última entrada sobre Todo lo que era sólido, con una conclusión acertada sobre la democracia participativa.


Gelu no olvida completar su lectura de La estafeta romántica de Benito Pérez Galdós, de ahí su nueva entrada al estilo de las anteriores.

Anuncio de la lectura del mes de febrero


En el mes de febrero leemos la novela de Laura Castañón Dejar las cosas en sus días. En este enlace podéis encontrar su página oficial en Facebook, con toda la información necesaria.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 9 de enero de 2014

Un collar infinito para tus blancas manos. El impulso amoroso y la creación poética en los Veinte poemas de amor de Pablo Neruda y noticias de nuestras lecturas

Diseño de Rita para la lectura del poemario de Neruda

Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda es un poemario deudor de Rubén Darío y del modernismo hispánico que este había inaugurado décadas antes. Como tal, es lógico que el tema central sea la sublimación del impulso amoroso expresada de una nueva manera, más libre, menos encorsetada. De ahí la referencia a aspectos carnales, físicas, bien directamente bien a través de metáforas y comparaciones cuyo símbolo central es siempre el mismo, la naturaleza. Esta carnalidad en la poesía quedaba antes relegada a un tipo de poemas escrito para un consumo no público. Rubén Darío y los modernistas consiguieron ponerla en primera línea de la poesía (a la celeste carne de la mujer cantó Darío, y el pimer verso de Neruda comienza con la alusión al cuerpo de la mujer ya no como abstracción sino como presencia física erótica) como una parte más de su libertad temática y expresiva. Hay en todo un poemario un desbordamiento de la pasión y de la expresión directa de los efectos en el poeta, especialmente el de la angustia. De hecho, el libro está ordenado para que exprese la evolución amorosa desde el descubrimiento del cuerpo de la mujer hasta el recuerdo desesperado del amor perdido.

Como en Darío, como en toda la mejor producción amorosa del siglo XX, este elemento pasional tiene mucho que ver con la misma creación poética: de ahí la alusión continua de Neruda a las palabras, a la escritura, casi como obsesión. No es solo ya ese verso tan famoso Puedo escribir los versos más tristes esta noche, sino una implicación absoluta entre el amor (la mujer) y la expresión amorosa -los silencios, la mudez, la palabra expresada anterior y posterior al encuentro. Uno de los poemas en donde mejor se expresa esta relación es poema 5 (Para que tú me oigas...) en donde la palabra del poeta se tiñe de la amada y todas ellas juntas se trasforman en un collar que le entrega:

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.

No es otra cosa este poemario: el collar que el poeta le entrega a la amada porque es la amada quien lo provoca.


Poema1

Noticias de nuestras lecturas


Gelu  recrea, con tanto acierto, el poema 19, que no puedo más que remitiros a su entrada para ver a Loquillo y Degás compartiendo con Neruda.

Kety nos regala su interpretación de la poesía de Neruda, todo un sentido homenaje.

Mª Ángeles Merino comenta e ilustra adecuadamente el poema número 5, en el que las palabras de amor son infinitas...

Pamisola comenta el poema número 6 desde las propias palabras de Neruda. Fuerza de la emoción arrolladora y joven.

Luz del Olmo nos sorprende de nuevo, a partir del poema 10, jugando con la mirada del poeta, para sugerir su propio paisaje.

Paco Cuesta finge ser aprendiz de brujo para darnos una lección completa de cómo abordar a Neruda desde la unión de dos elementos: amor sensual y metapoesía. Como si me hubiera leído mi entrada antes de publicarla, cosa que no ha podido hacer de ninguna manera. No sé cómo se ha metido en mi cabeza.

Myriam juega con nosotros: dice que no hará aportación a nuestra lectura pero amasa barro para hacer cerámica nerudiana.


Todo lo que era sólido, de Antonio Muñoz Molina, el primer ensayo que leemos en nuestro club de lectura, ha resultado ser todo un éxito. De hecho, sigue suscitando comentarios por parte de los seguidores y Antonio Aguilera ha impulsado eficazmente su lectura en Priego de Córdoba.

Rafael Ruiz, en su Fray Liberto, comenta y recomienda el libro de Muñoz Molina, sumándose a nuestra lectura gracias al impulso de Antonio Aguilera.

Pancho comenta otra de las claves de lo que ha sucedido en España en los últimos años abordada por Muñoz Molina: la tendencia hacia lo local que ha fabricado miniestados y multiplicado los gastos hasta el infinito, con el aplauso de todos. Después aborda uno de nuestros grandes problemas: la falta de cultura democrática nos hace fáciles presas de aquellos que hablan a las tripas y no a larazón.

Antonio Aguilera aborda una de las perspectivas más sugerentes del ensayo de Muñoz Molina: la necesaria separación de las creencias religiosas de los políticos de su actuación como tales y el laicismo de una democracia moderna.
uouio

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 2 de enero de 2014

Popularidad de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda y noticias de nuestras lecturas

Diseño de Rita para la lectura del poemario de Neruda

He tenido que rebuscar algo en mi biblioteca particular para hallar este ejemplar de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda. Sabía que lo tenía pero me aparecieron antes otros más modernos. Temí, por un momento, haberlo perdido en una de mis muchas mudanzas. Se trata de la vigésimo quinta edición (26-V-1978) en esa colección de bolsillo de la Editorial Losada a la que debemos tanto, la Biblioteca clásica y contemporánea. Como era de esperar, la compré en la Librería Sandoval de Valladolid siendo muy joven, a principios de los ochenta. Recuerdo todavía mi primera lectura de aquellos versos y cómo influyeron un tiempo en los míos. Neruda siempre escribió con una fuerza arrolladora para bien y para mal y es difícil para un joven lector con apuntes de poeta substraerse a su influencia. Con Neruda me ha ocurrido como con otros poetas: tiempos de pasión y tiempos de distancia. A veces me he puesto profesoral con él, en otras ocasiones me he cargado de ideología para defenderlo, pero siempre he vuelto a estos poemas de una manera o de otra. Aun reconociendo sus defectos, me ocurre con los Veinte poemas de amor y una canción desesperada algo que no me sucede casi nunca. siempre logran devolverme a mi primera lectura, así que algo tendrán para conseguir ese efecto.

Esta edición se hizo con motivo de los dos millones de ejemplares vendidos por Neruda de este poemario, algo insólito para la poesía española, y por eso se acompañó de las ilustraciones de Raúl Soldi. Cuando en 1960 se habían vendido solo un millón de ejemplares, el poeta escribió una Pequeña Historia para que sirvirera de explicación. En ella, él mismo se extrañaba y, a la vez, se enorgullecía del éxito:

Por obra del curioso destino, los Veinte poemas continúan siendo un libro de aqeullos que se aman. por un milagro que no comprendo, este libro atormentadao ha mostrado el camino de la felicidad a muchos seres. ¿Qué otro destino espera el poeta para su obra?.

Desde 1924, este poemario no ha hecho más que crecer en lectores. Sus ediciones se han multiplicado, se ha aprendido de memoria y en Internet pueden encontrarse con facilidad decenas de videos con el texto recitado. Cuando escribió los pemas, Neruda era apenas un joven recién salido de la adolescencia. Según los testimonios biográficos, la mayor parte de los textos están dedicados a una sola mujer, Albertina Rosa, pero no todos. Esto importa solo para la anécdota, porque lo interesante es cómo aquel joven chileno encuentra una fórmula de éxito para expresar, a principios del siglo XX, una forma moderna de amor en la que la carnalidad y la expresión libre y directa son protagonistas. Hay en los Veinte poemas y una canción desesperada una sinceridad arrebatada que ya anuncia la desbordante manera poética que será una de las marcas del estilo de Neruda. Pero esa sinceridad tiene genio poético, uno que le viene de Rubén Darío pero que Neruda sabe hacer propio.

A estos poemas les pasa como a las rimas becquerianas. en su popularidad está su peor enemigo. No es culpa suya, sino de los lectores acomodados. De tan sabidos y repetidos, tan leídos en la superficie de lo que dicen, muchos acaban gastándolos o huyendo espantados de ellos. Pasado casi un siglo, además, a algunos les parecen demasiado tópicos y los desprecian precisamente por populares -quizá por envidia de quien supo hacerlo a edad tan temprana y en época como aquella en la que esta expresión amorosa parecería deber guardarse en secreto-, como si no hubieran sido el tronco fértil del que nacieron todos los que les imitaron, como si no fuera necesario revisitar las cosas en su lugar de nacimiento para comprenderlas mejor. Y a eso es a lo que dedicaremos este mes de enero.

Noticias de nuestras lecturas



Luz del Olmo nos regala una hermosa inspiración nerudiana para comenzar el año. No os la perdáis.

Mª Ángeles Merino comienza en Neruda indicando las diferencias, debidas a la edad y la experiencia, entre la forma de hablar de la pulsión amorosa en la madurez y en la juventud. Muy acertado este comentario para comprender algunas de las claves de los Veinte poemas.

Mª Ángeles Merino nos felicita el año con Muñoz Molina, es decir, con el deseo de que hayamos aprendido algo.

Pancho continúa su extraordinario comentario de Muñoz Molina, con un par de claves ahora: la exhuberancia de nuestros políticos, sobre todo tras encontrar la piedra filosofal de la comunicación, y el elogio que encierra todo el libro al pensador que se atreve a ir contracorriente. Pasa después a comentar, con todo acierto, uno de los pasajes claves del libro, aquel en el que se menciona cómo en España se mezcla todo y esa mezcla nos lastra.

Cuarta entrega revulsiva y acerada de nuestro Antonio Aguilera sobre Todo lo que era sólido: la fiesta como nueva forma de pan y circo...


Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 26 de diciembre de 2013

La edad de la razón como final esperanzado de Todo lo que era sólido de Muñoz Molina y noticias de nuestras lecturas


Al final de su ensayo, Muñoz Molina proyecta la esperanza de que, a consecuencia de todo lo que nos ha sucedido, nos haya llegado, al fin la edad de la razón: "Ya no nos queda más remedio que empeñarnos en ver las cosas tal como son, a la sobria luz de lo real. Después de tantas alucinaciones, quizás sólo ahora hemos llegado a la edad de la razón". En el núcleo del texto, el autor había desarrollado la idea de que gran parte de lo que nos ha ocurrido como sociedad se debe a que hemos vivido en una ilusión como país, un espejismo que nos ha conducido a no distinguir lo real de lo no real. La circulación de dinero en un país que no tenía suficientemente asentadas las estructuras ni la mentalidad democráticas, en el que los partidos políticos pronto se convirtieron en estructuras fuertemente jerarquizadas, nos llevó a la necesaria catástrofe. En efecto, tiene razón Muñoz Molina al afirma que la democracia hay que enseñarla porque no es lo natural ni lo fácil. Y en España nadie ha hecho pedagogía democrática. Hubo entusiasmo de libertad en la época de la Transición y necesidad de acuerdos en la Constitución del 78, pero después el flujo del dinero se mezcló con las estructuras caciquiles y los intereses políticos. A partir de ahí falló todo: los medios de comunicación, los dirigentes políticos y la misma sociedad, anestesiada ante la cultura del todo gratis y la facilidad para vivir en un espejismo de opulencia. El dinero pervierte siempre. Y lo hace más tal y como llegó a España a partir de finales de los ochenta: fácil y sin control alguno en un país sin cultura democrática.

La esperanza de Muñoz Moilna es que hayamos aprendido, que los españoles dejemos de ser súbditos para ser ciudadanos con todo lo que implica este término. Ser ciudadano es un esfuerzo diario. Yo quisiera también caer en la esperanza pero las noticias no son felices: los partidos políticos siguen sin reaccionar y tienden a conservar las mismas estructuras que les han llevado a su descrédito; no hay renovación de los políticos y muchos de los que están en el poder nacional, autonómico o local son los mismos que tomaron las decisiones que nos han traído hasta aquí o que ayudaron a tomarlas sin que asuman las consecuencias de sus actos; todavía hoy la gente se mueve por las tripas y no por la razón en materias como los localismos y los nacionalismos; las nuevas caras que aparecen en la política dentro de esos partidos políticos son de una mediocridad aterradora -lo mismo sucede con las nuevas generaciones que ocupan cargos de todo tipo-; en general, los medios de comunicación siguen haciendo juego a los grandes poderes y la información más parece ruido tendencioso que investigación propia; la sociedad no termina de tomar conciencia de ciudadanía y aparece derrotada y resignada.

Me temo que no soy tan optimista como Muñoz Molina, aunque también pienso que la única solución para la verdadera y definitiva modernización de España es la que él señala: que los españoles decidamos, definitivamente, ser ciudadanos.

Un magnífico ensayo el de Muñoz Molina, que quedará como uno de los textos esenciales en el diagnóstico de lo que ha ocurrido en los últimos decenios en España y en el estudio de las claves como sociedad de este país desde el siglo XIX hasta nuestros días.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino, con sus mujeres galdosianas, nos  pone acertadamente sobre la mesa algunas de las claves del ensayo de Muñoz Molina: la religión, la educación, la cultura y el nacionalismo. Todo ello tan mal gestionado por nuestros políticos.

Pancho llega al análisis de la impotancia que el dinero fácil tuvo en la destrucción de nuestra sociedad. Y comenta una de las claves del tono sincero de la obra: lo autobiográfico, una de las esencias del estilo de Muñoz Molina.

Antonio Aguilera comenta, con todo acierto, algo esencial de Todo lo que era sólido: el narcisismo y megalomanía de nuestra clase política. Y nosotros, que se lo hemos tolerado.

Myriam concluye su aportación a la lectura de Todo lo que era sólido con el resumen de las claves histórico-sociológicas que nos han conducido hasta la situación presente.

Para aquellos que no pudisteis ver el programa Salvados del último domingo, os dejo el fragmento con la entrevista que Jordi Évole le hizo a Muñoz Molina en este enlace. Reconoceréis, en lo que dice el escritor, una buena parte de los contenidos del libro que hemos comentado en este mes de diciembre.


Termina Pancho su extraordinaria aportación a la lectura de La estafeta romántica de Galdós. Quiero resaltar dos cosas hoy de ella: la selección de las citas (una acertada antología de frases clave) y la forma de desentrañar la técnica galdosiana, aquí, por ejemplo, cómo nos hace desear la continuación.


Como sabéis, la próxima semana comenzamos la lectura de Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el poemario de Pablo Neruda publicado en 1924 que nos ocupará durante el mes de enero.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Retrato de tipos y espacios en Todo lo que era sólido de Muñoz Molina y noticias de nuestras lecturas


Muñoz Molina siempre ha sido un gran retratista de personajes y ambientes. No solo en sus textos narrativos. Todavía recuerdo la magnífica serie de artículos publicados en 1998 en el periódico El País con motivo del juicio sobre el caso GAL en los que retrataba los personajes principales de aquella negra historia de terrorismo de estado. Esos artículos, además de toda una lección de periodismo judicial, supusieron un precedente claro de lo que encontramos en Todo lo que era sólido.

En Todo lo que era sólido, tras sentar las bases iniciales del ensayo, se dedica el autor a retratar ambientes y personajes. Destacan, por contraste, los despachos de la administración municipal en los que comenzó a trabajar y la desproporcionada terminal T4 del aeropuerto de Barajas. Pero también los tres retratos iniciales con los que arranca el libro: el constructor valenciano, el financiero brasileño y el presidente Rodríguez Zapatero. De los tres el lector saca la misma conclusión. la superficialidad de sus planteamientos, una sensación de que no saben bien lo que tienen entre manos pero se muestran muy seguros del camiino a seguir.

Entre esos espacios y esos personajes, el autor, Muñoz Molina, se convierte en un hombre asombrado ante la desproporción de todo, un observador al que la dirección tomada por la sociedad no deja de parecerle una pérdida del horizonte humano. Es impagable la descripción que de sí mismo hace cuando acude a visitar al financiero brasileño en la oficina de Nueva York en la que trabaja.

Noticias de nuestras lecturas

Pancho comenta con todo acierto los pasajes en los que Muñoz Molina retrata el crecimiento desmesurado en España de la circulación de dinero y la trasformación del urbanismo del país.

Antonio Aguilera nos muestra una de las facetas más presentes en Todo lo que era sólido: la corrupción y el saqueo de lo público que ha tenido lugar en España porque nos desentendimos de la política.

Luz del Olmo tira de refranes en su entrada para comentar las cosas que nos han pasado y que tan bien retrata Muñoz Molina.

Paco Cuesta busca en cada uno de nosotros la falta de origen sobre la que otros han cimentado la catástrofe relatada en Todo lo que era sólido.

Los personajes galdosianos tomados por Mª Ángeles Merino siguen con su comentario de la obra de Muñoz Molina. Ahora hablan de pelotazos...

Myriam completa y desarrolla de manera admirable el tema del cainismo español que se refleja en la obra de Muñoz Molina.


No os perdáis la nueva entrada de Pancho sobre la novela de Galdós, con una excelente mirada sobre la ténica del autor para traernos noticias histórica o los avatares psicológicos de los protagonistas.


Ya tenemos cabecera para la lectura de Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, poemario que leeremos en enero. Me la ha remitido una de las comentaristas habituales de La Acequia, Rita, a la que varios de nosotros tuvimos ocasión de conocer con motivo de la Ruta de El Hereje del pasado curso. Además, acaba de abrir su propio blog, que podéis conocer en este enlace.

Como prólogo de nuestra próxima lectura de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Neruda, bien puede valer la entrada que publicó Purificación (Pamisola) hace unos días, sobre Confieso que he vivido.

Manuel Casadiego también publicó una excelente interpretación del Poema 10 de los Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Más que recomendable.

El martes pasado tuvo lugar, en la sala habitual de la Biblioteca General de la Universidad de Burgos, la reunión de diciembre del Club de lectura en su formato presencial. Fue un encuentro intenso e interesante porque Todo lo que era sólido daba para hablar de lo que nos ha pasado en España. Hubo intercambio de opiniones y varios puntos de acuerdo: la ceguera en la que vivimos (casi) todos, la impunidad con la que dejamos actuar a los corruptos, a los corruptores y a los que facilitaron su indeseable labor y la calidad del texto de Muñoz Molina, no exento de esperanza. La siguiente reunión tendrá lugar el martes 21 de enero de 2014. Comentaremos Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda.

Ya sabéis que recojo, en estas entradas de los jueves, los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Ceguera y aspereza civil: dos claves de inicio en Todo lo que era sólido y noticias de nuestras lecturas.


Todo ensayo nace de premisas iniciales que soportan el resto de la argumentación. Muñoz Molina propone dos muy interesantes para comenzar Todo lo que era sólido: la ceguera ante lo que ocurría en la España de la burbuja inmobiliaria y lo que él llama la aspereza civil.

La primera es común a todos los países que han vivido una burbuja inmobiliaria como la que se dio en España a partir de los gobiernos del PP presididos por José María Aznar (1996-2004), en los que se liberalizó todo el suelo disponible y se dinamizó la economía española de forma casi exclusvia con el motor de la construcción sin establecer los controles necesarios. Si el efecto más inmediato fue la creación de millones de puestos de trabajo y la rápida circulación de dinero en España, las demoledoras consecuencias de aquello explican las causas de que en España la crisis última haya sido más profunda que en otros países: escasa formación de los trabajadores y fragilidad de los puestos de trabajo generados, corrupción generalizada, crecimiento irresponsable basado en la megalomanía de los políticos españoles, falta de inversión de los beneficios en el fomento de una economía sostenible y propia, extensión de una cultura de nuevo rico en la sociedad española, destrucción de los valores éticos y sociales que marcan un comportamiento cívico, etc. Como señala Muñoz Molina, los españoles demostramos un grado elevado de ceguera para no darnos cuenta de que repetíamos los mismos errores que otros países que habían tenido la misma tentación de crecimiento fácil. Es más, adorábamos a los políticos y a los personajes más significados que lo hacían posible y no veíamos ni sus malas maneras ni su interés personal ni los casos de corrupción que los salpicaban. O, lo que es peor, las disculpábamos. Pero esto es común a todos los países en los que ha sucedido una burbuja inmobiliaria de la magnitud que tuvo España. Una de las causas y de las consecuencias de este tipo de crisis es, precisamente, que la sociedad se convierte en sorda y ciega y pierde todo comportamiento basado en la buena ética.

La segunda base sobre la que construye su argumentación es más propia de España. Se explica en raíces históricas nacionales y es una idea que Muñoz Molina ha reiterado en varios de sus escritos. Me refiero a la aspereza civil y la violencia verbal con la que se manifesta. En contra de lo que podría esperarse, este clima de confrontación no ha sucedido en épocas de carencias o problemas graves. En la Transición española se dieron una serie de pactos -acuciados muchos por la excepcionales circunstancias históricas- que favorecieron la llegada de la Democracia. Aunque estos pactos fueron contestados por ambos extremos del abanico político -incluso con violencia y asesinatos-, la mayoría de los partidos políticos y de la sociedad española favoreció una salida constitucional en la que se integró. Ante la necesidad, la sociedad reclamó pacto, estabilidad y una altura histórica.

En efecto, en la época de euforia económica sucedió algo que merecerá un estudio por parte de los sociólogos e historiadores de años venideros precisamente por haber sucedido cuando nos creíamos ricos: la aparición en la primera línea política de un estado de confrontación permanente a pesar de que todo parecía ir bien en el país. Desde mi punto de vista, esto se debió a varias causas que paso a describir.

La primera, indiscutible, es la forma en la que salió del poder Felipe González. Sobre todo desde su última victoria electoral en 1993. Los últimos años de Felipe González en el gobierno evidenciaron una decadencia de su figura que fue aprovechada por los medios de comunicación contrarios para comenzar una crispación social como estrategia para terminar a toda costa con la larga etapa en el gobierno del PSOE. Aquello ha sido reconocido, explícitamente, por varios de los que participaron, por lo que no es rumorología sino historia. José María Aznar supo aprovecharse de esa política de crispación social y definirla políticamente mucho mejor que sus antecesores al frente del PP con aquella célebre frase: Váyase, señor González. Aznar es el típico ejemplo de político que llega en el momento oportuno y sabe aprovecharlo y que cinco minutos antes o cinco minutos después no hubieran pasado a la historia.

La segunda es la estrategia de varios medios de comunicación que radicalizaron sus mensajes. La política de los empresarios de este sector comenzó a extenderse más allá de la propiamente informativa. Aparte del fortalecimiento de la prensa en papel por aquellos años -aún Internet no les había hecho daño-, el reparto de las televisiones privadas y las nuevas emisoras radiofónicas fueron el objetivo fundamental de empresas que también se relacionaban con otros sectores, como el de la construcción. De hecho, los gobiernos nacionales de uno y otro color y los autonómicos comenzaron una estrategia a través de inversiones indirectas en estas empresas de la comunicación, favoreciendo a unas o a otras según su afinidad y lealtad. Hubo casos verdaderamente escandalosos. Estos medios de comunicación han radicalizado su mensaje desde entonces y hoy vivimos casi en un territorio de banderías que no beneficia a nadie y que se ha crispado más aún con la aparición de la conocida como TDTparty. Algunos empresarios, para terminar de potenciar esta radicalización, tienen acciones en medios de comunicación contrarios que procuran atizar el fuego del conflicto para ganar la fidelidad de sus seguidores, cada vez más repartidos en compartimentos estancos. Con ello se crea una base de audiencia potencial que se proyecta en su peso en la opinión publicada, con los consiguientes beneficios por ingresos publicitarios o por posicionamiento como herramientas para la divulgación de estrategias electorales.

La tercera es la actitud con la que el PP ha accedido al Gobierno nacional tanto en 1996 como en 2011. No me refiero, ahora, a su ideario político, sino a las maneras. En ambos casos, significados miembros de este partido han demostrado un afán revanchista y un cierto tono de suficiencia, contrario a todas las maneras de la corrección política en una democracia asentada. Con ocasión de perder el poder en 2004 tampoco encajó bien la derrota y las acusaciones al PSOE de urdir una gran conjura siguen hasta hoy. Todo ello no ha contribuido a un clima de sosiego sino que ha fomentado, interesadamente, esa aspereza civil de la que habla Muñoz Molina.

La cuarta tiene su raíz en algunas claves de la política de José Luis Rodríguez Zapatero tras su acceso al poder en el 2004. Ni Zapatero ni Aznar son parte de la generación que protagonizó la Transición. A esto se suma que cada vez un sector mayor de la población se siente desvinculado de los pactos que llevaron a la Constitución española de 1978, bien por edad bien porque se han liberado de los temores y compromisos de aquellos años. Una de las grietas de esos pactos es, precisamente, todo lo englobado en la Memoria histórica. Un sector cada vez más amplio de la izquierda demanda la corrección o anulación de algunas de las bases que llevaron a aquel pacto: la concepción misma del Estado -República o Monarquía, centralismo o federalismo, independentismo, etc.-, la reparación de los derechos de las víctimas del franquismo o la condena de la dictadura de Franco a la manera de lo que sucede en Alemania con el nazismo. Esto ha provocado la reacción contraria, manifestada de una forma radical en los medios de comunicación afines a la derecha.

La quinta, el descrédito cada vez mayor de las instituciones básicas del estado español actual: partidos políticos, sistema parlamentario y Monarquía. Este descrédito se ha generado también en la época de abundancia: las imágenes de políticos imputados o condenados que no eran apartados por sus partidos, la conversión de la Monarquía en una familia mediática cada vez menos respetada por la opinión pública, el estado de algarabía continua del Congreso de Diputados, etc Sin duda, el perfecto ejemplo de cómo se ponen las semillas de la futura decadencia.

Todo ello está en la base de esa aspereza civil de la que habla Muñoz Molina. En España solo se amortiguaron los efectos de la Guerra civil provocada por el golpe de Estado de los generales en 1936 -que se sublevaron contra el poder legítimo del momento- en los pactos que llevaron a la Constitución de 1978. A partir de los últimos años de Felipe González la crispación ha regresado al país, alimentada por medios de comunicación necesitados de la cercanía al poder para subsistir y sedientos de cuotas de audiencia aun a costa de una escalada verbal que a todos perjudica. Hay poca altura política incluso para solucionar problemas históricos fácilmente solucionables, como las fosas comunes que aún existen en España con los cuerpos de las víctimas de los represaliados por el bando franquista.

La mediocridad cada vez mayor de nuestros gobernantes -tanto en sus maneras como en sus discursos- sirve, a la vez de espoleta y de mal ejemplo en un país que siempre ha estado abonado a estos radicalismos. Lo único sorprendente, en este caso, es que se diera en los mejores momentos económicos de los últimos cien años.

Ambas cosas, ceguera y aspereza civil llevaron a que no se pudiera llegar a un acuerdo de desarrollo sostenible del país que nos hubiera ahorrado las consecuencias más dramáticas de la crisis. Un ejemplo: uno de los mejores ministros de educación de los útlimos años ha sido Ángel Gabilondo (2009-2011). A pesar de que estuvo a punto de conseguir un gran pacto de estado para reformar la educación en España, a última hora todo fue imposible precisamente por la estrategia de crispación según la cual al enemigo político no se le debía dar esa baza. Es curioso que los dos grandes partidos políticos españoles solo hayan llegado a un gran acuerdo en los últimos tiempos: una reforma urgente de la Constitución española no sometida a referendum y obligada por la Unión Europea para limitar el déficit público.

Noticias de nuestras lecturas

Antonio Aguilera vuelve al Club de lectura por la puerta grande, con su primer comentario revulsivo de Todo lo que era sólido, abordando la burbuja inmobiliaria.

Pancho comienza su aportación sobre la obra de Muñoz Molina por el comentario de la portada, la cita y la autocomplacencia que nos cegó ante lo que iba a ocurrir. Excelente, como también su segunda entrada, en la que aborda las causas generales del descrédito del sistema parlamentario y una característica de la obra de Muñoz Molina: cómo parte del retrato de personajes concretos que adquieren calidad de tipos sociales que aclaran lo que en España ha pasado en los últimos años.

Paco Cuesta redacta un magnífico análisis de la perspectiva ideológica de Todo lo que era sólido, una reflexión que integra y no disgrega.

Mª Ángeles Merino sigue con su sagaz forma dialogada de comentar el ensayo de Muñoz Molina, aquí para explicar que donde había dinero ya no lo hay...

Myriam realiza una excelente aportación a la lectura: parte del texto de Muñoz Molina para hacer un análisis de las raíces de los comportamientos tan españoles mencionados por el autor y que están en la raiz de todo.

Gelu publica su tercera entrada sobre La estafeta romántica de Galdós. Llama mucho la atención el uso de las obras literarias en Galdós para la contextualización de una época.
 
Mª Ángeles Merino sigue con el comentario de Intemperie. Llega aquí al momento en el que el muchacho debe tomar las riendas de su vida y hacerse cargo incluso del pastor.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en su blog hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.