martes, 28 de noviembre de 2023

El poeta y Rafael Alberti


El poeta llevaba siempre los bolsillos de su gabardina llenos de poemas escritos en papeles arrugados. Decía que iba o venía de Bilbao y te proponía acompañarlo en su próximo viaje después de haberte leído alguno de sus manuscritos en los pasillos de la facultad o en los bares de la zona. Un día de los años ochenta anunciaron una conferencia recital de Rafael Alberti en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid y hasta allí se encaminó el poeta, con paso decidido y sonrisa. Todas las butacas estaban ocupadas, había muchas personas de pie al fondo, sentados en el suelo en los pasillos y en las escaleras que subían hasta el estrado. Avanzó como pudo, esquivando a unos y otros, hasta el centro de la sala. Alberti había comenzado a hablar unos minutos antes, tras una presentación laudatoria de no recuerdo quién. El poeta alzó la voz: ¡Coño, Rafael! Ya tenía ganas de saludarte. La frase se convirtió en legendaria y, como todas las leyendas, difiere algo en las versiones: ¡Saludos, Rafael! Ya tenía ganas de conocerte, ¡Ya era hora, Alberti! Un gusto saludarte... Yo estaba allí y recuerdo la primera. Alberti quedó perplejo, sin saber cómo reaccionar durante unos segundos. El poeta se dio la vuelta y salió por donde había entrado. Yo había visto a Rafael Alberti antes, en el patio de la hospedería de San Benito, mucho antes de que restauraran el edificio para dependencias municipales, en uno de aquellos recitales que dio por España con Nuria Espert. Alberti ya era, sobre todo, Alberti y de eso hacía antes de cobrar el bolo. El poeta no compareció entonces. Doy fe.

lunes, 27 de noviembre de 2023

En la aliseda

 


En la Aliseda, todo es otoño. Rodean el parque dos brazos del Cuerpo de Hombre y, de los canales de servicio de las antiguas fábricas, el agua cae en feroz cascada. Este río es siempre joven, hay algo en él que le impide envejecer en su largo castigo a las peñas. En un rincón, dos jóvenes andan enamorándose en un baile de acercamiento y distancia, de risas y miradas. El amor, así, parece eterno. Lo es, sin duda: dentro de unas semanas habrá otros jóvenes con los besos en las miradas.

No se es viejo para amar, se es viejo porque no se ama, como no se es muerto si se vive.

Una joven pasa haciendo deporte, da unas vueltas al parque y sale por las tablas de madera del puente. Miro mis manos, nunca he estado especialmente orgulloso de ellas. Desde hace un tiempo observo cómo se han profundizado las líneas de las palmas. Hace frío: es la época en la que se me secan las manos y se me hacen heridas en los nudillos.

En el banco del fondo, dos hombres sentados beben latas de cerveza. No hacen otra cosa. No hablan, no miran a nadie en concreto. Sujetan sus latas con la mano derecha y, de vez en cuando, dan un trago. Uno sostiene un cigarro con la izquierda. Se hacen compañía.

Siento frío, subo la cremallera del abrigo. Así se ha pasado la tarde.

domingo, 26 de noviembre de 2023

De donde son los robles

 


De donde son los robles no se vuelve. Caminas por las trochas entre quienes salen a recibirte. Voces. Voces que sabes que son tuyas desde siempre. Te dejas abrazar, estás en casa, pasas feliz de brazo en brazo, manos. No se vuelve del monte.

Antes de subirme al autobús de línea, he querido echar un último vistazo a la sierra. El otoño en ella ya declina hacia el invierno. Hay algo, tan adentro, que se ha roto, que miro las cimas como si ya no estuvieran allí, la línea dulce de la Covatilla, el Calvitero, la Ceja, la Peña de la Cruz, hacia la Peña de Francia extremeña. Si cierro los ojos siento los Hermanitos, Peña Negra, el puerto de Honduras hacia el valle del Jerte.

¿De cuántos paisajes soy ya huérfano?

domingo, 19 de noviembre de 2023

Niebla

 



En los días de niebla, hay siempre una incertidumbre sobre la existencia de las cosas. En las horas en las que es más densa, inevitablemente tú eres ya otro, quizá el más cierto. Después, te alejas. 

viernes, 17 de noviembre de 2023

Darse un garbeo

 


De vez en cuando conviene darse un garbeo fuera de sí mismo. Como en los tebeos, con las manos en los bolsillos, dando patadas a las latas y silbando a dos carrillos. Conviene abrir bien los ojos. ¡Qué grande el mundo fuera de ti!

Si un día te encuentras a ti mismo, procura despresentarte.

Deja de sorprenderte cuando te miras en el espejo: no eres tú.

Revisar fotos antiguas es adentrarse en ese lado del armario que contiene trajes que ya no te pondrás nunca.

Si te definen, huye.

No hay mayor mentira que uno mismo. Recuérdalo cuando juzgues al otro.

Un grupo de mujeres con vestido flamenco y una sola silla roja. Así debería comenzar una buena historia sobre la extrañeza.

miércoles, 8 de noviembre de 2023

Alma de mi alma. La mujer en la sociedad y la literatura del siglo XIX. XVI Semana de Estudios Románticos.

 


Estos días tiene lugar la XVI Semana de Estudios Románticos que coordino dentro del programa Valladolid Letraherido desde hace unos años, sucediendo a quien la lanzó y mantuvo durante los primeros tiempos, la siempre recordada Ángela Hernández.

El tema que abordamos en la presente edición es Alma de mi alma. La mujer en la sociedad y la literatura del siglo XIX. Aquel siglo fue un tiempo de cambios radicales: se pasó del Antiguo Régimen a la instauración de los parlamentos liberales, aparecieron los primeros movimientos obreros, se consolidó la burguesía en el poder (junto a todo su ideario), la prensa se convirtió en una fuente de información y opinión, el mundo editorial cambió sustancialmente. Fue un siglo revolucionario en el que se fijaron muchos de los derechos que hoy consideramos irrenunciables, se abolió la esclavitud y la mentalidad social sufrió uno de los cambios más notables de la historia de la humanidad. Sin embargo, no suele hablarse de que también fue el siglo en el que la mujer comenzó a visibilizarse y a hacer evidente que necesitaba un justo reconocimiento de su presencia en la sociedad. De eso hablaremos en estas jornadas en todos los campos: legales, sociales, artísticos, literarios, etc.

Quiero agradecer el apoyo del Ayuntamiento de Valladolid a través de la Fundación Municipal de Cultura y la colaboración de la Asociación Amigos del Teatro y la Asociación de Mexicanos en Castilla y León.

Espero que resulte interesante.

El programa para esos días es:


Martes 7.

19:30 h. Sala Cossío (Casa Revilla). Conferencia“Mujeres de papel, papeles de mujeres en el siglo XIX”. Imparte: María Victoria López-Cordón.

Miércoles 8.

18:00 h. Sala Cossío (Casa Revilla). Presentación editorialEmilia Pardo Bazán y su fascinación por la criminología, de Marisol Donis. Presenta: Pedro Ojeda. Edita: Turner.

19:30 h. Sala Cossío (Casa Revilla).  Conferencia«Galdós, Pardo Bazán y Blasco Ibáñez: tres miradas sobre las mujeres». Imparte: Guadalupe Gómez-Ferrer.

Jueves 9.

19:30 h. Sala Cossío (Casa Revilla). Proyección cinematográfica“Don Juan”. Dir. Serge Bozon. 2022. 100’. Reparto: Tahar Rahim, Virginie Efira, Damien Chapelle, Alain Chamfort. Una vez comenzada la proyección, no se permitirá el acceso a la Sala.

21:15 h. Sala NAC y jardín romántico (Casa de Zorrilla). Acto inaugural de la “Ofrenda de Muertos” de la Casa de Zorrilla. Sala NAC (Casa de Zorrilla). Organiza: Asociación de Mexicanos en Castilla y León. Con la actuación musical de: Liliana Rodríguez (bailarina y actriz), encarnando a La Catrina; y Rodolfo Murga (tenor). Degustación de dulce de calabaza y “pan de muertos”, por gentileza de la Asociación. La “Ofrenda” permanecerá instalada hasta el domingo 12 y podrá visitarse libremente en el horario habitual de la Casa de Zorrilla.

Viernes 10.

19:30 h. Sala Cossío (Casa Revilla). Conferencia“El personaje de Doña Inés en el Don Juan Tenorio de José Zorrilla». Imparte: Pedro Ojeda.

21:00 h. Jardín romántico (Casa de Zorrilla). Representación teatral: “Escenas del cementerio, de Don Juan Tenorio. Elenco “Amigos del Teatro” bajo la dirección de Álvaro  Téllez (Don Juan: Joaquín Sancho; Doña Inés: Laura Peláez; Comendador: Pedro Medina; Don Luis: Álvaro Téllez; Escultor: Jesús López). Jardín romántico (Casa de zorrilla). Entrada libre hasta completar aforo: 200 pas. Acceso preferente para los asistentes a la ponencia de las 19:30 h.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Días del Don Juan Tenorio

 


Desde mediados del siglo XIX, estos días son días del Don Juan Tenorio de José Zorrilla. La obra, que en su estreno en marzo de 1844 cosechó un éxito mediano tirando a pobre debido a que no se había ensayado lo suficiente y que algunos de los actores estaban completamente fuera del papel, cuando se repuso en un mes de noviembre encontró su lugar adecuado. Especialmente por el empeño del primer actor Pedro Delgado. La historia ya la sabemos, Zorrilla vendió los derechos de edición y representación de la obra (bien, pero sin las ganancias que le hubiera deparado reservárselos). A su regreso de México en 1866 se encontró con que el drama se representaba en noviembre en todos los teatros de España y salvaba económicamente las temporadas de las compañías. Fue inútil que batallara por recuperar los derechos, que combatiera contra su propia obra denunciando los defectos que veía en ella décadas después y que intentara sustituirla por una curiosa zarzuela con el mismo título y música de Nicolau Manent: no puedo hacer nada. La obra ya no le pertenecía y no solo porque no tuviera los derechos sobre ella, sino porque se había hecho un bien común tanto en España como en América. Lo mismo ha ocurrido con los detractores del drama, que los ha tenido y muy importantes. Aunque ya no es lo que fue en cuanto al monopolio de los escenarios en octubre y noviembre, el drama sigue representándose y gustando al público, permitiendo todo tipo de innovaciones y parodias e, incluso, lecturas contrarias al original. Como repertorio ha desaparecido prácticamente, porque también han desaparecido las compañías con repertorio, salvo excepciones. Sin embargo, ahí está siempre, como apuesta de producción y reto para directores de escena y actores.

Ya he explicado en este espacio las causas de la permanencia del drama. En primer lugar, se ha convertido en un rito escénico, uno de los pocos que conserva de verdad el teatro en español. Incluso contando con los montajes teatrales que celebran historias locales, no hay nada parecido al Tenorio salvo, quizá, El misterio de Elche, que no es exportable fuera de esa localidad. De hecho, parte del rito es, sin duda alguna, la lectura teológica de la obra, incluso para los no creyentes, como sucede también en Divinas palabras de Valle Inclán, por ejemplo (no cito por citar a Valle, puesto que fue un fervoroso admirador y plagiador de Zorrilla). Esto hace que al público no le importe verlo año tras año y que espere con atención la manera en la que uno u otro director resuelve las escenas más populares.

En segundo lugar, a pesar de todo lo que el propio autor denunció en su obra, es un engranaje escénico perfecto, que funciona y entretiene. A parte del público le sigue conmocionando la presencia de espectros en escena o emocionando la escena amorosa del balcón; pero también puede interesar a los que ven en todo ello algo ingenuo o hasta naif visto desde hoy (cosa que sucede desde el siglo XIX: reléase el capítulo en el que Ana Ozores acude al teatro en La Regenta).

En tercer lugar, la evolución del personaje principal y el papel otorgado por Zorrilla a Doña Inés (de la que siempre dijo que era el personaje central de su visión del mito), tienen lecturas muy actuales, incluso en sus aspectos más polémicos y que nos siguen interrogando en el presente: ¿es posible el cambio del burlador, su arrepentimiento?, ¿aceptamos que un burlador, un personaje violento que desprecia todo, pueda cambiar? En contra de los que piensan que está muy forzado en el drama, soy de los defienden que está motivado y ajustado al mensaje de la obra. El problema no es del texto, sino casi siempre de dramaturgia.

En definitiva, ahí está Don Juan Tenorio, para quien quiera algo de él.

(Desde que fuera elegido como Presidente de Amigos del Teatro de Valladolid, me he puesto al frente del reto de montar el drama de Zorrilla, una tradición que está en la asociación desde 1987, recogiendo la que promovía su fundador, Ángel Velasco, con su propia compañía. En este ciclo bianual hemos contado con la dirección de Francisco Pardal, que ha contribuido a humanizar la lectura de la obra. A lo largo del año, la representamos en junio en la calle, en Valladolid, y en estas fechas en el Teatro Zorrilla de la mano del empresario Enrique Cornejo, al que agradecemos la generosa ayuda para que este montaje sea posible desde que se hizo cargo del teatro en 2010. También la hemos llevado a otras localidades. Sin embargo, yo no soy más que una demostración de la tradición del Tenorio: recojo lo que tantos han hecho antes y lo dejaré en las manos de quienes me sucedan.
En el presente año las representaciones tienen lugar en el Teatro Zorrilla de Valladolid los días 31 de octubre, 1, 2 y 3 de noviembre, a teatro lleno, como es habitual.)

lunes, 23 de octubre de 2023

Hasta que amanece

 





Quiero recordar tu nombre. Lo apunto aquí, en esta hoja. Lo repito durante toda la noche, escribirlo cien veces en el folio en blanco, en el reverso de los sobres usados, al pie de la lista de la compra, en pedazos sueltos de papel que sirvieron para otra cosa en la que no estaba tu nombre inicialmente, pero escrito ahora. Letra a letra las cinco, que ya son miles, por toda la noche. Tu nombre ocupa ya todo el suelo de la habitación. Si me agacho y desordeno los papeles con la mano se forma un seísmo que deja ver los estratos. A veces solo son fragmentos sueltos de tu nombre, tu nombre completo tapado por el borde de otras hojas en las que está también tu nombre incompleto. El inicio o el final de tu nombre, a veces el centro, en todas las direcciones. Como el recuerdo fragmentado de tu cuerpo o de tu olor o de tu presencia o del color de tus ojos o de tu cabello o el gesto de tus labios o el tacto de tu piel que busca el calor de la mía segmentado por la luz de la lámpara del pasillo. Todo eso está en el trazo de tu nombre, en la huella de tu paso. Hasta que, muy lentamente, amanece. 

domingo, 15 de octubre de 2023

Es otoño, al fin.

 


Deberíamos portar lumbre en las manos al atravesar la noche mientras la lluvia empapa la tierra. Grandes capotes para caminar el bosque cegados por la barbarie del día. Cualquier camino indica que hay otros que ya han cruzado. Las hojas de roble caídas, se enternecen al mezclarse con el barro nuevo. Es otoño, al fin. La guerra, qué país más largo.

Un jardín que contempla la piel fresca del agua,
un árbol junto al pozo,
una rosa de octubre,
una línea de chopos,
el aroma rojizo de las nubes,
la tarde lenta y frágil del otoño.
La noche que se llega,
con temor de ave herida,
como un susurro leve,
¡atardece tan pronto!
                                     Desde entonces,
sueño tu mano en sombra sobre mi hombro.

© Pedro Ojeda Escudero, 2016

jueves, 12 de octubre de 2023

Es tarde ya para el otoño

 


El calor de octubre ha prolongado la floración de este árbol de Júpiter del Paseo de la Isla de Burgos. Siempre me ha llamado la atención la elegancia de esta especie, por inesperada. ¿Llegará en flor hasta que los almendros se vistan de blanco? Dicen que este árbol se llama así porque florece en verano, época en la que es visible el planeta Júpiter, aunque el árbol consagrado a Júpiter sea la encina. Curioso galimatías para una especie que viene de Oriente y tiene toda la delicadeza de aquellas tierras. Ahora, que extiende su floración, deberíamos buscarle una divinidad otoñal y hermanarlo con el espino de fuego, que ya luce su frutos.

¿Habrá árboles de Júpiter florecidos en Ucrania, en Israel, en Gaza o la ceniza habrá cubierto todo el paisaje?

Dicen que este fin de semana bajan las temperaturas y entra la lluvia. Es tarde ya para el otoño y sin él no existirá la primavera.

miércoles, 11 de octubre de 2023

Diecisiete años de escritura en este blog, La Acequia

 


Cuando abrí este blog en 2006, el mundo declinaba hacia la incertidumbre. Después de lo que parecía un esperanzador triunfo de las líneas trasversales que constituían la postmodernidad a finales de los años ochenta del pasado siglo, todo se ensombreció. Se agrandaron las fuerzas más oscuras del neocapitalismo, del neoconservadurismo, de los nacionalismos y de los integrismos religiosos, como si se hubiera abierto la tapa de la caja de Pandora. Como en todas las épocas de grandes y dolorosas trasformaciones, lo viejo ya no sirve y lo nuevo aún no llega. Lo que nos domina es la sensación de inestabilidad, como la que sentían los viejos marineros al desembarcar en tierra firme tras una larga travesía.

Cuando me senté al borde de esta acequia, también yo sentía la incertidumbre en mi vida como una constante aunque, desde entonces, haya gozado algún espejismo de estabilidad que una u otra circunstancia destruye. El agua que pasa va camino de los campos que riega, ¿pero es suficiente?

A veces, mi incertidumbre adquiere el gesto de la perplejidad. Cuantos más años tengo y más previsible me resulta el comportamiento de los seres humanos, menos comprendo lo que ocurre.

Mientras tanto, sigamos.

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Breve historia de La Acequia (pincha sobre los enlaces para acceder):


miércoles, 27 de septiembre de 2023

Echo en falta mi tiempo


 
Aspiro a la nada fértil, como el pensador que medita para evitar que sus acciones causen desgracias.

Echo en falta mi tiempo, pero quizá mi tiempo ya haya pasado, entregado a otro. Si es así, ¿qué habrá sido de él?

Mihura dijo que era un vago que trabajaba mucho. Supongo que a él y a mí nos gustaría ser simplemente vagos.

Siempre me sorprende la tozudez de los que hacen ruido.

Y así estoy, advierto, de un lado para otro. No sé ya si el atardecer es diario, cuando me quiero dar cuenta es de día.