tag:blogger.com,1999:blog-358653002024-03-19T11:44:46.575+01:00La acequiaBlog con las anotaciones, entre Valladolid y Burgos, de Pedro Ojeda Escudero.Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.comBlogger4296125tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-71449737467827337892024-03-13T23:00:00.001+01:002024-03-13T23:00:00.154+01:00Noticias del membrillero japonés<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl7A6aaMEKZ4EszZ4wO9bx8jfAsrpzbiWRpdMVvoJXv4ydcLt1g8cqbS1Kbm9idJkIN0SYPt6vfFv9Jdeo48zLCv-CF5_0AnYtrw4T9hHwXmIrOGC4ic-x9bPwfgScsTOE_Uahwuqymt4sdUSrmcFY1NaHy5-_SipVbX5nVZ6m_nfXsKfK7KaG5A/s809/IMG_20240305_130414.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="809" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjl7A6aaMEKZ4EszZ4wO9bx8jfAsrpzbiWRpdMVvoJXv4ydcLt1g8cqbS1Kbm9idJkIN0SYPt6vfFv9Jdeo48zLCv-CF5_0AnYtrw4T9hHwXmIrOGC4ic-x9bPwfgScsTOE_Uahwuqymt4sdUSrmcFY1NaHy5-_SipVbX5nVZ6m_nfXsKfK7KaG5A/w400-h300/IMG_20240305_130414.jpg" width="400" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">Por fin, llegó la nieve. Tiene algo de infancia: el corcho desgranado sobre el belén casero, las castañas bailando en la chapa de la cocina económica, el frío al otro lado del vaho de la ventana. Nieva ya menos de lo que nevaba y, cuando caen los copos, es siempre un acontecimiento que provoca la sonrisa. Vi caer la nieve en la ciudad, sorprendida por lo inesperado del suceso y mis ojos se alegraron.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A pesar de la nieve, la primavera está ya muy avanzada por estas tierras castellanas, sin hacer caso al calendario. Entrará el próximo 20 de marzo y durará, dicen, 92 días y 18 horas, para terminar el 20 de junio. A los almendros en flor sucedieron otros frutales. Los silvestres han llenado las cunetas y los bordes de los caminos de color y un sabor a vida.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el jardín de la Facultad -ese por el que algunos pasan desde los despachos hasta las aulas como si no existiera-, ha florecido el membrillero japonés. Lo hace siempre a finales del invierno, como anuncio orgulloso de que llega el buen tiempo. Es un arbusto grande y hermoso y, cuando saca la flor, de un rosa muy elegante, atrapa la mirada del que no se niega a verlo. Recuerdo la primera vez que lo vi florecido, en marzo de 2020, unos días antes de que se declarara el estado de alarma por la pandemia por el COVID-19 y tuviéramos que guardar aislamiento en las casas. Desde allí me preguntaba si seguía en flor, a lo suyo. Aquel día de hace cuatro años atravesaba el jardín junto a Paco, camino de mis clases. ¿Qué tocaba, Góngora? Paco es un amigo, pero también el mejor alumno que he tenido nunca. Al jubilarse, se apuntó en el Programa de la Experiencia de la Universidad, dirigido a mayores de cincuenta y cinco años. Allí lo conocí. Siguió los tres cursos regulares y luego pasó a la Universidad Abierta a Mayores, pero no le era suficiente. Participó en mi club de lectura con acertados comentarios. Aunque él venía del mundo de la técnica, sus intereses eran la literatura, la historia, el arte. Con su decisión y lucha, consiguió que se abriera la posibilidad de matrícula libre para este tipo de alumnos en los grados universitarios, con todos los derechos, aunque sin efectos académicos de cara a un reconocimiento del título. Siguió, de forma notable, todos las asignaturas. Participaba en las clases, hacía los trabajos y los exámenes, con brillantez. En su relación con los jóvenes alumnos, aportaba la experiencia y una visión de la vida basada en el esfuerzo más enriquecedor: aprender y que el conocimiento adquirido le aportara la base adecuada para sus propios juicios. Nunca defraudaba en las intervenciones en clase y en los trabajos. Sin obligación alguna, realizó un magnífico Trabajo Fin de Grado sobre Vicente Blasco Ibáñez, cuya Casa Museo en Valencia frecuentaba para investigar. El sistema universitario no ha aprovechado aquel impulso: si se hubiera publicitado suficientemente, Paco hubiera sido el pionero de un programa con el que nuestras aulas hubieran ganado en diversidad con la experiencia intergeneracional. El otro día le envié un mensaje, avisándole de que ya había florecido el membrillero, que yo le echaba de menos. Se ha acercado esta semana a tomar café conmigo y le he propuesto que vuelva a clase cuando toque Cervantes para que pueda terminar de forma presencial aquella asignatura del curso del COVID-19. Antes de que yo bajara al jardín, él ya lo había recorrido para ver el membrillero, los pinos y sus tejos.</div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-48471603813553909902024-02-15T23:00:00.148+01:002024-02-15T23:00:00.237+01:00De la palabra a la música. Instrumentos musicales históricos en la colección de Víctor J. Martínez López, en la sala de exposiciones de la Casa Revilla de Valladolid<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJbt_megfpcRnX3eLK7rx1XP43qOSZtE9MuVu9PYxB2JiGN1OzgxIMJfZDUStBjx6HkGySKcGUTKgEU3ZJZMji0jNZdPE2ofV4sLKLCKFGhI236nLaXUps0Z_dM4dvXjCruW4inQiKrN5uLbJDgLOEAMjEDUBjNTn1PfTxy12jFPWB0Ui1_oCG8A/s2437/de%20la%20palabra%20a%20la%20musica.jpeg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2437" data-original-width="1748" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJbt_megfpcRnX3eLK7rx1XP43qOSZtE9MuVu9PYxB2JiGN1OzgxIMJfZDUStBjx6HkGySKcGUTKgEU3ZJZMji0jNZdPE2ofV4sLKLCKFGhI236nLaXUps0Z_dM4dvXjCruW4inQiKrN5uLbJDgLOEAMjEDUBjNTn1PfTxy12jFPWB0Ui1_oCG8A/w288-h400/de%20la%20palabra%20a%20la%20musica.jpeg" width="288" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;">En <b>Valladolid Letraherido</b> hemos programado <i>De la palabra a la música. Instrumentos musicales históricos en la colección de Víctor J. Martínez López </i>(Sala de exposiciones de la Casa Revilla de Valladolid, hasta el 28 de abril) dentro de las actividades que conmemoran el 207 aniversario del nacimiento de José Zorrilla (21 de febrero de 2017)<i>.</i></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i></i><b><a href="https://www.instrumentosantiguos.es/v%C3%ADctor-j-mart%C3%ADnez" target="_blank">Víctor J. Martínez</a></b>, propietario de las piezas expuestas y comisario de la exposición, es uno de los máximos expertos europeos en restauración de instrumentos musicales antiguos. Él ha sido el que ha devuelto el sonido a dos piezas históricas propiedad de la <b>Casa Museo Zorrilla</b>: un pianoforte y un arpa. No solo ha procedido a su minuciosa restauración y cuidado (lo que permite que lo que no eran más que unos muebles lujosos, pero arruinados, suenen ahora en unos pocos conciertos al año) sino que los ha puesto en su justo valor, descubriendo, por ejemplo, la importancia del arpa Pierre Chaillot de hacia 1810. De hecho, es una de las pocas arpas de acción simple que podemos escuchar hoy en día en España con un sonido original. Los conciertos en los que se combina con el pianoforte de mesa de Hosseschruedes construido en Madrid hacia 1840, nos acercan a la experiencia de un salón de música romántico como es posible en muy pocos lugares en el mundo. Si a esta afirmación añadimos que los conciertos se dan en la casa natal del más famoso escritor español del Romanticismo, comprendemos mejor la relevancia de estos acontecimientos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Víctor J. Martínez es doctor en Historia de Arte y profesor de la Universidad de Murcia. Como restaurador, es partidario de devolver a la vida a los instrumentos. Su proceso de restauración parte del conocimiento exhaustivo de su construcción, funcionamiento e historia y se culmina con la conservación de que puede ser respetado y la utilización de elementos originales o fabricados con los mismos materiales a partir de la descripción recogida en los tratados de época y la investigación en el propio instrumento. Solo así puede obtenerse el adecuado resultado: un sonido igual al que tuvo nada más salir del taller del artista que lo fabricó, sin las falsificaciones en las que incurren las restauraciones con elementos nuevos o alteraciones de los conservados. Sus trabajos pueden contemplarse en toda la geografía española, tanto en colecciones privadas como en instituciones y museos públicos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><a href="https://cultura.valladolid.es/eventos/de-la-palabra-la-musica" target="_blank">Para esta exposición</a> ha seleccionado piezas que recorren la historia de los instrumentos musicales desde el siglo XVI hasta los primeros años del siglo XX: campanas, guitarras, salterios, órganos, clavicordios, arpas, pianofortes, celesta... Es muy importante indicar que en la muestra no hay réplicas (tan habituales en este tipo de exposiciones), sino piezas originales. Excepto un salterio que utiliza como referente de estudio y un órgano que todavía no ha tenido tiempo de trabajar, todas las piezas expuestas están en condiciones de ser tocadas con el sonido original, el que tuvieron cuando fueron fabricadas. Junto a estas piezas se exponen tratados impresos que describen los instrumentos y que sirvieron en su día de manuales de fabricación o de uso. De algunos de los libros expuestos no se conocen más ejemplares que los que se encuentran en la Biblioteca Nacional.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La exposición nos permite, en primer lugar, contemplar estos instrumentos como objetos en los que la utilidad y la belleza se juntaban. Basta con detenerse en los salterios expuestos o en la guitarra francesa del siglo XVII con roseta labrada en pergamino para comprenderlo. En sus descripciones y estudios, el comisario nos hace apreciar que estos instrumentos fueron la vanguardia tecnológica de su tiempo. En segundo lugar, el hecho de que estos instrumentos conserven, gracias a la minuciosa restauración, el sonido original nos lleva a comprender mejor su historia y la posición que ocuparon en la evolución de la música y en la cultura de su tiempo. En tercer lugar, estos instrumentos nos permiten comprender mejor el tipo de sociedad para la que fueron fabricados. La música ocupaba una posición central en sus actividades privadas y públicas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No es menos importante que estas piezas nos hablan del propio restaurador, de su obsesión por el trabajo bien hecho, por la pasión que despliega tanto en la investigación académica como en el trabajo manual del proceso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En este sentido, la exposición nos permite ver piezas únicas en España o la singularidad excepcional de contemplar una celesta de Mustel idéntica a la que encargó Tchaikovsky para crear la <i>Danza de Azúcar</i> para el <i>Cascanueces</i>, o<i> </i>dos arpas salidas del taller parisino de Chaillot con pocos días de diferencia (una propiedad del comisario y otra de la Casa Zorrilla) y que podrían hacerse sonar juntas por vez primera.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-58734606102772764052024-02-14T23:00:00.016+01:002024-02-14T23:00:00.132+01:00Muros<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWoF0v8eTQ5gz4qHgUTQCY2unoKNymrMAv6WYUQ2pWkqNGp2Lp_JV41UBD7yOEAJs0A7M5TW-rS7dzLV43xAw-p_p4rQ4QXETZFz4hxUST6SFpZn8Cl3_QAUgUw4wNjqmqnOMka10yWkvjknTagS1MnLSITUqzVzTqjyy_NmU34lF-7nAPOMcdDg/s3648/IMG_20240116_123312.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWoF0v8eTQ5gz4qHgUTQCY2unoKNymrMAv6WYUQ2pWkqNGp2Lp_JV41UBD7yOEAJs0A7M5TW-rS7dzLV43xAw-p_p4rQ4QXETZFz4hxUST6SFpZn8Cl3_QAUgUw4wNjqmqnOMka10yWkvjknTagS1MnLSITUqzVzTqjyy_NmU34lF-7nAPOMcdDg/w400-h300/IMG_20240116_123312.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Recuerda: los muros son muros por los dos lados.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mi infancia está llena de tapiales coronados de cristales.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Retornan los muros de la vergüenza: el ser humano tropieza con las mismas tapias.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cerré los ojos y recorrí el muro solo con el tacto: la mano llegó hasta mi corazón.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No hay peor muro que el construido con palabras, pero el de los silencios hiere como concertinas.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-23946489153261547352024-02-13T23:00:00.001+01:002024-02-13T23:00:00.128+01:00Tanta sed atrasada<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHdyXHfpa2bUQkAYjNEXvEqY9uNh1LHKswHyjVflQK7jEyyDYZgh0OuYuovCQ-ZrJTooMrSygWZgqWN542UqyJP3m9-SWpQavNDrVk8XtDZMn9A8uQO2BPr9MRy3V90aTtuKq45IEZg81HsZJjkPOvtnZaQBWs7m7fH3O0P3VY-Pd3v81ewlXQqg/s2867/IMG_20240211_093105.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2867" data-original-width="2684" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgHdyXHfpa2bUQkAYjNEXvEqY9uNh1LHKswHyjVflQK7jEyyDYZgh0OuYuovCQ-ZrJTooMrSygWZgqWN542UqyJP3m9-SWpQavNDrVk8XtDZMn9A8uQO2BPr9MRy3V90aTtuKq45IEZg81HsZJjkPOvtnZaQBWs7m7fH3O0P3VY-Pd3v81ewlXQqg/w375-h400/IMG_20240211_093105.jpg" width="375" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A veces, el pasar tenue de un día que no quiere ofenderte, un ligero movimiento del viento te despeina y nada más, que ya es mucho: beber la luz a sorbos de las palmas de tus manos. Tanta sed atrasada.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-25375972484781068672024-02-12T23:00:00.258+01:002024-02-13T19:54:24.663+01:00El padre. Farsa trágica de Florian Zeller protagonizada por José María Pou<p> </p><div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihzuURnBe3gYsk2RbrasNsEkcehBucM7y16HQuBLRwKUB9XjYGUVWYwo2PbzzEasTHw__fTNzPqKm3Jdz3G3DC-sOtWcZmiIzShQ_4-eWA-X0qGacl3FwT_Z9jWP06PSTeoaASSP4OBE5kvGAU_tUXH_cxuOgFzRUjv0naXMjaODJNgw3P2j1CvQ/s2481/el%20padre%20pou.jpeg"><img border="0" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEihzuURnBe3gYsk2RbrasNsEkcehBucM7y16HQuBLRwKUB9XjYGUVWYwo2PbzzEasTHw__fTNzPqKm3Jdz3G3DC-sOtWcZmiIzShQ_4-eWA-X0qGacl3FwT_Z9jWP06PSTeoaASSP4OBE5kvGAU_tUXH_cxuOgFzRUjv0naXMjaODJNgw3P2j1CvQ/w285-h400/el%20padre%20pou.jpeg" width="285" /></a></div><div><br /></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Esta <i>farsa trágica</i> de <b>Florian Zeller</b> tiene todas las características para convertirse en un clásico de las primeras décadas del siglo XXI. En parte lo es ya por el número de representaciones en las diferentes versiones en varios idiomas. Aunque cada vez conocemos mejor la destrucción que provoca la enfermedad de Alzheimer en los que la padecen, sus efectos no dejan de conmocionar y Zeller construyó una obra que funciona perfectamente como engranaje teatral para situar al espectador como testigo de lo que ocurre en una posición lo suficientemente alejada para que no resulte dolorosa, pero a la vez cercana para que sienta la trama como algo con lo que puede encontrarse en la vida. De ahí que pueda permitirse tanto reír en algunos momentos de desorientación del protagonista como conmocionarse por los estragos que produce en su mente. Es justo ese punto medio lo que salva a la obra de convertirse en un melodrama: permite la suficiente reflexión sin que el público se sienta ni ajeno a lo que ocurre ni directamente implicado, conociendo y temiendo el inevitable final y provocando la dosis justa de incomodidad y la inevitable empatía emocional.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>El padre</i> cuenta un tiempo indeterminado del proceso de deterioro de la memoria y las habilidades de Andrés, un hombre de 76 años con una fuerte personalidad que le hace resistirse a aceptar las consecuencias de la enfermedad: desde que todavía puede vivir en su casa hasta que termina ingresado en una residencia. Dado que gran parte de lo que ocurre puede suceder tan solo en su cabeza, no se puede asegurar que la obra nos cuente unos meses o unos días de su vida. Esta misma indeterminación se manifiesta en los hechos, con una confusión continua de los personajes y la repetición de acciones. El espectador cuenta pronto con los datos suficientes para ordenar la historia y asiste al inevitable y acelerado progreso de la enfermedad. Florian Zeller juega con la repetición sin esconder los trucos escénicos que permiten conocer el avance del deterioro de Andrés. El propósito de esta obra es contar directamente la historia exponiendo la confusión y desorientación del protagonista. Por otra parte, el personaje de la farsa es, en gran medida, un reto para grandes actores a una edad en la que antes no era frecuente que se les ofreciera papeles ajustados a sus años.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">La farsa se estrenó, con éxito de crítica y público, en 2012 en el Théâtre Hérvertor de París, en donde se mantuvo hasta 2015 recibiendo varios premios Molière. Muy pronto se tradujo a varios idiomas y el propio autor dirigió su adaptación cinematográfica en 2020, protagonizada por <b>Anthony Hopkins</b>. La primera versión en español se estrenó en el Teatro Romea de Barcelona e<a href="https://pentacion.com/obras-en-archivo/el-padre/" target="_blank">n 2016, dirigida por <b>José Carlos Plaza</b>, con una muy alabada interpretación de <b>Héctor Alterio</b></a>.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">También fue estrenada en el Teatro Romea en diciembre de 2022 <a href="https://www.josemariapou.com/trayectoria/367/el-pare" target="_blank">la versión que nos llega ahora, dirigida por <b>Josep Maria Mestres y</b> protagonizada por un soberbio <b>José María Pou</b></a>, que lleva décadas instalado en la excelencia de su carrera como actor. Pou compone un protagonista en la justa medida de la que hablábamos antes, explorando de forma contenida todo el proceso de degradación mental que provoca la enfermedad sin caer en ningún exceso, dejando que la situación sea la que ponga en evidencia la desorientación y la pérdida de habilidades. Esta contención en la actuación, marcando con sutileza el progresivo deterioro y fatiga hasta en lo orgánico del cuerpo está al alcance de pocos actores. El peso del papel protagonista, provoca que el resto del elenco cumpla una función que permita mostrar la evolución física y mental de Andrés y a ello se ajustan <b>Cecilia Solaguren</b>, <b>Alberto Iglesias</b>, <b>Elvira Cuadrupani</b>, <b>Jorge Kent </b>y <b>Lara Grube</b>.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Este nuevo montaje de la obra de Zeller contiene una aportación más: la desnudez de la escenografía (obra de <b>Paco Azorín</b>) y la sobriedad de la iluminación (<b>Ignasi Camprodon</b>), todo de forma mucho más intensa que en producciones anteriores. Se limita el espacio escénico con paneles que permiten aperturas y juegos de trasparencias que simbolizan lo que está ocurriendo en la mente del protagonista. Lo mismo ocurre con las pocas sillas que ocupan el espacio, dispuestas en posiciones extrañas y que se van sacando de escena para subrayar el progresivo vacío que se adueña de la memoria de Andrés.</div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">En resumen, un más que recomendable montaje de una obra que se ha convertido ya en un referente del teatro europeo de lo que va de siglo XXI.</div><div><br /></div><blockquote><blockquote><div>(<i>Vista en el Teatro Calderón de Valladolid </i><i>el sábado 10 de febrero de 2024)</i></div></blockquote></blockquote><blockquote><div><i></i></div></blockquote><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-89184072822783845162024-02-11T23:00:00.004+01:002024-02-11T23:00:00.131+01:00Hoy he salido a ver los almendros en flor<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilRTsb-xrqy6gV4IKU-P8WaiylB9atWfhQ0U4YFNcS5d4PRGmb_mOP3j4cB54YoQHIPGmbemyssChyphenhyphen98yGkAq3PoyMshp790fuRqqfp24BwdqJmIMqnaSuyU-mzdCggjF5gCkHrKJu3_3qQB8ccg8W6sOibI5QEu6q7jNirGzu8EkVctKS9v0O5A/s2983/IMG_20240211_092628.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2471" data-original-width="2983" height="331" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEilRTsb-xrqy6gV4IKU-P8WaiylB9atWfhQ0U4YFNcS5d4PRGmb_mOP3j4cB54YoQHIPGmbemyssChyphenhyphen98yGkAq3PoyMshp790fuRqqfp24BwdqJmIMqnaSuyU-mzdCggjF5gCkHrKJu3_3qQB8ccg8W6sOibI5QEu6q7jNirGzu8EkVctKS9v0O5A/w400-h331/IMG_20240211_092628.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYohDSgmARlNglbdr8iHNA203Wl1-xYKbcCBsIF9hP21ElA5KwGa_FSZJEyPXM5k6nVAZgDaXo6Uu8SrDURGVYMivgo7hMypQ5DABtRKfBx7f36UNWn-dKW09O9bocq1ppwT4-HatL2J8GZGQja7zzKH6JWYzOScbDCKN-LDK6dpMNY67pdXo9Ew/s3648/IMG_20240211_100442.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2645" data-original-width="3648" height="290" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYohDSgmARlNglbdr8iHNA203Wl1-xYKbcCBsIF9hP21ElA5KwGa_FSZJEyPXM5k6nVAZgDaXo6Uu8SrDURGVYMivgo7hMypQ5DABtRKfBx7f36UNWn-dKW09O9bocq1ppwT4-HatL2J8GZGQja7zzKH6JWYzOScbDCKN-LDK6dpMNY67pdXo9Ew/w400-h290/IMG_20240211_100442.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div>¿Sirve de algo decir <i>hoy he salido a ver los almendros en flor</i>? Estos, digo, al borde del camino. Han florecido los almendros y esa es la noticia.<div><br /></div><div style="text-align: justify;">¿Florecen los almendros en las tierras en guerra? ¿Se queda el soldado contemplando la belleza de la flor al menos unos segundos, antes de seguir su avance? ¿Cuando un misil cae junto a un almendro en flor, nieva con ternura sobre las víctimas? ¿Alguien fotografía un camino por el que circula una larga fila de carros de combate flanqueados por almendros en flor?</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Levanto mi mano hacia la rama. Con la yema de los dedos acaricio los pétalos de la flor. Qué frágil es, qué eterna.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>(Desde el 2008 persigo la floración de los almendros -en realidad desde que me besaron debajo de uno en medio de una espiral de hormigas aladas-, puedes verlo <a href="https://laacequia.blogspot.com/search/label/almendros%20en%20flor" target="_blank">pinchando en este enlace</a>. Recuerda que las entradas se recuperan en orden inverso a su publicación.)</i></div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-51048990505037708432024-02-10T23:00:00.001+01:002024-02-10T23:00:00.147+01:00Tan larga, la espera<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYGOo67p0wvs_VuTb-vOKw8idyCDlBCF4ykJHSqLL9Yx-sAUiMcksOmQDATYSle1P7vLx2dq2-UQRd7K4oQignc7V_i-SS0ARNb5dqm-og3Ck85t1j2D7AdUYxaUZt8aXFBhO5nWv3tE8rKXszF8sbLRI47NKBj_kfFPh8yYHKh-qMkJ96ivw_uw/s3648/IMG_20240127_103653-EDIT.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhYGOo67p0wvs_VuTb-vOKw8idyCDlBCF4ykJHSqLL9Yx-sAUiMcksOmQDATYSle1P7vLx2dq2-UQRd7K4oQignc7V_i-SS0ARNb5dqm-og3Ck85t1j2D7AdUYxaUZt8aXFBhO5nWv3tE8rKXszF8sbLRI47NKBj_kfFPh8yYHKh-qMkJ96ivw_uw/w400-h300/IMG_20240127_103653-EDIT.jpg" width="400" /></a></div><p></p><div style="text-align: justify;">Carne como la flor<br />del almendro temprano<br />junto a la acequia.<br />Las manos se hacen besos.<br />¡Tan larga, la espera!</div><p style="text-align: justify;"><i style="background-color: white; color: #444444; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px;"><span style="font-family: inherit; font-size: x-small;">(© Pedro Ojeda Escudero, El camino de los corzos, 2024)</span></i></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-16008654772211180112024-02-09T23:00:00.015+01:002024-02-09T23:00:00.127+01:00Y así amanece el día<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-Ep8Hpa1_I8S1Ywzo0EmcoQlJWiUra5h1SHqbLvWz0ESrgQsSs7rZH-WXGndeUWqJEKeUdpQKcJ5fDgUeK1CzXS4-C0aDPsv8qCsDHkVh0eSK9AIL38IZKa3EnvADJ_B-vrKYxr_gb03Eglm-0-WKoLbj816AwlGzf3TNe8PXSLMJiCWyT9RvAg/s3648/IMG_20240127_115715.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-Ep8Hpa1_I8S1Ywzo0EmcoQlJWiUra5h1SHqbLvWz0ESrgQsSs7rZH-WXGndeUWqJEKeUdpQKcJ5fDgUeK1CzXS4-C0aDPsv8qCsDHkVh0eSK9AIL38IZKa3EnvADJ_B-vrKYxr_gb03Eglm-0-WKoLbj816AwlGzf3TNe8PXSLMJiCWyT9RvAg/w400-h300/IMG_20240127_115715.jpg" width="400" /></a></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Qué reconfortante es regresar a Claudio Rodríguez. Nunca se ha ido en realidad, pero a veces es solo murmullo de fondo, como cuando dejamos de oír el manantial junto al que pasamos la tarde. Brota de pronto el inicio de <i>Don de la ebriedad</i>, ese libro único y excepcional con el que ganó el Premio Adonáis en 1953, con dieciocho años. La voz poética espera ese don que llega, la claridad que busca <i>una materia para deslumbrarla quemándose a sí misma al cumplir su obra</i>. Así el día, el amor, el poema, la vida.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A veces ocurre, al contrario que en el poema de Claudio, que la noche abre <i>el gran aposento de sus sombras</i> y en el cuarto no parece llegar la luz igual que un niño aterrado refugiado debajo de las mantas. Qué larga la espera hasta el día. En ese tiempo, aguardo hasta que amanezca y salgo a la calle con el cuerpo entumecido, buscando en las cosas más humildes la condición de espera justo cuando comienza a darles la luz. Hay esperanza en la hoja seca, que se hará humus y vida. En realidad, la hoja caída se limita a ser y cumplir, orgánica. Qué difícil es aceptar esa condición orgánica en nuestra vida cuando toda esperanza se frustra, pero en esos casos es más necesario que nunca refugiarse en la noche y en el invierno hasta la luz y la primavera. Pero qué difícil.</div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-67305211812732545712024-01-29T23:00:00.001+01:002024-01-29T23:00:00.130+01:00Todavía estoy aprendiendo<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjki2rBeGClAB5CXcUc9wlA8UEplHUyB9MNlAuCrdeIchAtILkBzvB9eTnegpNpr9lBRmV2xqAGaWq4rGaXmc7wyuqrp4lHjxrC69q5cNdvOj6X0mkLazSr5f1k_BIxEaWSMTClJ7gHtDmvWogT_9YQk5luo5neZefMTAbqcVFivMkxHksZBrcsgw/s3951/IMG_20240129_125642_edit_4595479178464.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3951" data-original-width="2368" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjki2rBeGClAB5CXcUc9wlA8UEplHUyB9MNlAuCrdeIchAtILkBzvB9eTnegpNpr9lBRmV2xqAGaWq4rGaXmc7wyuqrp4lHjxrC69q5cNdvOj6X0mkLazSr5f1k_BIxEaWSMTClJ7gHtDmvWogT_9YQk5luo5neZefMTAbqcVFivMkxHksZBrcsgw/w240-h400/IMG_20240129_125642_edit_4595479178464.jpg" width="240" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Francisco de Goya anheló la libertad como individuo y como artista. Vivió un tiempo en el que no era fácil. Lo consiguió en el arte, incluso cuando fue pintor de la Corte. Solo hay que ver su cuadro <i>Retrato de la a familia de Carlos IV de España</i>. Se deshizo del imperio de la línea y supuso, como ninguno, el puente entre Velázquez y Picasso o Dalí (por no decir también con los pintores impresionistas y toda la vanguardia pictórica de principios del siglo XX). Es uno de los grandes de la pintura universal. Además, reflexionó sobre el ser humano y comprendió los males de España y de Europa y lo plasmó en su obra, cada vez más libre. Asombra muchas veces verlo tan contemporáneo nuestro en esto. Lo pagó todo con el exilio, desde donde siguió asombrando con su capacidad para renovar el arte. A los ochenta años, escribió en un dibujo: <i>Todavía estoy aprendiendo. </i>Hoy la ciudad se ha llenado de goyas y todo el mundo se hace una fotografía con estas piezas escultóricas. Quizá después se acerquen a un museo cercano, en el que hay tres cuadros suyos.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-75824097878127444702024-01-24T23:00:00.043+01:002024-01-25T12:09:25.989+01:00Ha fallecido Ángel María de Pablos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXXcKLzmstTMP-_tlxjaOVD-GbCAO2gCW_Bhq-uxhW6zdabx66R-5E5WtaVHeyoLdDI-5DkPL9nv7bw0LR07q4x3B47wge5W5Xl0eKFFgpnA6aZoNwAN8UJpqYeGDPQNYWqaISLQFnCNbMbZE_Cghn4gh-94j37FoGUZwdp2-hfxGMxSyf7lcsKw/s2048/IMG-20221101-WA0044.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1365" data-original-width="2048" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXXcKLzmstTMP-_tlxjaOVD-GbCAO2gCW_Bhq-uxhW6zdabx66R-5E5WtaVHeyoLdDI-5DkPL9nv7bw0LR07q4x3B47wge5W5Xl0eKFFgpnA6aZoNwAN8UJpqYeGDPQNYWqaISLQFnCNbMbZE_Cghn4gh-94j37FoGUZwdp2-hfxGMxSyf7lcsKw/w400-h266/IMG-20221101-WA0044.jpg" width="400" /></a></div><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-small;">Ángel María de Pablos junto a su mujer, Aurora Escalona, en los momentos previos a la representación del drama <i>Don Juan Tenorio</i> de José Zorrilla por Amigos del Teatro en el Teatro Zorrilla de Valladolid el 31 de octubre de 2022. Aquel día, el empresario Enrique Cornejo -socio y protector también de la Asociación- le hizo entrega de la placa con su nombre que ocupa, ya para siempre, una de las butacas del teatro. Fotografía de Luisa Valares, que supo captar un hermoso gesto de la pareja.</span></p><div style="text-align: justify;">Ha fallecido <b>Ángel María de Pablos</b>, <a href="https://www.elnortedecastilla.es/valladolid/obituario-valladolid-angel-maria-de-pablos-asociacion-amigos-teatro-llora-muerte-presidente-honor-20240124110010-nt.html" target="_blank">presidente de honor de la Asociación de Amigos del Teatro</a>, que presido en la actualidad. Miembro de la Asociación desde su fundación, en ella lo fue todo: actuó en varias producciones, se convirtió en mecenas financiando varios actos sin que los socios lo supieran, gestionó, impulsó actividades y producciones y propició acuerdos con las instituciones. Tras el fallecimiento del fundador de la Asociación, Ángel Velasco, fue su presidente hasta que la acumulación de trabajo y otras funciones públicas le hicieron dar un paso al lado con la manera habitual que tenía de hacer las cosas, generosa y calladamente. Sin embargo, siguió protegiendo a la Asociación y sus muchos méritos llevaron a que esta le nombrara presidente de honor y pusiera nombre a uno de sus premios anuales, el que se otorga al escritor o promotor más relevante de la temporada.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la vida cultural vallisoletana fue mucho: periodista de renombre, trabajó en <i>El Norte de Castilla</i> -en el que recogió el testigo de su padre y lo paso a sus hijos- y en la edición local de <i>El Mundo</i>, pero también se convirtió en uno de los mejores periodistas deportivos españoles, como recordarán todos los aficionados al ciclismo en los años ochenta: su voz era la que narraba las proezas de los ciclistas españoles en las grandes carreras. Como escritor, fue poeta notable de trazo clásico y autor de textos teatrales como <i>La Fontana</i>, sobre Antonio Machado. Como he dicho, presidió la Asociación Amigos del Teatro y el Ateneo de Valladolid, etc. Por todo esos méritos acumulados obtuvo la insignia de oro y brillantes de la Real Federación Española de Ciclismo, diploma de oro del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos de Seúl en 1998, Premio Manuel Ricol de Ciclismo 2011, Premio Lázaro Gumiel a la iniciativa cofrade 2009 (la Semana Santa de Valladolid fue una de sus pasiones), Premio Cossío a la trayectoria profesional como periodista en 2020, etc.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Para los que lo tratamos, Ángel María de Pablos representaba la bonhombía. Nunca le vi un mal gesto ni escuché de su boca una palabra descalificativa dirigida a alguien. Todo lo contrario, siempre procuró aportar y encontrar las formas de acuerdo ante cualquier circunstancia. Le gustaba encontrarse con su gente, la tertulia agradable y útil y no dejó de participar en las actividades de la Asociación hasta el final. Su presencia era habitual en las butacas del Teatro Zorrilla de Valladolid en la representación del <i>Tenorio</i> en octubre y noviembre y su participación en el Jurado de los Premios Amigos del Teatro Ciudad y Provincia de Valladolid (que él tanto contribuyó a elevar como uno de los más antiguos y más respetados de España) era siempre acertada. Tuve la fortuna de hacer de maestro de ceremonias en su despedida pública en un gran acto organizado en el Círculo de Recreo de Valladolid el 16 de noviembre de 2023. En aquel momento, le dije que no le permitiríamos retirarse del todo y así fue: tuve la ocasión de organizar varios recitales suyos posteriores para que su público -un público que le seguía de manera fiel y cariñosa- pudiera encontrarse con sus versos, con su palabra exquisita y su prodigiosa voz.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hoy, los socios de Amigos del Teatro sentimos un gran penar. Quisiera que de este penar brotase la emulación de su constancia y entrega por la cultura.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Que la tierra le sea leve.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-3318856527856811582024-01-22T23:00:00.001+01:002024-01-22T23:00:00.249+01:00Miro al suelo y está lleno de hojas caídas<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz5b5PcMQyhSuegrood6eoYfwbDs6jCDgv0GLUxFYWMtkCqO6spi86RR3XDWrly-RS3VKG5cnZve8HbkAvEQXBlTaJGSqMykrUbBVWVln1nZQivisTjF2k93jE6GjIylv-J1X5tFLRqefNGpdTg3yBXUQaRaqtvgNF4Zp82oWtImdqYmMtEggUbg/s3648/IMG_20240116_122642.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhz5b5PcMQyhSuegrood6eoYfwbDs6jCDgv0GLUxFYWMtkCqO6spi86RR3XDWrly-RS3VKG5cnZve8HbkAvEQXBlTaJGSqMykrUbBVWVln1nZQivisTjF2k93jE6GjIylv-J1X5tFLRqefNGpdTg3yBXUQaRaqtvgNF4Zp82oWtImdqYmMtEggUbg/w400-h300/IMG_20240116_122642.jpg" width="400" /></a></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La mirada hace el arte más que la mano.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Quizá el mejor arte de estos tiempos sea el silencio.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Como si fuera a quedarse: así nos engaña la vida.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las certezas han asesinado más que las dudas.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Regresar </i>es un verbo intransitivo y mentiroso.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se entretuvo demasiado en el presente.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El mundo es un álbum de hojas caídas en otoño y seres humanos que no existieron.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La gloria es un sistema de calefacción que te convierte en humo.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-77488748765092754552024-01-21T23:00:00.001+01:002024-01-21T23:00:00.127+01:00Afueras<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIvjaJXNu4VAKt4ghgyL-OgNqvc96tDal0Mczwh22zIfRpVz2HxRi5aQWuvyDN5u-0hA0bKUJONs-4Mcjqyvief-I09At4cTI65qujDLRnFGzvkvhUrjBJ03Z0mZMgAMaVDJ4gSx3BrjWdE-PW8tVsSL_nuCZepB0pokrWskmU-EWJ4jq3Arh__w/s3648/IMG_20231217_110930.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2547" data-original-width="3648" height="279" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIvjaJXNu4VAKt4ghgyL-OgNqvc96tDal0Mczwh22zIfRpVz2HxRi5aQWuvyDN5u-0hA0bKUJONs-4Mcjqyvief-I09At4cTI65qujDLRnFGzvkvhUrjBJ03Z0mZMgAMaVDJ4gSx3BrjWdE-PW8tVsSL_nuCZepB0pokrWskmU-EWJ4jq3Arh__w/w400-h279/IMG_20231217_110930.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p style="text-align: justify;">Me gusta el territorio de las afueras. Escribo <i>me gusta</i>, pero creo que no es exacto: pertenezco, mejor. Allí nací en un año cada vez más lejano y, en gran medida, allí sigo. Los lugares que dejan de ser y todavía no son o que fueron algo y dejaron de serlo. En gran medida, es lo que siento que ha sido mi vida.</p><p style="text-align: justify;">De vez en cuando las ciudades crecen de golpe y empujan sus márgenes más allá, cambiando todo lo que había al otro lado: más allá de las cercas o las murallas, más allá de las huertas, más allá de los cuarteles, los montes, los ríos, las vías del tren, de los antiguos polígonos, los pagos en los que había manantiales o viñas. De mi infancia no queda nada: todo ha sido sepultado por el hormigón y el asfalto. Alguna edificación conservada por su singularidad, pero que ya ha perdido su contexto, su razón de ser y no puede ser comprendida por los no advertidos: aquí hubo una finca ganadera y agrícola, todo esto era cereal y allí había unos gallineros, el cereal se regaba con el agua de una acequia y a sus lados crecían las zarzas. Ahora las afueras están unos quilómetros más allá, llena de fincas abandonadas, acequias ciegas y vertederos ilegales. Muchos no comprenden la belleza que hay en estos márgenes y todo su significado, cómo nos definen, incluso en sus tensiones y resistencias. Nadie se ocupa de nada aquí y la naturaleza se asilvestra hasta que la ciudad se desperece de nuevo.</p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-34766082836589728492024-01-20T23:00:00.001+01:002024-01-20T23:00:00.128+01:00Como quien mira algo que ya no existe<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg20asLWOObloFJAMn9dKLo7Anz7Lc8gUao9icrxFGYCm4K4mcyrbi5tSDRSg-6WrxV6VQVm62Z-5ldJNDGJcc9xqK3vH3eXudWarBFLvQ1xnBSzH5r_MVctt4tomkviY9mg0zCbaAzrWdUY0jL_duHZym9W9_3jC1Z-DWgXZ3hTf-GoC-WJXudXQ/s3648/IMG_20231217_112029.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2652" data-original-width="3648" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg20asLWOObloFJAMn9dKLo7Anz7Lc8gUao9icrxFGYCm4K4mcyrbi5tSDRSg-6WrxV6VQVm62Z-5ldJNDGJcc9xqK3vH3eXudWarBFLvQ1xnBSzH5r_MVctt4tomkviY9mg0zCbaAzrWdUY0jL_duHZym9W9_3jC1Z-DWgXZ3hTf-GoC-WJXudXQ/w400-h291/IMG_20231217_112029.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><div style="text-align: justify;">En la chopera. Todo el invierno espera que llegue el mar.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En este invierno, muchos días en los que no he hablado con nadie. Con nadie, digo, y el silencio se llena de senderos.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el bosquecillo, me agacho para remover las hojas y la tierra del suelo. En ellas está la primavera.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Me echo al monte como quien mira algo que ya no existe.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Repito ciento ocho veces tu nombre y las manos me huelen a sándalo. No estás.</div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-36213932291293680592024-01-17T23:00:00.029+01:002024-01-18T15:22:23.278+01:00Los ecos de los besos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSnaDq6TPrbJT3-JFR3Zv2wylTrFZWbG50ZYjgC6WtuQ0e_7vpc39R0R7nuSGOupnPdIR3jJd3bvQfo8HvfbvNC_PHwMD414WrfbMeSOvJ_z_nIUGMbvFCqMfdBltpCj9I-cViMofyXRkT6TpozZdlIH3X7D0MGXaCcsFdXWls2U9tSKMtQZjDeA/s919/IMG_20231014_175316_edit_55587231077975.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="919" data-original-width="874" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSnaDq6TPrbJT3-JFR3Zv2wylTrFZWbG50ZYjgC6WtuQ0e_7vpc39R0R7nuSGOupnPdIR3jJd3bvQfo8HvfbvNC_PHwMD414WrfbMeSOvJ_z_nIUGMbvFCqMfdBltpCj9I-cViMofyXRkT6TpozZdlIH3X7D0MGXaCcsFdXWls2U9tSKMtQZjDeA/w380-h400/IMG_20231014_175316_edit_55587231077975.jpg" width="380"></a></div><br><p></p><p style="text-align: justify;">En los antiguos túneles del ferrocarril se desesperan los ecos de los besos hasta que encuentran una mejilla en donde posarse.</p><p style="text-align: justify;">He escrito <i>los ecos de los besos, </i>como si estos se fijaran en papel de seda o sobre alas de mariposa. Supongo que hay otros en papel de estraza o en papel de embalaje: pesados y tan certeros como una bala en el recuerdo. Hay quien se ha salvado por un beso, también quien ha muerto.</p><p style="text-align: justify;">Recuerdo un mes de septiembre en el que los besos se deshojaban con la brisa, como pétalos de boca.</p><p style="text-align: justify;"><br></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-29305259038214354712024-01-16T23:00:00.001+01:002024-01-16T23:00:00.132+01:00Borges y la lluvia<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6efreeYFLdt-ELsNzTeYf57XbEKUOCF5wxHWkEwpzMU7oYJEe8qIXD68Qcg4JfqaR5BgIQr05aKVN8o24WWshsgfSHLKEVnTDvAsz52hWeQIv90F-ZIPwxXu6hVExrUD9PH_bg7-IwSJDhRkOj5PAi0p6GX9BWbtg0A3pQF0MoP202Awyrl8Y6Q/s3648/IMG_20240115_122308.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj6efreeYFLdt-ELsNzTeYf57XbEKUOCF5wxHWkEwpzMU7oYJEe8qIXD68Qcg4JfqaR5BgIQr05aKVN8o24WWshsgfSHLKEVnTDvAsz52hWeQIv90F-ZIPwxXu6hVExrUD9PH_bg7-IwSJDhRkOj5PAi0p6GX9BWbtg0A3pQF0MoP202Awyrl8Y6Q/w400-h300/IMG_20240115_122308.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p style="text-align: justify;">Decía Borges que la lluvia es una cosa que sucede en el pasado. Decía más: que <i>la lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado</i>. Tenía razón Borges. Toda la lluvia que él vio antes de quedarse ciego es ya cosa del pasado. También la que no vio, pero sintió sobre su rostro o sobre la tela del paraguas con que lo tapaban para que no se mojara. Es más: la lluvia que ha caído desde su fallecimiento en Ginebra el 14 de junio de 1986 es cosa, sin duda, del pasado. ¿Llovió aquel día en Ginebra? Hasta la lluvia que siento ahora, cuando esto escribo, tamborilear en la ventana ya no es de ahora, sino de otro tiempo. A Borges la lluvia de la tarde le caía sobre las negras uvas de una parra de un patio que ya no existía, pero desde aquel patio del arrabal le llegaba la voz de su padre. La lluvia, el patio, ya eran pasado, sin duda, pero la voz se quedaba sonando en el presente.</p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-15647538423845726642024-01-15T23:00:00.015+01:002024-01-16T19:53:59.770+01:00Lo que va del siglo XXI<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbVPLUCDOjB_jOKT-zlO_k2wwM6-QxURVBcdUXXYrKxB9sa3SB2JMCyytn61kc9DEyGoKa1EeO5OCBx4olYYkZKciJ0vqVp_Ch3Embgbh0WMYL6KJ9QhSpomYH12Tx5r1VVvo3nd2c9Jd1XL6YaUEoTDlm7c66iATYF3Not8vPCJj9kqwMjl4L5w/s3512/IMG_20240113_175908.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2229" data-original-width="3512" height="254" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbVPLUCDOjB_jOKT-zlO_k2wwM6-QxURVBcdUXXYrKxB9sa3SB2JMCyytn61kc9DEyGoKa1EeO5OCBx4olYYkZKciJ0vqVp_Ch3Embgbh0WMYL6KJ9QhSpomYH12Tx5r1VVvo3nd2c9Jd1XL6YaUEoTDlm7c66iATYF3Not8vPCJj9kqwMjl4L5w/w400-h254/IMG_20240113_175908.jpg" width="400" /></a></div><p></p><p style="text-align: justify;">Lo que va del siglo XXI se ha caracterizado por la inestabilidad creciente tras la destrucción de los equilibrios que habían regido la segunda mitad del XX y sus principios y valores, que servían como contención y superación de los conflictos. Un cuarto de siglo de inestabilidad.</p><p style="text-align: justify;">La primera vez en la que fui consciente de que todos mis alumnos universitarios habían nacido ya después del año 2000, salí al jardín de mi Facultad con una cierta conmoción. ¿Me servía mi metodología a partir de ese curso? Hace un tiempo, escribí aquí una serie a la que denominé <a href="https://laacequia.blogspot.com/search/label/Pensar%20el%20mundo%20a%20principios%20de%20siglo" style="font-style: italic;" target="_blank">Pensar el mundo a principios de siglo</a> (quien pinche en este enlace recuperará las entradas en orden inverso a su publicación)<i>. </i>Se inició el 15 de septiembre de 2008 con una entrada que denominé <i>Prospecto</i> de una manera un tanto pretenciosa. Claro, en aquel momento yo aún tenía una mirada que partía exclusivamente de lo vivido años atrás, en un mundo que parecía ampliar los altos conceptos de libertad y justicia social, con todas las dificultades que siempre tiene la realización práctica de ambos. Parecían crecer la democracia y un posible ejercicio de compatibilidad entre lo individual y lo colectivo. Parecían crecer más o menos despacio, pero sin posibilidad de retroceso. Veníamos de vivir con entusiasmo la caída del muro de Berlín y bajamos la guardia frente a los que sembraban ya la discordia en mitad de los festejos. Pero todo esto era ya un pasado que no habían vivido mis alumnos. En los últimos cursos, cuando menciono la caída del muro de Berlín a mis estudiantes les puede sonar tan antiguo como el Congreso de Berlín de 1878, así como Camilo José Cela o Miguel Delibes ya son nombre como Pío Baroja o Miguel de Unamuno.</p><p style="text-align: justify;">Decía, en aquel momento:</p><div style="text-align: justify;"><span style="color: red; font-family: inherit;"><span style="background-color: white;">Desde hace unos años tengo el convencimiento de que la época que surgió en la segunda mitad de la década de los sesenta del siglo pasado, ha terminado. A falta de nombre mejor, los pensadores han dado por llamar </span><em style="background-color: white;"><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Postmodernidad" style="text-decoration-line: none;">postmodernidad</a></em><span style="background-color: white;"> la etapa histórica de las cinco últimas décadas. Aun no sabemos cómo se denominará la que comienza.</span></span></div><div><br /></div><div style="text-align: justify;">Repasando ahora aquellos escritos, me hubiera gustado haberme equivocado, pero me temo que acerté mucho. En una de las primeras entradas analizaba cómo uno de los mayores síntomas del cambio era <i><a href="https://laacequia.blogspot.com/2008/10/la-perplejidad-de-europa.html" target="_blank">la perplejidad de Europa</a></i>. La releo ahora y me asombro de lo acertado que estuve:</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><div align="justify" style="background-color: white;"><span style="color: red; font-family: inherit;">A principios del siglo XXI, una de las grandes incógnitas es el futuro de Europa.</span></div><span style="color: red; font-family: inherit;"><br style="background-color: white; text-align: start;" /></span><div align="justify" style="background-color: white;"><span style="color: red; font-family: inherit;">Si sigue en la perplejidad, el mundo irá cobrando otros valores diferentes a los occidentales -es decir, a los del mundo clásico- y proliferarán los conflictos.</span></div><span style="color: red; font-family: inherit;"><br style="background-color: white; text-align: start;" /></span><div align="justify" style="background-color: white;"><span style="color: red; font-family: inherit;">Si sigue en la perplejidad, en el seno de la Unión Europea tomarán cada vez más fuerza las alianzas estratégicas entre diferentes países y los choques internos irán en aumento, lo que alentará a las opiniones públicas a presionar a sus políticos nacionales a buscar formas propias de gobierno. Es decir, sería una Unión Europea con, cada vez, menos Europa.</span></div><div><br /></div></div><div style="text-align: justify;">Quizá pueda parecer esta mirada demasiado europeísta cuando el mundo es tan amplio y tantos admiran la manera de vivir en otras regiones del mundo en las que los mejores valores europeos (hubo una época, ya pasada, en la que estos se identificaban con lo occidental) son tan solo un barniz que no sirven para contrapesar todos los peores fantasmas de la historia de Europa.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el seno de lo europeo está todo lo que llevó al mundo a un estado de confrontación permanente en el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX (neoimperalismo basado en un sentimiento depredador alojado en capitalismo sin regulación, nacionalismo, supremacismo, etc.), pero también todo lo que ayudó a la superación de los conflictos y el establecimiento de unas normas de convivencia (derechos humanos e internacionales, democracia, equilibrio social, libertades individuales y justicia social). Normas que eran frágiles, pero suficientes, hasta que los equilibrios se rompieron con la extensión de la última globalización financiera: la balanza se inclinó fieramente hacia la avaricia económica y el poder del dinero se impuso a las regulaciones nacionales e internacionales. Sin límite al gran mercado económico, el mundo se ha convertido en un territorio hostil, en gran medida. El poder económico ha vuelto a superar a los valores humanos y la crisis permanente, junto a las eficaces estrategias de divulgación del miedo a través de las redes sociales digitales, nos traen un pensamiento que se encoge frente a los diversos fanatismos. Vivimos tiempos de desagregación social y de prevención frente al diferente. La tormenta perfecta: globalización financiera y política de campanario, como diría Unamuno. El 3 de septiembre de 1925, Eugenio D`Ors publicaba, con el título de <i>Glosario inédito</i>, un artículo en el ABC. Decía, sobre el alto número de campanarios de la ciudad de Bolonia: "Así estaba la ciudad de anarquía, que cada patricio tuvo que hacerse de su casa una fortaleza". Fuera del dominio del campanario se estaba en la mayor inseguridad y la vida no tenía valor. Me temo que transitamos un mundo que volvemos a llenar de muros y campanarios. Las consecuencias las vemos en el siglo XXI.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tras un cuarto de siglo, ya estamos de pleno en el futuro de entonces. Démosle una vuelta.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>(Esta serie sobre el primer cuarto del siglo XXI no tendrá un periodicidad fija.)</i></div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-84447402696715489562024-01-12T23:00:00.001+01:002024-01-12T23:00:00.138+01:00Un minuto antes que mañana<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8yAmrbXzg6CAuMNIFXkGSDUmHPPlW-76tU2aXn9LDoVgHrHGO8tyDmfNE3S8dUx9BR1mH8asDYsdQQVGit6b_XeIrkzkvRaIAIm5irlFpX4jq1nsBP9KrfQwY8PjpLomVXFSIuOvHhuco2aS_W8IQTpBSaO3BHajgf2U-I3Jdixl4_dj02IHbXA/s3648/IMG_20240104_175603.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8yAmrbXzg6CAuMNIFXkGSDUmHPPlW-76tU2aXn9LDoVgHrHGO8tyDmfNE3S8dUx9BR1mH8asDYsdQQVGit6b_XeIrkzkvRaIAIm5irlFpX4jq1nsBP9KrfQwY8PjpLomVXFSIuOvHhuco2aS_W8IQTpBSaO3BHajgf2U-I3Jdixl4_dj02IHbXA/w400-h300/IMG_20240104_175603.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El sol ha comenzado su desplazamiento hacia el norte en el ocaso, hasta el solsticio de verano, que este año cae en jueves, el 20 de junio. Por estas tierras, a las 22:50 h. Es algo inapreciable día a día. De pronto, una tarde en la que hace mucho que no miras al cielo, te das cuenta: ya no está ahí, donde estaba. ¿Dónde habías puesto la cabeza? Me he levantado del ordenador para ver lo que pone el calendario para ese día. Dos días después, el 22, habrá luna llena. A las 22:51 el sol entra en Cáncer y será verano. Ese día, el taco cita una frase de Thomas Carlyle, el filósofo e historiador escocés que llegaría a ser rector de la Universidad de Edimburgo: <i>La facultad de amar y de admirar es el punto de partida para medir la grandeza de las almas escogidas</i>. Es decir, no es ser amado o admirado, sino amar y admirar. El sujeto es acción. En los tiempos en los que preparaba mi tesis doctoral me acerqué a él por sus trabajos sobre la cultura alemana de los principios del romanticismo y por su historia de la <i>Revolución Francesa</i> (1837), que tanto influyó en los escritores británicos del XIX. Denunció con dureza la explotación de los desfavorecidos en la Revolución Industrial, pero no creía en las masas: para él eran los individuos los que debían tomar la iniciativa siempre. Por eso su concepción sobre los héroes, aquellas grandes personalidades que han marcado la historia, que también influyó y mucho en la narrativa británica de aquel siglo. Fue calvinista, perdió la fe y acabó como deísta (un pensamiento que afirma que solo con la razón puede afirmarse la existencia de una divinidad, que no necesita revelación ni iglesia ni intervenir en el mundo de los seres humanos). Es curioso dónde me ha llevado levantar la cabeza y ver ponerse el sol un poquito más hacia el norte de donde yo lo esperaba. Mientras tanto, ya ha oscurecido, un minuto antes que mañana.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-71189453147562174942024-01-10T23:00:00.002+01:002024-01-10T23:00:00.152+01:00Sobre las ramas<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5tAgpKK3LPEjbfjxHRdUZGhGSJ2mG5QndHrTKYuAyT_2g3K43HQjBzamPDFOzTZnxYz5OTDwVcBy6H4WpZ7k_KrFPXFM3XsukDncRs6-FGS58JsvhiKIZd04KkOrut1RYJx-TBwecKKfJdonAaajHTsggh8sUPJ3UFujXDXntWuHAscxD-ttNKA/s3585/IMG_20231217_110651.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2610" data-original-width="3585" height="291" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5tAgpKK3LPEjbfjxHRdUZGhGSJ2mG5QndHrTKYuAyT_2g3K43HQjBzamPDFOzTZnxYz5OTDwVcBy6H4WpZ7k_KrFPXFM3XsukDncRs6-FGS58JsvhiKIZd04KkOrut1RYJx-TBwecKKfJdonAaajHTsggh8sUPJ3UFujXDXntWuHAscxD-ttNKA/w400-h291/IMG_20231217_110651.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfrnEm9q2OMCaOPjO7xf5YH2eH2t_qi5CTsqjb2r31HIoFAXw8hVOYxdP-MRA-4-W-_W1XVeEpNSv7dwJI7qCAX6sJvj-XF9KSJFLisQgoF5bC52ULsIo9-AMP76PjSVTTMam8clcHOlnNxOKkrFWWGPmZb8pDjB1TLwOWb3WISBB8sWzYs-PGNg/s3089/IMG_20231217_103747.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2003" data-original-width="3089" height="259" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfrnEm9q2OMCaOPjO7xf5YH2eH2t_qi5CTsqjb2r31HIoFAXw8hVOYxdP-MRA-4-W-_W1XVeEpNSv7dwJI7qCAX6sJvj-XF9KSJFLisQgoF5bC52ULsIo9-AMP76PjSVTTMam8clcHOlnNxOKkrFWWGPmZb8pDjB1TLwOWb3WISBB8sWzYs-PGNg/w400-h259/IMG_20231217_103747.jpg" width="400" /></a></div><div><br /></div>Esta mañana, invierno.<div>El agua se hizo hoja,</div><div>leve canto de pájaro,</div><div>sobre las ramas.</div><div><br /></div><div><i style="font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit; font-size: x-small;">(© Pedro Ojeda Escudero, de El camino de los corzos, 2024)</span></i></div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-13258367305649629742024-01-09T23:00:00.002+01:002024-01-09T23:58:39.555+01:00Acontece<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq3ipcIY9BplFq2Ifx4zmpowlhyAB8fuSuV0jwZ8IhNc_JTFPlxJ9KRHbut19uw_RBgMaaWM-TZVj7x3RhSZkULObIS6m8J1ka6qbzxc4AYesYlqApfkis0YjwIHfr30VrSJUT5fMVQjGcZrOkbL4eDpdp1Vzz_NMKWfzQbUWqgXVWyh5UDvyoeA/s3648/IMG_20240101_132503.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjq3ipcIY9BplFq2Ifx4zmpowlhyAB8fuSuV0jwZ8IhNc_JTFPlxJ9KRHbut19uw_RBgMaaWM-TZVj7x3RhSZkULObIS6m8J1ka6qbzxc4AYesYlqApfkis0YjwIHfr30VrSJUT5fMVQjGcZrOkbL4eDpdp1Vzz_NMKWfzQbUWqgXVWyh5UDvyoeA/w400-h300/IMG_20240101_132503.jpg" width="400"></a></div><p></p><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><br></span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">A veces es la fortuna de estar en ese metro cuadrado en el que suceden las cosas. justo antes de que todo quede asolado por el tiempo.</span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;"><br></span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">Somos apenas,</span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">nada entre nada,</span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;">breve temblor</div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">de piel y tierra</span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">inapreciable, </span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">pero qué hermoso</span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><span style="font-family: inherit;">cuando acontece.</span></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><br></div><div style="background-color: white; text-align: justify;"><i><span style="font-family: inherit; font-size: x-small;">(© Pedro Ojeda Escudero, de El camino de los corzos, 2024)</span></i></div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-31377387451768029392024-01-08T23:00:00.001+01:002024-01-08T23:00:00.245+01:00Y ahora que llega enero<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkM6ZssH2Nz_dbT7FJEQoMZGiCHBbJkenbQ9u-ltcazW6zGU8S7ckhJt4wxNy5Dm4JrCicO97iqY-mfEj-q_vh3ERWa_XGllQlQTDSahLh3gvzFtQWNakoBzUcs-dvyAVuXrZA4-7bhCPBCokDAqwkSCdwBWmDKJWer-cQfMj-PdeohSuYNaSDbA/s809/IMG_20240105_121316.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="809" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkM6ZssH2Nz_dbT7FJEQoMZGiCHBbJkenbQ9u-ltcazW6zGU8S7ckhJt4wxNy5Dm4JrCicO97iqY-mfEj-q_vh3ERWa_XGllQlQTDSahLh3gvzFtQWNakoBzUcs-dvyAVuXrZA4-7bhCPBCokDAqwkSCdwBWmDKJWer-cQfMj-PdeohSuYNaSDbA/w400-h300/IMG_20240105_121316.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><div style="text-align: left;">Y ahora que llega enero, todo se hace<br />sol puro en la abrigada de los rostros.</div><div style="text-align: left;">Cierro los ojos, busco de la luz</div><div style="text-align: left;">el beso: ya es la vida, que me llama.</div><div style="text-align: left;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Reconozco que me ha costado regresar. He pasado estas semanas en un territorio opaco. Vinieron las nieblas, los cielos coloreados y las noticias de la muerte y la destrucción. Nos empeñamos en la sinrazón de tener la razón y sembramos con pasión las muertes futuras.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el roscón me ha tocado el haba. La he depositado en la mesa y me he quedado mirándola, con extrañeza. Después, la he juntado con todas las de años anteriores, que conservo en un tarro de vidrio con una tapa dorada, de rosca. Son unas cuantas, un puñado de años, todos ellos con haba. Las agito. Suenan igual que la cadencia de la grava en una batea de minero.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y aún así, en las zonas abrigadas, el sol ya calienta en los días más claros, aunque todavía queda invierno.</div>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com9tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-53994702350206698672023-12-18T23:00:00.001+01:002023-12-18T23:00:00.129+01:00Todo tiene su afán<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnkvIYNlM5Z4nwM0Ita0MjFl38Z0TUKiTZS_RcyDu4kHDELE-kDW6rQNVCKATy5MgbEZCfIImncSqvqKuOEukYtGXuEvSzB8FEMH1xrwqf98Hu_mNcse_ual2KuMpc829SpHpK9rYswbvbQZfey3YvtqQTjmrQmCf9U3G5-dji8iEAfPa97SEoIw/s3648/IMG_20231217_110958.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnkvIYNlM5Z4nwM0Ita0MjFl38Z0TUKiTZS_RcyDu4kHDELE-kDW6rQNVCKATy5MgbEZCfIImncSqvqKuOEukYtGXuEvSzB8FEMH1xrwqf98Hu_mNcse_ual2KuMpc829SpHpK9rYswbvbQZfey3YvtqQTjmrQmCf9U3G5-dji8iEAfPa97SEoIw/w400-h300/IMG_20231217_110958.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Todo tiene su afán y siempre llega</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">la cosecha feroz que lo sopesa.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Una vida se mide en lo que cabe</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">entre las manos juntas con ternura</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">de un niño que te guarda como al pájaro</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">que se cayó del nido. Poco más</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">es lo que eres, conviene no olvidarlo</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">cuando vengan las nieblas de noviembre.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i style="color: #444444; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; text-align: start;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><i style="color: #444444; font-family: Arial, Tahoma, Helvetica, FreeSans, sans-serif; font-size: 16px; text-align: start;"><span style="font-size: x-small;">© Pedro Ojeda Escudero, 2023</span></i></div><br /><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-22826477490461739532023-12-17T23:00:00.005+01:002023-12-17T23:00:00.236+01:00En el silencio de la niebla, el graznido de una corneja<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoeRpsFEvLfagtfToEMba8cgQvBXl_NYKavTIzs1w-If6tIMpr0IqA1KqbcDFNb9ElpOj5pgPrZygYCZ4Jh__i8qUQ64Xwmk_vZFVKASbfvOLteeuiCR0YdKzakBAnrbIYRFfm8BDFVcIfrUGqO6Io2wCFkMfmuGRU_jdyJH7nMymXKoJaste2AA/s3648/IMG_20231217_111345.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2736" data-original-width="3648" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgoeRpsFEvLfagtfToEMba8cgQvBXl_NYKavTIzs1w-If6tIMpr0IqA1KqbcDFNb9ElpOj5pgPrZygYCZ4Jh__i8qUQ64Xwmk_vZFVKASbfvOLteeuiCR0YdKzakBAnrbIYRFfm8BDFVcIfrUGqO6Io2wCFkMfmuGRU_jdyJH7nMymXKoJaste2AA/w400-h300/IMG_20231217_111345.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;">Qué necesario es el invierno o este otoño último que por aquí ha venido con nieblas, frías y persistentes. Con la de hoy, el sol no ha podido. Salgo al campo, nunca se sale solo: se lleva uno consigo para conversar. Hacía tiempo que no podía calzarme las botas. Me senté en una esclusa de la acequia a servirme el café del termo, con los pies colgando hacia el cauce seco. En el silencio de la niebla, el graznido de una corneja, posada allá, en un chopo desnudo. ¿Buen o mal augurio? La charla se hizo lenta. No hay prisa hasta llegar a esa parte en la que ya no conozco las réplicas.</p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-12098418199102676792023-12-16T23:00:00.002+01:002023-12-16T23:00:39.103+01:00El recuerdo de los que ya no están<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinWyWa-vefmEtxkOz-iNVKhTWEVmBtezfbICVTLbPGOjQjcXEk60F9K7H180rOeE_huxXc36rLKz8tWS7dWo7q_d9EZCBIDJu-QwQpJ6zmfz54K7JME6031ADeHqtqikIjNNIgVAAcMwelGVaxpDfS70Y8lG-9apxGutaJF9n8BTUAaRBwn1GLag/s809/IMG_20231215_123306.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="607" data-original-width="809" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEinWyWa-vefmEtxkOz-iNVKhTWEVmBtezfbICVTLbPGOjQjcXEk60F9K7H180rOeE_huxXc36rLKz8tWS7dWo7q_d9EZCBIDJu-QwQpJ6zmfz54K7JME6031ADeHqtqikIjNNIgVAAcMwelGVaxpDfS70Y8lG-9apxGutaJF9n8BTUAaRBwn1GLag/w400-h300/IMG_20231215_123306.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;">A veces me asalta el recuerdo de los que ya no están. De Javier, por ejemplo, de Javier García Riobó, quiero decir. De aquellos cafés lentos en los que hablábamos de todo o más bien él me dejaba hablar, paciente, hasta que me sosegaba de ir de acá para allá y me centraba: esto, como aquí, ahora, esto, ya está, ya hemos llegado a lo que de verdad importa, sin más, esto. No aquello o allá o ayer, esto. Miro mi mano ahora: esto. Y la palma de la mano se llena de pronto de cosas ahora: el vuelo de un pájaro en este final de otoño, una rosa última en el jardín de la Casa de Zorrilla, un café en Simancas mientras atardece, el frío de esta mañana que me ha puesto bufanda. Esto: la palma vacía de la mano se enriquece con lo más próximo, con esas cosas que no veía porque estaba allá o ayer o mañana. Luego camino junto a Javier, que ya no está, pero sigue aquí, con la lentitud con la que él iba de un lado a otro fijándose en todas las cosas al paso, deteniéndolas con su mirada, la hoja del plátano caída en la acera con un marrón especial, la lona azul que cubre un contenedor y que no es azul sino azules y olas y aperturas hacia lo más profundo. Pero para eso, me dice con esa voz tan callada que ponía en las cosas importantes, debes acercarte más, para verlas. Y me acerco y veo entonces una abertura como una cuchillada, una herida abierta y es ese estar entre lo de aquí y lo de allí lo que importa y en lo que consiste la verdad de la mirada, la escritura exacta de las cosas para comprenderlas, para intentar comprenderlas al menos y esa herida está también en la palma de mi mano sobre el costurón de otras cicatrices, el sedimento de la vida.</p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-84819505389222995682023-12-15T23:00:00.002+01:002023-12-15T23:00:00.127+01:00La desorientación de las aves<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5HGVTIJyotxaHbsNjjHPMp1LNaI0HGy6wIEZGkTac3_1_YKSlo-73l8nRzZgJiVcaDNql_rqtkYZAfXqV5fe_Ah-t9MIxNqXEqFAPOjaaeEFx9x8AiDm2ZhlmSearL0GJoZbS71wIjJFyPAdoQNvj5pRFf0HfeT00C84QIbzAen8PxDAy6rfmOg/s3566/IMG_20231206_192458.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="3566" data-original-width="2675" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5HGVTIJyotxaHbsNjjHPMp1LNaI0HGy6wIEZGkTac3_1_YKSlo-73l8nRzZgJiVcaDNql_rqtkYZAfXqV5fe_Ah-t9MIxNqXEqFAPOjaaeEFx9x8AiDm2ZhlmSearL0GJoZbS71wIjJFyPAdoQNvj5pRFf0HfeT00C84QIbzAen8PxDAy6rfmOg/w300-h400/IMG_20231206_192458.jpg" width="300" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Hay algo extraño en la obsesión por las luces navideñas: la desorientación de las aves, deslumbradas por el amanecer mentido del cielo.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Al revisar los papeles atrasados para bajarlos al contenedor de reciclaje, apareció una mariquita entre un apremiante oficio burocrático y un poema manuscrito. Allí quedó el insecto, indeciso y muerto. No recuerdo haber cumplimentado aquel papel y el poema no merecía la pena. Lo más valioso era el cuerpo del coleóptero. Si lo hubiera encontrado vivo, lo habría dejado pasear por el dorso de mi mano para que me contase los nudillos.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">Encontrarte de pronto en una calle sin recordar dónde ibas. Meter las manos en los bolsillos y bajar el mentón hacia la bufanda. Seguir caminando.</div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;">El frío me seca las manos y las cuartea. A veces, sangro. Me miro las manos, como si fueran ajenas.</div><br /><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-35865300.post-86216419003922834992023-11-28T23:00:00.003+01:002023-11-29T16:29:47.775+01:00El poeta y Rafael Alberti<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizwt1UkKOiPuoypL4tDl8QGoGPCjnKFoH2hsrhNJR-KIgu4obF5qUy3_jebdUM3CHA1UjMaRJW9q4khYbPYOa0jklNGGopPMhyphenhyphenVufn6bc_Zp85PYYsAbX4gvuDINSiKqs-teVh72y8T9ZkEXf-qysKLKxqHZ_85Mh_gkgRRJxHD5CBrxvgkj8vAw/s619/IMG_20231122_185024.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="619" data-original-width="428" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizwt1UkKOiPuoypL4tDl8QGoGPCjnKFoH2hsrhNJR-KIgu4obF5qUy3_jebdUM3CHA1UjMaRJW9q4khYbPYOa0jklNGGopPMhyphenhyphenVufn6bc_Zp85PYYsAbX4gvuDINSiKqs-teVh72y8T9ZkEXf-qysKLKxqHZ_85Mh_gkgRRJxHD5CBrxvgkj8vAw/w276-h400/IMG_20231122_185024.jpg" width="276"></a></div><br><div style="text-align: justify;">El poeta llevaba siempre los bolsillos de su gabardina llenos de poemas escritos en papeles arrugados. Decía que iba o venía de Bilbao y te proponía acompañarlo en su próximo viaje después de haberte leído alguno de sus manuscritos en los pasillos de la facultad o en los bares de la zona. Un día de los años ochenta anunciaron una conferencia recital de Rafael Alberti en el Paraninfo de la Universidad de Valladolid y hasta allí se encaminó el poeta, con paso decidido y sonrisa. Todas las butacas estaban ocupadas, había muchas personas de pie al fondo, sentados en el suelo en los pasillos y en las escaleras que subían hasta el estrado. Avanzó como pudo, esquivando a unos y otros, hasta el centro de la sala. Alberti había comenzado a hablar unos minutos antes, tras una presentación laudatoria de no recuerdo quién. El poeta alzó la voz: <i>¡Coño, Rafael! Ya tenía ganas de saludarte</i>. La frase se convirtió en legendaria y, como todas las leyendas, difiere algo en las versiones: <i>¡Saludos, Rafael! Ya tenía ganas de conocerte, ¡Ya era hora, Alberti! Un gusto saludarte</i>... Yo estaba allí y recuerdo la primera. Alberti quedó perplejo, sin saber cómo reaccionar durante unos segundos. El poeta se dio la vuelta y salió por donde había entrado. Yo había visto a Rafael Alberti antes, en el patio de la hospedería de San Benito, mucho antes de que restauraran el edificio para dependencias municipales, en uno de aquellos recitales que dio por España con Nuria Espert. Alberti ya era, sobre todo, Alberti y de eso hacía antes de cobrar el bolo. El poeta no compareció entonces. Doy fe.</div><p></p>Pedro Ojeda Escuderohttp://www.blogger.com/profile/15809677554967668019noreply@blogger.com8