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jueves, 6 de noviembre de 2014

Conclusiones del Quijote apócrifo y noticias de nuestras lecturas


El final del Quijote de Avellaneda supone el restablecimiento de la visión correcta de la sociedad tal y como el imaginario de la ortodoxia moral la imaginaba. De ahí, por ejemplo, la insistencia en la presencia de la autoridad y de la facilidad para acabar en la prisión -y para salir de ella con las suficientes influencias-. Casi angustioso ese control. Ya se nos había anunciado en las dos novelas intercaladas: el que hace mal, mal acaba; aquel que hace bien o que sabe arrepentirse a tiempo, bien acaba. No hay salidas intermedias. Bárbara acabará recogida y corrigiendo su vida, Sancho abandonando a su amo y teniendo éxito en la Corte, Don Quijote, loco en un manicomio. Todo encaja para que el bien social tal y como se ordenaba, no se alterase. Incluso la risa. Hay momentos francamente divertidos en esta novela, como los protagonizados al final por Sancho Panza. Pero esta risa ya no es peligrosa. Es la risa que provoca el simple, el que no puede hacer daño con su malicia porque esta no atenta contra el estado de las cosas. La novela nos ha conducido con paso firma hacia este desenlace. Avellaneda ha sabido darnos un argumento limpio, sin sobresaltos, fácil de seguir. En esto está lo mejor y lo peor de la novela. Esta segunda parte se sigue bien, tiene momentos bien trabados y resueltos. En ella todo lo domina el narrador sin que el lector deba esforzarse para comprender nada: todos los caminos y todas las lecciones son muy claras en un camino único de lectura. En él los personajes evolucionan como lo que son y no se traicionan. Y todos se cierra con el triunfo de la sociedad moral de la España de los Austrias. Eso sí, aventurando que podría haber una nueva continuación de este Quijote apócrifo en el que don Quijote siguiera loco y dando que hablar. No es de extrañar que Cervantes lo matara tras hacerle recuperar la cordura, si es que alguna vez la perdió en el relato original.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte hace una brillantísima y oportuna aportación a nuestra lectura, al estudiar el habla popular de Sancho, que tanto le caracteriza en Avellaneda.

Pancho quijotiza a Sancho y sigue en el camino con los personajes hasta una pausa en la que compartir el aire. Después comienza su comentario de las historias intercaladas, con todo el acierto en su mirada a este conjunto tan tridentino.

Juega bien Mª Ángeles Merino a confrontar los Quijotes de Cervantes y Avellaneda en esta entrada -quizá la mejor de su ya buena serie de comentarios sobre el apócrifo-, en la que también puede hallarse la reseña de la inauguración del curso que tuvimos el martes pasado.

Gelu nos lleva en su entrada, hasta Zaragoza, la ciudad que jamás pisó el Quijote verdadero... No hay que perderse las ilustraciones ni los enlaces.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.


Próxima lectura: Nada, de Carmen Laforet




Nos ocupamos ahora de Nada, la novela con la que Carmen Laforet obtuvo el Permio Nadal de1944. Se trataba  de la primera convocatoria de este prestigioso premio de la editorial Destino -hoy dentro del grupo Planeta- y con su entrega el 6 de enero de 1945 se inauguraba una tradición literaria que llega hasta nuestros días. No exento de polémicas y con algunos años de decadencia, la nómina de escritores que lo han obtenido y los títulos premiados, sobre todo en las primeras décadas, marca la historia de la narrativa española del siglo XX. Es hora de revisitar esta novela imprescindible para comprender la evolución del género en el último siglo. Hay varias ediciones fiables de la novela en el mercado, la más reciente de la editorial Crítica. También es fácil encontrarla en Internet junto a material didáctico y estudios. En 1947, Edgard Neville hizo una interesante adaptación cinematográfica. Aconsejo también visitar la página oficial de la autora en este enlace.

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Luz del Olmo ya comenzó con el comentario de esta novela. En su primera entrega, nos lleva desde este presente abochornante e indignado hacia Nada.

jueves, 30 de octubre de 2014

Un curioso vestido para la reina Zenobia y noticias de nuestras lecturas e inauguración oficial del curso en el Club de lectura


Don Quijote y Sancho hallan a Bárbara, vejada y abandonada por un estudiante y la auxilian. No solo eso: don Quijote la integra en su fantasía y la convierte en la reina Zenobia. Alaba su belleza y finura donde los demás ven la realidad: una mondonguera de la calle de los Bodegones de Alcalá, con fama de alcahueta y hechicera. El personaje procede por vía directa de la descendencia literaria de Celestina y se empeña siempre en desmentir a su salvador sin aceptar entrar en su juego más que por la conveniencia de volver acompañada y protegida a su localidad. Llega a tratar con Sancho el pago para él y para su amo en zagalas, cosa que el campesino acepta. Es fea y tosca y le sirve a Avellaneda para practicar la estética de la fealdad de una manera muy barroca. Sin embargo, consciente o inconscientemente -sin desvelar el final de Bárbara en la historia- Avellaneda da un aval caballeresco a don Quijote con este personaje. Sea o no por su locura, don Quijote protege a la mujer, la ampara, defiende su hermosura en un bando cuya publicidad le acarrea a Sancho prisión y se presenta armado en mitad de la plaza de Sigüenza dispuesto a batirse por ella en contra de cualquiera que ose negar su hermosura. No solo eso: viendo los andrajos con los que viste Bárbara, hace llamar a un ropavejero y le paga un vestido que ella elige -significativamente- rojo. Este don Quijote loco cumple satisfactoriamente su misión, aquella por la que salió al mundo para desfacer entuertos de la pluma de Cervantes. No permite Avellaneda que el lector se llame a engaño, no hay nada en ella, ni físico ni moral que la haga inicialmente merecedora de ese cuidadoso desvelo de don Quijote:

descabellada, con la madeja medio castaña y medio cana, llena de liendres y algo corta por detrás; la capa del huésped, que dijimos traía atada por la cintura en lugar de faldellín, era viejísima y llena de agujeros y, sobre todo, tan corta que descubría media pierna y vara y media de pies llenos le polvo, metidos en unas rotas alpargatas, por cuyas puntas sacaban razonable pedazo de uñas sus dedos; las tetas, que descubría entre la sucia camisa y faldellín dicho, eran negras y arrugadas, pero tan largas y flacas, que le colgaban dos palmos; la cara, trasudada y no poco sucia del polvo del camino y tizne de la cocina, de do salía; y hermoseaba tan bello rostro el apacible lunar de la cuchillada que se le atravesaba; en fin, estaba tal, que sólo podía aguardar un galeote de cuarenta años de buena boya.

Ella, como hemos dicho, se empeña en negar a don Quijote continuamente con sus palabras y con sus hechos. No importa: su condición de desvalida, basta. La aparición del personaje de Bárbara en la historia quijotesca de Avellaneda es uno de los juegos mejor trabados por Avellaneda: llevándolo a la degradación, permite que don Quijote cumpla como caballero andante.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

En la entrada de Gelu podréis comprobar cómo se pasa del bien ciudadano al bien moral: Avellaneda apuesta por este sin dudarlo.

En la entrada -entre sabios narradores anda el juego- de Mª Ángeles Merino podréis comprobar si los golpes que Avellaneda procura a don Quijote y Sancho son o no son de la misma calidad que los recibía de manos de Cervantes...

Pancho, que primero enreda con el guante, después traba el duelo con el gigante con el que don Quijote quedará emplazado: no olvidemos que este es motor del viaje a partir de ahora.

Paco Cuesta escribe una inteligente entrada en la que resalta la lectura de Avellaneda de Cervantes... y la de Cervantes de Avellaneda.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

Inauguración oficial del curso en el Club de lectura





El próximo martes, día 4 de noviembre, en el Museo del Libro Fadrique de Basilea de Burgos (Travesía del Mercado, 3, El Hondillo), tendrá lugar la inauguración oficial del curso 2014-2015 de nuestro Club de lectura. El acto dará comienzo a las 20:15 horas.

Intervendrán Pilar Rodríguez Cardeñoso en representación de los lectores y Pedro Ojeda Escudero como fundador y coordinador del Club de lectura, que hablará de “Entre lectores: el Quijote de Alonso Fernández de Avellaneda”, con motivo del cuarto centenario de la publicación del Quijote apócrifo.

El acto contará con la presencia de D. Juan José García Gil (promotor del Museo y editor de Siloé, arte y bibliofilia), D. René Jesús Payo (Vicerrector de Estudiantes y Extensión Universitaria de la Universidad de Burgos) y D. Manuel Sancho (Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos).

Entrada libre hasta completar el aforo.


Con este acto daremos por inaugurado el curso actual, en el que proyectamos novedades en el Club -que no perderá su condición esencial, la que nos ha traído hasta aquí en su doble formato virtual y presencial- y cerraremos nuestra lectura del Quijote apócrifo. De todo ello daré cuenta el próximo jueves para comenzar después con la lectura del siguiente título, Nada, de Carmen Laforet.




Listado de títulos del presente curso

- Octubre: Segunda parte del Quijote de Alonso Fernández de Avellaneda.

- Noviembre: Nada, de Carmen Laforet. Es hora de revisitar esta novela imprescindible de la narrativa española. Hay varias ediciones fiables de la novela en el mercado, la más reciente la de la editorial Crítica.

- Diciembre: La sonrisa robada, de José Luis Abella. Una sobrecogedora historia de amor en una época tan dura como la postguerra europea. Más información sobre cómo obtener la obra, en este enlace (a través de librerías o de la web de la editorial).

- Enero: Usos amorosos del siglo XVIII en España de Carmen Martín Gaite. Un documentado y ameno estudio sobre la educación sentimental del siglo XVII... que ssorprenderápor su actualidad. Hay edición en el mercado en Anagrama.

- Febrero: Entre visillos, de Carmen Martín Gaite. No se podría comprender esta novela sin el ensayo anterior. Una novela sobre tantas cosas referidas a los sentimientos que no se puede olvidar tras haberla leído. Ediciones recientes en Espasa, Siruela y Destino. Completamos una buen acercamiento a Martín Gaite, sin duda.

- Marzo: El Héroe discreto, de Mario Vargas Llosa. Editado por Alfagurara. Una de las últimas obras de un autor imprescindible en la literatura en español.

- Abril: Sefarad, de Antonio Muñoz Molina. Considerada por muchos como la obra maestra de Muñoz Molina, sorprenderá tanto por su riesgo formal como por su contenido. La mejor edición disponible, en Cátedra.

- Mayo: La última novela de una autor tan querido por el Club de lectura que podría ser uno de nosotros.

- Junio: Crónicas periodísticas de la guerra de África de Núñez de Arce. Dos razones motivan la lectura de esta obra. La primera, que nunca hemos leído crónicas periodísticas y es bueno comenzar por una de las primeras que se escribieron en la historia del periodismo español.  Editado por Biblioteca Nueva hay edición digital gratuita en este enlace, aunque ambos textos difieren porque este segundo fue modificado por el autor años después de la primera redacción. La segunda razón es porque el Club de lectura pretende acabar el curso del próximo año... en Tánger.

Historia del Club de lectura y condiciones de participación


El Club de lectura de La Acequia comenzó el jueves 24 de abril de 2008 con la primera lectura colectiva del Quijote realizada con los medios de la web 2.0. Esta iniciativa de lectura de la novela cervantina permanece abierta para aquellos que quieran sumarse a ella en cualquier momento en este enlace y puede usarse como la única guía de lectura completa del Quijote disponible hoy en Internet, con licencia Creative Commons 4.0.

El éxito del proyecto impulsó el lanzamiento de uno de los clubs de lectura más antiguos en Internet en español, gratis y en abierto. Durante el curso académico se propone la lectura de un título al mes, de todos los géneros: narrativa, poesía, teatro y ensayo. Se alternan autores clásicos con autores vivos y por él han pasado nombres como Miguel de Cervantes, Óscar Esquivias, Gustavo Adolfo Bécquer, Eduardo Mendoza, Valle-Inclán, Lope de Vega, Juan Cavestany, Almudena Grandes, Pío Baroja, Lorenzo Silva, Antonio Machado, Miguel Delibes, Jesús Carrasco, Benito Pérez Galdós, Antonio Muñoz Molina, Pablo Neruda y Laura Castañón, Gonzalo Torrente Ballester, María Teresa León, Leandro Fernández de Moratín y José Luis Sampedro, etc.


Desde el año 2011 cuenta con dos formatos:
El club de lectura virtual, al que pueden sumarse libremente todos los aficionados a la literatura. En La Acequia se publican todos los jueves entradas correspondientes al libro del mes, más un resumen de las noticias de las lecturas en las que se enlazan los blogs del resto de los participantes. También puede seguirse el club de lectura a través de comentarios en las entradas correspondientes o como meros lectores.  Súmate a la página del Club en Facebook en este enlace.

El club de lectura presencial, sostenido por la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, que se reúne una vez al mes para comentar el título correspondiente. Se programan también encuentros con los autores de las obras. Este segundo formato tiene plazas limitadas y hay que inscribirse al comienzo de cada curso. 

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia enlazadas aquí tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

jueves, 23 de octubre de 2014

que son el demonio y Dios como la araña y la abeja, significado de las historias intercaladas en el Quijote de Avellaneda y noticias de nuestras lecturas


Avellaneda sigue el modelo de la primera parte del Quijote al incluir las historias intercaladas pero solo en parte. Aunque los personajes con los que se encuentran don Quijote y Sancho cuentan sus propias historias, estas nunca llegan a tener la calidad, extensión y estructuración narrativa de las entrecruzadas de Cervantes que se resuelven en la venta. Se parecen más a las de cualquier otra novela de camino de las que se publicaron en aquellos tiempos en las que el encuentro era el motivo verosímil para juntarse personas de diferente condición y narrarse sus vidas.

Tampoco tiene la misma intención literaria. Cervantes jugó con las historias intercaladas para cubrir todas las formas narrativas posibles hasta entonces y subordinarlas al realismo vertebrador con el que trataba la historia central. Quizá porque no comprendiera el sentido de este juego cervantino que parodiaba todo tipo de narración posible o quizá porque no le interesara para sus fines morales, Avellaneda abandona esa experimentación narrativa. De hecho, en el Prólogo alude a que las Novelas ejemplares de Cervantes publicadas poco antes son "más satíricas que ejemplares, si bien no poco ingeniosas", con lo que demuestra no haber comprendido el verdadero sentido de la ejemplaridad de estas novelitas (o haberlo hecho y de ahí el reconocer su ingenio pero llevar el agua a su molino). Recordemos que Cervantes, en su colección de Novelas hacía lo mismo que en el Quijote pero sin historia que les diera un hilo de continuidad: un muestrario de formas narrativas llevadas, a través del juego intertextual y la parodia, a otras dimensiones novedosas.

Hay dos historias en el Quijote apócrifo que van más allá del mero cruce de información entre los que se encuentran en el camino y nos recuerdan las historias intercaladas cervantinas: el cuento del rico desesperado y el de los felices amantes. Ambas detienen el argumento de la historia de don Quijote y Sancho: son historias que cuentan los personajes, precisamente, para entretener el tiempo. Desde el inicio de las narraciones largas en formato de novela, estas se interrumpían -bien por obra del autor bien por mano del editor- para contar historias más pequeñas. Se buscaba, con eso, alargar la lectura, jugar con el ritmo de la narración central y dar variedad al libro. Al lector de entonces le gustaban estas historias intercaladas, disfrutaba de ellas y las buscaba en las novelas.

Pero Avellaneda tiene un objetivo muy concreto al introducirlas. En primer lugar, observando el índice de la novela se puede comprobar que están situadas en la parte central de forma muy meditada. Suponen, por lo tanto, una pausa justo en la mitad de la historia, un descanso para el lector, su entretenimiento y también una estrategia de suspensión para aquel que quiera saber cómo termina la historia de este Quijote loco y este Sancho simple. Pero también algo más: reforzar la lectura moral que Avellaneda hace de la historia de don Quijote. Estas dos historias intercaladas (ambas con fuentes que nos llevan a la Edad Media) son verdaderamente ejemplares en cuanto a la moral postconciliar se refieren. El final durísimo de la primera, con un castigo total del pecador y el final dulcísimo de la segunda con el triunfo del arrepentimiento, dejan muy clara la propuesta nada oculta de esta segunda parte. Se incluyen en ese mismo orden: el inevitable castigo del mal y el triunfo del bien.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino consigue publicar su entrada tras pelearse con los sabios y los genios de las ondas... y así nos deja un texto lleno de relevancia para ver cómo en Avellaneda está todo bien explícito.

Pancho nos lleva al juego de la sortija de la mano de su Sabina y bien ilustrado -qué bien aprovecha los viajes.

Gelu nos lleva hasta el melonar de forma inmejorable en su nueva entrada con selección de textos.

Mª del Carmen Ugarte nos recuerda el uso de los sentidos en Avellaneda. Y nos regala un Forges que yo no conocía.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

jueves, 16 de octubre de 2014

Hago en eso como quien soy o cómo desactivar la peligrosidad de un loco y un necio cervantinos y noticias de nuestras lecturas.


Hago en eso como quien soy, exclama Sancho en el capítulo X, ante las recriminaciones de don Quijote (Por ahí se echa de ver que eres goloso, y que no es tu principal intento buscar la verdadera honra de los caballeros andantes, sino, como epicúreo, henchir la panza). En el capítulo siguiente, el narrador insiste en que don Quijote estaba rematadamente loco, y Sancho ayudaba más a todo con sus simplicidades y boberías.. En el noveno, su protector, Álvaro Tarfe, define a ambos en conversación con Sancho: de su locura y vana fantasía y de vuestra necedad todo se puede presumir. Gracias a esto, puede sacar a don Quijote del serio apuro en el que se había metido con la justicia.

Este es el punto de partida de Avellaneda: los personajes cada vez se parecen más a lo que los demás dicen de ellos, pero solo por los extremos. Avellaneda adelgaza su complejidad porque su objetivo es otro. Toda la narración trascurre por lo políticamente correcto -incluso los momentos más escatológicos- puesto que quien hace mal, acaba pagando. Los golpes y burlas recibidos por don Quijote y Sancho en esta continuación ya no son fruto de un desajuste entre un mundo soñado y un mundo real sino la consecuencia lógica de las locuras y las simplicidades. Incluso Álvaro Tarfe, que va ganando enteros como personajes, controla la medida de estas consecuencias: libera de la prisión a don Quijote porque está loco pero no duda en exponerlo a las burlas de sus amigos para pasar un buen rato a su costa. Es un buen ejemplo de lo que pretendo decir: solo se permite esta locura cuando es controlada, cuando se convierte en acción bufonesca sin peligro alguno. Ambos, Quijote y Sancho, son meros títeres para provocar risa. Y cuando actúan sin la protección de Álvaro Tarfe les cae encima el castigo por sus acciones en forma de golpes, amenazas o pérdida de libertad.

Avellaneda consigue un elaborado y perfecto andamiaje moral: desactiva la peligrosidad implícita de la pareja al hacerlos sólo loco y necio. Y una vez desactivada toda su peligrosidad para la estructura social, esta puede caer sobre ambos cuando no hay nadie que los ampare para usarlos en beneficio propio. El autor de esta continuación es mucho más que un mero simplificador de estos personajes cervantinos: es un inteligente moralista que actúa con enorme talento moral y literario. No se trataba solo de apropiarse de la obra de Cervantes o de hacerle un feo a don Miguel, sino, sobre todo, de hacerla entrar por los cauces ortodoxos de la España de su tiempo. Avellaneda fue inteligente y consiguió un artefacto perfecto: los lectores no podían sentir empatía por don Quijote y Sancho, sólo eran un buen motivo para la risa y para reconducir esta hacia un final correcto.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

Pido disculpas a Pancho. En un error imperdonable me olvidé de reflejar en mi entrada del pasado jueves la suya de hace dos martes, Nudo corredizo, en la que comenta de forma excelente la entrada en prisión de don Quijote y la reaparición de un secundario que nos crece, don Álvaro de Tarfe.

Mª del Carmen Ugarte llega al episodio del melonar y la doble tanda de golpes, que tanto marcan ya definitivamente los personajes para el lector de este Quijote.

Mª Ángeles Merino sigue con su comentario a tres voces: por suerte, hasta le documentan sobre los cuernos cervantinos y una olla quijotesca...

Gelu continúa con su selección de citas y referencias quijotescoavellanadas. No os perdáis las últimas de esta entrada que hace referencia al Capítulo V.

Paco Cuesta analiza, con todo acierto, la figura de Sancho en la obra de Avellaneda.

Luz del Olmo nos trae las reacciones del Sanchico al leer el capítulo III de Avellaneda, dice que sin mucho entusiasmo... pero sin quitarle ojo.

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jueves, 9 de octubre de 2014

La relación entre don Quijote y Sancho en Avellaneda y noticias de nuestras lecturas


Una de las características más notables de este don Quijote y este Sancho de Avellaneda es que pierden la complicidad que se genera en ellos poco a poco a lo largo de la primera parte de la novela y es uno de los hilos esenciales que vertebran la segunda de Cervantes hasta el punto de que su amistad, a pesar de las diferencias sociales, es sincera. Avellaneda opta por otro camino. Este don Quijote y este Sancho se acompañan y se compenetran por diferentes pero no son verdaderamente cómplices el uno del otro, están cada uno en su esfera y no se salen de ella. El hecho de profundizar en la locura del primero y la simplicidad del segundo lo impide. Aquí ya no sería posible hablar de quijotización y sanchificación según los problemáticos conceptos creados por Unamuno: don Quijote es cada vez más don Quijote y Sancho cada vez más Sancho. Se parecen a su propia caricatura, al guion simple de la lectura de la primera parte. Curiosamente, esto hace más sencilla de leer la novela para el gran público pero a costa, como se comprenderá, de perder potencial humano, es decir, dotar de verdadera biografía a los personajes.

Era difícil sostener toda esa vida latente entre don Quijote y Sancho y hacerla crecer como hizo Cervantes. Avellaneda se contenta con sostener el pulso de ambos personajes en sus caracteres opuestos. Hace de ellos una extraña pareja de caminantes puesto que de sus dos formas tan diferentes de ver el mundo no se puede construir una tercera.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

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Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte, que comenzaba a sospechar que la escatología en Avellaneda era leyenda, se encontra de sopetón con ella y la analiza con todo acierto. Recomendable entrada.

El Sanchico vuelve a ocupar el blog de Luz del Olmo y aunque reniega del Sancho de Avellaneda, no deja de reconocer el parecido familiar...

Gelu continúa con su selección ilustrada de frases y temas de la novela. Ahora llega a desenamoramiento de don Quijote...

Mª Ángeles Merino no puede evitar que se le cuele Cide Hamete y con todas las voces a cuesta comenta cómo prueba don Quijote sus recién "adquiridas" armas contra su pobre Sancho.

Paco Cuesta comenta la forma en la que Avellaneda entra a saco en propiedad ajena, sin rubor ninguno.

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Si quieres saber cómo sumarte al Club de lectura, en este enlace tienes las instrucciones.

jueves, 2 de octubre de 2014

El narrador en el Quijote apócrifo y noticias de nuestras lecturas.


Gran parte de las diferencias entre el Quijote cervantino y el de Avellaneda derivan de la figura del narrador. Recordemos que Cervantes destruye toda la credibilidad del narrador tradicional en la primera parte ya desde la construcción del narrador-Cervantes en el prólogo como alguien dubitativo que, además, no es más que el padrastro de la historia y aporta, además, el perspectivismo en la narración según el cual la historia solo puede completarse a partir de varios narradores. Esto no lo continúa Avellaneda.

A pesar de seguir inicialmente el juego cervantino de un sabio (Alisolán) como autor de la obra, Avellaneda se olvida pronto de él y toma las riendas como narrador omnisciente. No deja margen a ni al lector ni a sus personajes: controla la narración en sus mínimos detalles y sabe todo de sus personajes, introduciendo continuamente pruebas tanto de su moralidad (coincidente en todo con la socialmente correcta en la época) como de sus conocimientos. 

Basta con un primer ejemplo para comprender lo que digo: nos da pronto el nombre de la localidad de don Quijote (Argamesilla) y el nombre mismo del protagonista. A partir de ahí opta por conducir al lector en todo momento, sin dejarle descubrir el mundo al mismo tiempo que sus personajes, como hacía Cervantes (y que es uno de los logros más importantes del Quijote original). Subraya todos los elementos obvios y concreta las cosas sin posibilidad de fabulaciones. Todo esto se produce porque Avellaneda decide, como narrador, alejarse de sus personajes. No esperemos que nos aparezca en mitad de la narración porque está decididamente fuera de ella, manejando todos los hilos.

Curiosamente, algunos lectores se sentirán complacidos con esta opción. La lectura avanza con menos dificultad, es más comprensible en una primera lectura que la de Cervantes. El apócrifo, como artefacto literario, es más directo, consigue llegar del todo en la primera lectura. En esto estriba su éxito como obra de lectura entretenida pero también su condición de obra sin alcance para la narrativa posterior. Después de Cervantes hay que exigir mucho a una novela para que traspase los siglos y se convierta en un clásico.

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

Pancho acompaña a nuestro Quijote apócrifo hasta su detención y a Sancho lo acompaña por su soledad. Esta separación de ambos era necesaria para Avellaneda: dejaba ver claramente la manera ideológica en la que conducía la narración.

Mª del Carmen Ugarte vuelve sobre sus pasos y comenta con acierto el proceso de desenamoramiento de este don Quijote avellenado.

Sobre la misma cuestión del desenamorimiento de don Quijote trata la oportuna entrada de Paco Cuesta, que nos pone ante las razones narrativas que llevaron a tomar esta decisión al autor.

Gelu sigue con su certera selección de fragmentos, subrayando aquello que le llama la atención e ilustrándolo con oportunidad.

Luz del Olmo nos trae al Sanchico, que anda el pobre entre fiestas y perdido porque no sabe si su padre es su padre o es apócrifo...

Mª Ángeles Merino sigue con su divertido e ingenioso guion a tres voces para comentar el apócrifo. Llega aquí a las cartas que se cruzan con Dulcinea y su lenguaje.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

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jueves, 25 de septiembre de 2014

Dos diferencias entre Avellaneda y Cervantes y noticias de nuestras lecturas.



Es inevitable la comparación permanente entre las dos continuaciones del Quijote de 1605: porque Avellaneda parte de una velada admiración por la creación cervantina y porque Cervantes va mucho más allá de ser un autor enojado con quien quiere robarle la obra. Cervantes mismo se pone a rivalizar con Avellaneda para destrozarlo. No hay color, evidentemente. Avellaneda escribe una buena novela muy de su época, Cervantes una obra maestra. Por eso no quiero dedicar más entradas de las necesarias a la comparación, en la que siempre saldrá perdiendo Avellaneda. No quiero porque eso nos puede impedir disfrutar con la lectura de este Quijote apócrifo y esto tampoco es justo.

Desde el inicio de esta segunda parte, el lector avisado comprende varias cosas que la diferencia con la cervantina, incluso con la primera parte de Cervantes. 

En primer lugar, la presencia de lo moral. Hay una clara intención moralizante en Avellaneda. Incluso cuando integra a don Quijote en donde no lo integró Cervantes. Avellaneda hace que Cervantes vaya a misa. Es una más que interesante diferencia. El tono festivo cervantino se convierte en Avellaneda en ironía moralizadora. El núcleo estético que guía a Cervantes se deja aquí a esta moral ortodoxa. De hecho, como se apunta ya desde el primer capítulo, la amenaza de ingresar en un manicomio está presente. La sociedad no tolerará a un loco como don Quijote por los caminos. Es demasiado desestabilizador para el sistema. Por eso, este Quijote apócrifo acabará ingresado en Toledo.

En segundo lugar, Avellaneda es un lector a la antigua del Quijote. Siempre he pensado que hay una sutil ironía cervantina cuando decide hacer evolucionar sus personajes a partir de lo que ya estaba potencialmente apuntado en la primera parte. Como comentamos en nuestra guía de lectura de la segunda parte de Cervantes, allí los personajes que conocen la obra se dividen en dos: lectores a la antigua, que no dejan evolucionar a don Quijote y Sancho y esperan y exigen de ellos un comportamiento similar al que se les atribuye en una lectura rápida de la parte de 1605; lectores a la moderna, lectores creados por el mismo Cervantes -con el antecedente del Lazarillo-, que permiten la evolución de los personajes, la aceptan. Avellaneda es un lector a la antigua: toma a los personajes de la primera parte y les hace ir hasta la profundidad de sus lados más evidentes. Don Quijote es un loco y Sancho un simple.

Dos diferencias no menores. Pero no insistiré más, porque la intención a partir de ahora es disfrutar de la lectura del Quijote apócrifo. Aunque sea solo para disfrutar más de la de la segunda parte cervantina...

Hay suficientes ediciones en el mercado, muchas fiables: Cátedra y Poliedro, por ejemplo. Se puede tener una buena copia digital gratuita en este enlace


El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.


Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta inicia inteligentemente su lectura de la novela de Avellaneda por donde debe hacerse: más allá de cuestionamientos filológicos, disfrutar de ella. Y engancha. Después escribe una entrada en la que nos da una clave: no pudo haber lector más interesado y apasionado de Avellaneda que el mismo Cervantes...

Luz del Olmo nos regala la vuelta del Sanchico para dar cera a Avellaneda. Este muchacho no cambia, no..., solo por eso merecía la pena leer a Avellaneda.

La entrada de Mª del Carmen Ugarte nos pone de relieve una diferencia no menor de Avellaneda y Cervantes: el tratamiento de la mujer en ambos.

Gelu sigue con su selección de frases, momentos y enlaces de la obra de Avellaneda: basta un vistazo para comprender que no es Cervantes.

Las cosas entre Cide Hamete y Alisolán siguen poniéndose tensas. No sé cómo terminarán si no media Mª Ángeles Merino, que de esta forma nos deja ver lo que va de segunda a segunda parte.


Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

Si quieres saber cómo sumarte al Club de lectura, en este enlace tienes las instrucciones.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Reconstruir al lector de Avellaneda que aún no conoce a Cervantes o a don Miguel comiéndose las uñas y noticias de nuestras lecturas.


Según algunos investigadores, Cervantes no leyó la segunda parte del Quijote de Avellaneda hasta los últimos días de julio de 1614. Esto viene a contradecir una teoría según la cual el apócrifo circuló de forma manuscrita al menos desde 1610 y Cervantes pudo leerlo de esa manera mucho antes de la impresión. Desentrañarlo tiene más interés del que parece puesto que este asunto es clave para conocer cómo se planteaba su propia continuación Cervantes y las razones de algunos cambios con respecto a la primera. Si conocía la obra de Avellaneda, suena muy extraño que Cervantes no dijera nada al respecto en la Dedicatoria al Conde de Lemos de las Novelas ejemplares, fechada el 14 de julio de 1613. También resulta extraño que no la mencionara en la Adjunta al Parnaso, redactada el 22 de julio de 1614. Vista la reacción de Cervantes en su segunda parte del Quijote, no parece ser de los que callaran para esperar la ocasión oportuna. Esto también sirve, al contrario, para poner nueva fecha de redacción al Quijote de Avellaneda. Ya no hablaríamos de una continuación tan cercana a la primera parte, sino de una redacción a partir de 1613, cuando Cervantes insiste públicamente en querer proseguir su obra.

Con esta horquilla temporal, Avellaneda comenzó a redactar en algún momento en 1613 y Cervantes no pudo conocer su texto hasta finales de julio de 1614. La primera fecha es interesante puesto que convertiría a Avellaneda no solo en alguien que continúa una novela porque la admira sino un intencionado e interesado continuador que conoce los planes de Cervantes de redactar y dar a la imprenta la segunda parte. Sin duda, quiso adelantarse a él, robarle parte de la gloria y causarle un cierto daño, de ahí las acusaciones que le lanza Cervantes: siente que no es solo admiración o ganas de insultarle en el prólogo por venganza sino intento de robarle el producto de su ingenio. También pudiera ser que estas intenciones, si admitimos la teoría de que uno fue quien redactó la obra de Avellaneda y otro quien la terminó, prologó y mandó imprimir, fueran de este segundo, que se encontrara con el material de su venganza ya escrito. Pero sigue resultando raro que no tengamos datos ciertos de esa circulación manuscrita y que Cervantes no dijera nada sobre ella pudiéndolo haber dicho en 1613 y 1614.

La segunda fecha -finales de julio de 1614- también nos importa. Según una hipótesis muy aceptada, Cervantes redactaba su continuación del Quijote de un tirón y solo cuando tuvo noticias de la de Avellaneda reaccionó en la famosa escena de la posada en la que su personaje tiene noticia de un rival falso. Según esta antigua teoría, Cervantes,  sin modificar nada de lo anterior, cambió su plan en ese momento haciendo que su personaje se dirigiera a Barcelona y no a Zaragoza y tras redactar la novela incluyó la conocida referencia en el Prólogo. Sin embargo, también esto resulta raro puesto que la segunda parte cervantina manifiesta un cuidado estructural y una conciencia de novelista mucho mayores que las puestas en la primera. Resulta extraño que pudiendo conocer la obra desde finales de julio de 1614 y trabajando la suya hasta octubre de 1615 no se planteara más que un giro argumental en un momento dado y en los ataques a partir del episodio de la venta en la que don Quijote sabe que tiene un doble falso.

Como no contamos con más datos ciertos que los citados, cabría aventurar la hipótesis de un Cervantes que, sea cual sea el momento en el que lee el texto de Avellaneda a partir de finales de 1614, contando con la base de lo que llevara redactado desde 1613, volviera sobre sus pasos para dejarnos los suficientes detalles propios de su inteligencia y de la fina venganza que perpetra contra quien apunta como autor del Quijote apócrifo. Ya Martín de Riquer se puso en la mente de Cervantes: para este no cabría otro continuador que Jerónimo de Pasamonte, su Ginés de Pasamonte, el galeote de la primera parte. De ahí que, en vez de hacerlo desaparecer como a todos los otros personajes de la primera parte lo recupere para agraviarlo aún más. Si cruzamos este dato con lo afirmado en el Prólogo de Avellaneda, todo cuadra: "si bien en los medios diferenciamos, pues él tomó por tales el ofender a mí [es decir, Pasamonte, puesto como galeote], y particularmente a quien tan justamente celebran las naciones más extranjeras [Lope de Vega]". Basta con ver cómo aparece Pasamonte en la segunda parte cervantina para comprender la sutil venganza literaria y personal de Cervantes. Sin citarlo directamente apunta al objetivo para darle una ración mayor de la misma medicina de la primera parte.

Quizá sea este volver sobre sus pasos lo que hizo que don Miguel, comiéndose las uñas de rabia pero con serena inteligencia y con pleno dominio ya de la técnica narrativa moderna, duplicara sus esfuerzos para que don Quijote y Sancho evolucionaran como personajes desde el primer capítulo de su continuación y su novela fuera aún mucho más revolucionaria que en la primera parte. Nunca sabremos hasta qué punto Avellaneda consiguió estimular el ingenio de Cervantes para hacerlo crecer como novelista pero yo soy de los que piensan que a quien se escondiera bajo ese pseudónimo le debemos mucho como espoleta que exprimió toda la capacidad cervantina.

Lo que me gustaría es un imposible, jugar a la historia ficción y ponerme en la piel del lector de novelas de la época que lee en 1614 el Quijote de Avellaneda antes de la continuación cervantina y que luego va corriendo a su librero para adquirir, a finales de 1615, la que Cervantes imprime. Un lector que con toda seguridad oye los rumores -o quizá certezas- que correrían de boca en boca sobre la identidad de Avellaneda. Y que disfruta también -por qué no- con que Avellaneda le llame viejo y tonto a Cervantes y este disfrute negándole su verdadero nombre al del seudónimo pero convirtiéndolo en ladrón de burros y titiritero y engañador con mono. Una doble ración de placer de la lectura en la que el mejor avisado asiste, en primera fila y sin que nadie deba explicárselo, al espectáculo de un grande superándose a sí mismo para abrir caminos no conocidos antes.

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Noticias de nuestras lecturas

Pancho camina para mostrarnos la velocidad de los acontecimientos del delirante Quijote y el interesado Sancho en su viaje a Zaragoza...

María del Carmen Ugarte dedica su oportuna galbana del lunes a comentar el inicio del Quijote apócrifo y plantear algunas cosas de interés: el recurso a la traducción, la admiración-continuación de Cervantes por Avellaneda y la cuestión morisca.

El ordenador de Mª Ángeles Merino vuelve a dejarse poseer por los secundarios, que tan oportunamente le han llenado páginas de nuestras lecturas, y aquí nos aparece nada menos que el sabio Alisolán para desentrañar lo que pasa al inicio de la novela, pero el muy ladino no suelta prenda de la identidad de su creador... Eso sí, no deja de protestar el bueno de Cide Hamete.

Gelu se lanza con bríos a por la novela de Avellaneda, con su ya conocida y útil manera de seleccionar frases y enlaces para enriquecerla.



Gelu continúa con su lectura y antología de textos, enlaces e imágenes correspondientes a El río que nos lleva. Aquí, con la despedida de un amor imposible.

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jueves, 11 de septiembre de 2014

Razones para leer el Quijote de Avellaneda y noticias de nuestras lecturas.


Comencemos por una afirmación repetida mil veces que parece no decir nada: Si Cervantes no hubiera citado en su segunda parte la continuación del Quijote por Alonso Férnandez de Avellaneda hoy nadie leería la segunda parte escrita por este, publicada según dice el pie de imprenta, en Tarragona en 1614. Nada sabemos hoy con certeza de esta segunda parte, conocida como el Quijote apócrifo aunque sería mejor llamarlo de Avellaneda. Ya Cervantes afirmó que este nombre esconde un seudónimo y el cervantismo ha propuesto varios candidatos, sin que haya consenso aunque el más celebrado sea el de Pasamonte puesto en baza por Martín de Riquer y recuperado con fuerza recientemente de manera eficaz. El galeote desagradecido que aparece en la primera parte -y que seguirá como personaje en la segunda parte cervantina- correspondía a Jerónimo de Pasamonte, una persona real de vida novelesca que pudo leerse en la obra de Cervantes y tomarse justa venganza usurpándosela en un juego divertidamente cervantino y ante el que el propio don Miguel no debería haberse quejado. Así que lo que sabemos de verdad de esta novela y de su autor es lo que afirman el llamado Avellaneda y don Miguel de Cervantes. Pero el caso se complica interesantemente con una segunda hipótesis: la novela de Avellaneda sería obra de un autor que murió sin terminarla y fue rematada, prologada y preparada para la edición por otras manos, entre las cuales se ha propuesto las de Lope de Vega. Sería una forma de solucionar algo que hay en el texto. Por una parte, una sincera admiración por la primera parte del Quijote, que se continúa por pura pasión de lector y escritor necesitado de sacar al mundo de nuevo al personaje en una acción muy frecuente en el arte. De aquí que se hable con tanto respeto de la primera parte cervantina. Y, por otra parte, un ataque brutal contra Cervantes al que en varios lugares y, singularmente en el Prólogo, se le insulta directamente en un juego muy barroco de polémicas entre escritores y en defensa de Lope de Vega, que se sentiría atacado en la obra cervantina.

Aunque aquellos que ya hayan decidido no leer la segunda parte del Quijote de Avellaneda encontrarán mil motivos para no hacerlo, doy aquí algunas razones para aventurarse en sus páginas.

1º.- Por la obra en sí mismaLo que sorprenderá al lector curioso actual es que la obra se deja leer. Está bien escrita, los personajes son creíbles, las situaciones también. Es un ejemplo más del buen número de novelas que se escribieron y publicaron en aquellas maravillosas décadas en las que en España se creó la novela moderna. Contiene pasajes divertidos y momentos procaces. Hay un reflejo social de la España de la época y un conocimiento certero de costumbres y de la psicología de los seres humanos.

2º.- Porque es uno de los mejores testimonios de la admiración por el Quijote de Cervantes que conozco. El autor -dejemos aparte la discusión de la doble autoría y de lo que contiene el prólogo de ataque a don Miguel-, sea el que sea, escribe impulsado por la lectura de la novela cervantina, ganado por sus personajes y por la forma del relato. Está tan empapado por ellos que los desarrolla de forma natural tal y como parecía la propuesta de la primera parte. Esta es la gran diferencia entre una y otra continuación. Como vimos en la la lectura colectiva de la obra cervantina, muchos personajes que aparecen en la segunda parte de Cervantes son lectores a la antigua y exigen de don Quijote y de Sancho comportamientos como los que tenían en la primera parte sin querer aceptar sus cambios. Esto es lo que le ocurre a Avellaneda: continúa el plan trazado aparentemente por Cervantes, sin requiebros ni sorpresas. Es una buena novela  que nos dará placer como lectores pero no va más allá.

3º.- Porque si puede ser verdad que nadie leería la obra de Avellaneda si no la hubiera citado Cervantes, lo que es cierto es que la segunda parte de Cervantes no sería igual sin la de Avellaneda. Cuando Cervantes tiene noticia de la publicación del Quijote de Avellaneda consigue el más difícil: dar un doble salto mortal en la construcción de la novela moderna. Si desde el prólogo de la primera parte se movía en terrenos que revolucionaron la forma de narrar es a partir del momento en el que decide dar noticia de la aparición del libro de Avellaneda cuando acelera el paso y se adentra por terrenos nunca conocidos antes en la novela. Da carta de naturaleza al Quijote apócrifo no solo al mencionarlo como algo existente dentro de su propia narración sino también al incluir personajes que proceden de la novela de Avellaneda en el suyo. Acaba de crear para la narrativa moderna el formato definitivo del doble y la sospecha interior de la debilidad de la propia identidad. Algo que cuando lo vemos en Borges o en Cortázar nos parece tan revolucionario lo hace con mayor profundidad Cervantes siglos antes. Y su nivel de exigencia como escritor aumenta, se nota cuánto hubo de molestarle a Cervantes lo sucedido pero también -por suerte para nosotros- cuánto le espoleó la imaginación más allá del mero enfado. Desde que su don Quijote decide marchar a Barcelona y no a Zaragoza todo es tan revolucionario que el escritor parece haberse adentrado a machetazos certeros por la selva abriendo una ruta nueva que será definitiva para la novela. Sin Avellaneda no se comprendería esta revolución cervantina.

Supongo que muchos encontrarán motivos para no leer a Avellaneda como encontraron en su día motivos para no leer a Cervantes. Yo me propongo disfrutar de cada página de aquí a finales de octubre.

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El Quijote de Avellaneda nos acompañará en el Club de lectura de La Acequia durante los meses de septiembre y octubre.

Esta lectura es un complemento de la que dio origen a este Club de lectura, la primera experiencia de lectura colectiva completa de la novela de Cervantes en la que se usaban todas las herramientas de la web 2.0. que ha quedado como la única guía de lectura de este tipo de esta obra. Recomiendo consultarla en este enlace, en especial lo que se dijo de los últimos capítulos del Quijote cervantino.

Leer a Avellaneda nos servirá para preparar las actividades que haremos el próximo curso, con motivo del cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote de Cervantes.

Noticias de nuestras lecturas

Brioso y ejemplar comienzo de Pancho para comentar el Quijote apócrifo: desde la forma de solucionar el conflicto del narrador hasta la manera de introducir los personajes nuevos. No te lo pierdas. Como tampoco su segunda aportación, en la que ya comienzan a ser muy notables las diferencias entre una y otra segundas partes.

Mª Ángeles Merino se debate entre la fidelidad y la traición a Cervantes y para solucionar sus dudas apechuga con los dos prólogos de las segundas partes y un tercero que se inventó hace tiempo de forma apropiada... Buen comienzo.



Gelu ha continuado durante el verano con su selección de frases e ilustraciones de El río que nos lleva: aquí, aquí, aquí y  aquí.

También Mª Ángeles Merino continuó con su indagación en el relato de Sampedro pegándose al personaje de Paula: aquíaquíaquíaquí cuando debe enfrentarse a una encerrona y no os perdáis el final.

Ya sabéis que recojo en estas entradas de los jueves los comentarios que los seguidores del Club de lectura hacen en sus blogs hasta el miércoles y aquellos que me dé tiempo del mismo jueves. Si me he olvidado de alguno, os agradecería que me lo hicierais saber.

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