Pasos en la piedra se cierra en el Domingo de Resurrección del año 1977. El rito de la Semana Santa termina, lo sabemos, con la resurrección de Cristo y en la mañana del Domingo de Pascua se celebran, casi en toda España, procesiones del encuentro entre el Cristo Resucitado y la Virgen de la Alegría. Son especialmente relevantes las de Castilla y León, en donde la costumbre marca carreras y bailes con los pasos procesionales. José Manuel de la Huerga usa este momento final en su narración con la doble función con la que utiliza en toda la novela los momentos más importantes de la Semana Santa. Por una parte, la descripción de la costumbre, de la tradición; por otra parte, el simbolismo que tiene para la trasformación de los personajes y, por lo tanto, del país. No olvidemos que aquel domingo venía después del sábado en el que se legalizó al PCE y, por lo tanto, se pusieron definitivamente las bases para que fuera posible la democracia en España tras la muerte del dictador.
El padre Alas cree imposible la resurrección en un país que celebra el dolor hasta la muestra morbosa de la sangre y el sufrimiento:
Tengo una noticia importante que daros, que espero no os haya pasado desapercibida. Aquí, en Barrio de Piedra, en la Meseta Norte, Jesús está muerto. Y sigue así desde hace dos mil años. Jesús no ha resucitado...todavía. No lo ha conseguido aún, a pesar de seguir intentándolo tozudamente, año tras año, y ya van casi dos mil. Los aquí presentes le acompañamos sinceramente en su prendimiento, en su flagelación, su coronación bufa y su camino de martirio. No nos perdemos el momento de clavarlo en el Árbol de la Muerte, pero...
Sin embargo, algo ocurrirá en Barrio de Piedra: la belleza del amor, con su poder de trasformación, la ternura de lo espontáneo. La personalidad y belleza de la joven musulmana Ashma y su relación con el postulante Juan provocan una conmoción (la chispa que propicia la resolución del conflicto) que se inserta en la propia tradición de la Semana Santa. Inspirado en ella, el imaginero Tapias podrá al fin pensar la realización de un viejo encargo que celebra el encuentro de la resurrección en el que se mezcla la sensualidad de la vida, el vigor de la materia de la naturaleza y la alegría de que sea posible un renacer. Eso sí, el autor deja claro que ese nuevo comienzo nos da la oportunidad pero el resto depende de lo que hagamos con él. Será el monseñor Satrústegui quien mejor resuma todo lo que ha significado la celebración de esa Semana Santa, con el simbolismo histórico político claro:
Quiera Dios que este Domingo de Resurrección sea largo, y dure, y extienda su manto protector sobre los próximos días laborables...
Es casi al final cuando el narrador de la historia toma protagonismo durante unas párrafos. Como narrador omnisciente ha conducido al lector sin inmiscuirse pero en ese momento se hace explícita la propuesta ideológica y la moral de la novela, que espera la verdadera resurrección que lleve a una subversión por la cual tengan voz los "disueltos en el río de la Historia". No sé si era necesaria esta apostilla -suficientemente clara en la novela- o debería haberse dejado en la voz de alguno de los personajes, puesto que no veo necesaria una mayor explicitación de la propuesta de la novela que el lector no necesitaba.
José Manuel de la Huerga ha escrito una excelente novela llena de muchas cosas. El lector sale de ella reconfortado, con una galería de personajes reconocibles que lo acompañarán siempre y que contienen cada uno de ellos una pequeño relato propio; la narración costumbrista de estampas, vidas y personajes impagables en un marco coral, apasionantes siempre, llenos de perspectivas; se sale de la lectura con el agrado de encontrarse ante una novela muy bien escrita, en un estilo que tiene todas las tonalidades (no quiero dejar de reseñar el excelente lirismo de algunos fragmentos). Lo que podría haberse decantado por el drama deviene finalmente en la esperanza de que el mundo no está escrito y es posible cambiarlo. Si en Barrio de Piedra tardó dos mil años en resucitar Cristo, quizá todavía sea posible.
El padre Alas cree imposible la resurrección en un país que celebra el dolor hasta la muestra morbosa de la sangre y el sufrimiento:
Tengo una noticia importante que daros, que espero no os haya pasado desapercibida. Aquí, en Barrio de Piedra, en la Meseta Norte, Jesús está muerto. Y sigue así desde hace dos mil años. Jesús no ha resucitado...todavía. No lo ha conseguido aún, a pesar de seguir intentándolo tozudamente, año tras año, y ya van casi dos mil. Los aquí presentes le acompañamos sinceramente en su prendimiento, en su flagelación, su coronación bufa y su camino de martirio. No nos perdemos el momento de clavarlo en el Árbol de la Muerte, pero...
Sin embargo, algo ocurrirá en Barrio de Piedra: la belleza del amor, con su poder de trasformación, la ternura de lo espontáneo. La personalidad y belleza de la joven musulmana Ashma y su relación con el postulante Juan provocan una conmoción (la chispa que propicia la resolución del conflicto) que se inserta en la propia tradición de la Semana Santa. Inspirado en ella, el imaginero Tapias podrá al fin pensar la realización de un viejo encargo que celebra el encuentro de la resurrección en el que se mezcla la sensualidad de la vida, el vigor de la materia de la naturaleza y la alegría de que sea posible un renacer. Eso sí, el autor deja claro que ese nuevo comienzo nos da la oportunidad pero el resto depende de lo que hagamos con él. Será el monseñor Satrústegui quien mejor resuma todo lo que ha significado la celebración de esa Semana Santa, con el simbolismo histórico político claro:
Quiera Dios que este Domingo de Resurrección sea largo, y dure, y extienda su manto protector sobre los próximos días laborables...
Es casi al final cuando el narrador de la historia toma protagonismo durante unas párrafos. Como narrador omnisciente ha conducido al lector sin inmiscuirse pero en ese momento se hace explícita la propuesta ideológica y la moral de la novela, que espera la verdadera resurrección que lleve a una subversión por la cual tengan voz los "disueltos en el río de la Historia". No sé si era necesaria esta apostilla -suficientemente clara en la novela- o debería haberse dejado en la voz de alguno de los personajes, puesto que no veo necesaria una mayor explicitación de la propuesta de la novela que el lector no necesitaba.
José Manuel de la Huerga ha escrito una excelente novela llena de muchas cosas. El lector sale de ella reconfortado, con una galería de personajes reconocibles que lo acompañarán siempre y que contienen cada uno de ellos una pequeño relato propio; la narración costumbrista de estampas, vidas y personajes impagables en un marco coral, apasionantes siempre, llenos de perspectivas; se sale de la lectura con el agrado de encontrarse ante una novela muy bien escrita, en un estilo que tiene todas las tonalidades (no quiero dejar de reseñar el excelente lirismo de algunos fragmentos). Lo que podría haberse decantado por el drama deviene finalmente en la esperanza de que el mundo no está escrito y es posible cambiarlo. Si en Barrio de Piedra tardó dos mil años en resucitar Cristo, quizá todavía sea posible.
Noticias de nuestras lecturas
En las noticias de la semana pasada olvidé, por error, incluir la primera parte del excelente comentario sobre la presencia del personaje de Judas en la novela de José Manuel de la Huerga que escribiera Myriam Goldenberg en su blog. Os recuerdo que aquí podéis encontrar la primera parte y aquí la segunda de Estereotipos y prejuicios entorno a la figura de Judas (desde el Judas bíblico a Leoncillo Astudillo, el de la lencería).
Aunque no estaba para literaturas, Mª Ángeles Merino publica su entrada apoyándose en los nueve libros leídos en el presente curso del club. Los libros siempre arropan.
Aunque no estaba para literaturas, Mª Ángeles Merino publica su entrada apoyándose en los nueve libros leídos en el presente curso del club. Los libros siempre arropan.
Pancho continúa con su infatigable tarea de disfrutar a poquitos de La saga / fuga de J.B., título de Torrente Ballester que leímos aquí hace tiempo. En esta entrada toca una de las cosas más divertidas de la novela: la manera en la que nacen las leyendas y mitos...
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles anterior hayan publicado los blogs amigos asociados a esta lectura.
Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog.
Con esta lectura, que concluimos hoy, cerramos el curso actual del Club de lectura. En julio anunciaré los primeros títulos del próximo. Admito sugerencias que me podéis hacer llegar a través de comentarios en el Facebook o en esta entrada del blog o por correo electrónico. Recordad que leemos, por turnos, un autor vivo y otro muerto, títulos escritos siempre en español como lengua original. Para el próximo curso ya tenemos en cartera: La sirena de Gibraltar de Leandro Pérez, El hombre pez de José Antonio Abella, La noche que no paró de llover de Laura Castañón, Don Juan Tenorio de José Zorrilla y una selección de novelitas de María de Zayas.
Con esta lectura, que concluimos hoy, cerramos el curso actual del Club de lectura. En julio anunciaré los primeros títulos del próximo. Admito sugerencias que me podéis hacer llegar a través de comentarios en el Facebook o en esta entrada del blog o por correo electrónico. Recordad que leemos, por turnos, un autor vivo y otro muerto, títulos escritos siempre en español como lengua original. Para el próximo curso ya tenemos en cartera: La sirena de Gibraltar de Leandro Pérez, El hombre pez de José Antonio Abella, La noche que no paró de llover de Laura Castañón, Don Juan Tenorio de José Zorrilla y una selección de novelitas de María de Zayas.