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miércoles, 30 de enero de 2013

Libertad y fragmentarismo. Mariano Fortuny y Raimundo Madrazo. Dibujos de las colecciones privadas de los Madrazo


Excelente propuesta la de esta exposición Mariano Fortuny y Raimundo Madrazo. Dibujos de las colecciones privadas de los Madrazo (Sala municipal de exposiciones de la Iglesia de las Francesas, Valladolid, hasta el 10 de marzo). En principio, la exposición es única y no se ha pensado que se convierta en itinerante, pero su intención y calidad merecerían que lo fuera. Se muestra un centenar de obras procedentes de colecciones privadas y que tienen su origen en los talleres de ambos artistas. Tanto Mariano Fortuny como Raimundo de Madrazo son de sobra conocidos puesto que se trata de dos de los mejores pintores españoles del siglo XIX, tan unidos por tantas cosas. En sus obras retrataron, especialmente, el mundo y los anhelos de la sociedad burguesa acomodada, que tendía al lujo, el refinamiento y una mirada elegante sobre sí misma. La calidad de su producción y el conocimiento que tenían de la pintura europea de su época, los sitúan a ambos en el lugar que les corresponde en la historia de la pintura: gran destreza técnica, habilidad para el retrato y la pintura de ambientes y, sobre todo, el abastecimiento de un mercado creciente que representaban los miembros de la burguesía que querían decorar sus palacios y casas con cuadros de hermosa factura pero también de una calidad técnica irreprochable para los cánones de la época. Fueron grandes pintores, a la altura de los mejores contemporáneos europeos, aunque ninguno de ellos hiciera avanzar la historia del arte con propuestas innovadoras y vanguardistas.

Pero esta exposición no nos muestra sus grandes producciones, las más conocidas por el público. El interés de esta muesta es otro y, precisamente, por eso, más atractivo. Se trata de bocetos, apuntes, dibujos, obras que preparaban cuadros de mayor empeño, prácticas de estilo, etc. En ellos nos aparece el taller del artista y sirven para documentar su forma de trabajar pero también otra cosa. Estos trabajos, precisamente por su condición fragmentaria, inacabada, son más libres en los trazos y sugieren una modernidad que se contenía en las obras terminadas. Contemplarlas nos hace pensar en lo que sucederá décadas después en la pintura europea, cuando el artista se libre del peso de ese mercado burgués que abastecían tan brillantemente Fortuny y Madrazo.