Mostrando entradas con la etiqueta El Hereje. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El Hereje. Mostrar todas las entradas

jueves, 12 de septiembre de 2013

El viaje de los libros prohibidos. Miguel Delibes: El Hereje


Hasta el día 27 de octubre puede contemplarse en la Sala municipal de exposiciones de la Iglesia de las Francesas de Valladolid la exposición que la Fundación Miguel Delibes ha organizado para conmemorar los quince años de la publicación de El Hereje, del autor vallisoletano: El viaje de los libros prohibidos. Esta fue también la causa de la inclusión de este título en nuestro Club de lectura al final del curso pasado y de la visita que realizamos a esa ciudad en julio.

La exposición cuenta con un centenar de piezas más un audiovisual que recrea el Auto de fe relatado en el libro y está a la altura requerida de lo que conmemora. Contribuye a ello, sin duda alguna, el espacio elegido. La antigua iglesia del convento de Las Francesas es un lugar más que apropiado para subrayar y debatir mucho de lo que se expone y mucho de lo que se puede leer en las páginas de la novela de Delibes.

La muestra está organizada en cinco secciones: El viaje de los libros prohibidos (que ilustra el viaje que Cipriano Salcedo hace a Europa para entrar en contacto con los círculos luteranos y, sobre todo, para hacerse con libros que están prohibidos en España), El Valladolid de El hereje (que nos ayuda a comprender el espacio en el que se desarrolla la acción de la novela), El conventículo de los iluminados (una excelente selección que nos pone delante de la realidad antes que de la ficción narrativa), El Auto de fe (piezas que nos sitúan con crudeza pero sin tonos morbosos en la actuación inquisitorial) y El hereje, de Miguel Delibes (sección que parte de los archivos de Delibes, con una muestra de las ediciones de la novela, libros que le sirvieron de documentación y manuscritos del autor con anotaciones para preparar su obra y páginas de la novela).

Las piezas tienen diversas procedencias (Archivo histórico provincial de Valladolid, Fundación Eugenio Fontaneda, Museo Nacional de Escultura, etc.) pero todas ellas son excepcionales. Hay un Caín y Abel en madera policromada que merece una contemplación minuciosa, como la Degollación de San Pablo o el Cristo crucificado de Alonso Berrugete, todo de mediados del siglo XVI. Pero no deben pasar desapercibidos los documentos originales que testimonian lo que sucedió, como el inventario de la casa de Leonor de Vivero, ni los objetos cotidianos como los limosneros de latón, la maleta de la época o el tintero y la escribanía de la Inquisición.

Una exposición que merece ser visitada en su ubicación actual, a pocos metros de los hechos históricos y de los espacios en los que trascurre la acción de la novela, y que ojalá pueda tener continuidad en otras ciudades.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Anuncio del Club de Lectura de La Acequia del presente curso y noticias de nuestras lecturas.

En octubre comenzará el nuevo curso del Club de lectura de La Acequia.  En la entrada correspondiente al 25 de julio pasado facilité los títulos del primer trimestre y completo finalmente la lista ahora. Puedo equivocarme en la propuesta, pero lo bueno que tiene un club de lectura es que no es obligatorio y que, a lo largo del tiempo, pueden entrar los títulos que echéis en falta, por lo que os agradezco a lo largo del año todas las sugerencias para otras ocasiones. Es difícil elaborar una lista de lecturas. Incluso estoy dispuesto a cambiar alguno de los títulos por otro si hay una sublevación de lectores...

Octubre: Intemperie, de Jesús Carrasco (Barcelona, Seix Barral, 2013). Ha sido la gran revelación del año en la narrativa española.
Noviembre: La estafeta romántica, de Benito Pérez Galdós (es el nº 26 de los Episodios Nacionales, Tercera Serie; además de en las ediciones completas de los Episodios, podéis hallarlo en Madrid, Alianza Editorial y, en versión digital, aquí). Tenía ganas de volver a leer alguno de los Episodios Nacionales de Galdós que devoré cuando era joven. Y he elegido uno de los menos conocidos precisamente por ser tan diferente al resto de ellos.
Diciembre: Todo lo que era sólido, de Antonio Muñoz Molina (Barcelona, Seix Barral, 2013). El último libro de uno de los autores imprescindibles de la literatura española de las últimas decadas. Lo elijo por tratarse de un ensayo, género que hasta ahora no habíamos introducido en el club de lectura, pero un ensayo que no consiste en una abrumadora indagación erudita sino una profunda introspección sobre lo que ha pasado en España en los últimos años. Ha generado alguna polémica y, aunque no estoy de acuerdo con todas sus conclusiones, me gusta cómo suena y el juego al que puede dar lugar. Un experimento para los que sigan estas lecturas.
Enero. Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda (la última edición en papel que conozco es la de Seix Barral, 2010, pero hay varias ediciones disponibles en el mercado; también en Internet podéis hallar los textos con fiabilidad). Aún recuerdo la imperesión que me causó al leerlo por primera vez y quiero comprobar si este primer libro de Neruda sigue vivo

Febrero. Dejar las cosas en sus días, de Laura Castañón (Alfaguara, 2013). Toda una agradable sorpresa y un éxito editorial de las última semanas. Además, la autora es vieja amiga de este espacio, tiene abierto su perfil de Facebook para los lectores y una página oficial que puede facilitarnos la lectura.

Marzo. La saga/fuga de J.B. de Gonzalo Torrente Ballester (la última edición que conozco de esta novela es de Castalia, 2010). Torrente Ballester fue una propuesta de una de las participantes en el Club de lectura, que me atrapó. Pensé en Los gozos y las sombras o en Don Juan, pero quiero releer la que muchos consideran su obra maestra.

Abril. Rosa-Fría, patinadora de la Luna (la última edición que conozco es de Espasa, en la colección Austral, pero también tenéis disponible una excelente edición en libro electrónico). Porque en todo Club de lectura, antes o después hay que leer un libro de cuentos infantiles que sorprende a los adultos. Terminaréis recomendándolo a los niños que conozcáis para que puedan ir más allá de los títulos convencionales.

Mayo. El sí de las niñas, de Leandro Fernández de Moratín (hay muchas y buenas ediciones en el mercado y también muy fiables en Internet). Aunque muchos de los participantes en el club me manifiestan que no les gusta leer teatro, insisto, ahora con un clásico...

Junio. El río que nos lleva, de José Luis Sampedro (la mejor edición de esta novela es la de Cátedra, 2012, pero podéis acceder a ella a través de varias editoriales). Un homenaje a un autor siempre interesante que se convirtió, en los últimos años de su vida, en una referencia moral para el país. La propuesta viene de Paco Cuesta y sus deseos son órdenes.

Como sabéis, el Club de lectura tiene dos versiones. En su faceta presencial, en la Universidad de Burgos, nos reunimos una vez al mes para comentar los libros correspondientes según una convocatoria que se renueva al inicio de cada  curso. En su faceta virtual, a través de entradas semanales que publico en este blog (casi siempre, los jueves) y en las que resumo las colaboraciones de aquellos que siguen la lectura y publican entradas con sus comentarios en sus propios espacios. Por supuesto que no hay que tener blog para seguir las lecturas: podéis comentar en las entradas de los blogs participantes o seguir en silencio las lecturas, hasta que tengáis la suficiente confianza como para aportar vuestras opiniones en cualquiera de las formas posibles. Solo os pido una cosa a aquellos que sigáis la lectura y publiquéis vuestros comentarios en los blogs propios: que me lo hagáis saber y que publiquéis la entrada semanal antes del jueves, para que me dé tiempo a reseñarla.

Noticias de nuestras lecturas



Mª Ángeles Merino completó su comentario de El Hereje, con lo relativo a la parte final de la novela, siguiendo su carta al protagonista, Cipriano Salcedo. El título de su penúltima entrada, bien elegido, lo dice todo, Y así llega al momento final de su vida.

Por lo extenso de esta entrada, dejo para el jueves próximo mi reseña de la exposición que, con motivo de celebrarse lo quince años de la publicación de El hereje, ha organizado la Fundación Miguel Delibes. Me limito hoy a recomendaros visitarla en la Sala Municipal de Exposiciones de la Iglesia de las Francesas de Valladolid hasta el 27 de octubre.

jueves, 18 de julio de 2013

La historia desde la biografía de un hombre cualquiera en El Hereje de Miguel Delibes y noticias de nuestras lecturas

De las varias formas en las que se puede abordar la escritura de una novela histórica, Delibes elige la profundización en la historia de lo ocurrido con el círculo luterano de Valladolid a finales del siglo XVI a partir de la invención de un personaje secundario desde la realidad de su vida cotidiana. Cipriano Salcedo es un personaje perteneciente a la burguesía comercial y urbana -en clave de época debe entenderse la compra de la higaldía para aúparse socialmente-. Delibes huye de los nombres históricos más insignes relacionados con los hechos. Es parte de su estilo y en esto es coherente con el resto de su producción narrativa. Cipriano es -entiéndase el juego conceptual- un burgués dedicado a los negocios, al que le gusta la libertad en su vida y, sobre todo, en su pensamiento. Un hombre emprendedor, lleno de inseguridades personales pero dotado de una fe en el progreso que debe basarse en la separación entre lo que debe darse a la intimidad y lo propio del comportamiento social. Es decir, un hombre de bien, con sus cosas malas y sus cosas buenas. De ahí la necesaria explicación de su biografía: en ella está la clave de su comportamiento posterior y por eso el lector actual puede empatizar mejor con él. Magistralmente construida su biografía y sus condicionantes psicológicos, entendermos mejor su fe luterana, su compromiso ético -religioso, de grupo y social- y, por supuesto, la forma en la que es víctima de una historia cuyo motor no entende de individualidades. La historia destruye la vida de aquellos que no siguen las grandes directrices marcadas por las creencias y las ideologías dominantes. Cipriano Salcedo, desde el mismo momento de su concepción, está condenado a ser víctima y no verdugo.

Las páginas finales de El Hereje son una documentada reconstrucción de la forma de actuar del Tribunal de la Inquisición. No es necesario que Delibes se invente situaciones truculentas: la realidad habla por sí misma a partir de la descripción de los hechos. Sin embargo, hay algo que añade Delibes en este contexto tan desesperanzador: la idea de que lentamente la semilla de la libertad de pensamiento podrá desarrollarse y lo que en un momento se aplaudía en la plaza pública sea motivo hoy de vergüenza. Delibes escribe esta idea desde su presente, desde el propio deseo que le movía a tener fe en que los esfuerzos individuales no pueden ser vanos hacia el futuro.

Quizá no lo hayamos logrado del todo, pero ese es el camino que debemos seguir, aunque nos toque el papel de víctimas.

Noticias de nuestras lecturas

Gelu publica su sexta acertada entrada con la selección de pasajes de El Hereje y una danza macabra que viene bien al caso.

Mª Ángeles Merino publica una emotiva y hermosa carta dedicada a Teo, la mujer de Cipriano Salcedo. Magníficamente ilustrada -¡cuánto trabajo acertado hay en esto!.

Paco Cuesta llega al final de la obra, con el comentario de los hechos que se desencadenan en la vida de Cipriano Salcedo tras quedarse viudo, hasta llegar a su muerte. Un acertado comentario.

El próximo jueves haré balance general del curso del Club de lectura y anunciaré las primeras lecturas del siguiente.

domingo, 14 de julio de 2013

La Rura de El Hereje. Encuentro de fin de curso del Club de lectura.

Inicio de la Ruta de El Hereje en el Palacio de Pimentel de Valladolid.
Sede actual de la Diputación Provincial y lugar de nacimiento de Felipe II
Foto cortesía de Miguel Martín Camarero.

Con motivo del fin de curso del Club de lectura nos encontramos ayer en Valladolid todos aquellos que pudimos hacer un hueco en nuestras agendas: participantes en el Club presencial de la Universidad de Burgos, otros miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos de esta Universidad y amigos que han participado en las lecturas a través de La Acequia. Como sabéis, el próximo jueves cerraré mis comentarios de El Hereje y el último jueves del mes de julio haré balance del año y anunciaré las primeras lecturas del próximo curso.

El motivo que nos reunía en Valladolid era conocer los principales lugares en los que Miguel Delibes ambientó El Hereje, el último de los títulos del curso. La ruta recorre los espacios del Valladolid del siglo XVI por los que trascurre la acción de la novela. Es todo un ejemplo de puesta en valor -turístico y cultural- del patrimonio literario, arquitectónico y urbanístico, algo que debería ser norma habitual en las ciudades que han tenido la fortuna de servir de fuente de inspiración a una obra literaria de esta calidad. Tuvimos la suerte, además, de contar con una guía de excepción, Carmen Palomino, una de las personas que promovieron el establecimiento de la ruta y confeccionaron el excelente guion con el que cuenta. La Ruta también ha sido teatralizada de forma excelente (aquí, aquí y aquí).

Después de recorrer Valladolid desde la Plaza de San Pablo hasta el Campo Grande, pudimos disfrutar de una magnífica comida en el Restaurante Los Zagales. Allí recibí, como emocionante regalo de manos de Paloma (a la que tanto debemos los participantes en el club de lectura presencial) en nombre de todos, una reproducción de una escultura llena de acertado simbolismo de un monje lector que ya ocupa un lugar de honor en las estanterías de mi casa y que promete ser protagonista de alguna entrada en el blog.

Por la tarde, el camino nos llevó hacia la Plaza del Viejo Coso, el jardín romántico de la Casa de Zorrilla -que no tenía nada que ver con el Valladolid del siglo XVI, pero nos pillaba de paso- y la fachada del Colegio de San Gregorio. Incluso la tormenta que amenazaba con empaparnos aguantó hasta el final de una jornada de entrañable recuerdo.

Paloma y el que esto escribe como Don Juan y Doña Inés
 en el jardín romántico de la Casa de Zorrilla.

jueves, 11 de julio de 2013

La reforma religiosa y la modernización de España en El Hereje y noticias de nuestras lecturas.


La materia narrativa de El Hereje aborda una de las cuestiones esenciales de la historia de España, pocas veces hecha literatura a la manera en la que la trata Miguel Delibes. En el siglo XVI, la extensión del luteranismo y de la reforma protestante por toda Europa y la reacción de la Iglesia Católica y las monarquías que la apoyaban es, sin ningún género de duda, lo más importante que ocurre en el continente en el aspecto espiritual pero también en el político. La posición central de España en aquel siglo hacen del país un actor protagonista, como es bien sabido. En la novela, Delibes muestra todo esto más que como un mero marco histórico: son claves para comprender lo narrado el ambiente de opresión y miedo que va incrementándose con el paso de los años, la alianza ente el poder político y el religioso, etc. Pero hay algo más. Delibes insinúa hábilmente, en la novela, la perspectiva moderna según la cual gran parte del atraso de España en los siglos posteriores se debe al inmovilismo que provoca la pérdida de la modernidad que comienza, precisamente, con la derrota de los movimientos reformistas. Delibes se inclina, en esta perspectiva ideológica, por la línea de interpretación que alude al catolicismo cerrado nacido en Trento y a la presencia asfixiante del Santo Oficio como las razones de la decadencia española.

Cipriano Salcedo es un hombre inquieto. La causa de esta inquietud no es solo la difícil relación con su padre en la infancia y la ausencia de la figura materna -su madre muere a consecuencia del parto y el padre siempre le acusará por ello- sino algo que lleva impreso en su carácter y le lleva también a pretender mejorar la producción de sus negocios agrícolas y ganaderos y al establecimiento de una fábrica de paños. En toda la novela hay una sutil valoración de la iniciativa privada, del impulso emprendedor y del trabajo manual. Esta inquietud es la que lleva a Salcedo a cuestionarse la fe católica recibida y a buscar nuevas respuestas. La sinceridad de esta búsqueda es una de las claves de su drama interior, pero también su propia fortaleza. La contextualización de este proceso de búsqueda de Salcedo en los movimientos reformistas que se dieron en la España del siglo XVI es uno de los motivos mejor logrados por Delibes. El grupo luterano de Valladolid fue uno de los más importantes, pero focos y personalidades reformistas de gran relevancia se dieron en otras zonas y con variadas propuestas: erasmistas e iluministas o alumbrados los más importantes. Algunos llevaron al límite de lo permitido sus propuestas, otros lo traspasaron. A todos les afectó el progresivo cierre de filas de las posiciones dominantes de la Iglesia católica española y de la Monarquía.

Los dos autos de fe celebrados en Valladolid en 1559 (el primero de los cuales, del 21 de mayo, es el que narra Delibes) no tienen solo la repercusión que perseguían aquellos que los impulsaron, sino que conducen a España por una senda histórica que la aparta de la modernidad. Delibes anuncia un tiempo futuro en el que todo esto se vea claro en las palabras del tío de Cipriano, don Ignacio Salcedo: 

-Algún día -musitó a su oído- estas cosas serán consideradas como un atropello contra la libertad que Cristo nos trajo.

Esta libertad es, por supuesto, la de pensamiento -don Ignacio también expresa la condición íntima de la fe religiosa-, pero se extiende a los valores cívicos. Una no puede ir sin la otra: la moral social moderna y el respeto a las creencias personales.

Noticias de nuestras lecturas

Recordad que Pancho ya comentó El Hereje y que nos sirve de guía.

Gelu publica su quinta entrega sobre El Hereje, una magnífica selección de pasajes de la novela bien ilustrada.

Mª Ángeles Merino comenta e ilustra magníficamente el crecimiento de la fortuna de Cipriano Salcedo gracias a su labor emprendedora y la inquietud permanente de su espíritu.

Os recuerdo que este sábado tendremos la reunión para celebrar el final del curso del Club de lectura de La Acequia. El jueves 18 daré final a mi comentario de El Hereje y el 25 informaré de las lecturas del próximo curso para aquellos que queráis adelantarlas durante el verano.

jueves, 4 de julio de 2013

La historia irrumpe en la vida de los Salcedo en El Hereje de Delibes y noticias de nuestras lecturas.


Delibes cuida mucho dos cosas en esta novela histórica. En primer lugar, el estudio de la psicología de Cipriano Salcedo marcada por las relaciones con su padre en la infancia; en segundo lugar, la combinación de cuestiones domésticas y grandes asuntos históricos. El autor carga las tintas en estas cosas: ve la historia a través de Salcedo. Quizá por eso negara su condición de novela histórica, pero por eso mismo es más novela histórica. A la historia se le debe aproximar uno levantando las faldas de la mesa camilla para que podamos comprenderla mejor y nos sea más próxima. La distancia pertenece a otro género: la tragedia.

Cipriano Salcedo es como es por la difícil relación con su padre y todos los acontecimientos vividos en la infancia. De la misma manera, los grandes problemas históricos del momento -la reforma religiosa y la reacción de la Iglesia católica y la Monarquía española- se ven mejor desde los ángulos a través de los cuales nos los presenta Delibes: la forma en la que afectan a la gente normal. Así, la primera irrupción brusca de la historia en la vida doméstica de los Salcedo se produce con motivo de la Guerra de las Comunidades de 1521, mezclada aquí con los asuntos de cama de don Bernardo. Y la irrupción de las controversias que provocará la reforma luterana, a través de los ojos de un niño Cipriano. Este ambiente, que Delibes extrae de la Historia de los heterodoxos españoles de don Marcelino Menéndez y Pelayo (aquí, aquí y aquí) -si bien con un sentido ideológico contrario-, se nos cuela cuando más atentos estábamos a las circunstancias personales de Cipriano y su padre. Sabia forma de devolvernos al inicio de la novela, dosis de ida y vuelta manejada magistralmente por Delibes.

Noticias de nuestras lecturas

Pancho, cuyos comentarios de hace tiempo nos sirven de guía de lectura, publica una nueva vuelta de tuerca magistral a El Hereje: impagable esta sabia entrada que nos ayuda a llevar mejor el silencio del verano.

Gelu ambienta el lugar en el que Delibes sitúa el almacén al que acude Salcedo para depositar su lana, en Burgos.

Mª Ángeles Merino muestra oportunamente cómo Delibes va introduciendo el problema histórico en la vida de Salcedo.

Paco Cuesta, tras indicar los encuentros que cambian la vida de Cipriano Salcedo, reflexiona sobre el final de El Hereje y lo que significa, en especial, la posición del narrador ante los acontecimientos.

Myriam acomete una magnífica serie de entradas sobre las cuestiones psicológicas en El Hereje, que se convierten en una referencia indispensable en esta lectura:  las bases de los tipos de pareja según el comportamiento social, el desarrollo de los fracasos de las parejas y, finalmente, la fina conclusión a la que llega.

jueves, 27 de junio de 2013

De la tensión histórica al costumbrismo familiar en El Hereje y noticias de nuestras lecturas.


El cáracter se gesta en la infancia. Las condiciones familiares, las circunstancias en las que uno nace y las relaciones familiares son el caldo de cultivo de lo que seremos. En gran medida, Delibes ha trabajado con esta idea en gran parte de su obra: Las ratas o Los santos inocentes son la gran expresión de esta idea.

Delibes pasa de la tensión histórica del magnífico Preludio de El Hereje al tono costumbrista de los primeros capítulos. Se centra en la familia del protagonista Cipriano Salcedo y, sobre todo, en el carácter de su padre, comerciante vallisoletano de lanas, pasando a describir el difícil embarazo de la madre, el fallecimiento de esta tras el alumbramiento y las cambiantes y diferentes emociones que el padre experimenta en los meses siguientes. El contraste entre el Preludio y estas primeras páginas es brusco y alejan El Hereje de la narrativa histórica al uso. Sin duda es algo buscado por Delibes: sumerge primero al lector en el oscuro ambiente histórico de la época para llevarlo después a la intimidad del hogar de los Salcedo. No todos los lectores habituales de la novela histórica admitirán este contraste. Delibes ha roto la expectativa inicial: no estamos ante una novela histórica de misterio ni de investigación, sino ante una novela histórica realista, que busca desentrañar claves sociales e ideológicas. Por eso mismo cuestionó el autor en varias ocasiones que él hubiera escrito una novela histórica, porque sabía lo que le diferenciaba de las que habitualmente se encuentran en las librerías. Sin embargo, Delibes escribe un relato histórico, exactamente histórico, de la mejor manera y sin trucos: reconstruye con verosimilitud cómo debió ser la vida de alguien como Salcedo en aquella etapa de la historia de España.

Estos primeros capítulos sirven, además, para explicar el carácter del protagonista, formado en una ifancia que comienza por el parricidio de su madre -tal y como lo califica su padre- y la extraña relación que tiene con su progenitor. De ahí nacerá su evolución posterior.

Noticias de nuestras lecturas

Os recuerdo que Pancho dedicó a esta novela una serie de entradas que nos sirven de guía en esta lectura.


Mª Ángeles Merino recorre, con todo acierto, la etapa de formación de Cipriano Salcedo. En ella, además, se aprecia el diferente carácter del protagonista y su padre.

Paco Cuesta anota y comenta el trabajo con la lana de la familia de los Salcedo. Una buena contextualización para explicar la ambientación histórica de la novela de Delibes.

domingo, 23 de junio de 2013

El viaje de regreso de Cipriano Salcedo al inicio de El Hereje de Delibes y noticias de nuestras lecturas.



Las circunstancias que la vida nos depara mandan sobre nuestros planes inciales. Viene esto a cuento porque prometí que esta entrada, que debió publicarse el jueves, se publicaría ayer sábado. Finalmente lo hace hoy, domingo. Pero quien pone sacos terreros como dique de las emociones termina anegado. Por eso, hay que dejar pequeños canales de desagüe, aliviaderos como el que yo he dado a mis cosas en estos días pasados. Se debe tener buena cintura, como los delanteros hábiles de los equipos de fútbol, para dejar sentados a los defensores del equipo contrario.

Algo así debía pensar Cipriano Salcedo, el protagonista de El Hereje de Miguel Delibes a su regreso a Valladolid. Su vida le había hecho un solitario, incluso su matrimonio había fracasado y de esa soledad le había salvado el grupo de partidarios de la Reforma religiosa que, en Valladolid, encabeza el Doctor Cazalla. Elige bien Delibes a su protagonista para ver desde un ángulo secundario el gran problema que nos plantea esta novela histórica -por mucho que el autor afirmara que él no había escrito una novela histórica, pero de esto hablaremos otro día-. Salcedo es alguien necesitado de un grupo que le respete como individuo y le haga crecer como persona, que acoja sus dudas y sus temores, y le ampare en los momentos más difíciles.

Encontramos a Salcedo embarcándose en la galeza Hamburg de regreso a Valladolid tras un viaje que le había llevado hasta el mismo núcleo de la Reforma. Delibes escribe un Preludio que es una lección magistral de tono narrativo: en pocas páginas centradas en un espacio de los pocos metros cuadrados que comrpende el barco y con el diálogo de tan solo tres personajes -Salcedo, el capitán del barco y otro enigmático pasajero- se nos presenta al personaje que nos guiará por el resto de la narración; los motivos de su viaje para cumplir un encargo secreto de Cazalla, la puesta en antecedentes de la situación en España y el problema religioso que está en la base del conflicto: la interpretación de los grandes asuntos espirituales que había provocado la reforma protestante. Es apasionante este inicio de la novela.

Salcedo se nos presenta como un hombre necesitado de amistad, lleno de temores pero leal a sus principios. La situación en España se dibuja a la perfección: un país sometido al control de la Inquisición, a la barbarie que ordena quemar libros, prohibir la divulgación de ideas y que dificulta la libre lectura de la Biblia. El miedo es la clave de control usada por el poder. Y una Europa inmersa en un debate ideológico del que nacerá la modernidad.

No necesita mucho espacio Delibes para llevanos a la esencia misma de los conflictos históricos y personales que se encuentra en El Hereje.

Noticias de nuestras lecturas


Recordad que Pancho ya comentó El Hereje y que nos sirve de guía.

Gelu publica su tercera selección de frases de la novela de Delibes. Y acompaña su entrada de un video que no podéis perder.

Mª Ángeles Merino enfoca a Cipriano Salcedo, el protagonista de la novela, desde un ángulo certero, enlazándolo con otros personajes del narrador.

Paco Cuesta comenta con aguda certeza la clave biográfica de la personalidad de Salcedo.

sábado, 15 de junio de 2013

El Hereje en la producción de Delibes y noticias de nuestras lecturas


El Hereje supuso el regreso a la escritura para Miguel Delibes y su despedida. En realidad, en los años noventa manifestó, en varias, ocasiones, su deseo de dejar de escribir. Pero no podía evitar que la literatura se le terminara imponiendo. Publicó Señora de rojo sobre fondo gris en 1991 y Diario de un jubilado en 1995. Ambas tenían su razón: la primera era la expresión literaria del largo luego personal por el que pasó tras la muerte de su esposa. La segunda supuso el regreso de Lorenzo, un personaje por el que Delibes sentía predilección y que ya había aparecido en Diario de un cazador (1955) y Diario de un emigrante (1958). Le debía un tomo más, para profundizar en su evolución y en su historia. Retornar a él cuarenta años después era cumplir con un deber que agradecieron los muchos lectores fieles que tenía Delibes. Andaba Delibes despidiéndose de la literatura, aunque la literatura no le dejaba. Por aquellos años hubo un intento de que alcanzara el Premio Nobel y se promovió su candidatura desde varias instituciones de su ciudad local, Valladolid, pero también regionales y nacionales. Delibes se lo merecía, sin duda, pero moriría, como tantos otros, sin el Premio.

Fueron los amigos que alentaron la campaña los que le animaron a escribir una novela más. Sabían que el Nobel solo se fija en escritores en activo, aunque reconozca toda la obra de un autor. Fue en ese momento en el que surgió la historia de Cipriano Salcedo y el grupo de heterodoxos que vivieron en Valladolid en el siglo XVI. La historia ya había sido tratada con anterioridad por la literatura, pero nunca de la manera en la que la abordó Delibes. Para ello contó con el asesoriamiento de varios expertos en la historia de Valladolid en el siglo XVI: no tuvo que ir muy lejos, alguno compartía con él tertulia semanal. Quizá esta parte perjudique un tanto la novela: hay un momento en el que uno asiste a clases de historia. Sorteando estas páginas que hasta el estilo del resto cambian y de las que se deberían haber prescindido en la redacción final, El Hereje es una gran novela.

Curiosamente, supone afrontar un reto para Delibes, la escritura de una novela histórica. Aunque de esto hablaremos en próximas entradas, el autor consigue salir con bien de esto reto porque escribe una novela histórica de verdad, no como las crónicas noveladas al uso que se limitan a dar unos pequeños rasgos de época. El Hereje es una novela histórica de verdad porque logra poner en pie uno de los debates sustanciales de lo que ocurrió en el siglo XVI español y que tanto lastró la historia del país posteriormente: la libertad de conciencia, que fue impedida en el país por una perversa alianza entre trono e Iglesia. Un debate abierto, mal resuelto y sobre el que aún cabe meditar para comprendernos mejor como país.

Noticias de nuestras lecturas


Os recuerdo que Pancho dedicó a esta novela una serie de entradas que nos sirven de guía en esta lectura.

Mª Ángeles Merino se introduce en El Hereje por donde debe: por su amor a los libros y a Delibes.

Paco Cuesta nos lleva a El Hereje por el núcleo de la propuesta de Delibes: la libertad de conciencia.

Gelu publica su segunda aportación a El Hereje, situándola en el debate -todavía muy actual- sobre la fe y la historia.



No os podéis perder la última entrada dedicada por Pancho a la lectura de la trilogía de Baroja. Imprescindible todo lo que se dice en ella.