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sábado, 9 de mayo de 2009

Acuse de recibo: Todos crecen menos Peter. La creación del mito de Peter Pan por J.M. Barrie


Todos tenemos el recuerdo de un niño que no quería crecer. Con los cuentos infantiles sucede, con harta frecuencia, que cada uno ha oído una versión diferente y, al poner en común los relatos, aparecen contradicciones e incluso aparecen personajes y fragmentos de la historia que no concuerdan. Por eso, la mejor forma de comprender cualquier relato es reducirlo a su esquema básico, porque el resto es argumental.

Algo así sucede con la historia de Peter Pan, el niño que no quería crecer. Pan es un preadolescente que, como tal, presenta comportamientos de niño, de adolescente y de adulto, que puede jugar con los roles tradicionales para olvidarlos de forma inmediata, que hace promesas solemnes que no cumplirá porque no tiene memoria para la responsabilidad, vanidoso, valiente y desamparado, que ha fabulado su propia historia como si fuera un personaje de cuento, que sabe volar pero no puede comprender la frontera entre la ficción y la realidad, que es tremendamente atractivo para una joven adolescente pero también insoportable por su escasa seriedad en lo cotidiano. Para él la vida es un presente lleno de aventuras: descubre el mundo como si éste fuera su oficio, pero no quiere colonizarlo porque eso significaría hacerse mayor. Todos tenemos unos confusos recuerdos de su historia, en los que se mezclan las adaptaciones infantiles y versiones que vimos de adultos. Curiosamente, según el momento en el que cayera en nuestras manos su historia y el formato (relato corto, novela, obra de teatro, danza, película de dibujos animados o con actores), recordaremos diferentes niveles: desde la sencilla ingenuidad de un niño que vuela y vive aventuras dignas de ser envidiadas, hasta situaciones con sexualidad latente y la oscura tristeza de Wendy cuando, ya mayor, recibe de nuevo la visita de un Peter que no ha crecido, que no recuerda casi nada de sus aventuras, y al que ya no puede acompañar.

El personaje fue creado por la extraña personalidad del escritor escocés J.M. Barrie, un autor muy popular en su tiempo del que sólo ha permanecido la historia de Peter Pan. En ocasiones ocurre que un autor con decenas de obras sólo traspase el tiempo por una de ellas gracias a que ésta contiene claves que son atemporales. Es lo que sucede con Peter Pan, que construye extraordinariamente el momento biográfico en el que toda persona se enfrenta a la transición hacia la edad adulta.

Hacía falta en español un libro que explicara la creación de Peter Pan, su construcción como personaje y las claves psicológicas que lo convierten en un mito. Silvia Herreros de Tejada ha escrito un magnífico ensayo sobre el tema en Todos crecen menos Peter. La creación del mito de Peter Pan por J.M. Barrie (Madrid, Lengua de Trapo, 2009). Recibió el VII Premio de Ensayo Caja Madrid fallado por un jurado compuesto por Joaquín Estefanía, Fernando Savater y Víctor Pérez Díaz. El libro está dividido en un Prólogo (La vida como juego de roles) y cuatro partes: Peter Pan. Náufrago; Peter Pan preadolescente; Peter Pan. El doble; Peter Pan. El mito.

Herreros de Tejada explica las claves de este mito. En primer lugar, su minuciosa gestación a lo largo de varias obras de Barrie. Luego, la condición de perdido del protagonista, náufrago entre muchas situaciones vitales; su ambigüedad psicológica como preadolescente, en especial en la relación con los personajes femeninos de la obra; la personalidad compleja que supone y el definitivo asentamiento como mito que se reproducirá inevitablemente dentro y fuera de la obra.

Un libro necesario, bien escrito, que ayudará al lector en español a comprender la complejidad de un personaje que va mucho más allá del cuento infantil y que contiene aristas no siempre agradables. Herreros de Tejada ha escrito un excelente ensayo. Debería continuarse en otro, necesario y aun no escrito en español: la recepción del mito a lo largo de las generaciones, cómo en algunas ocasiones ha predominado en ella la simplificación facilona y edulcorada y en otras se recuperan los aspectos menos amables. Explicaría muchas cosas porque un mito es no sólo su principio constitutivo sino su actualización posterior.