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sábado, 14 de mayo de 2016

El retratista. El documental de Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar


Como saben los lectores habituales de este espacio, el pasado sábado 7 de mayo, a petición de los organizadores, presenté y moderé el acto que FETE-UGT celebró en Burgos en homenaje a Antoni Benaiges, maestro de Bañuelos de Burega (Burgos) desde que en 1934 le correspondiera la plaza por oposición hasta que en julio de 1936 fuera detenido, torturado y asesinado tras el levantamiento militar contra el gobierno de la República. Su cuerpo fue arrojado a una fosa común en La Pedraja, junto al de otros que corrieron igual suerte. El acto fue un homenaje a este maestro pero también a todos los maestros y maestras que durante aquellos años dignificaron su profesión y aplicaron métodos pedagógicos innovadores por toda la geografía española, especialmente, en el ámbito rural, en donde chocaron casi siempre contra la intolerancia, la incomprensión y una forma de entender la vida y las relaciones humanas en la que se ejercía, de muchas maneras, la represión moral y la violencia de género o social. Ya hemos hablado aquí de todo esto en varias ocasiones, la última con motivo del premiado documental Las maestras de la República. Durante el acto se homenajeó también a la Asociación Escuela Benaiges-Bañuelos de Bureba. Se intenta completar la restauración de la antigua escuela del pueblo e instalar en ella un Taller Museo Pedagógico de las técnicas pedagógicas Freinet. Hay proyectos que pueden convertirla en lugar de encuentro y reflexión no solo sobre la historia de la educación en este país y sus circunstancias sino también sobre su presente y futuro.

El acto del pasado sábado tenía como centro la proyección del documental El retratista de Alberto Bougleux (dirección, fotografía y montaje) y Sergi Bernal (idea original e investigaciones), impulsado por el micromecenazgo de 184 personas (Blume, 2014). El documental no es una santificación del maestro Antoni Benaiges sino una auténtica reflexión sobre la memoria y el intento de silenciarla durante décadas. La estructura del documental es perfecta y alterna momentos para la reflexión con otros para el sentimiento, sin buscar nunca ni la indignación ni el conflicto (no hay himnos ni proclamas políticas en el documental, tan solo la voz de la memoria y la reflexión). Parte desde una escuela del México actual, fundada, entre otros, por un maestro republicano español exiliado que aplica desde su origen las técnicas Freinet y que conserva en sus publicaciones en la imprenta manual -una herramienta fundamental en estas enseñanzas, junto a la salida a la naturaleza, la interacción del estudiante en su educación, la creatividad, etc.- el nombre de Benaiges, olvidado ya en la Península, junto al de Freinet y otros nombres significativos. Desde allí conecta con la memoria de los que fueron sus alumnos, ancianos ya, que recuerdan los años pasados junto a aquel maestro que vino a cambiar la forma en la que se enseñaba tradicionalmente en un pueblo que no contaba con luz ni agua ni calles asfaltadas. También se documentan los trabajos de excavación de la fosa común en la que se encontraba su cuerpo y de restauración de la escuela.

Este documental hace conjunto con una publicación anterior, Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar, dirigido por Queralt Solé, con textos del mismo y de Francesc Escribano y Francisco Ferrándiz y excelentes fotografías de Sergi Bernal (Blume, 2012). En el volumen se reconstruye con rigor la biografía de Benaiges y su contexto histórico y pedagógico y se documenta la excavación de La Pedraja. El título hace referencia al proyecto del último curso impartido por Benaiges en Bañuelos de Bureba. Quería llevar a sus alumnos a ver el mar, que no conocían. Durante todo el curso trabajó con este concepto y el cuaderno impreso aquel año en la escuela -y que corrió y fue conocido por todos los centros que aplicaban las técnicas Freinet- se tituló precisamente El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca. Es un acierto acompañar el volumen con un facsímil de aquel cuaderno, en el que podemos leer cómo los niños se imaginaban aquello que les era tan desconocido:

El mar será muy hondo. Será de hondo como dos veces la veleta de la torre. Y tendrá dos metros de largura (Baldomero Sáez).

Antoni Benaiges no pudo cumplir su promesa pero durante un curso completo los niños pudieron soñar que hasta ver el mar les era posible desde su escuela rural.


viernes, 6 de mayo de 2016

Antonio Benaiges, de una fosa común a un proyecto de vida


A petición de los organizadores, mañana sábado 7 de mayo presentaré y moderaré el acto que tendrá lugar en Cultural Cordón, de Burgos, a partir de las siete de la tarde, con el título Antonio Benaiges, de una fosa común de 1936 a un proyecto de vida. La rehabilitación de su escuela para hacer un lugar de encuentro.

La jornada está dedicada, por un lado, a la memoria de Antoni Benaiges, maestro rural que ejercía en Bañuelos de Bureba. Uno de aquellos maestros y maestras que durante la II República dignificaron su profesión y lucharon por elevar el nivel cultural de España con el impulso decidido que a la educación dieron los gobiernos de aquellos años. En el pueblo, en el que obtuvo plaza en el curso 1934-1935, introdujo métodos de enseñanza innovadores que aún hoy sorprenden por su modernidad, como la elaboración de unos cuadernos que pronto circularon por toda España entre los partidarios del método Freinet. La aparición de una imprenta en un pueblo sin agua corriente, luz ni asfaltado, tuvo que suponer una convulsión para los niños que acudían a la escuela y trabajaban con un método pedagógico que les permitía desarrollar su creatividad en conexión con su entorno.

El maestro Benaiges prometió a los niños de su escuela que en el verano de 1936 los llevaría a ver el mar. Pero no pudo ser. Como tantos compañeros de profesión, desapareció al inicio de la guerra civil, tras la sublevación militar contra el gobierno republicano. Torturado en prisión, en Briviesca, fue fusilado y arrojado a una fosa común en La Pedraja. Algunos habitantes de Bañuelos de Bureba conservaron hasta hoy algunas de sus pertenencias y el recuerdo de aquel maestro que prometió a los niños que verían el mar como parte de su acción docente. Su asesinato y el silencio que se impuso en la dictadura franquista impidió que en España se valorara su nombre que, sin embargo, era conocido en México gracias a compañeros que se habían formado en las técnicas Freinet.

En la jornada, se celebrarán varias mesas redondas con expertos en la materia, descendientes del maestro y de alguno de sus alumnos y se proyectará el documental El retratista, de Alberto Bougleux, con idea original de Sergi Bernal.

Pero el acto no se quedará en el homenaje a Benaiges ni en la justa recuperación de su memoria y actividad. Tiene como objeto también llamar la atención de las autoridades y de la sociedad sobre la restauración de su antigua escuela y puesta en marcha en ella de un Museo y Taller Pedagógico que sirva como lugar de encuentro de toda la comunidad educativa. Y que todo sea inspirado por aquel maestro que se dedicó a ejercer su profesión con vocación e hizo soñar a los niños que, en algún momento, todos podemos aspirar a ver el mar.