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domingo, 3 de febrero de 2019

Cuaderno de vacaciones de Luis Alberto de Cuenca y noticias de nuestras lecturas


Los poemas recogidos en Cuaderno de vacaciones (Visor, Premio nacional de poesía 2015) fueron escritos en los veraneos por Luis Alberto de Cuenca desde el 2009 hasta el 2012. Inicialmente ese es el punto de unión de los textos. El título recuerda aquellos cuadernos de actividades escolares que se pusieron de moda para que los alumnos mantuvieran la tensión del aprendizaje en las vacaciones de verano, repasaran conocimientos o recuperaran las tareas pendientes en septiembre. Muchos recordarán aquellos cuadernillos que separan a los niños de disfrutar del buen tiempo y la falta de horarios. Ese carácter del volumen se confiesa en la Nota del autor (firmada el 23 de octubre de 2013) con la que comienza y que contiene, en estas líneas, una plena definición de la dedicación a la literatura tal y como la entiende Luis Alberto de Cuenca (la negrita final es mía):

lo que configura este libro como un corpus orgánico y unitario es precisamente su escritura gozosa, vacacional, ausente de todo tipo de preocupaciones laborales y académicas, su fusión decidida con el ocio, que es, a la postre, el padre de todos los vicios, y todo el mundo sabe que la poesía es un vicio, y de los más entrañables y deliciosos. Siempre he pensado que hacer versos es una fiesta, algo muy parecido a la felicidad, y que el papel en blanco no es una cárcel metafísica sino un campo de juego, y que dar rienda suelta a lo que anida en tu interior no es un drama existencial sino un acto de liberación  no exento de alegría.

El libro no representa un nuevo o diferente Luis Alberto de Cuenca, sino una profundización en la forma en la que entiende la poesía. Estos textos de verano resultan un encuentro con las líneas esenciales de la obra de este poeta, uno de los nombres fundamentales de la poesía española desde los años setenta con una de las trayectorias poéticas mejor reconocibles: juego literario en el que entran como referencias por igual los clásicos, la cultura pop y las vivencias personales, que se fusionan en un mismo texto; ironía y elegancia hasta en la introducción de expresiones coloquiales mezcladas con locuciones latinas o referencias culturales; inversión de los significados comunes de los tópicos literarios o folclóricos (como en el caso de Caperucita roja y el lobo y, en general, todas sus aproximaciones al mito de la bella y la bestia); postmodernidad que busca acercarse a los grandes temas desde las formas menos dramáticas (incluso en el lenguaje), etc. Hay un elemento más de unión en los textos. La mayoría nacen de lecturas realizadas en esos momentos de vacaciones, que el autor glosa llevándolas a su universo literario.

Quizá en este libro se agudizan dos aspectos con respecto a la obra anterior del poeta: el pensamiento sobre el tiempo, que le lleva a ironizar sobre su propia decadencia, y el amor, en el que su mujer, Alicia (Alicia Mariño), es la protagonista, dedicándole la última sección del volumen con un grupo de poemas con expresión aparentemente más directa y menos cargada de transculturalismo.

Uno de los ejes del volumen es La otra noche, después de la movida, poema en alejandrinos (excepto el endecasílabo final) incluido en la sección del mismo título fechada en 2012, texto más largo que los otros poemas en el que se encuentra un repaso autobiográfico de lo que supuso su relación con aquel tiempo vivido de los años ochenta del pasado siglo y que tiene el aire de ser uno de los textos que en el futuro se citen más en los estudios sobre el autor. Dedicado al director de cine Fernando González de Canales, al que responsabiliza de su introducción en los locales en los que se desarrolló, comienza con una definición de aquel tiempo de la movida madrileña que irá matizando irónicamente hasta el verso final:

Hay momentos que brillan tanto, que hasta podrían
quemarte las pupilas si los miras de frente
durante mucho rato.

Tras repasar su entrada en el movimiento cultural de Madrid (en un amplio sentido, claro), sus letras para la Orquesta Mondragón o la colaboración en la publicación La Luna, define su estilo, que lleva el poema desde la poesía más retórica a la más prosaica y coloquial, uno de los sellos de Luis Alberto de Cuenca como poeta:

Y mientras tanto yo escribía poemas
que no se parecían en nada a los de antes
y que, en un cóctel raro, mezclaban clasicismo
con cotidianidad, dejando que la vida
y la cultura fuesen cogidas de la mano
en sus versos y, a veces, hasta dándose el pico.

El poema se cierra con un ingenioso ejercicio  no exento de verdad, que intenta definir su contribución y la de la movida a la historia cultural española y su posición en el presente frente a un cambio de actitud de los tiempos que ha llevado a los miembros de su generación a pasar de ser postmodernos a premodernos:

                                                              Y esa
variación de sufijo nos da muchos problemas,
pues nuestra nueva physis es aún más subversiva
que la anterior y, a poco que bajemos la guardia
nos va a borrar la bofia de un plumazo.

Seguimos el próximo jueves.

Noticias de nuestras lecturas

Luz del Olmo se inspira en la lectura de este libro de Luis Alberto de Cuenca para retornar a la poesía, con un estupendo poema. No te lo pierdas.

Agustín Merino, en el blog de su hermana, hace el mejor elogio de este libro de Luis Alberto de Cuenca: el impulso que le provoca para su propia escritura.

Paco Cuesta escribe una inteligentísima entrada sobre poesía, prosa y otras cosas para entrar en la lectura de este cuadernillo de Luis Alberto de Cuenca. No te la pierdas.

El próximo martes día 5 celebraremos el encuentro mensual del formato presencial de este club para comentar el poemario que nos ocupa esta semana. A las 16:00 hs. en el lugar habitual.



Como sabéis, la lectura anterior fue Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Tuvimos la reunión presencial el pasado martes 22 de enero. Faltaba el acta de la misma que siempre levanta Mª Ángeles Merino en su blog y aquí la tenéis, fiel, exacta y detallada.



Sigue Pancho con el comentario de Cien años de soledad, la novela de García Márquez que nos ocupó hace unas semanas. Y llega a la demostración de cómo la historia se impone, violenta, al tiempo mítico. Y termina con Poveda, que es mucho. No os perdáis las fotografías con las que ilustra su comentario.


Cambios en el listado de lecturas del presente curso
 y otras noticias


  • Como a la ocasión la pintan calva, los miembros del club de lectura nos sumamos al proyectado viaje de Alumni UBU a Sevilla con motivo de la exposición que conmemora a Bartolomé Esteban Murillo en el Museo de Bellas Artes de aquella ciudad. Por esta razón, en el mes de febrero leeremos la novela El color de los ángeles de Eva Díaz Pérez (Planeta, 2017), que recrea la vida del pintor y la Sevilla de su tiempo. Así, las lecturas continuarán de la siguiente manera:

- Febrero: El color de los ángeles, de Eva Díaz Pérez.
- Marzo: Los amores equivocados, de Cristina Peri Rossi.
- Abril: Concierto barroco, de Alejo Carpentier.
- Mayo: Tea Rooms, de Luisa Carnés.
- Junio: La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender.


Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales como esta) en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

jueves, 24 de enero de 2019

Campos de muerte: el final de Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez y noticias de nuestras lectruras


La guerra se ha estancado. Los primeros meses fueron vertiginosos pero nadie consiguió una ventaja indiscutible. El frente de batalla se consolida y comienza la feroz guerra de trincheras que evidencia el fracaso los ejércitos contendientes y sus estrategias. Ese es el momento elegido por Blasco Ibáñez para poner punto final a Los cuatro jinetes del Apocalipsis. La fecha de su publicación, 1916, es esclarecedora: aún quedará mucha guerra. Pero Blasco Ibáñez decide publicar la novela porque entiende su obra como parte del conflicto. Él ha tomado partido valientemente por los aliados y se ha posicionado contra los imperios centroeuropeos y, especialmente, contra Alemania. Hay muchas razones ideológicas que lo empujan a tomar esta opción, pero sobre todas su condición de republicano convencido, contrario a todo rey o emperador.

Por lo tanto, el final de la novela es muy arriesgado puesto que no puede conocerse por dónde evolucionará la guerra y quién será el bando vencedor al final. Y ese es un rasgo que define esta narración: apostar por uno de los lados sin dudarlo, pero también por un cierre en falso del conflicto que provocará el resurgimiento futuro de la bestia sin duda alguna. Una de las cosas que más sorprende de Los cuatro jinetes del Apocalipsis es que construye un relato de los acontecimientos, unos personajes y un enfrentamiento ideológico que servirá también para contar la segunda guerra mundial. En el fondo, Blasco Ibáñez no era consciente de que acaba de construir el modelo narrativo que se recupera para el conflicto de 1940.

En gran medida, Los cuatro jinetes del Apocalipsis es una novela tradicional de tesis y propaganda que se eleva por la tensión narrativa, el ritmo del relato, el interés de lo narrado y la eficacia a la hora de contar los argumentos de uno y otro bando posicionándose junto a las potencias occidentales.

Blasco Ibáñez tiene muy claro que la responsabilidad de la guerra era del Imperio germánico y para ello omite cualquier dato histórico que no le sirva. Acentúa esta responsabilidad en los profesores universitarios que levantan una construcción ideológica que empuja a la guerra. Son los máximos responsables de que Europa se haya convertido en un gran cementerio. Como dice Marcelo Desnoyers:

Ante la barbarie refinada, fría y cruel del sabio ambicioso, prefería la barbarie pueril y modesta del salvaje: le molestaba menos, y además no era hipócrita.

Dejando muy clara la culpabilidad de la guerra, puede permitirse extender el dolor en ambos bandos enfrentados: hombres mutilados, heridos y muertos y la sociedad detenida en la que, sin embargo, deberá florecer la vida para continuar adelante.


Noticias de nuestras lecturas


El pasado martes 22 tuvo lugar la sesión presencial del Club de lectura para el comentario de Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez. En esta ocasión, la reunión fue muy especial porque se hizo conjuntamente con los alumnos del curso sobre la primera guerra mundial organizado por el Aula de Historia de Alumni UBU, lo que nos permitió abordar la novela desde muchos puntos de vista. La profesora Carlota Martínez Sáez, especialista en historia contemporánea y responsable del curso de Alumni UBU, realizó una brillante exposición de contextualización histórica.

El acto tuvo lugar en la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, el Palacio de la Isla de Burgos. A sus responsables y a todo el personal que allí trabaja con dedicación y cariñosa eficacia, quiero agradecer las facilidades dadas para que todo resultara estupendamente.

Mª Ángeles Merino publica su comentario sobre Los cuatro jinetes del Apocalipsis, entreverando lo personal y lo literario, con sus impresiones sobre la novela que la acompaña desde el verano pasado. Y llena de datos que te harán más provechosa la lectura.

Paco Cuesta escribe sobre las relaciones entre novela e historia en Los cuatro jinetes del Apocalipsis en una entrada que no puedes dejar de leer.



Pancho continúa con su comentario de Cien años de soledad, novela que nos ocupó aquí hace unas semanas, relatándonos la visita de la muerte a Macondo, el lugar en el que durante mucho tiempo nadie murió. Y termina con Poveda, que es un regalo.

Próxima lectura.
Cuaderno de vacaciones de Luis Alberto de Cuenca


Hasta el jueves 8 de febrero nos ocuparemos de Cuadeno de Vacaciones de Luis Alberto de Cuenca (Visor), un poemario de una de las referencias poéticas actuales que algunos podrían considerar menor pero que contiene las claves más reconocibles de este autor y obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 2015. Seguro que agradeceremos esta lectura después de la intensidad del tema abordado por Los cuatro jinetes del Apocalipsis. La sesión presencial se celebrará el martes 5 de febrero.

Cambios en el listado de lecturas del presente curso


  • Como a la ocasión la pintan calva, los miembros del club de lectura nos sumamos al proyectado viaje de Alumni UBU a Sevilla con motivo de la exposición que conmemora a Bartolomé Esteban Murillo en el Museo de Bellas Artes de aquella ciudad. Por esta razón, en el mes de febrero leeremos la novela El color de los ángeles de Eva Díaz Pérez (Planeta, 2017), que recrea la vida del pintor y la Sevilla de su tiempo. Así, las lecturas continuarán de la siguiente manera:

- Febrero: El color de los ángeles, de Eva Díaz Pérez.
- Marzo: Los amores equivocados, de Cristina Peri Rossi.
- Abril: Concierto barroco, de Alejo Carpentier.
- Mayo: Tea Rooms, de Luisa Carnés.
- Junio: La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender.

Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog,

Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

jueves, 17 de enero de 2019

Y la humanidad se volvió loca: la guerra en Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez y noticias de nuestras lecturas.


Al declararse la guerra, el viejo Marcelo Desnoyers tuvo la sensación de que la humanidad se había vuelto loca. Su mente capitalista, basada en el progreso constante de la sociedad y no en su destrucción, no podía entenderlo:

¿Era posible una guerra con tantos ferrocarriles, tantos buques de comercio, tantas máquinas, tanta actividad desarrollada en la costra de la tierra y sus entrañas?... Las naciones se arruinarían para siempre. Estaban acostumbradas a necesidades y gastos que no conocieron los pueblos de hace un siglo. El capital era dueño del mundo, y la guerra iba a matarlo; pero a su vez moriría ella a los pocos meses, falta de dinero para sostenerse. Su alma de hombre de negocios se indignó antes los centenares de miles de millones que la loca aventura iba a invertir en humo y matanzas.

Marcelo Desnoyers evolucionará mucho a lo largo del libro. Sin dejar su fe en el capitalismo como progreso de la humanidad, la guerra lo trasformará radicalmente. De hecho, Blasco Ibáñez ensaya en esa evolución un tipo de capitalista humano y pacifista que le gustaría ver en la sociedad. En su estancia en el frente, para defender su posesión del castillo de Villeblanch, comprenderá que el dinero poco vale en el horror de la guerra y que su posesión antes debe servir para evitarla y para realizar una generosa mirada hacia la humanidad, que la mera acumulación de riquezas que pueden perderse en medio de la violencia desatada. Su presencia en el frente de batalla le sirve al autor para dar cuenta del relato de atrocidades que supone cualquier guerra pero también para incidir ideológicamente en la crueldad de la que ha provocado Alemania, de su actitud poco noble en el avance de las tropas, que culmina convirtiendo el hospital amparado por la bandera de la Cruz Roja en un fortín militar desde el que atacar. La finalidad de este relato es doble: por una parte, levantar testimonio de las atrocidades del ejército germánico; por otra, servir de propaganda de la causa aliada, de la guerra defensiva de Francia y de la necesidad de apoyar la lucha contra quienes así se comportan.

La evolución de su hijo, Julio, es igual de marcada. Su amor por Margarita y la entrega de esta a lo que entiende su deber como esposa que intenta reparar el sufrimiento causado, le hace encontrar un motivo para su vida en la causa de la guerra de defensa del mundo occidental frente al imperialismo alemán. Se alista y tiene un comportamiento heroico, convirtiéndose también en un compañero de armas generoso con quienes le rodean. Su muerte es necesaria como reparación de su vida superficial anterior pero también como estrategia narrativa para atrapar las emociones del lector. El bailarín de tango se trasforma en un héroe.

Blasco Ibáñez no escamita detalles en el relato de la guerra: mutilaciones, violaciones de derechos, agresiones, descripción de las heridas y de la suciedad, del hambre... La crudeza del relato, de los efectos físicos y morales de los combates, de las condiciones materiales de la vida de soldados y civiles en la primera línea de batalla, del comportamiento brutal de los soldados y oficiales alemanes... Llega a una tensión narrativa que debió conmocionar a los lectores de su tiempo. Desde la aparición de los cronistas de guerra a mediados del siglo XIX, se cuenta con precedentes en la prensa periódica. También en la novela. Sin duda, el precedente directo de Los cuatro jinetes del Apocalipsis es La Débâcle (1892), la novela en la que Émile Zola narra el final del Segundo Imperio y la guerra francoprusiana de 1870. Tal es así, que el interés biográfico del personaje Marcelo Desnoyers nace al fugarse de Francia para no participar en dicha guerra y la referencia a esa guerra es constante en los motivos de la primera guerra mundial.

El relato bélico resulta perfecto también en su ritmo y estructura, desde el vértigo inicial hasta la detallada descripción de la guerra de trincheras. Hasta tal punto que puede afirmarse que se convierte en un modelo de narración para un conflicto militar y su herencia es reconocible en muchas novelas posteriores. Y en otra cosa también resulta ejemplar: la forma en la que cuenta la capacidad de la guerra para detener las vidas, replantear la sociedad y la existencia individual. Nada puede ser ya igual a como era antes.

Noticias de nuestras lecturas

Sobre el éxito en los EE.UU. de Blasco Ibáñez, Paco Cuesta escribe una gran entrada en estilo e intención, que no puedes perderte de ninguna de las maneras.




Desde el árbol de José Arcadio Buendía al que se pega Aureliano cuando muere hasta Poveda nos lleva Pancho en esta entrada sobre Cien años de soledad en la que deja muy clara esa forma de ser entreverado del realismo mágico, incluso con los sentidos agudizados tras la ceguera.Un feliz recordatorio de la lectura que nos ocupó hace unas semanas.

Cambios en el listado de lecturas del presente curso
 y otras noticias






  • El próximo martes 22 de enero celebraremos la sesión presencial para comentar Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Será una reunión muy especial, porque la haremos conjunta con el Aula de historia de Alumni UBU, que ha abordado la primera guerra mundial en un curso titulado De la euforia de la catástrofe a la catástrofe de la historia.  Una ocasión inigualable para charlar sobre la primera guerra mundial, sus causas y consecuencias. Tendrá lugar a las 16:30 hs., en el salón de actos de la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, en el burgalés Palacio de la Isla. La entrada es libre hasta completar el aforo (se reservarán plazas para los miembros del club y los asistentes al curso del aula de historia).


  • Como a la ocasión la pintan calva, los miembros del club de lectura nos sumamos al proyectado viaje de Alumni UBU a Sevilla con motivo de la exposición que conmemora a Bartolomé Esteban Murillo en el Museo de Bellas Artes de aquella ciudad. Por esta razón, en el mes de febrero leeremos la novela El color de los ángeles de Eva Díaz Pérez (Planeta, 2017), que recrea la vida del pintor y la Sevilla de su tiempo. Así, las lecturas continuarán de la siguiente manera:

- Enero: Tras el comentario de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, leeremos Cuaderno de vacaciones, el poemario de Luis Alberto de Cuenca, premio nacional de poesía.
- Febrero: El color de los ángeles, de Eva Díaz Pérez.
- Marzo: Los amores equivocados, de Cristina Peri Rossi.
- Abril: Concierto barroco, de Alejo Carpentier.
- Mayo: Tea Rooms, de Luisa Carnés.
- Junio: La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender.


Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales) en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

sábado, 12 de enero de 2019

Civilización y Kultur: las fuerzas opuestas en Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez y noticias de nuestras lecturas.


Inicialmente, Los cuatro jinetes del Apocalipsis se nos presenta como una saga familiar. Julio Desnoyers pertenece a una familia argentina en la que se mezclan diversas procedencias: americana, española, francesa y alemana. Su padre, Marcelo, emigró a Argentina huyendo del reclutamiento forzoso en tiempos del segundo imperio francés. Allí se casa con Luisa, la hija mayor de un rico hacendado, Julio Madariaga, para el que trabaja. La segunda hija, Elena, lo hace con Karl Hartrott, emigrante de origen alemán. Blasco Ibáñez detiene la narración inicial -el proyecto de matrimonio de Julio con Margarita, tras el divorcio de esta- para relatarnos la historia familiar. Para ello, salta de un París civilizado y superficial en las costumbres, en el que se desarrolla la historia de amor de ambos jóvenes, a la naturaleza inmensa del campo argentino en el que todo cobra dimensiones enormes y las relaciones humanas se rigen por normas bien distintas. En esas páginas, define los personajes con precisión, separando los fuertes de los débiles, aquellos que van de frente de los que esconden las razones de sus actos, los personajes que son pura acción de los soñadores. El núcleo familiar pronto se desintegra tras la muerte de Madariaga. Por un lado caminan los Hartrott, que aspiran a insertarse en la alta sociedad alemana. Por otro, los Desnoyers, que retornan a Francia y llevan una vida típica de un nuevo rico, que pueden permitirse por su gran fortuna.

Mientras tanto, Julio es un hombre sin demasiado carácter, enamoradizo y superficial en su forma de vida. Después de intentar otros caminos, desea ser pintor, pero no trabaja en su obra por falta de voluntad. Vive de noche y duerme de día: su vida es la de un joven de familia rica con un carácter bohemio y su mayor virtud es bailar con gran maestría el tango, que se ha puesto de moda en París. Al enamorarse de Margarita, una mujer casada, provoca un escándalo en la sociedad parisina y es rechazado por su padre.

Este rasgo de saga familiar en la que se enfrenta la naturaleza abierta de las tierras argentinas con el refinamiento parisino, es uno de los elementos que contribuyeron, sin duda, al éxito de la novela. La historia está armada con precisión y es fácil de seguir.

Blasco Ibáñez usa la historia de estas dos familias enfrentadas para su objetivo principal: contar cómo se pudo llegar a la primera guerra mundial en un mundo civilizado. Y lo hace sin ocultar su posición ideológica. Desde el primer momento, es claro su rechazo del belicismo y supremacismo germánico. La primera parte nos muestra a los alemanes partidarios de la guerra para imponer su forma jerárquica y racista de entender el mundo y su gobierno. Añade un elemento, insistiendo en su peligro: a diferencia de otras ocasiones, detrás del belicismo se encuentra una casta de profesores de universidad e intelectuales, que han fabricado el concepto germánico de la Kultur, que justifica ideológicamente todas las atrocidades que van a cometerse. En el otro lado, Francia es la representante de la Civilización, un concepto más integrador y democrático, que parte del respeto al individuo. Pero Francia no está preparándose para la guerra.

Blasco Ibáñez deja la explicación de ese brutal choque entre Civilización y Kultur a un curioso personaje, vecino del estudio de Julio, el socialista ruso Tchernoff, quien desarrolla las diferencias entre ambas y llega a igualar el socialismo y el cristianismo, solo diferenciados por el sentido de justicia del primero y de piedad del segundo.

En pocas horas, el despreocupado y superficial Julio Desnoyers, asiste a un curso intensivo de realidad: la conversación con su primo de Berlín, Julius von Hartrott, un intelectual racista y belicista, y el encuentro con Tchernoff, que termina de explicar toda la perspectiva ideológica con la que afronta el autor la novela y también la razón del título, no le permiten ya cerrar los ojos.

Es el 1º de agosto de 1914. Los cuatro jinetes del Apocalipsis (la Conquista o la Peste, la Guerra, el Hambre, la Muerte), saltan de las páginas de la Biblia y de los grabados de Durero, a las tierras europeas. Blasco Ibáñez necesita explicitarlo más, hurgando en la sensibilidad de su lector: una vecina embarazada, de origen alemán, se arroja desde la ventana de su casa.

Este es el gran acierto del autor que convertirá la novela en un libro de éxito. Lo que comenzaba como una historia de amor y adulterio y continuaba como una gran saga familiar, da el salto narrativo: Europa se convierte en un campo de batalla en el que se enfrentan dos concepciones antagónicas del mundo y se decide el futuro de la humanidad.

Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta escribe un acercamiento a la novela por derecho: con esta entrada suya se comprende todo lo principal para quien comienza la novela, contexto, intención, esquema y recepción. Para no perdérsela.

Gelu comienza su lectura de la novela proponiendo que nos fijemos en unos pasajes de la introducción. Y completa su comentario con enlaces muy oportunos con referencias cinematográficas.

Luz del Olmo nos cuenta su recepción de la obra y un alegato final sobre la posibilidad de que no haya guerras... ¿Lo veremos?

Mª del Carmen Ugarte profundiza en la visión de la guerra en la novela y las relaciones con ella de hombres y mujeres. Una mirada muy interesante que te invito a leer.

Pancho se lanza al comentario de la novela de Blasco Ibáñez por derecho, indicando lo novelesco y personalísimo de su carácter y vida y el éxito de su obra. Para no perdérselo.




Pancho lo vuelve a hacer. No sé cómo, pero es capaz de enlazar a García Márquez, una historia de calendario sexual y dicción esmerada con Mark Nopfler. Aquí, si quieres saber cómo avanza en su lectura de Cien años de soledad, que nos ocupó hace unas semanas y aquí cómo comenta una de las claves de la novela: las relaciones de Macondo con el mundo exterior. Además, nos trae a Lorca en la voz de Estrella Morante, todo un regalo.

Cambios en el listado de lecturas del presente curso
 y otras noticias

  • El próximo martes 22 de enero celebraremos la sesión presencial para comentar Los cuatro jinetes del Apocalipsis. Será una reunión muy especial, porque la haremos conjunta con el Aula de historia de Alumni UBU, que ha abordado la primera guerra mundial en un curso titulado De la euforia de la catástrofe a la catástrofe de la historia.  Una ocasión inigualable para charlar sobre la primera guerra mundial, sus causas y consecuencias. Tendrá lugar a las 16:30 hs., en el salón de actos de la sede del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, en el burgalés Palacio de la Isla. La entrada es libre hasta completar el aforo (se reservarán plazas para los miembros del club y los asistentes al curso del aula de historia).


  • Como a la ocasión la pintan calva, los miembros del club de lectura nos sumamos al proyectado viaje de Alumni UBU a Sevilla con motivo de la exposición que conmemora a Bartolomé Esteban Murillo en el Museo de Bellas Artes de aquella ciudad. Por esta razón, en el mes de febrero leeremos la novela El color de los ángeles de Eva Díaz Pérez (Planeta, 2017), que recrea la vida del pintor y la Sevilla de su tiempo. Así, las lecturas continuarán de la siguiente manera:

- Enero: Tras el comentario de Los cuatro jinetes del Apocalipsis, leeremos Cuaderno de vacaciones, el poemario de Luis Alberto de Cuenca, premio nacional de poesía.

- Febrero: El color de los ángeles, de Eva Díaz Pérez.
- Marzo: Los amores equivocados, de Cristina Peri Rossi.
- Abril: Concierto barroco, de Alejo Carpentier.
- Mayo: Tea Rooms, de Luisa Carnés.
- Junio: La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender.


Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales, como este), en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

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jueves, 13 de diciembre de 2018

Un autor de éxito con una vida intensa y noticias de nuestras lecturas.


Hay pocos autores en la literatura española como Vicente Blasco Ibáñez (Valencia, 1867 - Menton, Francia, 1928). Sin duda alguna, vivió la vida siempre con intensidad en todo lo que hizo. Fue político y agitador de masas, periodista y editor, promotor de proyectos colonizadores, escritor de fama internacional. En vida gozó de una gran popularidad, fue admirado por muchos y temido por otros tantos, perseguido por sus ideas y acciones -lo que le llevó a exiliarse en varias ocasiones-, dio nombre a una forma de activismo republicano y antimonárquico, pero también decidió asociarse con la industria naciente de la cinematografía para hacerse millonario, puso la escritura al servicio de sus ideas, pero cuando quiso o lo necesitó puso en práctica las técnicas comerciales de la literatura para ganar dinero en el mercado internacional. Desorientó y mucho a los críticos, que aún andan perdidos en eso: todos alaban el vitalismo de su obra, la fuerza y la energía de sus propuestas literarias, pero suele criticarse que subordinaba la calidad a la eficacia narrativa. Por decirlo de algún modo, Blasco Ibáñez no se paraba en chiquitas a la hora de resolver un argumento y hacerse entender por el lector común.

A la altura de 1919, cuando se publicó Los cuatro jinetes del Apocalipsis, gozaba de una larga trayectoria como novelista, incluyendo un puñado de obras que, por una u otra razón, permanecen hoy en día: Arroz y tartana (1894), La barraca (1898), Entre naranjos (1900), Cañas y barro (1902), etc. Con Sangre y arena (1908), una novela llena de tópicos, contraria a su forma de pensar sobre la tauromaquia, pero enormemente eficaz en la narración para un público amplio, alcanzó su primer éxito internacional. Por entonces ya llevaba un tiempo alejado del activismo político y dedicado íntegramente a su carrera como escritor (no retornaría a la primera línea política hasta la dictadura de Primo de Rivera) y la vida le había llevado también Argentina (Blasco había viajado a Francia, Italia, no era un escritor local en absoluto). También se había arruinado por los proyectos colonizadores en América y necesitaba dinero.

Cuando se desató la guerra mundial en julio de 1914 vio su oportunidad. Por una parte, era un ferviente aliadófilo y desde el primer momento escribió a favor de Francia y en contra de Alemania, cuando pocos se atrevían a salirse de la línea marcada por esta en la política internacional y en España abundaban los germanófilos a pesar de la neutralidad oficial. Era la ocasión de manifestar su forma de pensar ante un conflicto en el que se enfrentaban las grandes potencias mundiales y sus diferentes formas de entender las relaciones del poder con los individuos. Por otra, su instinto le dijo que dar testimonio de la guerra como periodista y novelista era la ocasión para consolidar su carrera como escritor internacional y tener éxito. No dudó en trasladarse a París, en donde residió los cuatro años de guerra, incluso cuando el frente estaba tan próximo que bastaba una hora en automóvil para estar junto a las trincheras alemanas. Y allí escribió Los cuatro jinetes del Apocalipsis, con la que consiguió fama mundial. La novela se convirtió en la más vendida en los Estados Unidos en 1919 y le abrió las puertas de Hollywood (de la novela se han hecho dos versiones exitosas en el cine: 1921, protagonizada por Rodolfo Valentino, y 1962, con Glenn Ford). Le hizo rico también.

Hasta mediados de enero dedicaremos nuestro club de lectura a esta novela en la que se nos cuenta la gran guerra desde una historia en la que dos ramas de una misma familia se enfrentan. Un placer para la lectura, que nos ayuda también a reflexionar sobre aquella guerra y sobre la misma construcción de literaria que tenía Blasco Ibáñez, un tipo de escritor poco común en el panorama de las letras españolas.

Los cuatro jinetes del Apocalipsis está disponible en varias ediciones en papel, algunas muy asequibles en precio. También en internet. Recomiendo la edición de la Biblioteca Cervantes Virtual, que puede leerse en este enlace.

Noticias de nuestras lecturas

De París a Argentina y de Argentina a París nos lleva el inicio de la novela. Y fija las premisas tal y como señala Carmen Ugarte en este primer comentario del libro de Blasco Ibáñez.

Cambios en el listado de lecturas del presente curso

Como a la ocasión la pintan calva, los miembros del club de lectura nos sumamos al proyectado viaje de Alumni UBU a Sevilla con motivo de la exposición que conmemora a Bartolomé Esteban Murillo en el Museo de Bellas Artes de aquella ciudad.

Por esta razón, en el mes de febrero leeremos la novela El color de los ángeles de Eva Díaz Pérez (Planeta, 2017), que recrea la vida del pintor y la Sevilla de su tiempo. El resto de las lecturas continuará de la siguiente manera:

- Marzo: Los amores equivocados, de Cristina Peri Rossi.
- Abril: Concierto barroco, de Alejo Carpentier.
- Mayo: Tea Rooms, de Luisa Carnés.
- Junio: La Tesis de Nancy, de Ramón J. Sender.
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles hayan publicado los blogs amigos. Entrada del Club de lectura cada jueves, en este blog, Información sobre el presente curso en el club en este enlace.

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