Comprar una caja que tenga una ciudad dentro, contada en versos y fotografías: Mira mi corazón preso en el ámbar de los instantes eternos. Este libro de José Blanco, editado de forma convencional por Baile del Sol (Tenerife, 2005), encuentra nuevo sentido en esta cuidada edición que Isabel Huete confecciona para Diógenes Internacional (Madrid, 2005). Los versos de José Blanco no pierden ni se disfrazan, sino que dialogan ahora con el nuevo formato para adquirir nuevas dimensiones: una caja con cierre que, al abrirse, da paso al tesoro de lo secreto: 13 láminas con fotografías del mismo autor que juegan y modulan el texto; 4 cuadernillos con las diferentes partes que estructuran la obra.
La primera, Hogar, es un descubrimiento del núcleo que da inicio y cierra el poemario: el yo interior que se revela explorándose en un paisaje en el que está solo pero conteniendo la ciudad, que es su ámbito:
La ciudad tiene los pasos contados
el hombre que camina venciendo los días y las noches trata de fijar sus luces e incurre en el delirio
ese leve tremor confunde
las calles en un solo plano
Ese yo también dialoga con su creación, configurando esa conversación en poética:
escribir es vivir
escribir es vivir en lo vivido
La voz poética crece intensamente en ese pasear solitario por las palabras, hasta que culmina en un soberbio poema, Hogar:
Cuando el poema dolió
lo puse en cuarentena
y mermaron sus versos
En la segunda parte, Ciudad al otro lado, el poeta sale de su ciudad interior para hallarse en otras, por las que se mueve con guías literarias, y que son distintas y las mismas porque se igualan en la emoción:
De noche, todas las ciudades son
oscuros derrumbaderos de sueños.
Las voluntades quedan clausuradas
hasta que vuelve a funcionar el metro.
En la tercera parte, Autobiografía doble, el poeta entrega sus versos a sus referencias, con la idea de que la poesía es parte de una voz que los integra: Bernat, García Montero, Manuel Rivas, etc.
Finalmente, en la cuarta parte, En busca de la gracia perdida (Una canción desesperada), el poeta se desata en palabras para crear una especie de largo himno (antihimno, mejor), de un tiempo vivido para afirma su propio yo en el presente-futuro:
sedúcete a ti mismo
hazte el amor y no la guerra
aunque camines doblado bajo el peso de tus múltiples deudas literarias
recuerda: los caminos de la creación son inescrutables
o
no todo lo que reluce es de otro
sharonestonízate
todoestaentízate
o
nadiemejorquetumísmate
entimísmate
Recorrido largo el de este poemario: desde el yo encerrado hasta el yo afirmado en el paisaje. Y todo ello en una caja para ser abierta y permanecer así, a la vista, llamándonos con sus labios, que tienen que ser escuchados.