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martes, 3 de noviembre de 2009

Han muerto José Luis López Vázquez, Francisco Ayala y Claude Lévi-Strauss

Qué día más triste.

Hoy todos los periódicos deberían imprimirse, como se hacía antes, con orla de luto.

Ayer murió en Madrid José Luis López Vázquez. Su rostro me ha acompañado desde que era un niño. Gran actor: de los mejores que ha tenido la historia de España. Cada vez que veo de nuevo sus trabajos para el cine o la televisión, incluso los que tenían como finalidad única ganar dinero para comer en los malos tiempos, comprendo todo lo que nos ha regalado. Aun recuerdo cómo me impresionó, de niño, su interpretación en La cabina, una obra imprescindible que nunca envejece y adquiere nuevos significados, pero también tantas escenas de comedia en las que todo estaba a un paso de lo histriónico o lo dramático.

Hoy ha muerto en Madrid Francisco Ayala, el último que quedaba de los grandes escritores de una España forjada en la maravillosa continuación cultural que interrumpió la Guerra civil y el régimen de Franco. Exiliado durante aquellos años grises, su obra llegó mal a España, pero alcanzó todos los reconocimientos a su regreso definitivo. Basta leer La cabeza del cordero o Muertes de perro para darnos cuenta de su altura como escritor. Ahora que andamos con la lectura virtual y colectiva del Quijote el mejor homenaje que podemos hacerle es leer su lúcido ensayo La invención el Quijote, en la que está mucho de su forma de concebir la narrativa.

Hoy se nos ha informado de la muerte, en la madrugada del pasado domingo, de Claude Lévi-Strauss, nombre clave para comprender la antropología y el pensamiento del siglo XX. Nos enseñó a mirarnos y comprendernos mejor como especie y como individuos. Recuerdo mi primera lectura de una obra suya, Mito y significado y cómo me llevó a sus otros textos.

Los tres han muerto con la obra realizada, después de una larga vida. Nuestra mejor forma de recordarlos es continuar su obra, revisitándola y ampliándola. Gran parte de lo que somos se lo debemos.

Que la tierra les sea leve.