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jueves, 12 de enero de 2017

La construcción cervantina del personaje de la gitanilla y noticias de nuestras lecturas.


Pocas obras narrativas conozco en las que la entrada  y caracterización del personaje central esté mejor preparado que en La gitanilla de Cervantes. Con independencia de las fuentes en las que se inspiró el autor o la posible toma en consideración de modelos reales, Cervantes está más que acertado y pone en juego todas las virtudes técnicas. El ritmo es intenso, adecuado para arrebatar, desde la contextualización en el mundo de los gitanos hasta la aparición de la joven Preciosa que deslumbra al lector como deslumbra a todo Madrid. Se divierte Cervantes jugando a la parodia de géneros y recursos. Están aquí la novela breve italiana de ambiente urbano y la pastoril pero juega Cervantes a girarlas al hacer protagonista, por primera vez en la novela europea, al mundo gitano. En mitad de ese mundo sitúa, además, una mujer que es la más hermosa de todas, la más graciosa, hábil y seductora pero también la más honesta. Retuerce el juego amoroso, el retrato costumbrista de la sociedad y la convenciones de las novelas idealizadoras para situarlas en lugares concretos, como se divierte con la anagnórisis  dando los detalles por los que se reconoce a la protagonista. Es impagable la sátira de esa casa de postín en la que nadie tiene una moneda encima como lo es ese juego de honestidades en un mundo de apariencias. Todos -no solo Preciosa o su pretendiente- van, en realidad, disfrazados. Y el narrador lo sabe y se permite saberlo todo y hasta dirigirse directamente a su protagonista -una vuelta más en la experimentación con la figura del narrador en la obra cervantina-. Y todo ello a tanta velocidad y gracia que el lector no puede respirar y ni siquiera detenerse en la clave que nos debería poner alerta sobre la postura tanto del narrador como del autor, la primera palabra con la que comienza no solo La gitanilla sino toda la colección de Novelas ejemplares: Parece... He aquí la mesa de trucos a la que hace referencia Cervantes en el prólogo de la colección. Todo es simulación y fiesta literaria. Estos gitanos no son lo que serían si prescindiéramos de ese parece que inicial, prueben a quitarlo:
[Parece que] los gitanos y gitanas solamente nacieron en el mundo para ser ladrones: nacen de padres ladrones, críanse con ladrones, estudian para ladrones y, finalmente, salen con ser ladrones corrientes y molientes a todo ruedo; y la gana del hurtar y el hurtar son en ellos como accidentes inseparables, que no se quitan sino con la muerte.

Todo lo contrario, por eso está ahí situado ese parece. Como sucede en casa del tiniente de la villa que más que serlo lo parece. En esta novelita inicial cada palabra está sopesada para marcar la apariencia del mundo que solo puede reflejar y poner en evidencia la literatura.

Esta lectura de La gitanilla, Rinconete y Cortadillo y La española inglesa que nos proponemos durante enero, continúa la de El licenciado vidriera y el Matrimonio engañoso y  Coloquio de los perros que hicimos en su día. Todo este conjunto de lecturas puede consultarse en la etiqueta Novelas ejemplares.

No es difícil hallar buenas ediciones de las Novelas ejemplares cervantinas en el mercado. Por suerte, disponemos de muchas ediciones críticas dirigidas al público académico que pueden ser también usadas por los lectores no expertos y que están disponibles a buen precio.  Estos textos son también accesibles en buenas ediciones electrónicas en abierto que pueden hallarse en el más que recomendable portal dedicado al autor en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en este enlace.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte aborda la introducción de lo popular y el mundo gitano -verdadero y simulado- en la novelita de Cervantes. De su entrada se aprende mucho.

Pancho arranca con fuerza el comentario de esta nueva entrega de las novelitas de Cervantes... dispuesto a hallar por derecho el truco. Y bien que lo logra hasta teminar lorquiano.

Luz del Olmo se va por romance musical y bien apropiado para cantar las gracias de la obra cervantina... para Luisa.

Mª Ángeles Merino comenta, con su amiga Austri, La gintanilla cervantina. Hasta se la encuentra en pleno Espolón de Burgos. Divertido y sagaz comentario de todas las circunstancias de la novelita.



Paco Cuesta culmina su lectura de Don Quijote en Manhattan de Marina Perezagua -que nos ocupó hasta la semana pasada aquí- con la explicación de uno de los simbolismos de esta novela, Marcela, y su origen cervantino. No os la perdáis.



Por una error de la redacción de La Acequia (ya ha sido reprendido el becario adecuadamente), no se recogió aquí la penúltima entrada de Pancho sobre la novela de Unamuno que nos ocupó hace unas semanas, Niebla. Para seguir el orden natural, introduje su comentario en la entrada del jueves pasado, actualizada con este fin y dejo aquí constancia para los seguidores de este club

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.

jueves, 5 de enero de 2017

El hombre nuevo que surgió del plástico y noticias de nuestras lecturas con anuncio de la correspondiente al mes de enero

 

El final de Don Quijote en Manhattan llega al apocalipsis. En un mundo inundado, don Quijote y Sancho son los únicos supervivientes. Recorren una ciudad vacía en la que todo son elementos simbólicos de esa apología moral que nos propone Marina Perezagua: los edificios vacíos, las calles por las que corren ríos de libros entre los que don Quijote busca un ejemplar de la Biblia, la falta de alimento y la forma en la que lo obtienen... Llegan así a un establecimiento de Ikea en el que el protagonista pretende grabar el nombre de su amada Marcela en madera y encuentra que todo es plástico y lo que parece madera no lo es en realidad. En un momento determinado, la única tierra firme en la que pueden ponerse de pie es una gran isla de objetos de plástico... El mundo entero se ha convertido en algo falso, nada natural. Don Quijote y Sancho vuelven a estar desnudos y, como anuncia el título del capítulo XXIII, la risa ha terminado.

No ha pretendido Marina Perezagua reescribir el Quijote, por supuesto, sino llevar sus personajes a un género en el que no están concebidos por Cervantes. Este siempre fue un defensor de la novela realista y Perezagua traslada a don Quijote y Sancho a un mundo alegórico que está ambientado en el nuestro, cosa que va acentuándose capítulo a capítulo. Un mundo confuso tanto en lo moral como en los valores cotidianos, en el que la comida no es comida ni la cultura es cultura ni las relaciones humanas lo son. Pero Marina Perezagua, tras el apocalipsis, propone una esperanza nueva, también alegórica hasta en la simbología icónica. La aparición de un hombre nuevo cuyo valor fundamental es el libro y entre ellos, el libro de libros, el propio Quijote. Marina Perezagua lleva el Quijote cervantino del que parte a propuesta de regeneración moral del mundo. Entre escenas costumbristas que van destapando las contradicciones de nuestro mundo.

Noticias de nuestras lecturas

Mª Ángeles Merino escribe su última entrada sobre la novela de Marina Perezaguas con un pulso que lleva a su pobre Austri a ser un sueño de un sueño. Una entrada que no te dejará indiferente y que te hará pensar sobre si el mundo tiene o no remedio...

No os debéis perder la entrada en la que Myriam Goldenberg -a la que ya se echaba de menos en este club de lectura- analiza y explica la simbología alegórica de la novela de Marina Perezagua y, sobre todo, lo relacionado con el agua.


Pancho continúa con el comentario de Niebla, que nos ocupó hace unas semanas. En su penúltima entrega comenta certero el carácter de Víctor y el pulso narrativo de Unamuno girando continuamente la narración. No os la perdáis. Después, llega al final de la novela. Y qué magistral su pulso unamuniano para aclarar las últimas páginas de la novela. E ilustrarlo magníficamente (en fotografías y audio).

Lecturas de los meses de enero y febrero


Como saben los más antiguos participantes en este club de lectura, todo nació con la primera lectura colectiva del Quijote que se ha realizado usando los recursos de internet (y que se puede consultar en este espacio como la única guía de lectura gratuita y en abierto de la novela completa). Cervantes fue el punto de partida y a él volvimos el curso pasado con una selección de sus Novelas ejemplares. Quedó pendiente la lectura de alguna más y por eso os prongo, para lo que resta del mes de enero, la de tres de esas maravillas cervantinas: La gitanilla, Rinconete y Cortadillo y La española inglesa. Por ese orden. El comentario, aquí, terminará el jueves 2 de febrero para acometer en ese mes la lectura de Patria, de Fernando Aramburu, uno de los éxitos editoriales de la temporada, celebrada de forma casi unánime como la mejor novela publicada en español en año pasado y una de las mejores de las últimas décadas. Os recomiendo que comencéis cuanto antes la lectura de este texto, dada su extensión y aunque atrape en la lectura.


No es difícil hallar buenas ediciones de las Novelas ejemplares cervantinas en el mercado. Por suerte, disponemos de muchas ediciones críticas dirigidas al público académico que pueden ser también usadas por los lectores no expertos y que están disponibles a buen precio.  Estos textos son también accesibles en buenas ediciones electrónicas en abierto que pueden hallarse en el más que recomendable portal dedicado al autor en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes en este enlace.

jueves, 29 de diciembre de 2016

Don Quijote y Sancho Panza en la piscina del Meadows Natatorium de Flushing y noticias de nuestras lecturas


Por si al lector de Don Quijote en Manhattan aún le entraran dudas sobre el carácter de alegoría moral de la obra, Marina Perezagua introduce un pasaje que desordena, además, la narración e interrumpe la divertida escena en la que los personajes entran en el Instituto Cervantes de Nueva York y Sancho (que nombra a Don Quijote como Don Quijote de Manhattan usando como arma ritual el Diccionario de la Real Academia y pronunciando como oración el lema académico, Limpia, fija y da esplendor) muestra su desacuerdo ante el director del mismo con el trato que se le da a la lengua española en una sucesión de ejemplos que rnemonta, directamente, al Sancho cervantino y su confusión de vocablos.

La autora prepara al lector para lo que sucede en el capítulo XVIII advirtiéndole de que asiste a un desajuste temporal a la hora de contar la historia. De ahí la argumentación sobre el tiempo y la narración sincrónica de don Quijote. Y justo en ese momento introduce la digresión con el episodio de la piscina del Meadowx Natatorium de Flushing. A ese lugar llegan don Quijote y Sancho siguiendo a Simón, un antiguo esclavo sudanés que deja África para terminar en Nueva York. Allí usa la natación con grilletes para visibilizar su lucha contra todo tipo de esclavitudes, incluidas las modernas. En ese lugar -lleno de mujeres embarazadas y chinos que escupen en el suelo-, don Quijote y Sancho asisten a una escena violentísima en la que tanto el agua de la piscina como el cielo se trasforman por el rojo de la sangre. Después del episodio y el regreso al hilo argumental, al lector le queda claro hacia dónde quiere conducir el relato la autora y las diferencias significativas sobre el original cervantino. Similitudes y diferencias que se explican con un neologismo -hay varios en la novela, a la manera del baciyelmo de Cervantes-, Quijoteante:

Quijoteante, un caballero que siglos atrás era don Quijote, y que luego, en el siglo XXI sería ya otra cosa, una mezcla del de antaño con el presentimiento actual, renque-ante, de que tenía algo que recordar, y la nostalgia, punz-ante, de añorar ese mundo que sólo afloraba a partir de ciertas sensaciones... de antes.

Ese don Quijote desmemoriado, que es pero ya no es el cervantino, es la clave interpretativa de este texto que se conduce ya hacia su final.


La próxima semana terminaré con el comentario de la novela de Marina Perezagua y anunciaré los títulos de las Novelas ejemplares de Cervantes que leeremos en enero y que completarán la lectura que ya hicimos aquí en su día de El licenciado Vidriera y el Casamiento engañoso y Coloquio de los perros. En esta ocasión, seguro que entran La gitanilla y Rinconete y Cortadillo, con alguna más.

Noticias de nuestras lecturas

Hablando de comida, Mª Ángeles Merino comenta (superados ya los problemas que le impideron hacerlo la semana pasada) una que maltienen don Quijote y Sancho en la novela de Perezagua y recuerda hasta la olla podrida famosa de ese club... Eso sí, tiene que aliarse con Austri y el busto de Cervantes del Paseo de la isla burgalés.

Mª del Carmen Ugarte escribe una entrada que no podéis dejar de leer sobre la presencia del cine y la importancia del personaje de Sancho con motivo del planto que este pronuncia en pleno Manhattan...



Pancho, en el comentario de la novela de Unamuno que nos ocupó aquí hace unas semanas, Niebla, llega al momento clave en la que el autor comienza a girar la novela hacia el final sin ningún escrúpulo ya para ir desentrañando la filosofía de la narración. No os perdáis esta entrada suya, que aclara magníficamente la apuesta metodológica y de pensamiento Unamuno.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.

jueves, 22 de diciembre de 2016

En pos de Cervantes (la guía cervantina en Don Quijote en Manhattan de Marina Perezagua) y noticias de nuestras lecturas.


En pos de Cervantes, Marina Perezagua lleva a don Quijote y Sancho Panza al Instituto Cervantes de Nueva York (que ella conoce bien por haber trabajado en él durante años). Es un guiño inteligente de la autora, central en la historia y al que se llega de forma sutil. Hasta allí ha conducido don Quijote a Sancho para que reciba ilustración, a lo que Sancho contesta:

- Pues no sé yo quién pueda ser ese Cervantes, pero en siendo cristiano de buenas gramáticas, como por vuestra merced sospecho que es, no perdamos más tiempo y háblele, que yo no diré nones.

Esa ilustración es necesaria, a juicio de don Quijote, para cuando Sancho consiga ser gobernador de la ínsula (de esta ínsula concreta que es Manhattan). Esta promesa remite también directamente al texto cervantino. Don Quijote y Sancho pasean a pie, sin memoria y con conocimientos suficientes del mundo moderno, pero la autora no deja la guía cervantina que podemos rastrear siempre debajo del argumento.

Ese momento llega cuando Cervantes se hace presente en forma de la institución con su nombre. La novela se plantea también como un viaje y un permanente diálogo de los protagonistas. Caminando asisten a una sucesión de estampas, situaciones y personajes propios del Nueva York actual, pero esta estructura también remite a Cervantes. La posición central del sueño sobre Marcela -la nueva enamorada de don Quijote- tiene un significado parecido al de la Cueva de Montesinos, aunque sin el juego humorístico que tenía en Cervantes y cargado aquí de alegoría moral. También son parecidos los usos lingüísticos o los consejos sobre el buen gobierno o los nombres que adopta don Quijote.

Sobre ese esquema, Marina Pereazgua escribe una novela propia, con intención diferente, pero sin soltarse de la mano cervantina. Claramente se aprecia en el título del capítulo XXII, Que trata de lo que tratare este capítulo y cuenta lo que en él se verá, alusión directa a uno similar del Quijote. Sobre esta guía, la historia de Manhattan se va haciendo seria y en ella se repasa la vida contemporánea actual. De vez en cuando, alguna ironía divertida, como el juicio certero sobre gran parte de la poesía actual (recuérdese que en el Quijote el juicio sobre la literatura de su tiempo es permanente y hasta clave para entender la intención de Cervantes), puesto en boca de Sancho:

 se me da que eso de poner una línea bajo otra no hace un poema

Pues eso. Que no basta con poner líneas y trocear la prosa para que tengamos poesía.

Noticias de nuestras lecturas

De la entrada de Luz del Olmo sobre el sueño alegórico de las torres que introduce Marina Perezagua en la novela, interesa también el debate en los comentarios entre ella y Mª Ángeles Merino, en el que he intervenido. Invito a seguir el hilo y opinar.

Mª del Carmen Ugarte escribe una entrada excelente sobre cómo a través de la parodia de la parodia llegamos a los refranes de los personajes cervantinosperezaguanos. No os la perdáis.

Paco Cuesta se adentra por Nueva York de la mano de este don Quijote, un tanto perplejo pero siempre con ganas. Una inteligente entrada.

Mª Ángeles Merino se disculpa por no poder publicar la tercera entrada sobre la novela de Marina Perezaguas por algunos problemas técnicos. La esperaremos con ganas para cuando los solucione, entonces.




Pancho sigue enredado en el mundo unamuniano de Niebla, que leímos hace unas semanas. Aquí comenta el pasaje de la visita al experto en psicología femenina y a lo tonto a lo tonto, Pancho enhebra una entrada divertida y sutil sobre las intenciones de Unamuno incluso en crítica literaria... hasta llegar a Fosforito como solo él sabe hacerlo. No te la pierdas.


Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace`

jueves, 15 de diciembre de 2016

Don Quijote en Manhattan de Marina Perezagua como sátira moral y noticias de nuestras lecturas.


Desde el siglo XVIII, las lecturas inglesas del Quijote cervantino convirtieron la novela en una sátira moral y así fue comentada y editada durante un tiempo. Hay que recordar que fue en Inglaterra donde se apreció la novela antes que en ningún otro sitio como un relato más allá del entretenimiento y en donde se llevó a cabo la primera edición lujosa que contenía, además, el primer retrato del autor (cuatro tomos con papel y tipografía cuidados editados en Londres por J. y R. Tonson, 1738). Esta lectura en clave de sátira moral de la novela de Cervantes tuvo una gran influencia en la propia narrativa inglesa del XVIII y XIX y dejó un poso que aún continúa.
Como si Marina Perezagua quisiera partir de esa lectura, su Don Quijote en Manhattan se presenta en gran medida como tal, como sátira moral de la sociedad contemporánea centrada en uno de los núcleos más importantes de los modelos de vida actuales, Nueva York. Para ello, necesariamente los personajes protagonistas han perdido la memoria. Conservan pequeños retazos de lo que fueron, imágenes y algunas sensaciones, también las claves esenciales de su comportamiento y personalidad pero no conservan memoria de sus hechos anteriores a la aparición en las calles de Manhattan. Aparte de que es un recurso narrativo que le permite a la autora jugar con mayor libertad al enfrentarse al reto de levantar de nuevo a los personajes cervantinos, es una apuesta interesante desde el punto de vista interno en la construcción de la novela. No enreda a los personajes en disquisiciones sobre su vida anterior y su vida presente y los lanza directamente a su nueva aventura. Este adanismo se evidencia desde el principio en sus nuevas ropas. Adquiridas por Sancho en una tienda cercana, comenzarán su nueva andadura vestidos como C3PO y un ewok, personajes de La guerra de las galaxias. Quizá solo en Nueva York pueda ser posible caminar así sin causar demasiada extrañeza o, al menos, no mayor que la que podría causar a principios del siglo XVII la imagen de don Quijote ideada por Cervantes. De esta manera, consigue introducir las caracerísticas de los dos personajes manchegos cervantinos en dos creaciones del cine popular norteamericano y dejarlos pasear por las calles. En apariencia -y así se subraya en algún momento de la narración-, para quien ve las acciones desde fuera, no son don Quijote ni Sancho quienes se enfrentan a la sociedad norteamericana, sino dos personajes procedentes del cine de entretenimiento y, en concreto, de una saga que explica en buena medida el imaginario de los EE.UU.

Poco a poco va construyendo las claves de esa sátira moral. Procuraré no dar elementos del argumento que puedan estropear la sorpresa de la lectura a quien no haya terminado la novela. El punto de partida nuevo es la lectura de la Biblia que lleva a cabo don Quiojte y que le impulsará en sus acciones. Este cambio introduce al personaje plenamante en el mundo norteamericano. Recordemos que en España ni era frecuente la lectura de la Biblia en tiempos de Cervantes ni lo es ahora. Todo ocurre bajo ese prisma a partir de ese momento. Incluso la sustitución de Dulcinea en el corazón de don Quijote (es posible por su desmemoria) por Marcela, una alegoría de los hechos ocurridos en Nueva York el 11S. Hay un episodio también clave para comprender lo que decimos, que es la intervención de don Quijote en un establecimiento de la cadena Starbucks y el nuevo comportamiento de los pájaros a partir de ese momento. Pero todo sucede desde esta óptica, sobre todo los aspectos más críticos: las alusiones al racismo, la situación de los seguros médicos en los EE.UU, la huelga de hambre por los presos de Utah que intentan don Quijote y Sancho tras el debate sobre el uso de las armas de fuego, etc.

Noticias de nuestras lecturas.

Sigue María Ángeles Merino con su diálogo a tres voces para comentar la novela de Marina Perezaguas. En su entrada de esta semana llega al momento de (re)construcción de los personajes, adecuándolos para recorrer las calles de Nueva York.


Pancho continúa con el comentario de nuestra lectura anterior, Niebla de Unamuno, y llega al momento en el que todas sus indecisiones se le van enredando en los pies e impulsándolo en una única dirección... Y no sé cómo pero consigue meter a Bruce Springsteen en la historia...
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jueves, 8 de diciembre de 2016

Don Quijote en Manhattan y noticias de nuestras lecturas


Sin haberlo pretendido intencionadamente, podríamos enlazar esta lectura con la precedente. En el capítulo XXXIII de Niebla, el protagonista, Augusto, pregunta a Unamuno, ya autor-personaje: ¿Cree usted posible resucitar a don Quijote? Unamuno se ha dormido y Augusto se le aparece en sueños para hablar con él. Aquel amenaza con resucitarlo por haberse muerto sin su permiso. Imposible, afirma el autor al contestar a la pregunta de su personaje. Quizá Cervantes matara a su don Quijote, entre otras cosas, para evitar que alguien lo continuara como hiciera Avellaneda y sacara provecho a su costa desvirtuando el personaje como lo hizo el apócrifo. Partidario del realismo narrativo, dejaba imposible esta resurrección a no ser que se recurriera a la ficción no verosímil o a la fábula. No consiguió del todo, sin embargo, su propósito. El personaje ha sido recreado, llevado y traído desde el momento mismo de su primera lectura hasta el presente, con mejor o peor fortuna. Es condición de los clásicos, por otra parte.

Continuaciones del mundo quijotesco ha habido muchas desde que se publicara en 1605 la primera parte escrita por Cervantes. En algunas de ellas se retoma la situación justo tras la muerte de don Alonso. Así, por ejemplo y por no ir más allá, Andrés Trapiello en dos narraciones escritas con la ocasión del cuarto centenario de la publicación de la primera parte y de la segunda (Al morir don Quijote y El final de Sancho Panza y otras suertes). Trapiello llevaba a los personajes cervantinos hasta América -a donde parece que quiso ir el propio Cervantes sin conseguirlo-. Y en América aparecen de nuevo de la mano de Marina Perezagua en la novela que nos ocupará en este club las próximas semanas. Pero en una América distinta. No es la de su tiempo, sino la actual. Y no en la América hispana sino en Manhattan, como reza el título que debería siempre citarse completo: Don Quijote en Manhattan (Testamento yankee). Esto de llevar los personajes cervantinos a Nueva York no es nuevo. Ya lo  hizo Albert Boadella con Els Joglars en Un lugar de Manhattan, escrita por encargo para conmemorar el cuarto aniversario de la primera parte y estrenada el 4 de noviembre de 2005 en el Teatro Salón Cervantes de Alcalá de Henares. La obra partía de un planteamiento inteligente, aunque algo fallido en su desarrollo: contrastar a los dos personajes cervantinos con la sociedad contemporánea y comprobar cómo esta estaba incapacitada para comprenderlos y aceptarlos. Jugaba Boadella al metateatro y la parodia de actitudes contemporáneas y nos presentaba unos Quijote y Sancho fontaneros en Manhattan. En ella, además, se construía una escena en la que se presentaba a dos actrices encarnando un don Quijote yankee y un Sancho hispano con la música de fondo de La guerra de las galaxias. Esta última referencia también está presente también en la novela de Marina Perezagua, aunque esto no tiene por qué significar ni que la autora conociera esta referencia ni que influyera en su novela.

Marina Perezagua hace aparecer a don Quijote y Sancho en Manhattan sin preguntarse inicialmente sobre su conexión con el argumento de la novela cervantina ni las razones de su presencia allí ni de su conocimiento del inglés o del manejo de las tarjetas de crédito. No importa: la razón inicial de esta novela es su condición de fábula. Partir de un elemento inicialmente inverosímil es característica de este género. Algunos lectores pueden sentir cierto rechazo inicial a esta situación pero es una convención literaria perfectamente asumible. Una inteligente manera de hacer pasear a los personajes cervantinos por la ciudad-metrópoli más significativa en el último siglo y permitir el contraste de su visión con la realidad contemporánea. Diego de Torres Villarroel rescató a su admirado Quevedo y lo acompañó por la corte madrileña en sus Sueños morales. Visiones y visitas de Torres con don Francisco de Quevedo por Madrid con la misma finalidad.

Don Quijote es una novela de camino y, como tal, una revista de la sociedad de su tiempo (entre otras muchas cosas, claro). Marina Perezagua rescata esta condición para que don Quijote y Sancho pasen revista de la nuestra. Pero de la estructura, los personajes y los temas hablaremos en las próximas entradas.

Noticias de nuestras lecturas

Mª del Carmen Ugarte entra en materia como la misma autora de la novela y así nos pone todos los principios para comenzar a leerla, paseo por Manhattan y muchas otras cosas...

Paco Cuesta arranca su lectura de la obra de Marina Perezagua con un inteligente guió que la une con la intervención de Sancho Panza al comenzar la segunda parte del Quijote. Como debe hacerse, claro.

Mª Ángeles Merino se lanza a la aventura de comentar la novela de la mano de Austri y el propio Cervantes... comienza en La Isla de Burgos y no me extrañaría que nos llevara hasta Manhattan mismo...


Pancho continúa con Niebla, el título que hemos leído estas pasadas semanas. En esta ocasión presta atención a la estructura que se repite en algunos capítulos y el ritmo que impone en la lectura... y termina con Coldplay.

Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace.