No hay dos anocheceres iguales. El día va ganando minutos a pequeños bocados a la noche. Ahora tenemos más tiempo para verlo. Es el gran espectáculo de cada día.
De lo que no se comprende es muy difícil salir.
El pintor Muñoz Degrain pintó una escena del Quijote que el experto cervantino Rodríguez Marín no encontraba en las páginas de la novela. Se trataba de don Quijote arreglando el yelmo de Mambrino en una herrería. Ante una pregunta del estudioso, el artista le contestó que "en el Quijote no está todo el Quijote". Y tenía razón. En una obra de arte, sea cual sea, falta la recepción que de ella se tiene. Lo tengo en cuenta ahora que releo la obra de Cervantes aprovechando el retiro obligado por las circunstancias. El gran problema del arte es cuando en una obra ya está todo lo que nos puede decir antes de publicarse.
Cuando nos dejen salir, ¿cómo serán los anocheres?