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jueves, 27 de enero de 2022

Y la marquesa, despeinada, alegre y fresca, abre de par en par la ventana para que entre el sol y noticias de nuestras lecturas

 


Insolación. (Historia amorosa), como sugería el tono ligero de la escritura, termina bien porque ese es el propósito de la autora. El epílogo nos anticipa que la relación entre la marquesa viuda de Andrade y el joven hacendado gaditano terminará en boda. No era ese el conflicto que quería narrar Emilia Pardo Bazán, a la que no le interesaba escenificar un castigo social ni cerrar en boda porque sí a la manera del teatro barroco. La acción termina en boda para demostrar que se puede ser libre en la satisfacción de los deseos sexuales sin que ello implique una tragedia ni una boda convencional. No es cuestión de honra, ya, ni siquiera de honor social a la manera de la hipocresía de la sociedad de su tiempo.

Como dijimos en la primera entrada, esta obra es una novela de transición entre estilos desde el realismo crudo con su aquel de naturalismo de Los pazos de Ulloa o La madre naturaleza, hacia lo que se denominó espiritualismo, es decir, el retrato de la psicología de los personajes. Lo individual, en este caso, servía a los novelistas para describir actitudes sociales. Al aligerar el conflicto, la autora posibilita, además, la victoria de los intereses particulares porque las barreras sociales tampoco son excesivas. Todo lo contrario, son tan frágiles que los dramas plateados en situaciones similares en el romanticismo, realismo o naturalismo, serían vistos ahora como exageraciones literarias, incluso el de Nucha de Los pazos de Ulloa.

En la novela, Emilia Pardo Bazán quiere retratar el tipo social al que pertenece Asís a través de la descripción de la psicología de esta: una mujer adulta de un sector concreto de la burguesía española del momento, malcriada, con un existir diario convencional típico de su clase social sin auténtica vida propia, casada en su día con un hombre treinta años mayor que ella por los intereses familiares y que, al morir, la deja viuda, rica y relativamente joven. No hay que pensar mucho para darse cuenta de que Insolación es una réplica a La Regenta en muchos aspectos (hay una intencionada parodia de algunos elementos de la novela de Clarín, como la hay del Don Juan Tenorio de Zorrilla, porque Pardo Bazán se propone superar tanto el romanticismo como el realismo de las décadas anteriores) y que Asís lo es de Ana Ozores: el tono completamente distinto, la condición de viuda de la protagonista y el final las distancian intencionadamente, pero en todo lo demás se asemejan, como si la autora hubiera replicado a Clarín en una obra menor, reduciendo la gravedad del conflicto al ánimo cursi y asustadizo de la protagonista y, por lo tanto, queriendo dejar en evidencia lo que podía considerar dramatismo exagerado de La Regenta, que el desasosiego moral de Asís no es, en realidad, tan grave una vez adoptada la decisión de ser libre de las convenciones. Quizá de ahí la durísima crítica que escribió Clarín de la novela, en la que se refería a la protagonista como "atrasada de caricias", en realidad como una jamona atrasada de caricias. Es interesante comprobar cómo, en general, la crítica del momento de la publicación, juzgó durísimamente la obra de la Pardo Bazán aludiendo a la inmoralidad de las relaciones, exhibidas casi impúdicamente ante los ojos del lector. Pereda o Clarín, que se manifestaron contra la novela, hubieran preferido el drama al final feliz o que la realización sexual viniera después de la boda y no antes, pero esto es justo lo que quiso evitar la autora.

Insolación (Historia amorosa) se introduce en la psicología de la protagonista con la intención de proponer que la mayor parte de los temores y prejuicios sociales que sentían las mujeres como Asís (no olvidemos que es viuda, rica y todavía relativamente joven, cuestión esencial) no son, en realidad, más que tonterías fáciles de superar, pequeñeces producto de una educación que ningunea la individualidad femenina y que torturan caracteres cobardes y les impiden desarrollar sus pasiones. Una vez asumido esto, parece decirnos Emilia Pardo Bazán, las trabas sociales desaparecen porque son, en realidad, convenciones menores que no deberían importarnos y que para que cambien debemos cambiar nosotros antes asumiendo los riesgos. Esto es lo que ha permitido una lectura feminista de la novela. La autora pone las condiciones iniciales en esa educación que impide la igualdad a la hora de manifestar los sentimientos y que traba la felicidad de mujeres como la marquesa. Como su intención es demostrar que pueden vencerse fácilmente y sin las funestas consecuencias que se acostumbraba a ver en la literatura, adopta el tono de una obra ligera que debió resultar de feliz lectura porque, no lo olvidemos, en la España del momento muchas mujeres pudieron verse en aquel retrato (viudas o no), que decía por escrito lo que ya defendía el protofeminismo de la época y sentían la mayoría de ellas. Por eso, la autora necesita un final feliz y que la protagonista exhiba que se pueden vencer los prejuicios y miedos que la ataban:

Por eso, y porque no gusto de hacer mala obra, líbreme Dios de entrar hasta que el sol alumbra con dorada claridad el saloncito, colándose por la ventana que Asís, despeinada, alegre, más fresca que el amanecer, abre de par en par, sin recelo o más bien con orgullo

Eso sí, el relato queda reducido a esa clase social a la que pertenece la marquesa. Cuando la novela se desarrolla en la pradera de San Isidro, el retrato de las clases populares no es nada benévolo. A doña Emilia, en Insolación, lo que les ocurriera a las mujeres de las clases bajas no le importaba más que como escenas costumbristas en las que se percibiera más la escasa consistencia de los prejuicios de la protagonista.


Noticias de nuestras lecturas

El martes pasado mantuvimos la reunión mensual habitual del Club de lectura en su formato presencial. Aquí podéis consultar el estupendo resumen del encuentro escrito por María Ángeles Merino, a la que hay que agradecer su trabajo, siempre oportuno. 

Luz del Olmo confiesa en su entrada cierta perplejidad en la lectura de la novela de Emilia Pardo Bazán y ve en ella un posible rastro autobiográfico. 

Celes/Pancho pone en su sitio a doña Emilia: de novelilla a saltos de liebre. Quizá por eso la castigue sin música. Una delicia de entrada.

Como saben los seguidores habituales de este club, habíamos dejado sin cubrir los títulos de abril y mayo, recordando que uno de ellos debía ser de autor fallecido. Para completar el listado propongo:

  • Abril: Memorias de Leticia Valle de Rosa Chacel. Recuperamos así un libro que fue lectura recomendada en secundaria hace unas décadas, para comprobar su actualidad. Hav varias ediciones baratas en el mercado, fáciles de encontrar.
  • Mayo: Pájaros en un cielo de estaño de Antonio Tocornal (Premio València de narrativa Institució Alfons el Magnànim), publicada por Versátil Ediciones en 2020. Un libro imaginativo, que derrocha sabiduría narrativa atractiva para el lector. Puede encontrarse en librerías o directamente en la página de la editorial (aquí).


Anuncio de la próxima lectura para el mes de febrero



En el mes de febrero leeremos El escenario, de Karmelo C. Iribarren (Visor, 2021). El poemario reúne las claves de la poesía de este autor (San Sebastián, 1959) y seguro que resultará de gozosa lectura tanto para sus muchos lectores habituales como para aquellos que lo descubran con esta lectura.

Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales), en este blog.

Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y sus características y la lista del presente curso, pinchar sobre este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.


sábado, 22 de enero de 2022

"Iba yo con mi eucologio y mi mantillita hecha una santa, sin pensar en nada inesperado y novelesco" y noticias de nuestras lecturas

 


En un largo monólogo interior (dialogando con mi alma, se dice en la novela), Asís Taboada nos pone en antecedentes para comprender sus sofocos de la mañana con la que arranca la historia. Está claro que aunque iba como una santa a escuchar misa en el día de San Isidro, ya llevaba dentro la predisposición al lance amoroso, que provoca el encuentro tempranero con Diego Pacheco, joven gaditano conocido en la tertulia de la tarde anterior. Emilia Pardo Bazán subraya bien pronto esta contradicción entre lo que debe hacer una viuda como Asís y lo que siente y piensa por dentro:

Señor, ¿por qué no han de tener las mujeres derecho para encontrar guapos a los hombres que lo sean, y por qué ha de mirarse mal que lo manifiesten (aunque para manifestarlo dijesen tantas majaderías como los chulos del café Suizo)? Si no lo decimos, lo pensamos, y no hay nada más peligroso que lo reprimido y oculto, lo que se queda dentro.

Por lo tanto, este monólogo interior tiene, desde su inicio, la función de justificarse y vencer el malestar que sintió al despertar o, lo que es lo mismo, confirmarse ante la idea de que una mujer como ella debería tener los mismos derechos que los hombres. No es más que una estrategia porque el monólogo interior se dirige a los lectores y no tanto a su conciencia, en realidad, un falso monólogo interior, porque la voz narradora no suelta nunca el control para hacernos ver la psicología de la mujer (Así, punto más, punto menos, hubiera redactado su declaración la dama, si confiase al papel lo que le bullía en el magín).

Lo que está claro es que Asís se siente muy atraída desde el inicio por aquel joven moreno de ojos azules y que toma la salida a la pradera de San Isidro como una aventura en la que hacer lo que nunca ha hecho al atarse tan joven con un marido que le llevaba treinta años (mezclarse con el pueblo, comer en un merendero, beber más de la cuenta, dejarse requebrar: empezaba a tener subvertidas las nociones de la corrección y de la jerarquía social). Todo, en el relato, adopta el mismo tono ligero del despertar, pero ahora en boca de la protagonista, no ya del narrador, y anticipa que este sofoco por insolación de la viuda de clase alta, no acabará en drama como en Los pazos de Ulloa.

Cuando el recuerdo de lo pasado termina y nos encontramos de nuevo en el presente, ya tenemos claro que la marquesa es una mujer sin experiencia alguna de la vida, víctima de una sociedad que le ha impedido desarrollar sus deseos, un tanto cursi, malcriada (una niña rica, huérfana de madre, y única) e impostada, pero que, a pesar de sus dudas, remilgos y sofocos, ha iniciado un camino que no desandará. Lo que nos falta saber es cómo.

Seguiremos.

Noticias de nuestras lecturas

Paco Cuesta regresa para comentar esta novela de Emilia Pardo Bazán y lo hace por donde le hubiera gustado a la autora, mostrando su enenérgica reclamación de igualdad.

Se ha informado a los miembros del formato presencial del Club de lectura del lugar y la hora de la próxima reunión, que tendrá lugar el martes 25 para comentar esta novela de Emilia Pardo Bazán.

Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales), en este blog.

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jueves, 20 de enero de 2022

Una viuda española de la Restauración y noticias de nuestras lecturas.

 


El inicio de la novela nos presenta de manera nada amable a la protagonista, Asís Taboada, mujer de treinta y dos años, viuda del marqués de Andrade, fallecido dos años antes, al que le unía un matrimonio convencional sin amor. Encamada por el trajín del día anterior (fiesta de San Isidro), que le provocó la insolación a la que se refiere el título, la voz narradora no ahorra nada para que comprendamos ante qué tipo de persona nos hallamos y dilema moral: diminutivos constantes, caprichos, negación de la evidencia de lo ocurrido el día anterior... Si durante dos años ha guardado el luto tal y como marca la tradición, bastó un descuido el día anterior para que todo cambiara. Este desliz cometido con el joven gaditano Diego Pacheco, es lo que la tiene sobresaltada y sin querer salir de la cama. En un tono ligero e irónico, Emilia Pardo Bazán nos sitúa en la psicología del personaje, atrapado entre lo que marca la sociedad que debe ser una viuda de buena familia con una hija a su cargo y lo que lleva por dentro que no es, ni más ni menos, que las ganas de vivir. Este tono humorístico con el que se nos presenta inicialmente el conflicto moral será clave para comprender toda la novela y el tipo de crítica a las hipocresía social que busca la autora. Al plantearlo así, el conflicto moral pierde relevancia, como si fuera algo que solo pudieran sufrir de verdad personajes como Asís sometidos a una insolación que le haga perder los papeles tan fácilmente. Esta mujer, viuda de un marqués, se mueve en un ambiente de clase: duquesa, comandantes de artillería, grandes hacendados... Una sociedad bien pero muy superficial en todo. Recordemos que Pardo Bazán viene de la dureza de Los Pazos de Ulloa y La madre naturaleza y en esta novela tantea otro tipo de estilo, decidida a abordar la crítica social desde un ángulo diferente. En el segundo capítulo de la novela, como quien no quiere la cosa, desliza una de las raíces del problema español, falto de la necesaria europeización, según lo veía la autora:

aquí en España, desde la Restauración, maldito si hacemos otra cosa más que jalearnos a nosotros mismos. Empezó la broma por todas aquellas demostraciones contra don Amadeo: lo de las peinetas y mantillas, los trajecitos a medio paso y los caireles; siguió con las barbianerías del difunto rey, que le había dado por lo chulo, y claro, la gente elegante le imitó; y ahora es ya una epidemia, y entre patriotismo y flamenquería, guitarreo y cante jondo, panderetas con madroños colorados y amarillos, y abanicos con las hazañas y los retratos de Frascuelo y Mazzantini, hemos hecho una Españita bufa, de tapiz de Goya o sainete de don Ramón de la Cruz. Nada, es moda y a seguirla. Aquí tiene usted a nuestra amiga la duquesa, con su cultura, y su finura, y sus mil dotes de dama: ¿pues no se pone tan contenta cuando le dicen que es la chula más salada de Madrid?


Asís teme ser una gringa y se declara ferviente españolaza. Ya tenemos caracterizada magníficamente la situación y el tono de arranque de la novela.

Noticias de nuestras lecturas


Carmen Ugarte juega con un más que verosímil paseo del brazo de Emilia Pardo Bazán y José Lázaro Galdiano por Madrid. En su diálogo hay una buena explicación de esta novela. No te pierdas esta entrada.

Se ha informado a los miembros del formato presencial del Club de lectura del lugar y la hora de la próxima reunión, que tendrá lugar el martes 25 para comentar esta novela de Emilia Pardo Bazán.

Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales), en este blog.

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jueves, 13 de enero de 2022

El contexto necesario para comprender Insolación (Historia amorosa) de Emilia Pardo Bazán y noticias de nuestras lecturas

 


A la altura de 1888, Emilia Pardo Bazán ya era una de las grandes personalidades culturales de la España de su tiempo. Activa partidaria de la europeización del país, difusora de las nuevas corrientes artísticas europeas -especialmente, francesas, pero ya conocedora de la novela rusa de su tiempo-, desde la publicación de su primera novela en 1879 (Pascual López, autobiografía de un estudiante de medicina) su fama creció con cada título que daba a la imprenta o cada colaboración en la prensa. En los años inmediatamente anteriores a la publicación de Insolación (Historia amorosa), la vida personal de doña Emilia sufrió un cambio profundo tras la separación de su marido, José Quiroga, y la relación que estableció con Benito Pérez Galdós. Doña Emilia, católica y conservadora en muchas cosas, afrontó la hipocresía social y la cerrada moral española de su tiempo desde su condición de mujer y escritora. Este hecho tuvo consecuencias en su actuación personal y pública y en su escritura. En la década de los ochenta conmociona la literatura española con la polémica publicación de La cuestión palpitante, su personal visión del realismo y el naturalismo (1882), a la que siguieron La tribuna (1883), Los Pazos de Ulloa (1886-1887) o La madre naturaleza (1887), que la situaron en la primera línea de la narrativa española.

A partir de ese momento, su obra evoluciona. Abandona alguno de los rasgos más característicos de su peculiar naturalismo y, como ocurre con otros autores del momento, busca una mayor exploración de la psicología de sus personajes (la divulgación de los novelistas rusos tiene mucha importancia en esta deriva), el uso de elementos simbolistas y espirituales y un compromiso feminista que le hace enfrentarse con instituciones culturales como la Real Academia. En contra de la visión reduccionista de algunos historiadores de la literatura, incorpora ya conceptos propios del simbolismo modernista en una transición de estilos que comenzaba a manifestarse en toda Europa. Por esos mismos años, se incorporó a los proyectos del joven emprendedor José Lázaro Galdiano, al que conociera en Barcelona en la Exposición Internacional de 1888 y con el que tuvo una fugaz historia amorosa, que terminaría confesando a Galdós, luego trasformada en una constante amistad. Recién llegado a Madrid, Emilia Pardo Bazán lo ayudó eficazmente en la fundación de la revista La España Moderna (1889) -el título de la revista es muy significativo en la definición de su línea editorial.

Este es el contexto en el que debemos entender Insolación (Historia amorosa), una  obra que no tuvo demasiado éxito en su tiempo y fue rechazada por la crítica, pero que, en los últimos años, se ha puesto de relieve por explicar el cambio que se produjo en la escritura de Emilia Pardo Bazán, anticipando mucho de lo que vendría después, y por su perspectiva feminista. La posición de la autora es clara en la defensa de la libertad de la mujer en las cuestiones sexuales, especialmente en el final, cuando prescinde de toda condena moral.

En este mes de enero leeremos Insolación (Historia amorosa) de Emilia Pardo Bazán. Con motivo del centenario de su fallecimiento, regresamos a esta autora, de la que ya leímos Los pazos de Ulloa en mayo de 2016. La obra, dedicada al que fuera escritor, bibliófilo y coleccionista José Lázaro Galdiano, se publicó en 1889 y siempre se ha puesto como ejemplo del feminismo tal y como lo entendía la autora. De la novela hay suficientes ediciones en el mercado y también una correcta edición digital en la Biblioteca Virtual Cervantes.

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