No todos, pero muchas de los relatos de esta colección se explican a partir del recuerdo de una experiencia sucedida en la infancia, adolescencia o juventud de sus protagonistas. En ella está la clave de su comportamiento e incluso de su desorientación (andarás perdido por el mundo). Incluso cuando el relato no se narra desde la voz del protagonista sino desde la de un personaje que se convierte en narrador testigo (es el caso de ese delicioso cuento titulado El arpa eólica).
No debería distraernos en esto un ingenioso y hábil juego técnico del autor por el cual el relato adquiere el tono narrativo propio de la época o el lugar en el que sucede. Esta construcción lleva esos relatos a un interesante nivel metaliterario que no pesa en la lectura pero que quien los reconoce agradece: El joven de Gorea parece un relato oriental a la manera de la tradición persa o Tagore, El príncipe Hamlet de Mtsensk una narración al estilo de los grandes maestros rusos, La última víctima de Trafalgar un relato de Agatha Cristie trufado de humor, La casa de las mimosas tiene un aire a lo Nabokov, El arpa eólica recupera el relato de terror gótico del siglo XIX en el que no falta ni la carta reveladora, etc. Esta es una de las marcas más interesantes del estilo de Óscar Esquivias.
En esta línea, esta huella del pasado (a veces se trata de un pasado muy próximo a los hechos porque los protagonistas pueden ser jóvenes) adquiere tonos proustianos, algo con lo que juega el propio autor con muchísimo humor, como en el caso de la almóndiga de El misterio de la encarnación:
donde mastico desganadamente una proustina almóndiga (y aquí termina, oh, almóndiga, tu papel en este relato)
En este mismo relato se dispara el recuerdo inicial con un sonido. El protagonista es músico, intérprete de oboe:
jugando, he hecho un frullato que ha sonado exactamente como aquel timbre de mi infancia.
Estos protagonistas han quedado marcados por las circunstancias de su vida en la infancia o en la adolescencia, el despertar al sexo y sus temores y descubrimientos -muchas veces inesperados para el propio narrador-, el complejo peso de una educación tradicional en una ciudad de provincias que choca con su orientación sexual o su forma de entender la vida. A veces es lo contrario, la ausencia de una educación clara y vivir una infancia en la que las figuras del padre o la madre si no han estado ausentes, lo parecen. De ahí que muchos emprendan la huida. A otra casa, aunque esté tan cerca de la familiar que no parezca huida, a otra ciudad o incluso a otro tiempo (en La casa de las mimosas quien narra está ya fuera de aquel tiempo que parece legendario). Pero siempre hay un hilo que los devuelve a esa situación que les hizo perderse por el mundo. A ellos o a amigos que los marcaron y en los que se ven reflejados de una u otra manera.
Noticias de nuestras lecturas
Hoy ha tenido lugar el encuentro de los lectores con Óscar Esquivias en la Sala Polisón del Teatro Principal de
Burgos para comentar Andarás perdido por el mundo. Del acto,
organizado por el Club de lectura de La Acequia y la Asociación de
Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Burgos, daré cuenta la próxima semana. Esta entrada de hoy, por razones obvias, ha sido escrita con anterioridad y su publicación programada.
Luz del Olmo sigue con su manera de llevar un poco más allá los cuentos de este libro, recreándolos de nuevo para apreciar otros matices...
Sor Austringiliana hace travesuras con el libro de Óscar Esquivias. Ya verás cómo acabamos todos en el Purgatorio...
Sobre las madres de los relatos de Esquivias escribe una entrada más que intersante Mª Ángeles Merino, que no os debéis perder.
Pancho escribe un comentario preciso sobre El arpa eólica, uno de esos cuentos que no debería pasar desapercibido en esta colección.
Samuel Pérez Gutiérrez publica una entrada que de por sí es un texto narrativo de altura -y no lo digo solo porque se localice en la montaña-. Incluye comentario de los cuentos.
Luz del Olmo sigue con su manera de llevar un poco más allá los cuentos de este libro, recreándolos de nuevo para apreciar otros matices...
Sor Austringiliana hace travesuras con el libro de Óscar Esquivias. Ya verás cómo acabamos todos en el Purgatorio...
Sobre las madres de los relatos de Esquivias escribe una entrada más que intersante Mª Ángeles Merino, que no os debéis perder.
Pancho escribe un comentario preciso sobre El arpa eólica, uno de esos cuentos que no debería pasar desapercibido en esta colección.
Samuel Pérez Gutiérrez publica una entrada que de por sí es un texto narrativo de altura -y no lo digo solo porque se localice en la montaña-. Incluye comentario de los cuentos.
Próxima lectura en el Club de lectura
Tal y como descubrirá quien se aventure por ambos títulos, por una curiosa casualidad no buscada, el último de los cuentos de Andarás perdido por el mundo de Óscar Esquivias (El arpa eólica), conecta de alguna manera con nuestra próxima lectura, las Noches lúgubres de José Cadalso. Revisitamos uno de los textos fundacionales del romanticismo europeo
para sorprendernos con su actualidad, con el vigor de su lenguaje y con
la modernidad de sus propuestas, además de comprobar que el amor puede
llevar a la locura... Hay suficientes ediciones en el mercado, pero
también tenéis una gratuita y muy fiable en el excelente Portal que la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes dedica al autor en este enlace. Nos ocupará el mes de abril.
Recojo en estas noticias las entradas que durante la semana han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas para lo que queda de curso, en este enlace.
11 comentarios:
La acuñación del término "hombre horrible" para referirse a los padres invisibles es una creación de verdadero éxito en esta colección de cuentos. Qué bien se queda uno cuando suelta eso de proveniente de familia desestructurada (qué palabra tan rotunda y bien hecha). He ahí el origen de todos los conflictos familiares y sociales posteriores de los adolescentes. Siempre tiene que haber alguien al que cargarle con el mochuelo. Puedo asegurar que antes no era así. Ni se nos ocurría echarle la culpa a nadie de nuestro discurrir por la vida, seguramente por la cuenta que nos tenía o porque no había quien te hiciera caso.Y nadie se pillaba traumas insalvables.
La elección del último cuento para comentar se debe a la extensión. Parece que uno se ha ajustado a la paridad veinte hojas una entrada del blog. Todo lo demás es forzar el comentario de más o de menos. El relato es muy bueno. Me encanta el aprovechamiento que hace el protagonista de los despojos humanos para el arte. Significa la sublimación del reciclaje. Hay que tener la imaginación del autor de la Ciudad del Gran Rey para darle forma y que aquello parezca creíble y posible.
Seguro que el encuentro del autor con tan buenos lectores y conocedores de su obra fue interesante. A la espera quedamos por si nos ofrecéis algún resumen de lo allí tratado.
Un abrazo.
Mi más sincera enhorabuena a todos los miembros del Club de Lectura de La Acequia. Tomo nota de la lectura propuesta.
La reunión con Óscar ESquivias fue de diez, tal y como esperábamos. Haré la crónica como de costumbre, descifrando mis letrujas pseudotaquigráficas.
Me gustaron todos los cuentos, pero mi favorito es el de La Florida, puro Delibes, se lo dije a Óscar.
En cuanto a la travesura de Sor Austringiliana, puede prometer y prometo que la hice sin que el vigilante, que lo había, me dijera ni mu. No sé qué opinaría el arcediano Villegas de Andarás perdido por el mundo, muy humanista él pero no sé yo...
La almóndiga y el frullato proustiano nos llevan a cada uno a buscar nuestras magdalenas proustianas, muchas cuando ya tenemos nuestros añitos. El Julito de la Yoli, inolvidable.
El arpa eólica encaja con las Noches lúgubres,como Temblad filisteos encajaba perfectamente con nuestra lectura de Calderón y el tema de las versiones modernas de los clásicos. Ya lo comenté en mi primera entrada sobre Andarás perdido por el mundo.
Austri superará la visión literaria que nos transmitió la ínclita profesora de Literatura del Insti. Esa me acompaña como me llamo María Ángeles. Que hay que ver lo que larga cuando escribe y qué callada estuvo en el Polisón.
Un abrazo Pedro.
Mil gracias a todos los miembros del Club. Fue un verdadero placer estar con vosotros en el Polisón (y, antes, leer vuestras originales y variadísimas aportaciones en internet). Me encanta el encadenado (azaroso de lecturas) que señala arriba la Abejita de la Vega, cómo "Andarás" enlaza con Calderón por un lado y con Cadalso por otro. Es lo que decimos siempre: un libro lleva a otro y se dan la mano. Muchas gracias otra vez.
ÓSCAR: Ha sido un placer tenerte como "objeto de lectura" y recibirte en la sesión del pasado jueves. Y, como sabemos, no será la última vez. Un abrazo agradecido de parte de todos.
Graciaaaaaas Oscar, gracias Pedro.
Besos a todos
He terminado de leer el libro de Óscar, y me ha gustado, ya lo creo. Con el paso del tiempo sabré con más exactitud el motivo. Sé que me ha gustado, entre otras cosas,porque la música esté presente en el libro. No solo la música, sino más bien las referencias musicales, cultas y no. Trabajó con una pianista de Ucrania, muy competente, por cierto. Escritores que habitualmente incluyan referencias musicales, entre los que suelo leer, están Félix de Azúa o Trapiello, y sé, y es de cultura general entre sus seguidores, que Cortázar incluye referencias musicales en Rayuela, aunque no la he leído. Paro todo esto es accesorio, cada escritor es ... hijo de su padre y de su madre. En fin, que me ha gustado.
Un abrazo
Muchas gracias, JL Ríos. Otro escritor que suele hacer referencias musicales es Andrés Ibáñez, que tiene obras muy originales e interesantísimas. Lo cierto es que entre los escritores españoles actuales lo musical suele limitarse al pop o el rock y es raro encontrar alusiones fuera de ahí. Gracias de nuevo por tus palabras.
Lo he visto, Óscar, muchas gracias. Tiene, Andrés Ibáñez, formación musical, no pequeña, deduzco, así que la música, o el sonido, de manera más amplia, es probable que esté siempre presente de manera natural en lo que escribe. Pero tengo que leerlo para saberlo,claro. Muchas gracias, no lo conocía.
Cuando yo era joven me sorprendía de que personas, de mi entorno o no, con bastante formación, criterio e intereses en las artes, hablando en general, enmudecían cuando se hablaba de música.
Un abrazo
Óscar:
http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/patxi-lopez/
Ay. Lo que me habría extrañado, estimado JL Ríos, es que hubiera citado canciones de Hugo Wolf, John Dowland o Falla...
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