jueves, 21 de agosto de 2025

Pétalos blancos y hormigas aladas

 


Había en el suelo una rama rota de almendro, desgajada del árbol. Recogí los almendrucos y me los eché al bolsillo, a pesar de que aún falta un poco para que la almendra esté madura. Ya lo he contado: fui besado por primera vez bajo un almendro en flor cuando yo apenas salía de la infancia. Voy pensando que es el único beso que he recibido sin que se esperara nada de mí a cambio (el más puro, el beso por el beso mismo). Nevaban flores de almendro y ella me miró primero, antes del beso. Se quedó parada un momento, contemplándome, antes de acercarse. Tardé en comprenderlo todo. El caso es que he recogido los almendrucos y ahora los sostengo sobre la palma de mi mano, verdes, irregulares, promesa de fruto. Los observo intrigado, sin decidirme a abrirlos para comprobar su sazón. Con miedo, incluso, por si, al abrirlos, hasta ese beso perdiera la pureza con la que lo recuerdo, contaminado por todos los otros que vinieron más tarde. ¿Y si alguno de estos frutos contuviera la esencia de aquella estampa, como esos recuerdos que se guardan con gran cuidado en una caja, envueltos en papel de seda? ¿Y si al abrirlos se esparcieran por el aire todos los pétalos blancos y las hormigas aladas?

11 comentarios:

Fackel dijo...

Siempre expectantes al abrir un fruto, una caja, una personalidad ajena...Las mujeres siempre nos contemplaron mucho antes de que nos diésemos cuenta de ello.

El Deme dijo...

¿Dónde guardamos el primer beso que nos dieron?

andandos dijo...

Me encanta lo que escribes, y la manera. De lo particular a lo universal, como debe ser. Y tus primeros recuerdos mezclados con el día a día.

Un abrazo

Ele Bergón dijo...

Bien recuerdo tu presentación de mi novela "La fuente de los párjaros " y lo que aquí escribes sobre esas flores de almendro que anuncian la primavera.
Las flores se transforman en fruto, por eso ellas no están, pero sí sabemos, con toda seguridad, que antes siempre existieron.
Besos

Berta Martín De La Parte dijo...

Yo desconozco si finalmente abriste los frutos; pero aunque no haya sido así, te imagino, imaginando, la imagen de hormigas con alas en forma de pétalos blancos.
Un abrazo.

Francesc Cornadó dijo...

La memoria conserva el sabor del primer fruto. El recuerdo elude las contaminaciones.
Saludos

São dijo...

A expectativa está sempre presente em nossas vidas e tantas vezes saem frustradas..

Besos

Edurne dijo...

Qué bonitos recuerdos, qué bonitos pensamientos, qué bonitas reflexiones, qué bonito todo...
Besos, profe, de agradecimiento, por lo bonito que escribes.
😉

María dijo...

Me resulta fascinante leerte, Pedro, esa reflexión interior que haces, desde el recuerdo del beso, unido a los almendrucos, y los pétalos blancos.

Besos.

Sor Austringiliana dijo...

Dentro de cada almendruco, duerme tu recuerdo, comprimida la lluvia de pétalos y alas. Y el primer beso. Lo cuentas muchas veces pero siempre gusta leerlo.
Besos

Alimontero dijo...

Me agrada leer tus pensamientos escritos,  y tu sutil descripción de lo que fue el primer beso y tu relacion con los frutos del almendro y las hormigas... ¡Gracias Pedro!