lunes, 8 de julio de 2024

Gordolobos en flor

 


Estos días, las afueras de la ciudad se han llenado de gordolobos en flor, pero este que traigo aquí ha agarrado en una grieta del suelo, pegado a la fachada de un edificio de nueva construcción dentro de la ciudad. De todos los usos del verbasco, me sigue admirando el que produce somnolencia. Se echaba al agua de los ríos para adormecer a los peces y poder cogerlos a mano. Envarbascar es una práctica prohibida por su toxicidad, al menos desde las Partidas de Alfonso X, el Sabio (1255), pero se ha usado de forma tradicional hasta hace poco -quizá aún se use en alguna parte-. Todavía hoy se consumen sus hojas y flores en infusión para enfermedades respiratorias y como calmante. Las romanas usaban la flor para teñirse el cabello de rubio y las hojas aterciopeladas de su roseta se utilizaban para limpiarse en el campo después de aliviarse... También para introducirlas en los zapatos, ayudando a mantener el pie caliente. Será por eso que sonrío al ver un gordolobo conquistar este edificio nuevo en la zona recién urbanizada. Con la lluvia abundante de los meses pasados y las temperaturas últimas, salen yerbas por todos los lugares: alcorques, paseos, jardines, huecos de los edificios, bases de los semáforos y señales de tráfico, vidas perdidas, miradas desorientadas y suspiros de aburrimiento.

6 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Nos envarbascan y así nos tienen a mano para pescarnos. Mundo envarbascado, bonita palabra, me la apunto.
El gordolobo necesita poco y esa es su grandeza.

Emilio Manuel dijo...

¿Gordofobia entre las plantas? :-))

Luis Antonio dijo...

Gracias por la clase magistral. Confieso que en estos asuntos soy un ignorante casi total... Saludos cordiales

São dijo...

Uma flor muito bonita e tão útil....


Gostei de ficar com maiores conhecimentos, graças.


Amigo mio, te abraço :)

José A. García dijo...

La naturaleza vence al hombre, siempre.

Saludos,
J.

Campurriana dijo...

¡Qué curioso!
La naturaleza es una fuerza poderosa e implacable.
Como individuos no valemos nada. Como especie, sí.
Un abrazo y gracias por esta entrada, Pedro.
Preciosos gordolobos.