domingo, 12 de mayo de 2024

De farolitos chinos y Miguel de Cervantes

 


El farolito chino que se cultiva en algunos jardines refinados europeos en realidad viene de América. Su nombre popular es una metáfora que habla de una mirada hacia lo exótico, el científico (abutilon megapotamicum) deriva del árabe y del griego. La parte árabe parece decir malva del Índico y la parte griega hace referencia a Río Grande, la región del Brasil. Esta flor de aquí me la encontré en el jardín de El Capricho, el edificio que el catalán Gaudí levantó en Comillas para el indiano Máximo Díaz de Quijano, por lo que la decisión del paisajista o del jardinero, encaja bien con el propósito del arquitecto: realizar un edificio de inspiración oriental. Llenó la fachada de girasoles cerámicos, supongo que en referencia al doble -o triple- significado simbólico de esta planta. Así, el edificio remitía a Oriente, al mundo en el que había hecho fortuna el propietario y a cierta extravagancia de la arquitectura inglesa de aquellos tiempos que interesaba al arquitecto y a una cierto grupo de enriquecidos comerciantes esnobs de su tiempo, que buscaban singularizarse, pero también a gustos e identidades y una cierta afirmación de la diferencia. Así que este farolito chino cántabro es un poco de todos los lugares.

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Estos días, en la prensa se ha debatido sobre el origen de Miguel de Cervantes. José de Contreras y Saro, en una conferencia impartida en el Ateneo de Sevilla, afirmó que Cervantes nació en Córdoba a partir de la lectura de un documento datado el 4 de junio de 1593, en el que el autor afirma tal cosa en su declaración a favor de su amigo Tomás Gutiérrez, que había demandado a la Cofradía y Hermandad del Santísimo Sacramento del Sagrario de la Sata Iglesia Mayor de la ciudad por expulsarlo.

Dos graves errores comete Contreras en la argumentación, por entusiasmo y por ingenuidad académica (pensémoslo así). En primer lugar, dar la impresión de que el documento, conocido, debatido y desechado en cuanto al lugar de nacimiento en 1914, desapareció desde este año hasta que él pudo consultarlo en los archivos de la Universidad de Sevilla hace unos meses, cuando el documento ya fue redescubierto y estudiado de nuevo en 2016 y nuevamente desechado en cuanto al nacimiento de Cervantes (el documento es muy interesante como testimonio de a la relación de Cervantes con el teatro). En segundo lugar, dejarse llevar por el entusiasmo y construir una teoría por la que el Miguel de Cervantes autor del Quijote es el cordobés y el de Alcalá de Henares sería un familiar suyo, proponiendo, a partir de ahí, una curiosa interpretación que ha resultado fácil de desmontar. Que Cervantes tiene raíces familiares en Córdoba era ya muy conocido y que también pudo estar en varias ocasiones en la ciudad. Quizá le haya pesado al conferenciante su poco de orgullo local y su tanto de vanidad investigadora. Por el camino, alguien de la Junta de Andalucía, reclama el documento para estudiarlo, no vaya a ser que Cervantes fuera andaluz y se pudiera relocalizar al bueno de don Miguel, supongo que para sacar el provecho adecuado de todo eso. La prensa -no solo los portales digitales que buscan impacto de visualizaciones, también la prensa seria- enloqueció como solo pasa ahora, dando la noticia sin contrastar. 

Fue tal el revuelo en pocas horas -la marca Cervantes es siempre popular- y el camino de las elucubraciones, que los estudiosos debieron reaccionar pronto, al igual que tuvo que hacerlo Francisco Rodríguez Marín en 1914, para explicar lo que declaró Cervantes en 1593 y por qué lo hizo. Y así han intervenido José Solís de los Santos, Alfredo MartínezRogelio Reyes y José Manuel Lucía Megías. En definitiva, la declaración de Cervantes en 1593 no significa que afirmara que naciera en Córdoba, sino que podía sentirse propiamente de la ciudad o llevar hasta la mentira su testimonio con la idea de favorecer en todo a Tomás Gutiérrez afirmando su raíz cordobesa, que nadie iba a comprobar, por supuesto. Ni era la primera vez que mentía Cervantes ni sería la última: lo hace en documentos oficiales y en lo que relata de sí mismo en su obra, mentiras que tantas veces han confundido al cervantismo aficionado y han sido utilizadas sin pudor por intereses (locales e ideológicos) de otros. 

En este tráeme acá los huesos de Cervantes -que siguen sin identificar a pesar del dineral gastado hace unos años por el ayuntamiento de Madrid para localizarlos en el lugar que todos los investigadores saben que están-, varias conclusiones. En primer lugar, que don Miguel sigue vivo y es un valor seguro; en segundo, que la prensa ha dado al olvido el verdadero periodismo cultural; en tercero, que a muchos les sigue pasando lo que le ocurría a don Quijote, no distinguir la realidad de la ficción; en cuarto, que los localismos y los nacionalismos casan siempre mal con la razón científica, puesto que tienen su origen en la ficción. Caben mejor en una novela que en un ensayo.

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A fin de cuentas, nacer es el azar mayor de cada existencia que no depende de nosotros.

6 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Con Cervantes, cualquier cosa inventarán para hacer caja, cualquiera menos leer y estudiar su obra. Echarse un farolillo chino es lo que corresponde.

Emilio Manuel dijo...

Se dice,"uno no es de donde nace, sino de donde pace", y donde pacen y mueren nuestros famosos no interesa a nadie, a diferencia de otros lugares del mundo donde se les venera ¿donde están, Lope de Vega, o Calderón, Velazquez o Lorca?.

La seña Carmen dijo...

¡Cómo me gusta este post,y cómo me recuerda batallas de huesos más cercanos!

Los chovinismos están reñidos con el análisis riguroso, sin lugar a dudas.

São dijo...

Já visitei essa obra de Gaudí em Comillas .

O que escreves sobre o acontecido com Miguel Cervantes fez-me lembrar o que se passa com Cristóvão Colombo, que tem uma estátua numa povoação alentejana, porque alguém afirma que nasceu lá.

O jornalismo ibérico, e talvez não só, anda pelas ruas da amargura , desgraçadamente.

Querido amigo, boa semana.

Besos.

Fackel dijo...

Cervantes como toma y daca de rebuscadores. A mí me da lo mismo de dónde fuera, solo procuro deleitarme con cualquier noivela ejemplar de las suyas de vez en cuando. Y tengo tanta predilección por El coloquio de los perros...Por qué será.

Luis Antonio dijo...

Muy interesante e ilustrativo todo lo que nos cuentas.
Felicitaciones y un abrazo