domingo, 19 de febrero de 2023

La belleza de lo pequeño. De verónicas y margaritas

 



El anuncio de la primavera está en los detalles. De pronto, la flor del almendro. Hoy ha amanecido el paseo moteado de las gotas azules de las verónicas (aunque con las condiciones adecuadas esta hierba puede florecer en cualquier época del año). La descripción dice que la flor de la veronica persica es de azul cielo oscuro con el centro blanco. Para apreciarla mejor sin arrancarla hay que arrodillarse y aproximarse mucho. El nombre parece una derivación popular del original, betónica, y lo que era proximidad fonética trasformó la planta en símbolo de la mujer que tendió un paño a Cristo para que se limpiara el sudor y la sangre en el Viacrucis, según la tradición cristiana. Es una flor hermosísima y delicada, que destaca elegante sobre el verde fresco de la hierba. Más resultona y presumida, la margarita que también explota ya en el campo. En la medicina tradicional, ambas tienen similares usos cicatrizantes y depurativos. A saber.

He leído que las hormigas del género cataglyphis, que habitan en los desiertos más extremos del planeta, son capaces de encontrar el camino de regreso al nido por mucho que se hayan alejado. Para ello no solo memorizan visualmente el camino y llevan el cálculo de los pasos que han dado sino que marcan el territorio con señales olfativas y usan la luz polarizada como guía. También detectan el dióxido de carbono de otras hormigas y perciben las vibraciones y señales magnéticas más pequeñas. La nota dice que pueden regresar al nido aunque se hayan alejado más de cien mil veces la longitud de su cuerpo.

¿Hasta donde puedo llegar yo alejándome cien mil veces de mí mismo y recordar mi nombre?

Aquí y allá todo es anuncio de la primavera. Queda un mes todavía, según el calendario, pero esta mañana he visto verónicas y he escuchado pasar los pájaros en el alero del viento.

6 comentarios:

Fackel dijo...

No sé si lo importante es recordar nuestro propio nombre o sentirnos reverdecer a pesar de los alejamientos (sobre todo de aquel alejamiento de la infancia y juventud) La primavera que intuimos te vuelve más filosófico; voy a ver si yo lo consigo.

Emilio Manuel dijo...

¿Hasta donde puedes llegar?, te preguntas, como dijo Buzz Lightyear "hasta el infinito y más alla"; desde que bajamos de los árboles y nos pusimos en posición bipeda hemos recorrido, como especie, mucho camino, alguna de estas especies desapareció pero hemos vuelto a renacer de otra forma y aquí estamos, ahora dicen que queremos ir a las estrellas, puede que lo consigamos, eso sí, aún nos quedan cosas que hacer aquí abajo, hagámoslas bien antes de destruirnos, somos capaces de ello.
Saludos

Francesc Cornadó dijo...

Margaritas y verónicas, preciosas, aprecio su belleza pero soy incapaz de distinguirlas, debe ser porque soy un urbanita empedernido, una hormiga del asfalto que se pierde en el campo y no sabe recordar el camino de regreso.
Saludos
Francesc Cornadó

María dijo...

Me gustan las verónicas porque aunque sea un tanto difuminado, al rededor de su centro blanco son azul índigo, mi color, el color del universo ; ) cuando jaspean el campo, es como si pedacitos de cielo salpicaran la hierba, tb las margaritas, me gustan todas las flores silvestres, son como la materialización de la belleza simple, sin más.
No sé cuanto se puede alejar uno de sí mismo, solo sé que así no se está a gusto y no te fíes de las apariencias...
Aun nos queda mucho invierno, estas florecillas desaparecerán y volverán a florecer, siempre vuelve a florecer todo lo que tiene vida.

Un beso

Sor Austringiliana dijo...

No sabía que esas florecitas azules y blancas se llamaran verónicas, son las primeras, con su paño, sí..A falta de almendros, me fijo en los arbolillos de la ribera del río, muestran todavía pocas señales de floración. Pero el mirlo canta. Vaya con las hormigas...

Ele Bergón dijo...

Yo diría que esas verónicas, azules y blancas, no las he visto todavía. Debe de ser que últimamente no paseo por los lugares adecuados, pero sí las recuerdo y me gustan por eso, por ser pequeñas y bellas. Tampoco he visto margaritas, cuando vuelva al campo las buscaré, pero sí me acuerdo de ti, cuando veo a los botones amarillos, que luego se transforman y se evaporan. Nunca aprendo su verdadero nombre.

Muy curioso lo de las hormigas. ¡Hay tantas cosas que desconocemos de nuestra naturaleza!

Quizás cuando más pienses que te alejas, posiblemente estés más cerca.

La primavera, ya se va acercando y pronto llegará con todo su esplendor.

Besos