martes, 11 de agosto de 2020

Releer el Quijote

 


La primera vez que leí el Quijote completo fue en el verano en el que cumplí los 15 años. Por lo tanto, lo comencé con 14. Creo haber contado ya que lo hice en la edición de la vieja colección Austral, con un tipo de letra que ahora podría leer solo con lupa. Recuerdo la emoción con la que lo comencé y las sorpresas que me fue deparando. También lo que no vi entonces, pero fui descubriendo en las ocasiones posteriores. Parece ser que Martín de Riquer es el autor de la idea de felicitar a quien no haya leído esta novela porque aún tiene la oportunidad de hacerlo por primera vez.

Estuvo de moda hace un tiempo denostar el Quijote y preferir otras lecturas. Ahora, como no se lee habitualmente nada que suponga un mínimo esfuerzo, muchos se limitan a rebajar su importancia como aquel que desprecia cuanto ignora. Yo, que soy capaz de disfrutar con estilos y autores diferentes y hasta contrarios, no entiendo la razón de este desprecio, salvo por causas externas al propio Quijote. Hay quien odia el Quijote o a Cervantes no por el Quijote o Cervantes, sino por pereza, por un mal maestro, por una indigestión lectora o una mala interpretación de su lugar en la historia de la literatura o de su significado ideológico. Algunos,  por gusto (en cuestiones de gusto nadie manda) o por mera pose. Que cada quien escoja sus motivos. Le pasó a Unamuno, que odiaba y admiraba el Quijote y vengo a pensar que lo primero se debía a que no había llegado a tiempo de ocurrírsele a él antes que a Cervantes. Otro que tal le andaba era Borges, que lo prefería en inglés, pero se inventó todo un cuento para reescribirlo en español y que pareciera borgiano. He dejado ya muchas veces dichas las razones por las que disfruto del Quijote en cada relectura y no voy a repetirme aquí. Tampoco quiero hoy convencer a nadie para que lo lea. Todos tenemos derecho a no leer y allá cada uno con sus decisiones en la vida y con la elección de lo que quiere perderse. Eso sí, que no me vengan alabando cosas en otros escritores que solo pudieron ocurrir porque antes estuvo Cervantes. Sucede hoy en día que es posible vender gato por liebre en la literatura porque son pocos los que han leído a los clásicos y a todos les parece asombrosa novedad lo que ya tiene años a cuestas.

Ayer terminé en Facebook mi nueva relectura de esta novela. No pongo última, porque espero que no lo sea y, a poco que me acompañen las ganas, serán varias las que me queden por delante. Sobre todo porque encuentro en ella muchas más novedades y aciertos que en casi todo lo que se escribe ahora, en prosa, en verso o en casiverso y prefiero perderme la última nonada y releer un capítulo de Cervantes.

Esta relectura la comencé en las primeras horas del confinamiento motivado por la pandemia vírica que sufre el mundo y me ha llegado hasta ahora a razón de un capítulo diario. Desde el pasado 15 de marzo he releído el libro, pero también las aportaciones que hicieron aquellos que me quisieron acompañar en la locura que comenzara el 24 de abril de 2008 y terminara el 29 de noviembre de 2010. De todo ello hay testimonio en el enlace que se puede encontrar en la columna derecha de mi blog. Me asombro aún de lo que ocurrió aquí con aquella aventura y que con ningún otro libro hubiera sido posible. También hay un poco de tristeza porque de algunos de los participantes en la lectura no he vuelto a saber nada: cerraron sus blogs, dejaron de tener contacto conmigo. Más penosa es la lista de ausencias, de los que fallecieron y han quedado para siempre en el recuerdo de todos: Manuel Tuccitano (Manuel de la Rosa), Jan Puerta y Gelu (María Ángeles Martín). Va por vosotros.

Vale.

5 comentarios:

Sor Austringiliana dijo...

Un buen libro crea mundos. El Quijote es todo un universo que se nos abre en tiempo de calma y en tiempo de tormenta. Seguí tu relectura dw la pandemia, un refugio grato.

São dijo...

Essas reacções ambivalentes só as provocam as grandes obras.

Como bem dizes, ler( escrever também) requer algum esforço e nos tempos actuais tudo está resumido a coisas demasiado breves.

Beso, querido amigo

andandos dijo...

Lo que hicisteis hace ya más de diez años sigue siendo una gran guía y ayuda para leer el libro hoy. Yo mismo lo voy haciendo, despacio porque puedo hacerlo así, y leyendo mucho mejor gracias a todos vosotros. Al final es lo que va quedando, lo que hacemos.
Un abrazo

Myriam dijo...

Maravillosa relectura. ¿En serio leiste todos mis aportes? ¡Qué sensacional y magnífica experiencia la de haber participado en esta increible e inolvidable lectura bajotu conducción. Ya son 10 años desde que la finalizamos y nos reunimos en Burgos.

Como lo expresé en FB, siempre recordamos a los amigos que ya no están en este mundo con nosotros.

Abrazos, a repartir

Ele Bergón dijo...

La primera vez que leí algunos capítulos del Quijote, fueron con las monjas agustinas, en el colegio donde estudié y fue una lectura obligatoria más. Después con 26 años, recuerdo que lo disfruté mucho y me sorprendió ese disfrute. Más tarde en un verano y quizás influenciada por Mª Ángeles Merino, descubrí lo que en anteriores lecturas, me había pasado desapercibido, y por último, "El Sanchico" se metió de lleno en la lectura de La Acequia y los capítulos, se iban haciendo solos. Creo que esta lectura última, me dejó tan buen sabor de boca, que este verano, Pedro, no me entraron ganas de volverlo a leer, como tiene por costumbre nuestra "Abejita" pero sí quiero que sepas, que te leí más de una vez y también los comentarios que te hacía nuestra amiga burgalesa.

Gracias por todo lo que supuso la lectura contigo y los demás comentaristas de ese Quijote en común, de donde salió mi Sanchico y ahora, a saber "ande andará" que hasta ha salido en facebook. Supongo que ya habrá madurado un poco.

Mi recuerdo especial a los tres comentaristas que se nos fueron y más especial todavía a Gelu ( María Ángeles Martín) con la que tuve una agradable correspondencia y fue la inspiradora de la segunda parte de "La fuente de los pájaros", en la que ando metida, pero que avanza con paso muy lento.

Muchos besos y Feliz recuerdo.