Comienza agosto: cumple su labor
de engañoso paréntesis.
Por ejemplo, tus ojos.
Alguien roba miradas
en la tarde de siesta los domingos:
no hay forma de que el mar
se apiade de la playa.
Agosto
ahora,
y ya todo es otoño.
© Pedro Ojeda Escudero, Del desconsuelo, 2025.