Todo se va, pero aún queda lo suficiente
de la huella de luz que agitó el mundo
de la huella de luz que agitó el mundo
al amanecer: brisa fresca sobre el rostro
-el que no reconozco ya en la superficie del agua-.
Qué calmo todo al fin tras la locura
que arrasó con los brotes más tiernos.
La loma se ha cubierto de derrotados,
los perdedores más hermosos de la vida.
© Pedro Ojeda Escudero, Del desconsuelo, 2025.
11 comentarios:
Qué alegría volver a leerte Pedro, después de varios meses de parón. Veo que sigues con nosotros.
Todo vuelve a su calma después de la tempestad.
Besos.
Parece que ya ha terminado el curso académico.
Bienvenido.
Tal vez un cierto tipo de locura sea generador, aquella que es impulsada por algunos hombres hacedores de paz, que tienen en su contra la locura colectiva, cada vez más creciente de manos de mediocres, malévolos e insensatos.
Los brotes más tiernos siempre tienen las de perder y no llegar. Las riadas son así.
Ha dejado una huella germinadora. Confío en los nuevos brotes.
Saludos
O ensinamento budista da impermanência em poesia, este teu belo poema.
Beso, querido amigo, bom resto de semana.
Siempre es grato leerte, sobretodo luego de un tiempo....beso,
Ali
Aún queda lo suficiente...
Comparto y aplaudo todos los elogios que me preceden. Te los mereces, Pedro.
Un abrazo
Todos somos perdedores; el mayor de todos es aquel que no se da cuenta o no reconoce que lo es.
Todos lo somos, efectivamente. Quien no se ha dado cuenta aún es porque no ha vivido lo suficiente.
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