lunes, 13 de marzo de 2023

Supervivencia y generosidad

 



Qué hermosa la flor del lamium, una boca diminuta y púrpura que se ofrece a los abejorros abierta y seductora para la polinización. Ha florecido estos días por el campo y me obliga a detenerme y agacharme para apreciar su belleza sutil y el ingenio de esta planta para simular una ortiga y alejar a los animales que pudieran comerla. Simular peligro para resistir y ofrecerse a los insectos. Un juego continuo de supervivencia y generosidad en el que consiste lo mejor de la vida.

Ahora que en el paseo veo el romero florecido, recuerdo que mi padre volvía a casa del paseo que daba por las mañanas tras la jubilación con unas ramitas de romero que procedían de un parque levantado sobre el solar que ocupó nuestra casa. Casi en el mismo lugar en el que él sembró rosales, hierbabuena y dondiegos durante los años que allí vivimos convirtiendo un pedregal en un jardín que terminó arrasado por las palas de las excavadoras. Volvía con unas ramas de romero que mi madre ponía en el mismo jarrón de cristal en el que, en aquella casa anterior, colocaba las ramitas de hierbabuena y las rosas plantadas por mi padre. Aquellas ramas de romero eran su tributo por haber sido expulsados del paraíso.

7 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Y no quiso olvidar.

Sor Austringiliana dijo...

Nos traes el ingenio del lamium y el romero que resiste al olvido. Un jardín sobre el que nada pueden las excavadoras.

Fackel dijo...

Envidio ese vínculo fiel que mantienes con la naturaleza y que reflejas tan bondadosa como sabiamente en tus paseos. Se agradecen tus reflexiones.

El Deme dijo...

Es muy gratificante descubrir que la naturaleza te da señales de tu pasado feliz para que no lo olvides.

andandos dijo...

Envidio tu capacidad de fijarte en tantas cosas, fruto de mirar muchos años. Debo volver, también yo, al mismo lugar.
Un abrazo

Myriam dijo...

¡Qué texto más tierno! Y entrañables los recuerdos. Besos

LA ZARZAMORA dijo...

Mi yaya, le tenía adoración al romero. De chiquita cuando salíamos al campo, me deciá cada vez, y no lo he olvidado: "Si vienes al campo y encuentras romero, tendrás amor verdadero". Y... no siempre di con él ;)