domingo, 12 de marzo de 2023

Opuestos

 


Ahora que llega la primavera, siento nostalgia del otoño.

La vida carga siempre con su oxímoron.

Contemplo esa hoja recién caída en el estanque que aún se resiste a perder su identidad aérea.

Autobiografía: catálogo de ausencias. Persiste el yo por necesidad de estilo.

La solución de los opuestos está siempre en la primera persona del plural.

Para contarme, necesito ser otro.

Las actitudes opuestas coinciden en el ruido.

Un elefante en una cacharrería no puede evitar su naturaleza, quien lo introdujo debe hacerse responsable de la cuenta de desperfectos. Ahora bien, una vez pronunciada la palabra elefante, ya no tendrás espacio para sutilezas.

¿Tiene reflejo la hoja recién caída sobre el estanque?

Tú eres el elefante.


7 comentarios:

José A. García dijo...

Yo quiero ser el estanque.

Saludos,
J.

Emilio Manuel dijo...

Soy elefante, pero no tan importante como para hacer mucho daño en una cachareria, mis daños son leves.

Abejita de la Vega dijo...

En casi primavera, añoras el otoño y atiendes a la hoja caer. Un ser humano es de por sí un oxímoron, atento siempre a los cacharros y a los elefantes. Y es que hay elefantes y elefantes, y alguna elefanta también.

São dijo...

Excelente : o eu persiste por necessidade , porque realmente o ser humano é mesmo um catálogo de ausências e perdas!

Besos, querido Pedro, feliz semana.

Francesc Cornadó dijo...

El oxímoron es una mística más inteligente que arrebatada. La nostalgia del otoño, es ahora, en primavera, un oxímoron que refuerza el estilo.
La las hojas y los cacharros que han caído, unas por el viento y otros por el movimiento del elefante son ahora silencios elocuentes.
Salud
Francesc Cornadó

Ele Bergón dijo...

El paso del tiempo nos hace pensar con una cierta nostalgia.

En el vivir de cada día, el tira y afloja, nos suele acompañar, y puede que se convierta en rutina.

Pasar de un estado a otro, especialmente con la edad, tiene una gran resistencia.

Las ausencias se quedan con nosotros, la mayoría de las veces, por tiempo ilimitado.

El mejor entendimiento y el más difícil, es con uno mismo.

Los cambios a la larga suelen ser buenos, pero a veces tardan tanto…

El ruido lo amortigua todo, hasta esas actitudes opuestas de las que escribes.

Pues sí, el famoso “entrar como un elefante en cacharrería”, tiene su contundencia.

La sombra de esa hoja, solo la pueden mirar los peces.

Siempre el elefante será la otra persona.

Besos

LA ZARZAMORA dijo...

Me recordaste a Ofelia...
¿Qué somos, Pedro, si no hojas que en cuanto nacemos y saludamos el mundo vamos inevitablemente hacia ese río, que nos llevará a la mar que es el morir?
Por mucho que rememos... el cancerbero bien sabe que llegaremos a su puerto más temprano que tarde... Carpe diem, mientras tanto.