En una caja de cartón han aparecido unas fotografías de hace unos años, bastantes ya, que no recordaba. Quizá treinta años. No es que no recordara tenerlas, es que no recordaba ni siquiera que existieran. Esta de aquí, por ejemplo, junto al mar, ¿de cuándo es? ¿Qué mar es el que tengo a mi espalda? ¿A quién miro, quién me hizo la fotografía? Antes de escanearla, la he sostenido en mis manos. Ni siquiera en el reverso figura la fecha, como solía pasar al revelar las imágenes. No me orienta tampoco el conjunto de fotografías entre las que ha aparecido, que no guardan ningún orden, como si esta caja de cartón fuera un cajón de sastre en el que fui arrumbando un presente que hoy es pasado. Si en vez de venir hasta mí ese día hubiera decidido ir hacia otro futuro. No sé, prolongar aquella estancia hasta hacer inútil el regreso, por ejemplo. Sentarme a ver cómo atardece en ese mar y ser feliz.
12 comentarios:
Los recuerdos habitan en la piel del alma.
Qué bella entrada. Un placer volver a leerte, Pedro.
Besos.
Es posible que a lo largo de los años seamos personas distintas. Hasta los treinta somos unos, de treinta a sesenta otros y después otro más. Y cuesta, a veces, reconocerse. A mí me pasa y a otros también. Es posible.
A veces hay que dejarse llevar.
Un beso encerrado en una caja de cartón
Emotivo poema. Quien no sabe de ser besado en una playa no conoce el sabor del mar.
Também já me aconteceu olhar para fotografias e ficar sem saber onde as tirei nem com quem estava... só que não tenho depois o teu talento para escrever poemas.
Besos
Al contrario del hombre del acantilado de Caspar David Friedrich, aquel daba la espalda al mundo y miraba el mar, tú has preferido el mundo donde los besos te esperan.
Buen poema.
Saludos
Francesc Cornadó
Hago mío el comentario de Francesc Cornadó.
Saludos cordiales
No sabes quién es, pero te suena...
El presente te ha llevado al pasado en esas fotos que tenías en el olvido, pero que sí existió y este mismo presente te está llevando a un futuro imaginado, que en otro lugar y tiempo también recordarás.
El juego de los días con sus horas, a veces tristes y otras felices, no deja de acompañarnos.
Besos
Es curioso cómo, en ocasiones, no nos reconocemos en las fotografías, como si a veces fueran de otros o de vidas alternativas que no hemos vivido. Cada día conlleva multiples senderos y solo escogmeos algunos sin saber que habría sido si.... pero en este caso es diferente, fue un momento vivido que ha pasado sin huella y solo queda como ese fósil que un día fue un animal palpitante y hoy solo es huella de un hueco hecho piedra. Un saludo
¡Qué interesante esta reconstrucción poética de un pasado que no recuerdas! El poema es precioso.
Con tantas mudanzas intercontinentales, a mí no me queda nada.
Besos
Publicar un comentario