Ningún paraguas te protege de la lluvia que moja a los otros.
Todas las primaveras nacen en el invierno.
Si cierro los ojos, recuerdo a mi madre recogiendo agua de lluvia para poner a remojo los garbanzos y el zumbido de varear la lana de los colchones. Soy capaz también de recordar la música a través del agua de la piscina Samoa, el pan con chocolate, a mi padre cortando con la navajilla unas raspas de la bacalada en la cocina para el almuerzo, las tardes de domingo en el pinar, el olor de la gambas al ajillo cocinadas en la bilbaína y su chisporroteo en la cazuelita de barro, las manos chiquitas de mi madre con olor a limpieza y las sábanas tendidas entre dos almendros traspasadas de luz en el verano.
De pronto, llueve.
9 comentarios:
La lluvia es muy evocadora – no se como aquí no brotan los poetas debajo de cada lechuga porque no ha parado de llover desde Octubre ; )- creo que te ha ocurrido como Proust con su magdalena, a ti lo mismo, pero con la lluvia en este precioso volver a tu infancia.
Un abrazo!
Qué bonito esto de..
"Todas las primaveras nacen en invierno"…
Mil gracias!
Has pintado un paisaje íntimo magnífico.
Saludos
Los que somos de capital no recordamos esas cosas.
Saludos
En realidad, soy de ciudad, pero de ese extremo de la ciudad en la que ya comenzaba el campo.
No hay paraguas para nadie, los recuerdos nos cubren un poco.
No hay perfume como el de la ropa lavada y secada al sol. Y las manos que la tienden...
Feliz salida de navidades, Pedro.
Las ráfagas de viento van a su propio aire.
Y esas primaveras esperan pacientes que llegue su despertar.
Los alegres recuerdos de la infancia, se quedan tan cosidos a nuestra piel, que nunca nos desprenderemos, por fortuna, de ellos.
"De pronto, llueve" o después de un día bonito de sol, como fue ayer, al cielo le da por ponerse el traje gris.
Besos
Tu texto está lleno de recuerdos y melancolía... y lleno de amor hacia tu padre y tu madre... Me gusta mucho esta forma tuya de expresar recuerdos y melancolías...
Y sí, hoy, después de estos días anteriores de nieblas, llueve en estos lares donde habitamos...
Feliz 2023, que en él os suceda a ti y a los tuyos lo mejor de lo mejor.
Abrazo
Llueve y miramos. En mi imaginario no sé si real, cuando llovía, según de qué manera, mi padre paraba de trabajar de barbero y mirábamos todos como la calle se iba llenando cada vez con más agua que a veces ocupaba toda la calle y casi subía por la acera. Si había tormenta se encendía una vela por si se iba la luz y mi hermana y yo preguntábamos, inútilmente siempre, qué había pasado durante la guerra en nuestra casa, en nuestro pueblo, cómo y quien había fusilado a su marido, tan joven. Siempre de negro, mi abuela. En fin, paraba de llover y se iba volviendo a la normalidad, a aquella normalidad. de qué cosas se acuerda uno cuando hay tiempo para hacerlo.
Un abrazo
Cómo emocionan estos recuerdos tuyos de los que nos apropiamos...
Gracias, siempre gracias.
Besos.
;)
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