domingo, 6 de noviembre de 2022

Como si me hubiera soñado el monte

 



Más allá del molino de Las Pascuas, el río se ha salido del antiguo cauce y lame los troncos de los robles. El agua baja fresca y vidrio limpio por la garganta y aquí se remansa unos segundos gracias al antiguo dique de la toma de agua, antes de precipitarse urgente y decidido. Si metiera mi mano, enturbiaría su rumor. Baja el río hacia el Barquillo y más allá, hacia el enigmático Cuerpo de Hombre. He llegado aquí sin aliento, con el corazón en un puño, quizá el robledal sepa dónde buscarme, me haya guardado amoroso todos estos años, como al lobezno perdido. Los robles, en formación, buscan la luz de este otoño: izan banderas de despedida. Detrás de ellos, la peña. Todo, como si me hubiera soñado el monte y no existiera.

*

Hoy he viajado al origen de las cosas. Tengo la sensación de haberme sacado las vísceras a puñados, el cálido corazón al sol de la sierra. La tormenta me ha arrancado los miembros. He sangrado y he amado como solo se ama en el fin del mundo, en dientes y labios, en el abismo verde que palpita en el robledal, en la ansiedad de la piel, en la saliva que brota de los manantiales en la umbría. He sentido la humedad del monte pegarse a mi cuerpo, preparándolo para ser curtido. El viento me ha descuajado: he abierto los brazos para que me zarandeara. Sin embargo, de rodillas he recogido todos mis restos y los he enterrado bajo una manta de hojas secas de los robles -con qué cuidado, con qué ternura del que se despide de uno mismo-. Todo queda ahí, como alimento de los seres del bosque -las fieras más humanas, el ligero sonido del amanecer entre las ramas de los árboles-, como simiente futura. Yo habré pasado ya cuando el mundo siga.


8 comentarios:

Emilio Manuel dijo...

Me gustaría también viajar a ese origen de las cosas, debe de ser hermoso.

Saludos

Sor Austringiliana dijo...

El sueño del monte se funde con tu sueño, él también con el corazón en un puño y batido por el viento. El rumor del agua siempre en tu oído.

São dijo...

Ir até à origem de tudo é bom ... quando se consegue.

Amigo mio, besos

Francesc Cornadó dijo...

El origen está en la podredumbre de las hojas secas.
Saludos
Francesc Cornadó

andandos dijo...

Estamos de prestado, creo que es una gran verdad que olvidamos en cuanto nos separamos de la naturaleza. Tú no lo sueles hacer, separarte.

Un abrazo

María dijo...

Aquí también los ríos están que se salen de sus cauces y los cogomelos brotan por todas partes como si estuvieran escondidos desde siglos esperando la humedad que este año se ha hecho tantísimo esperar que en cuanto la han sentido han florecido bajo todas las hojas y por todos los rincones del monte propulsados como diminutos proyectiles...

Y tú has desaparecido en letras aquí con tanta pasión que es imposible que te vayas sin dejar un socavón de proporciones mitológicas cuando resurjas de las profundidades ; )


Un placer volverte a leer y sobre todo saber que sigues aquí después de tantos años que no me pasaba( blogosfericamente hablando ;)

Que tu viaje al origen de las cosas siga siendo tan provechoso !!!

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Viajar hacia ese origen suena como morir un poco. Será que de eso se trata el transcurso de la vida? Un abrazo

P.d espero tu foto de infante para la tarjeta navideña de este año? más datos, en mi blog
=)

María Pilar dijo...

Donde afloran los sentimiento a flor de piel, para llegar, por fin, a formar parte de la inmensidad de la naturaleza.
¡Qué delicia leer algo así!