Ha debido ser un año bueno para las ardillas. Lo digo por el número de ellas que veo en el parque. No se sorprenden de vernos pasar, sino de que aún practiquemos la extraña contemplación de las estatuas, la indiferencia y las ausencias. Qué enseñanza la de las ardillas, que se afanan ahora ante el frío que llega. Preparo la leña para la chimenea, un libro y una manta cálida. Vendrá el invierno y tendrá la miel de tus ojos.
10 comentarios:
Magníficas fotografías. Yo me las encuentro en la Casa de Campo madrileña, pero esas no son tan osadas como las del parque que muestras, en la Casa de Campo están más asilvestradas, tal vez lo propicia el entorno más agreste, y marcan más distancia con nosotros.
Pues sí, alguna enseñanza nos brindan, tendremos que considerar, viendo el panorama que se avecina, ser previsores como ellas...
Aquí solo podemos ver alguna en la Alhambra. ¡¡Que tiempos aquellos en los que se decía que una ardilla podía atravesar España saltando de árbol en árbol!!.
Y qué atrevidas las del Campo Grande. Un día me paré ante la estatua de Neptuno (la conocerás de sobra), que dispone de uno de los espacios más recogidos y encantadores del parque, a comer un plátano y enseguida se me plantó al lado en el banco una ardilla expectante. Lo siento, chica, el plátano es para el mendas, la dije.
Hace tiempo que no veo a las ardillas por el Parque del Buen Retiro en Madrid.
Recuerdo que la última vez que las vi, fue en los árboles cercanos al Palacio de Cristal y efectivamente, ellas no se inmutaban y seguían a lo suyo.
Preparado para el invierno, aunque todavía nos queda el dichoso noviembre que para mí, es el mes que más aborrezco.
Besos
Las ardillas se han hecho a nosotros. Antes solo las veíamos arriba arriba y fugazmente. Ahora bajan a comer de la mano y si no bajan más es por los perros, de estos no se fían y hacen bien. En la Quinta más que en la Isla, los paseantes agradecemos su presencia.
A abrigarse tocan. Al calor de casa. Con buena compañía mejor. Miel...
Un final poético precioso, como preciosa es la mirada de la ardilla.
Salud
Francesc Cornadó
Jaja ¡que caritas te hace la ardilla! ¿Qué tal, tanto tiempo? Aqui estoy de regreso después de mi pauuuuuuuuusaaaaaaaaaa. Besos y abrazos x2
Aquí a las ardillas les llamamos esquíos, será porque son esquivas y se ven pocas no por ausencia de alimentos, por lo menos en los parques urbanos.
En su ausencia tenemos otros pequeños mamíferos, aunque yo me fijo en las urracas siempre vestidas elegantemente en traje de noche, pero dispuestas a pillar culaquier cosa que brille en la monotonía ambiental.
Deberíamos aprender un poco más de las ardillas, no sé qué, pero sin dudas pueden enseñarnos muchas cosas.
Saludos,
J.
Un buen libro, castañas en los bolsillos, esquirlas y brasas en la chimenea, un buen aguardiente, y una ardilla juguetona... ¿qué más se podría pedir?
;)
Besos, Pedro.
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