jueves, 2 de diciembre de 2021

Actualidad de Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín y noticias de nuestras lecturas, con anuncio de la próxima.

 


El pasado martes día 30 de noviembre mantuvimos el encuentro mensual del Club de lectura en su faceta presencial, sostenida por ALUMNI UBU. El debate que allí se suscitó sobre la comprensión última de la obra de Federico García Lorca que hemos leído en el mes último, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, me ha impulsado a retrasar una semana el comienzo de mis entradas sobre Mil amaneceres de José Luis Alonso de Santos. No es la primera vez que ocurre en estas reuniones que, tras la sesión, muchos de los asistentes salen con la idea de releer la obra comentada después de las intervenciones de todos los lectores. Esta es una de las ventajas de las lecturas colectivas, que nos aportan visiones diferentes y nos llevan a profundizar mejor en el conocimiento de lo leído primero en soledad.

Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín no ha perdido un ápice de su actualidad como obra teatral. En primer lugar, provoca todavía la perplejidad en la recepción y eso mueve a pensar que todavía causa uno de los efectos buscados por el autor. Esta extrañeza lleva a muchos lectores (hablo de lectores porque es el caso, pero también porque una correcta dramaturgia soluciona la cuestión o debería hacerlo, por lo menos) a rechazar la obra por entenderla como demasiado elemental, sin sustancia o errática. Hay que reconocer que en España no se está acostumbrado a leer teatro, que pide una práctica más especializada que la lectura de narrativa. Lo sé por experiencia: en este club me he propuesto introducir todos los años obras de teatro y no suelen ser la más populares al final del curso, pero también me ocurre con mis alumnos universitarios.

Para poder explicar las razones de la extrañeza de alguno de los lectores al enfrentarse a esta obra, elegimos comentar detenidamente la escena de los duendes del cuadro segundo. En ella podemos hallar la razón metateatral de la obra. Los dos duendes interrumpen la acción y se sientan en la concha del apuntador, cara al público. Acaban de romper la cuarta pared y se proponen comentar lo que ha sucedido y va a suceder con referencias explícitas a la condición teatral de la obra (que luego el público se encargue de destaparlas), a la vez que propician que la parte más evidente del conflicto no se represente directamente para no afectar al protagonista (porque no es justo poner ante las miradas del público el infortunio de un hombre bueno), pero esto, que podría haberse hecho sin decir, se dice. Apelan al público porque piden de él su participación, su complicidad, alejándose del espectador acomodado del teatro convencional al que, por entonces -y por ahora- se le daba explícitamente la moraleja del conflicto en un parlamento final. En efecto, frente al teatro comercial de entonces, no busca García Lorca explicitar el mensaje de la obra ni pensar por el espectador, sino que lo provoca para que sea parte esencial del proceso teatral.

Las razones más evidentes de la subversión que hallamos en Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín son la contestación al sentido barroco de la honra, la lectura diferente del tema del viejo que se casa con una mujer joven, la modificación del concepto de sacrificio por amor, la recuperación del cuerpo en las relaciones amorosas -tema nada frecuentado en el teatro español hasta ese momento-, etc., pero las claves teatrales de la revolución que implica esta obrita frente al teatro convencional se hallan aquí y guardan todavía toda su validez. Las raíces son claras (el teatro popular, el mundo de los títeres, la  vanguardia más radical europea que apenas se conocía en España). El espectador y el lector acostumbrado a que el autor le facilite todas las claves se desorienta y el que las comprende pero es partícipe de aquello que en la obra se destruye -la mirada tradicional sobre los temas señalados-, se indigna y rechaza esta aleluya.


Noticias de nuestras lecturas

Pancho publica su segunda entradas sobre Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín de Federico García Lorca. Una entrada excepcional en la que el lector encontrará todas las claves para su correcto entendimiento, incluidas las canciones a las que da lugar el texto de Lorca. Y termina con Sabina y Paez, qué más se puede pedir.

María Ángeles Merino publica en su blog un detallado resumen de la reunión que mantuvimos el martes pasado. Le agradezco mucho su enorme trabajo, sobre todo por aquellos que no pueden estar en las sesiones presenciales.

Anuncio de la próxima lectura



En este mes de diciembre leemos Mil amaneceres, el monólogo de José Luis Alonso de Santos, última obra publicada por este autor, con la que anuncia que deja la escritura dramática. José Luis Alonso de Santos es uno de los grandes dramaturgos de la historia del teatro español. Con esta obra retorna a sus inicios con un texto cargado con toda su sabiduría teatral y de hondo pensamiento sobre la piedad, la amistad y la búsqueda del lugar en el mundo. La obra ha sido editada por el Ayuntamiento de Valladolid en 2019 y obtuvo el Premio de la Crítica de Castilla y León.


Recojo en estas noticias las entradas que hayan publicado los blogs amigos (si me he olvidado de alguien, agradezco que se me avise). Entrada del Club de lectura cada jueves (salvo casos excepcionales), en este blog.

Para conocer la forma de seguir las lecturas de este club y sus características y la lista del presente curso, pinchar sobre este enlace.

ADVERTENCIA: Las entradas de La Acequia tienen licencia Creative Commons 4.0 y están registradas como propiedad intelectual de Pedro Ojeda Escudero. Pueden ser usadas y reproducidas sin alterar, sin copias derivadas, citando la referencia y sin ánimo de lucro.

3 comentarios:

Abejita de la Vega dijo...

Sigo completando la crónica de la reunión del Club de Lectura presencial y profundizando en "Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín". Esto va más allá de lo que se supone que es un club de lectura, es un pozo y no de los chicos.
La personalidad de Federico García Lorca era tan compleja que sus obras no podían soportar ni un miligramo de superficialidad. No, nada de "sí, porque sí", nada de dormir como los burgueses en sus teatros aterciopelados, nada de esperar que nos cuenten la moraleja. Una vez rota la cuarta pared, somos parte de la obra, a pensar se ha dicho, que esto es vanguardia...Sí eso que suena tan raro. Y subversión de los valores tradicionales, así lo debieron pensar los que la prohibieron, o tal vez, como no entendían ni palote...por si acaso cortamos esto. Era muy peligroso ese chico granadino.
María Ángeles Merino, termina la crónica de una vez y escribe tu propia entrada.
Gracias, Pedro, por esta entrada de "conclusiones".

São dijo...

Ler em grupo, parece-me ser uma actividade muito interessante, realmente!

Beso, amigo mio, boa semana

Myriam dijo...

Esa es la riqueza de leer en grupo y más, con un profesor de tu talla.

Gracias y besos