A pesar del frío de estos días, el campo hermosea adaptándose a lo que viene. Sabia lección para nuestra mirada. La hierba ha amanecido helada, pero el tibio sol de este final de noviembre se impone sin prisa. Calienta el rostro y las manos y desata los nudos de la noche. Lo veo atravesando la hoja ya vieja del ciruelo. En el suelo, tapizado por las hojas caídas de los árboles, que serán tierra, se abre la flor de la falsa achicoria y su amarillo soberbio juega con la elegancia de la flor de la alfalfa. Se ofrece así el monte. Lo camino mientras espero que regresen las aves.
10 comentarios:
Habrá que esperar un poco a que vuelvan las aves, también son frioleras y se van a la playa.
El campo se escarcha y hermosea, toma ahora otras sabias estrategias.
Las aves saben bien su calendario, a su aire.
El sol tibio en la hoja vieja del ciruelo, casi transparente. Gracias por el minucioso dibujo de tus palabras, después miramos las fotos.
Lenguaje altamente poético ...
"adaptándose a lo que viene" esta es la cuestión. Preparase para el frío o el ataque de la naturaleza y de la condición.
Saludos
Vas a coger un resfriado como te quedes esperando en campo abierto. Las aves volverán, aunque con la que está cayendo..!un placer leerte.
Y los árboles llenos de flores.
Un abrazo, Pedro.
Caminar en la mañana con el frío y la escarcha, también tiene su recompensa en las hojas del hielo que en la noche paralizó, esperando la caricia de algún rayo de sol que las disuelva.
Caminante, feliz camino en tu andar.
Besos
Y llegará el rocío y el aleteo del vuelo de las aves para hablarnos una vez más de esperanza.
Besos, Pedro.
Creo recordar que por estas fechas recogíamos membrillos, los que caían solos. Echo de menos los paseos matinales por el mismo camino, con la cámara de fotos, sin nada que hacer.
Un abrazo
Cada estación tiene sus puntos bellos.
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