Cuando uno entra en esta exposición (Frida Kahlo. Fotografías de Leo Matiz en la Casa Azul, Sala municipal de exposiciones de la Iglesia de las Francesas de Valladolid, hata el 28 de agosto) corre el riesgo de olvidarse del fotógrafo. Pienso que esto sucede por dos cosas. En primer lugar, porque el fotógrafo, Leo Matiz, ha buscado conscientemente no ser el protagonista de las imágenes sino poner toda su calidad técnica al servicio del objeto fotografiado. En segundo lugar, porque este, Frida Kahlo ejerce una atracción tan fuerte hacia el espectador como, sin duda, lo hizo con Matiz.
Es de justicia, por lo tanto, recordar en primer lugar a Leo Matiz (el colombiano Leonet Matiz Espinosa, 1917-1998), que supo poner el arte de la fotografía al servicio de lo que ocurría en América y, especialmente, en el México que él conoció, tanto al darnos un testimonio social relevante como, sobre todo, al tratar el mundo artístico de vanguardia de los tiempos que le tocó vivir. En México se relacionó con todos los grandes artistas que se encontraban allí a mediados del siglo XX y colaboró de una forma o de otra con ellos, incluido el cineasta exiliado Luis Buñuel, aparte de retratarlos y contribuir mucho a la imagen que hoy tenemos de varios de ellos.
Esta muestra recoge medio centenar de imágenes que tomara a la artista mexicana Frida Kahlo (1907-1954) en su casa de Coyoacán y en las proximadades, en los años cuarenta. La casa, pintada de azul por la artista, se convirtió tras su fallecimiento en Museo dedicado a su vida y obra. Se organizó para conmemorar los cincuenta años del fallecimiento de la pintora y después se ha recuperado en gira por España. El núcleo principal consiste en esas imágenes en las que Frida Kahlo es la protagonista, bien como modelo única bien como parte de un grupo de artistas en el que se encuentra también su esposo, Diego Rivera. Junto a estas, se expone otro material (obras de Germán Cueto y otros) que oportunamente contribuye a contextualizar la época artística. Solo una pega: la redacción del folleto informativo. Deberían evitarse repeticiones. Como últimamente son frecuentes estos defectos de redacción o la mera copia de la información de la Wikipedia sin citarla, he de suponer que nadie se encarga de revisarlos. Y es una pena porque afea la calidad de las exposiciones.
Paseando por la exposición, observando cada imagen, la evidente potencia icónica de Frida Kahlo se impone al espectador. Cuentan sus biógrafos que aprendió a posar y a apreciar el significado que la fotografía tendría en la vida del siglo XX con su padre, Guillermo Kahlo, fotógrafo de origen alemán. Sus estudiosos han vinculado su fijación por el autorretrato con la poliomelitis que sufrió de niña y en el accidente que de joven le rompió la columna y la pierna derecha, como si se tratara de un intento continuo de reconocimiento de su propio cuerpo. Quizá se puedan unir ambas cosas. Frida Kahlo, además de una de las grandes artistas contemporáneas, supo de la fuerza con la que había que construir en la modernidad la propia imagen del artista. De hecho, su imagen se ha convertido en un icono artístico y reivindicativo y es recreada continuamente. La fuerza de su imagen no es inventada por la posteridad, estaba ya en ella y supo potenciarla conscientemente, como se aprecia en estas imágenes: Frida apoyada en una pared con juegos de sombras, posando tumbada en la hierba, junto a otros artistas... A todo ello contribuyó, con su calidad artística, su mirada inteligente y su forma de caer en la admiración por el objeto retratado, Leo Matiz. Vean esta exposición allá donde la encuentren. Merece la pena.
5 comentarios:
Verla contigo siempre es un lujo.
¡Mil gracias por esta entrada y un millón de gracias por los enlaces!
Besos
Me ha encantado la entrada, me gusta mucho Frida Kahlo. Impresionante el enlace de la Casa Azul, es como si estuvieras allí.
Gracias Pedro, un abrazo.
Miraré si pasa por Zaragoza o Lleida. Muchas gracias.
Tenemos más cosas de las que parece en común con estos países americanos y sus artistas que citas. La lengua une mucho, más de lo que parece. Diego Rivera y Frida Khalo son nombres míticos de la cultura universal. Buena idea que por aquí podamos ver a estos artistas.
Encargan a los becarios la redacción de los folletos, no hay dinero para más, y pasa lo que pasa. Sin ningún ánimo de hacer de menos a los aprendices que seguro que nos dan cien vueltas a los veteranos si los dejan trabajar con tiempo y valoran su trabajo.
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