Cicatriz es una curiosa mezcla entre novela de encargo editorial o de género y novela personal. O eso parece, por lo menos (aunque no fuera así). Escrita a partir de algunos elementos ya aparecidos en la obra anterior de Sara Mesa. De ahí la extraña sensación que recibe el lector desde el comienzo hasta el final. Por una parte, percibe que se introduce en una novela bien escrita, en la que es innegable el buen oficio de escritura y la sabia manera de mantener una historia con muy pocos elementos (dos personajes centrales, unas vidas cruzadas, la obsesión recurrente y asfixiante, etc.), una novela que contiene los principios básicos de una narración en la que solo pueden introducirse narradores con un mundo personal que narrar. Por otra, las claves de un género (la novela sentimental o romántica) matizada por una modalidad concreta que se acerca lo más extraño en él, que busca sin duda un tipo de público concreto que garantice un cierto éxito de ventas. Es una novela que plantea la extrañeza pero sin alterar de verdad el mundo de valores convencionales, que quiere narrar una sensación personal de caminar por el filo del abismo pero sin llegar a caer nunca en él, con lo que el lector general no se verá amenazado. Ni la extrañeza ni los recursos literarios manejados con habilidad (el desorden temporal, las citas literarias) son tan intensos como para alejar al lector que se busca.
Quizá estemos ante una de las novelas últimas que con más fortuna han sabido mezclar esos dos conceptos (la novela de autor y la novela de género). Por eso mismo, los lectores o quedan atrapados en la historia, sus incidencias y la estrategia temporal con la que se cuentan o se ven expulsados de ella más o menos hacia la mitad de la narración, cuando las repeticiones de las situaciones y algunas inverosimilitudes propias del género (no solo las argumentales sino también por la caracterización psicológica de los personajes) pueden hacerles insoportable la lectura.
Los personajes se ven atrapados en una relación que resultará incomprensible a muchos, aburrida y sin interés a otros y, en cambio, intensa, emocionante y peligrosa a muchos. A mí me ha resultado interesante la forma en la que ha desmontado una historia propia de novelas románticas -en su deriva más extraña pero también más de moda- para llevarla a un formato de novela que pueda interesar a quien pide más de una narración pero pienso que el camino inverso no lo recorre de forma tan eficaz. Es innegable su contemporaneidad pero habría que matizar mucho si una novela de este tipo cuestiona de verdad la sociedad y determinadas psicologías tanto como aparenta, si el calado en la historia va más allá de la narración de una obsesión y una relación tóxica, como se dice ahora.
Quizá estemos ante una de las novelas últimas que con más fortuna han sabido mezclar esos dos conceptos (la novela de autor y la novela de género). Por eso mismo, los lectores o quedan atrapados en la historia, sus incidencias y la estrategia temporal con la que se cuentan o se ven expulsados de ella más o menos hacia la mitad de la narración, cuando las repeticiones de las situaciones y algunas inverosimilitudes propias del género (no solo las argumentales sino también por la caracterización psicológica de los personajes) pueden hacerles insoportable la lectura.
Los personajes se ven atrapados en una relación que resultará incomprensible a muchos, aburrida y sin interés a otros y, en cambio, intensa, emocionante y peligrosa a muchos. A mí me ha resultado interesante la forma en la que ha desmontado una historia propia de novelas románticas -en su deriva más extraña pero también más de moda- para llevarla a un formato de novela que pueda interesar a quien pide más de una narración pero pienso que el camino inverso no lo recorre de forma tan eficaz. Es innegable su contemporaneidad pero habría que matizar mucho si una novela de este tipo cuestiona de verdad la sociedad y determinadas psicologías tanto como aparenta, si el calado en la historia va más allá de la narración de una obsesión y una relación tóxica, como se dice ahora.
Noticias de nuestras lecturas
Luz del Olmo lee Cicatriz para salir de dudas y aportar su opinión sobre esta novela que ha generado ideas encontradas entre los miembros del Club de lectura. Como debe ser, puesto que cada lector se acerca a los títulos con mirada propia.
Paco Cuesta juega con el final de Cicatriz y lo lleva de forma contundente hacia otro lugar. Un microrrelato con la tensión adecuada.
Mª Ángeles Merino sigue con su amiga Austri el comentario de la novela, buscando explicaciones ahora a la afición a las marcas y la relación que establecen en torno a ellas los protagonistas.
Paco Cuesta juega con el final de Cicatriz y lo lleva de forma contundente hacia otro lugar. Un microrrelato con la tensión adecuada.
Mª Ángeles Merino sigue con su amiga Austri el comentario de la novela, buscando explicaciones ahora a la afición a las marcas y la relación que establecen en torno a ellas los protagonistas.
Pancho continúa con el comentario de Los Pazos de Ulloa, novela que nos ocupó hace unas semanas. Pancho nos lleva desde los pazos hasta Poveda para explicarnos cómo el mundo y la infancia son dos tierras paralelas hasta que el primero desemboca en la segunda y parece frustrar el futuro.
Durante el mes de junio leeremos una novela histórica que recrea la biografía y leyenda de uno de los trovadores españoles más famosos, Macías: El doncel de don Enrique el Doliente, de Mariano José de Larra. Hay suficientes ediciones en el mercado y tenéis una buena edición digital de acceso y descarga gratuita en este enlace de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Con este título damos por terminado el curso.
Por otra parte, comienzo a recoger sugerencias de lecturas para el próximo curso. Recordad que leeremos en común diez títulos -uno al mes-, alternando autores vivos con clásicos, siempre en español. Podéis dejar vuestras sugerencias como comentario a esta entrada, a través de correo electrónico o en mi muro de Facebook o en el del Club de lectura (os invito a seguirlo a través de este enlace).
Recojo en estas noticias las entradas que hasta el miércoles han publicado los blogs amigos. El listado de lecturas del presente curso, en este enlace
9 comentarios:
Diferente, pero expulsa a muchos lectores. Sonia sólo quiere un cortafuegos que la aparte de la grisura cotidiana, jugar a ser elegante y despreocupada libertina, pero como Cenicienta terminará mirará el reloj. Knut encuentra el sustituto del sexo en modelar a su muñeca y vivir la aventura de robar para ella. Personajes raros donde los haya, especialmente él.
Es una novela circular que vuelve siempre al punto de partida, es un chotis que puede resultar irritante. Algunos lectores se han expresado contundentemente: insulsa, plana, un coñazo...y qué. Larga vida al club.
Besos, Pedro.
Tengo una sugerencia, antes de hablar de la novela que nos ocupa: El balcón en invierno, de Luis Landero, o la que tú creas oportuna.
Contaba Umbral que los libros que no le gustaban los tiraba a la piscina, yo no tengo piscina, pero desde que descubrí que hay librerías solidarias que reciclan libros, a los libros que no me gustan les doy su segunda oportunidad en ellas, este está esperando un viajecito a ellas a ver si pilla uno de esos lectores.
Hace años también que me prometí darles a los libros el privilegio de las 100 páginas, en este justo se cierra un capítulo, y ahí me quedé.
La historia no me ha gustado desde el principio, la virtualidad, la ciberrelación que se anunciaba, y sí, ya sabemos que también está muy sobada, se disipa al primer soplo y entramos en una espiral de consumismo galopante del que no la salva ni que en el lote vayan los mejores libros del momento.
Visto que la historia y sus toboganes de feria no daban para mucho, decidí prestarle mayor atención a la forma, y allá hacia la mitad incluso me armé de papel y lápiz a ver si pillaba un adjetivo, un neologismo, una nueva frase hecha convenientemente contextualizada que añadir a mi colección, los refranes descartados... Nada, la hoja en blanco. Frases cortas, sujeto, verbo y complementos (pocos), pues sí que... ¿Bien escrita? ¡Hombre!, anacolutos, solecismos y otros ismos, tan frecuentes incluso en las mejores plumas no he pillado, pero tampoco es un español para embobarse. Es más, el repetido nombre de Cárdenas me ha resultado tremendamente cacofónico para una ciudad, cacofónico e inquietante.
Y como no todo va a ser malo, para mí lo mejor, aunque me produzca desasosiego, quizá haya sido la ambientación: esa megaciudad que imaginamos llena de edificios como colmenas, esa decoración de cómic, un poco futurista decadente, que trasluce el archivo, la ciudad, el piso..., como si se estuviera recuperando después de una gran catástrofe tipo bomba atómica o así.
¡Chicas y chicos! propongo que formemos el club
de "Los expulsados de S. Mesa" ;-)
Ahora enserio: para mi ha sido muy útil poder
escribir una reseña sincera. Era eso o callarme.
Te agradezco, Pedro, haberlo podido hacer.
El debate respetuoso, con intercambio de opiniones
bien argumentadas, nos ayuda a ser asertivos
y por ende claros y por ende a crecer.
Ya estoy con El Doncel.
Abrazos a todos
Yo de la novela que estáis leyendo y comentando no digo nada porque nada sé, pero como la autora os lea, os pone en modo de off. Menos mal que ya debe tener amortizado el esfuerzo que tuvo que hacer para escribirla.
Aún me quedan un par de capítulos para terminar los Pazos. Ya parecen escritos con prisa de acabar, ocurren las cosas más deprisa que hasta ahora. Al menos a otro ritmo más vivo.
Más cuatrocientas páginas, no pensaba que el Doncel de Larra fuera tan largo, no creo que tenga tanto tiempo como para leerlo y comentar algo.
Enhorabuena, creo que con "piel" has encontrado tu voz propia de poeta. ¡Ah! y si creyera que no es muy bueno, no diría nada.
De cerca todos somos raros, pienso yo, así que los personajes tienen sus rarezas como otros tienen las suyas. Creo que la autora sabe sacar jugo a una situación muy limitada en cuanto a espacios y personajes, y eso es difícil e indica que ha profundizado en ellos, los personajes. No me ha entusiasmado pero tampoco me ha disgustado y, si escribe más libros, estaré atento.
Tengo alguna sugerencia más, Pedro. Cuando estudiaba bachillerato las literaturas "periféricas", creo que las llamaban, eran algo desconocido para mí, y siguen siéndolo en buena medida, por ejemplo Álvaro Cunqueiro.
En otro orden de cosas, Jesús Moncada y "Camino de Sirga", una literatura originariamente escrita en catalán por un autor administrativamente aragonés puede tener, si es buena literatura, como parece ser, su interés e incluso generar cierta controversia. Pero tiene que ser buena literatura, lo demás es secundario, con el paso del tiempo.
Un abrazo
Sobre Cicatriz no añadiré nada a lo que anteriormente dije.
Sobre lecturas posibles:
Niebla de Unamuno
La pícara Justina
Los rojos de ultramar de J.Soler
El gran teatro del mundo de C.
Los artículos de Larra (tan de actualidad hoy...)
Y algo más alegre por ejemplo un Mendoza
El laberinto de las aceitunas, o Sin noticias de Gurb... o ambos que son cortitos...
Y me paro aquí. Es que hay tantooo...
Besos, Pedro.
A la mitad yo ya estaba más que de los nervios.
Personalmente me parece que la historia no va más allá de esa narración de relación tóxica, como muy bien dices.
Es innegable que está impecablemente escrita y eso merece la pena. Lo que es la historia en sí... Es que no me la acabé de creer y a mí eso me incomoda. Siempre me pasa. Me encantan los autores que consiguen que me crea sus historias y sus personajes. Además para más dolor, Knut me parece un tipo realmente insoportable y repulsivo... No me atrapó más allá del puro entretenimiento.
Eché de menos alguna "pillada" de Knut por parte de la seguridad... y otro final, por favor. Un final que creo que no está a la altura. Pero que conste que me lo temía.
biquiños,
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