jueves, 23 de enero de 2025

Sillas

 


La cordura del mundo está en sede vacante.

La artista serbia Marina Abramovic, conocida por sus arriesgadas performances en las que indaga sobre la naturaleza del ser humano y la condición misma del arte, pasó 700 horas en 2010 sentada en el MoMa frente a otra silla que ocupaban durante unos minutos los extraños que quisieron participar en el acto. Entre las dos sillas, una mesa sencilla de madera. Fueron ocho diarias durante casi tres meses, mirándose con todo tipo de personas y con todo tipo de reacciones físicas y emocionales. En un momento dado, quien ocupó la silla frente a ella fue su antigua pareja, a la que no veía desde que decidieron separarse en 1988. Ella lloró, le tendió la mano y, durante un instante, permanecieron así. Después, él se levantó y se marchó. La silla fue ocupada por otra persona.

La vida es una sucesión de sillas vacías que, a veces, se ocupan.

(La imagen corresponde al momento inicial de la obra Zapatos color luna, sobre textos de Federico García Lorca, con dramaturgia de Elvira Abad. Producción de la Asociación de Amigos del Teatro de Valladolid.)

8 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Conmovedor. Aunque no soy muy fanática de ese tipo de performance. Un abrazo

Emilio Manuel dijo...

Recuerdo esa performa y a la artista, fué muy comentada, pero hay que ser muy "intelectual" para encontrar su significado, aunque puede ser subjetivo y cada uno busca el suyo.

Fackel dijo...

Curiosa anécdota. Hasta los actores de teatro, incluso célebres, también lloran ante determinadas situaciones. Digo yo que no sería eso, teatro.

Sor Austringiliana dijo...

¿Esperamos una mirada, un mundo, un beso, como el poeta sevillano?
No, nos basta con que alguna silla se ocupe delante de nosotros. Y nos cuente algo

Francesc Cornadó dijo...

Lo veo más como un experimento psicológico que como una obra de arte.
Saludos

Susana dijo...

The Artist is Present.
Me pareció maravillosa esa performance cuando la conocí, más allá del momento tan intenso en que Ulay se sentó frente a ella. Me flipó la sucesión de personas, cada una con su historia y su mirada, conectándose de manera única y fugaz con la artista, que está todo el tiempo.
Yo creo que Abramovic está hablando de cómo entiende la relación del artista con la obra y con el público. De la presencia del artista en la obra, del vínculo breve e intenso con cada uno de los espectadores. Es como si fuera una reivindicación de la experiencia del artista en el contexto del hecho artístico.
Las sillas me parece que son lugares. Pensar en la vida como sucesión de lugares vacíos me da tristeza.
Saludos.

São dijo...

Muito interessante , sim, mas sou mais apreciadora da arte clássica.

Será que alguma das pessoas que se sentaram falou com ela?

Querido Pedro, ta abraço, bom fim de semana.

Ele Bergón dijo...

A través de los siglos, las personas siempre nos estamos buscando a nosotros mismos, pero me parece que no nos acabamos de encontrar.

Besos