domingo, 23 de septiembre de 2007

El tigre y la belleza.



Que no se me olvide que tengo que apuntar, en algún sitio, que la columna de hoy de Manuel Vicent es, como casi siempre, magnífica. En ella aparece un tigre que es y no el de Cortázar (desde él todos los tigres tienen inevitable apariencia onírica y parisina). Y la leyenda que construye sobre su piel habla de poética y vida. Qué lástima que su final esconda, aunque brillante, un truco porque a mí, a veces, la belleza se me ha venido, como un desgarro, enlodada y culpable.

2 comentarios:

Pablo A. Fernández Magdaleno dijo...

Una idea de la belleza demasiado romántica.
Un abrazo

J.R.Justo dijo...

Algunas veces, pocas, tuve el placer de compartir terraza con Vincent y Virginia en Denia, epicúreo refugio, según el.

Comparto tu afición a su columna

Saludos