lunes, 24 de septiembre de 2007

El rostro de la piedra.




Me interroga el rostro burlón de esta fachada.


Cuantas veces he pasado junto a esta inscripción no he sido consciente de que mi sombra ha borrado una letra, quizá una palabra. Hoy, en mi camino de regreso a casa, la he mirado atentamente por primera vez desde hace más de veinte años porque me he sorprendido y ya no reconozco nada de lo que vi en ella la primera vez. La inscripción, ahora, parece de arena, como si pudiera soplar débilmente y rasarla para reinventarla o, mejor, para hacerla lápida de mi propia existencia.


Con mi dedo, cubro el vacío y escribo: "Qué estúpido, qué estúpido, qué estúpido".


Y allí queda, mi perfil, para que se siga borrando con mi sombra.


5 comentarios:

jg riobò dijo...

Cada día que pasa y dices que son veinte años, miras mejor. Y tú mirada se transforma en `poesía.
Tanto es así que me ronda una idea por dentro que espero poder contarte pronto.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

hay días, hay meses de años, que uno se siente tan cansado que sólo la mirada le sostiene... y los amigos.
A tu servicio, Javier. Se impone un café para parchear el tiempo.

Caelio dijo...

¡Juas!. ¡No soy el único que lo dice!

Carrizo dijo...

Hola.

Me interessaria saber, ¿cuantos años tiene? ese rostro burlón. Parece viejito.

Saludos desde Finlandia.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

CARRIZO: Lo es. Por eso su burla. No hay nada como la edad para tomarse todo con un humor. Saludos.