viernes, 5 de septiembre de 2025

Un buque fantasma en mitad de la niebla

 


Me atraen los restos de la ciudad de antes en medio de la novedad del crecimiento urbano. No me refiero solo a lo que ha sido restaurado y respetado en su lugar, sino especialmente a lo que aún no ha sido demolido puesto que su interés patrimonial o económico es escaso para las pretensiones actuales, pero que no tardará en desaparecer. Tapias, viejos talleres, puertas, ventanas, muros de edificaciones con las que, de pronto, te topas en tu recorrido por la ciudad nueva y que reconoces. Son testigo de lo que conociste. Desencadenan en ti la memoria: aquí estuvo tal comercio, por aquí se iba a tal lugar. Sabes que no perdurarán, que están condenados a desaparecer antes o después, pero aún resisten y te apresuras a anotarlo para que no te ocurra como cuando buscabas un callejón en el que había un bar cerca de la Facultad en el que escuchabas rock mientras tomabas una cerveza y besabas y ya había desaparecido como por arte de magia. ¿Te gustaría que aún permanecería, oculto detrás de las paredes del edificio moderno que han construido encima? Quizá no existiera tampoco entonces, cuando creíste estar allí, y todo aquello no sea más que un buque fantasma en mitad de la niebla que ves pasar mientras anotas en el cuaderno unas cuentas ideas para un poema, sobre la mesa de la terraza en la que te tomas el café de media mañana.

No hay comentarios: