jueves, 4 de septiembre de 2025

Un dios salvaje de Yasmina Reza por Amigos del Teatro de Valladolid

 


La comedia Un dios salvaje (Le dieu du carnage, 2007) de Yasmina Reza (Nantes, 1959) se estrenó en París en 2008, dirigida por la propia autora, y se convirtió pronto en una obra de éxito internacional. Ese mismo año se representó en España (con un reparto de primera fila: Aitana Sánchez-Gijón, Pere Ponce, Maribel Verdú y Antonio Molero) y, en 2011, fue llevada al cine dirigida por Roman Polanski, protagonizada por Jodie Foster. Se trata de una obra de madurez en una trayectoria jalonada de premios y obras de impacto internacional como Arte (Art, 1994) en la que, a partir de una discusión sobre el arte contemporáneo se trataban temas como los valores de la sociedad de finales del siglo XX.

Como en gran parte de su producción teatral, Un dios salvaje comienza con una anécdota que parecería insustancial por lo cotidiana: dos matrimonios se reúnen para comentar el comportamiento violento del hijo de uno de ellos, que ha golpeado al de la otra pareja. La anécdota inicial deriva en enfrentamientos entre todos en los que se desvela que, bajo las apariencias, todos los personajes esconden problemas, traumas y conflictos personales que impiden una verdadera felicidad y comunicación. La reunión deriva en una terapia sin control cuya resolución y éxito no está clara porque, como sabemos, la vida continúa y no siempre conseguimos soluciones adecuadas a nuestros comportamientos. Todo lo que parecía ser de una manera se trasforma de forma continua a lo largo de la obra en un conflicto permanente entre las convenciones sociales racionales y los impulsos pasionales del ser humano. Yasmina Reza propone a los espectadores que saquen sus propias conclusiones. Una de las propuestas claras de la obra es un juego que contiene algo de crueldad: el espectador comienza identificándose con alguno de los personajes y reconociéndose en las situaciones planteadas o reconociendo a otras personas que conoce en la vida real en los comportamientos de los personajes, pero todo evoluciona a lo largo de la trama hasta el punto de que quien contempla la acción se ve obligado a cuestionarse a sí mismo. La autora siempre ha mostrado una gran habilidad para provocar este juego por el que los espectadores terminan cuestionándose sus actitudes, reconociendo situaciones en las que se ha encontrado en algún momento de la vida y decisiones que ha tomado desde su perspectiva. Un dios salvaje es, sin duda, un inteligente conflicto de perspectivas en las que ninguna de ellas es poseedora de la verdad absoluta y ni siquiera la suma de todas ellas facilita la comprensión y resolución de los conflictos, por lo que se debe buscar un momento de pacto con la realidad para poder seguir adelante. Si fuera posible reconocer esto en nuestras actitudes cotidianas, mejoraríamos la convivencia de nuestro mundo.

Este viernes 5 de septiembre, Amigos del Teatro de Valladolid, representa la obra en la Sala Borja dentro del programa de las Ferias de Valladolid (20:00h). Este montaje se estrenó con un gran éxito en la Sala Experimental del Teatro Zorrilla y merece continuidad en la programación. Mi condición de presidente de la Asociación de Amigos del Teatro me impide hacer una crítica objetiva de esta producción dirigida por Elvira Abad y Verónica de la Vega e interpretada por Fran Alonso, Irene García, Gema Esteban y Adri Jiménez, pero puedo garantizar que tiene una gran calidad y no defraudará a los que se acerquen a verla. Todos ellos realizan un excelente trabajo y consiguen provocar en el espectador esas preguntas de la obra original. Vayan a verla.

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